Rebeldia | albalia

By Dharkort

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"Nacimos para ser felices, ¿Cuánto tiempo más vas a tardar?" . . . . . . . . Rankings mas impresionantes :) #... More

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XXXII
XXXIII
XXXIV: Capítulo final
AVISO 2º PARTE
YA ESTA PUBLICADO LA PARTE 2

XXX

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By Dharkort

Natalia no podía creerse la belleza de Alba cuando la miró sin que ella lo notase. Tenía un culazo con esos pantalones que no era nada normal. Prefirió irse con el grupo mientras Joan y Alba preparaban los vasos con el alcohol.

― Alba, deja que África ponga el alcohol en el vaso de Nat ―comentó― si lo ponemos alguno puede que desconfié.

Estaba en lo correcto. Natalia no dejaba de mirar cada dos por tres a la barra, a ver si su trago ya estaba listo para esfumarse de la realidad.

― Voy a la terraza ―dijo sacando un cigarro― necesito tomarme uno.

Y sin que nadie se lo esperase salió allí, apoyándose en la pared como el primer día que la conoció. Joan y Alba, que esperaron la señal de que se apoyaba escuchando el tacón sonar contra la pared corrieron hacia África, que rápidamente Joan le explico la situación, y como si fuese una camarera de bares se dirigió allí, echándole más de medio vaso de whisky.

― Ostias ―exclamo Alba colocándose una mano en la boca de tanta cantidad― se va a morir con tanto.

― Bueno, mejor que sobre que falte.

Salió después de pocos minutos, volviendo mientras miraba su teléfono en busca de algo, que con su expresión de cansancio parecía no encontrar. África, que esperaba a que entrase de nuevo en el salón gritó:

― ¡Ey escuchadme! ―voceó― ¡Ya os he preparado los vasos!

― ¡A disfrutar de la fiestaaaaa! ―gritó María saltado mientras activaba su Playlist, que empezó a resonar por la casa.

Joan y Alba no dudaron dos veces de ponerse a bailar antes de tomarse el alcohol, sino no podrían ni siquiera cantar las canciones. Acabaron los dos chillando como locos mientras todos se reían y intentaban bailar mientras que tomaban su whisky. Alba se tranquilizó al ver a Natalia disimuladamente, encontrándosela tomando el whisky a pleno pecho mientras hablaba con Marta.

El plan iba funcionando.

Llego un momento en el que todos se habían acabado su primer vaso, incluida Natalia, y que antes de que les llegues el efecto decidieron comenzar a bailar todos. María, que ya empezaba a estar borracha, aprovechó poniendo una música de reggaetón bastante movidita, haciendo que ella empezase a perrear junto a Pablo. Natalia sin embargo se quitó los tacones con dificultad, empezaba a perder el equilibrio.

― Voy a coger los vasos ―dijo Alba, separándose de Joan.

Agarró con mucho miedo su vaso. Se lo había preparado África, y aunque puede que siendo ella le haya echado bastante más de lo que debería decidió beberlo.

― Mas cuidadito con ese vasito ―gritaba María desde la zona de baile arrastrando las palabras.

Alba frunció el ceño, como desafiante, y se tragó todo en menos de un minuto. Joan, sin embargo, se bebía el vaso poco a poco. El sí que era un ejemplo a seguir en fiestas de borrachera.

Natalia iba ya bastante borracha hasta que incluso utilizaba sus zapatos como si fuese una guitarra, y se ponía en medio de la pista a imitar que estaba cantando la canción que le había dedicado a Alba en el chalet, aunque claro, iba tan borracha que no se percató.

Gracias al alcohol Natalia unió varias miradas con Alba, que duraron unos pocos segundos más, pero que Natalia aun seguía esquivando.

En uno de esos momentos en los que estaban todos bailando Alba asintió a Joan, devolviéndole el gesto. Iba a hablar con Natalia, pensó que el mejor lugar seria el baño.

Alba se dirigió hacia Natalia, empezando a estar casi tan borracha como ella pues definitivamente le había echado muchísimo más de lo previsto. Alba fue directa y la agarró de la mano, haciendo que la siguiera a pesar de que no quería.

Encendió la luz del baño, y con un movimiento de manos la consiguió meterla antes que ella y encerrarse con un pestillo que a Alba le costó colocar. Natalia volvió un poco a ser más seria, a pesar de lo borracha que estaba.

― ¿Me explicas qué coño haces? ―gruñía.

― ¿Me vas a escuchar? ―pregunto Alba sin separarse de la puerta.

― No, la verdad es que no

― Pues te vas a quedar aquí hasta que lo hagas

Su actitud tan segura la hacía incluso desconfiar de sí misma, de si la que de verdad hablaba era ella o una voz que venia del cielo. Estaba demasiado borracha.

― Mira Alba ―dijo arrastrando las palabras y apoyando una mano en la pared del baño, inclinándose hacia ella― ¿Puedes admitir de una puta vez que la has cagado?

Alba la miró a sus labios, hacía mucho tiempo que no lo hacía. No pensó desaprovechar la situación, y agarrándole de los lados de su cara y de la nuca la beso con ganas. Natalia al principio no estaba muy a favor, pero no lo quería admitir, seguía queriéndola en el fondo como a nadie.

― ¿Me vas a escuchar ahora? ―dijo agarrándole de la barbilla para que la mirase, ya que dirigía su mirada al suelo, derrotada.

― Un beso no va a cambiar nada ―respondió.

― Pues el de Joan te ha cambiado por completo

Natalia la miró a los ojos de nuevo, aunque a veces su miraba iba para los labios rojos de alba que ya estaban de un color negro, como los llevaba Natalia.

― Déjame en paz ―gritó dando un manotazo, como queriéndola dejarla en paz.

― ¡YA NO SE QUIEN COÑO ERES NATALIA!

Asombrada tras ese grito pensó bajar la tensión, aunque estuviese creciendo en realidad. Mientras tanto Alba, que empezaba a tener ansiedad por la situación, gritaba por enfado e injusticia.

― ¡Has sido tan putamente cobarde que ni siquiera querías solucionar las cosas! ―gritó en el baño furiosa mientras una lagrima salía de sus ojos.

Natalia se asustó un poco. Nunca había visto a Alba llorar delante de ella así que decidió interactuar.

― Estaba en el parque, escuche tu voz y me hizo la más feliz del mundo... pero cuando voy a saludarte... me encuentro eso, ¿Te gustaría?

― No sé donde coño estarías para ver solamente a Joan y a mí en ese beso accidental cuando...

― Accidental claro... ―susurro Natalia consigo misma, llegando a los oídos de Alba, pero que la hicieron gritar más alto de lo que estaba.

― ¡Cuando pasaron un puto de grupo de corredores que nos empujo! ¡Y si de verdad me conoces a mi sabes que entro en shock! ¡¿Me apartaría tan rápido?!

Natalia no quiso responder, volviendo a dirigir su mirada al suelo con una actitud más decaída. Eso provocó que Alba explotase, y mientras rompía a llorar la gritase de nuevo.

― ¡RESPONDEME!

Levantó la vista de nuevo, tenía una expresión como de sumisión y de tristeza. Sabía que hablaba en serio si gritaba tan fuerte, y rompía a llorar. Se abalanzó ante ella y la empezó a besar, mientras la agarraba de la cabeza y la besaba con más ganas que nunca. Alba, que notaba como Natalia le quitaba las lágrimas que caían de sus ojos con sus manos, la agarró de la cintura. No querían separarse ninguna de las dos.

Natalia fue la que se separó, y rompiendo a llorar hundió su cara en sus hombros a pesar de que era más alta que ella.

― Lo siento ―lloraba, empapando la camiseta de Alba de rímel corrido, como Alba igual, pero que se limpiaba con sus mangas.

― Perdóname también a mi si hice algo mal.

― Tú nunca haces nada malo churri

― Hasta hace unos minutos no pensabas lo mismo.

Natalia agarró de las muñecas a alba, colocándoselas por encima de su cabeza y empujándola a la puerta que estaba a sus espaldas. Alba soltó un pequeño suspiro al notar que Natalia le empezaba a dar varios besos alrededor de su cuello, haciendo que Alba gimiese un par de veces al ir besando poco a poco más abajo.

Alba la interrumpió, a pesar de que no quería hacerlo.

― Natalia

― ¿Qué pasa? ―pregunto algo asustada, soltando a Alba de las muñecas.

― Estamos en el baño... ¿No crees que sería mejor la cama?

Natalia la volvió a sonreír como siempre hacia. Aquella sonrisa tan picara, tan misteriosa y tan fuerte de sentimientos le devolvió la felicidad a Alba, que abrió con dificultad el pestillo mientras se besaban e iban morreándose hasta la habitación, percatándose Marta durante un segundo que fue lo que duró el viaje del baño a la habitación de Alba.

― Ostias ―exclamo borracha― se están morreando.

― Todo solucionado ―rió María.

― Dejémoslas tranquila, seguramente se pongan a follar así que pon la música más fuerte, me niego a escuchar gemidos por todos lados.

Llegaron a la habitación al fin y Alba tomó el dominio nada más caerse sobre la cama a unos pocos metros de la puerta. Agarró a Natalia como antes ella la había agarrado, colocándolas encima de su cabeza.

― ¿Sabes? ―decía Alba mientras besaba el cuello de Natalia haciéndola soltar varios gemidos― Me gustaría ser como tú.

― ¿Y-y eso? ―preguntó casi no pudiendo.

― Porque eres capaz de quitar a alguien de tus pensamientos... yo no puedo olvidarme de ti.

Natalia cogió impulso y tras unos breves empujones consiguió ponerse encima de Alba. Aprovecho el momento y le bajó la cremallera del mono, Natalia odiaba ser dominada, pero se dejaba. Se sorprendió al ver que aunque tuviese ese escote llevaba un sujetador, tan negro como su vestuario.

― ¿Vas de luto? ―bromeó Alba mientras la miraba a los ojos mientras quitaba los broches del sujetador.

― Y tú vas muy guapa

― Cállate ―interrumpió mordiéndole el cuello con delicadeza― y déjate llevar.

Alba agarró el sujetador y lo tiro a la otra punta de la casa, quedándose observando aquellos pechos que volvió a agarrar con fuerza como la otra vez, metiéndose uno de ellos en la boca y Natalia empezando a quedarse con los ojos en blanco.

― Me-me recuerda ―dijo casi sin poder hablar― a cuando dormí aquí contigo tu primer día.

Alba se saco el pezón de la boca tras haberlo succionado un par de veces, y la sonrió.

― Venias borrachísima

― Como estamos ahora mejor dicho

― También

Y continuó con el otro.

Tras unos minutos de Natalia dejarse dominar cambió los papeles. Agarró con cuidado y con delicadeza la cabeza de Alba, y la sujeto firmemente mientras empezó a besar todo su cuerpo, desde el cuello dejándole una marca morada hasta bajo, justo hasta la parte elástica de su pantalón.

Y mientras agarraba de los dos lados del pantalón para quitárselo Alba se adelantó a Natalia, y se quitó la camiseta sin llevar sujetador. Natalia se quedo mirándola, cuando solamente le quedaba por quitar aquella braga de un color blanco normal.

― Eres un bellezón

― Como se nota que no te has mirado al espejo

Natalia se arrastro con su cuerpo sobre el suyo y la volvió a besar mientras le quitaba lentamente la braga, arrastrando su mano por la zona y llegando al punto débil de Alba que advirtió que había llegado dando un bote.

Y así pasaron la noche entera, incluso cuando había terminado la fiesta y María y África decidieron irse a dormir.

Natalia y Alba llegaron varias veces al orgasmo, aunque con Alba costo algo más tras ese pequeño ataque de ansiedad antes en el baño. Acabaron las dos en la cama juntas, aun desnudas como la primera vez en el chalet, mientras Natalia cerraba los ojos del cansancio de toda la noche. Eran las 4:26 de la madrugada.

Alba la acariciaba, estando a su lado pero apoyada en su vientre y hombros, acariciando su cuello y su barriguita en círculos. Natalia se quedaba hipnotizada ante todos los movimientos de Alba, era como un arma silenciosa que podría matarte pero nunca la escuchas.

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