Aquella persona era Joe. Estaba con los puños apretados y la mandíbula tensa, viendo atentamente cada uno de los movimientos que hacía el chico.
—¿Y tú eres?— me soltó bruscamente, haciendo que caiga al suelo. Encaminó hacia Joe con lo puños igual de apretados.
—No te interesa— respondió el rubio amenazadoramente— vete en este instante si no quieres tu merecido.
—No me hagas reír, eres un niño...
Joe lo interrumpió, lanzándole un puñetazo en el centro del rostro, provocando que la nariz del tipo sangrara.
Me quedé en shock, no podía ni reaccionar. Estaba en el suelo, mirando con lagrimas en el rostro la escena.
Se comenzó a generar una pelea entre ambos en la que se lanzaban puñetazos en el rostro y abdomen. Joe era quien más fuerza tenía por lo que provocaba mayores golpes, aunque eso no quitaba que también estuviese lastimado.
Me levanté de la vereda y camine hacia ellos. Cuando estuve lo suficientemente cerca, le pegué un rodillazo en las partes íntimas al chico, haciendo que este deje de pegar y se retuerza del dolor.
—¡Corre!— me tomó de la mano y comenzamos a huir de allí.
Miré hacia atrás, no nos estaba persiguiendo por suerte. Después de varias agotadoras cuadras, llegamos a la puerta de mi casa. Nos detuvimos allí, agitados por correr tanto.
—Gracias— dije una vez que se me había normalizado la respiración y lo abracé entre lágrimas— no se que hubiera pasado si tu no llegabas.
Me correspondió el abrazó y me tomó con fuerza entre sus brazos.
—No hay de qué.
—Por cierto, ¿cómo sabías que estaba allí?
—Te seguí cuando te fuiste, me llevabas un par de cuadras de ventaja pero como eras la única en la calle no te perdí de vista.
Asentí con la cabeza.
—Entremos— dije.
—Creo que será mejor que me vaya— contestó— no le caigo bien a tus amigos— soltó una risita.
—¿Como crees? estás sangrando y lleno de lastimaduras, déjame que te sane.
Toqué el timbre y aguardé a que me abrieran ya que me había olvidado por completo la llave. Alguien atendió la puerta, era Hunter. Al verme suspiró aliviado.
—¿Dónde estabas? Me preocupaste— dijo— ¿Por qué estás con Joe y por qué esta todo ensangrentado?
Lo ignoré totalmente y entré a casa. Llevé a Joe conmigo para curarlo. Subimos a mi habitación y le ordené que se sentara en la cama. Fui por el kit de primeros auxilios.
Narra Hunter
Me senté en el sofá y suspiré. Cat y Joe estaban arriba, supongo que curándose las lastimaduras. El resto de los chicos estaban cada uno en su respectiva habitación.
Para mañana habían organizado una fiesta en casa, a la que claramente yo no asistiría, no me encontraba muy bien que digamos; y no creo que lo haga hasta que Cat me perdone.
Escuché el sonido de mi celular. Lo vi y tenía una llamada entrante de Kim.
—¿Qué mierda quieres?— dije cuando atendí.
—Trátame bien, amor— soltó una risa.
—Kim, deja de buscarme— solté con brusquedad— Ya has cagado mi maldita relación con Cat, ¿no estás satisfecha?
—¿Terminaron?
—Sí, por tu maldita culpa.
En el fondo sabía que la culpa había sido por parte mía. ¿Quién me mando a ir al cine con Kim sabiendo cómo es?
—Mejor, ahora puedes estar conmigo.
—No me llames otra vez— le advertí y corté la llamada.
Me acosté en el sofá e involuntariamente las lagrimas comenzaron a salir de mis ojos. No suelo llorar muy seguido, es más, la última vez que llore habrá sido hace meses. Pero cuando algo me duele en serio, lloro como un bebé. Y este, es el caso.
Sentí pasos bajar por la escalera. Limpié rápidamente las lagrimas y eché un vistazo a ver quien era. Joe y Cat.
Narra Cat.
Cuando termine de sacarle las heridas a Joe, lo fui a despedir. Para mi sorpresa, Hunter estaba aún allí, en el sofá acostado. Me fijé en sus ojos, repletos de lagrimas, rojos e hinchados. No pude evitar querer correr a abrazarlo, pero el orgullo ante todo.
—Adiós— le dije al rubio, que me despidió con un beso en la mejilla.
Una vez que se fue, me senté en el sofá, al lado de donde Hunter estaba acostado. Probablemente haya sido una muy mala idea, porque un incómodo silencio se generó entre nosotros.
—Hunter...— lo llamé sin fijar mi vista en el.
—¿Qué?— me miró.
—Quiero que sepas que a pesar de todo, aun te amo— solté— y me odio por eso.
[...]
Me desperté por los rayos de luz solar apuntando a mi rostro. Hoy no tenía ganas de bajar a desayunar, ni siquiera de levantarme de la cama. No tenía ningún ánimo de nada.
Tomé mi móvil y entré a WhatsApp. Tenía un mensaje nuevo de Joe.
Joe: Hola, Cat. Espero que estés mejor por todo lo de ayer.
Lo había mandado hacía unos pocos minutos. Enseguida le contesté.
Yo: Lo estoy, gracias por todo.
Bloqueé el celular y me digné a buscar algo para desayunar y luego subir a comerlo aquí. Estaré desanimada, pero el hambre no se me va nunca.
Bajé en pijama, que consistía en una camiseta grande de Hunter que había dejado en mi cuarto olvidas hace unos días. Las piernas las tenía al descubierto, aunque claro que la prenda me cubría hasta la mitad de los muslos.
Estaba solo Cole desayunando. Que raro, los simios suelen despertarse temprano, y eso que son las 10:47 am.
—Hola— saludó.
—Buenos días— respondí sin ganas y abrí el refrigerador en busca de algo para comer.
—Oye, Cat, Hunter esta destrozado— dijo al verme— tendrías que hablar con él.
Lo miré incrédula.
—¿El me engaña y yo soy la que tiene que ir a hablarle?— pregunté con ironía.
—Tú sabes que el no quiso besar a Kim, sabes bien lo que pasó.
—Cole, por favor— lo detuve— no tengo ganas de hablar sobre eso.
Se calló. Tomé una manzana y subí a mi cuarto. Me encerré allí y planeé no salir hasta que mi estómago me exigía más comida.
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Holaa!
Se que este capítulo estuvo aburrido y no tuvo mucha acción, pero prometo que los próximos serán mejores❤️
LA PREGUNTA AHORA ES: ¿Les gustaría que Cat perdonara a Hunter o preferirían se separen?