- (¿Dónde estoy?)
Esa era la pregunta cuya respuesta deseaba más que nada, aunque pudiera parecer una explicación absolutamente vaga, mi intriga por saberlo era sincera. No tenía la menor idea de dónde me encontraba en este instante y la mayor razón para ello se debía... a que todo estaba oscuro.
Me sentí sorprendida, pero no asustada, a pesar de haberme habituado a la oscuridad desde hace tiempo, había algo en esta atmósfera que resultaba diferente, ¿cómo podría explicarlo de manera coherente?
- (Me siento... tranquila)
Supongo que eso podría ser lo más acertado. En mi caso, la oscuridad siempre ha sido sofocante, un mundo que cumplía con lo esperado, provocando en mí una diversa cantidad de emociones negativas, ansiedad, temor, desesperanza y sobretodo... tristeza.
Pero esta no era esa clase de oscuridad, por alguna razón, no había ningún rastro de ese pánico recurrente que se apoderaba de mí en cada ocasión, como había mencionado, me sentía tranquila. No era la clase de tranquilidad que acompaña los momentos felices, pero tampoco era un preludio a un acontecimiento sumamente caótico, si tuviera que describirlo, diría que me sentía en un estado neutro, sumamente calmada.
Durante unos segundos, quise perderme en la inmensidad de este espacio vacío, ya que gozaba de una quietud de la que no tenía recuerdos, pero antes de poder abrazar por completo esa nada, mi consciencia fue arrastrada de ese espacio, volviendo a la realidad.
Mis párpados se abrían y cerraban constantemente, tenía problemas para ajustar mi vista al súbito cambio de luz, ya que una lámpara fluorescente se encontraba sobre mi cabeza. Al cabo de unos instantes, pude mantener la vista, lo que me llevo a dar un vistazo a mi alrededor, ya que mi desconcierto era demasiado y debía obtener la respuesta a 2 importantes cuestiones.
(¿Dónde estoy? Y ¿Cómo llegué aquí?)
No tenía ninguna pista de lo que sucedía y mi memoria recién comenzaba a funcionar correctamente, mi primera pregunta pudo responderse con facilidad luego de reconocer mi entorno.
Podía divisar las lámparas fluorescentes en el techo, brillando intensamente pero sin resultar molestas luego de acostumbrarse a su brillo, a mi izquierda había una cómoda brillando gracias a su estructura metálica junto a una cama realmente "simple", por así decirlo, su única decoración era un par de almohadas y sábanas blancas. Finalmente a mi derecha, se encontraba una cortina igualmente blanca que me impedía ver lo que se ocultaba, pero no era necesario ya que al fin sabía mi ubicación.
Me encontraba en la enfermería y a juzgar por el tamaño y por su familiaridad, era evidente que era la de mi escuela, pero ahora necesito saber...
- (Como llegué aquí)
Mientras me hacía esa pregunta, comencé a pensar detenidamente, esperando poder reorganizar mis pensamientos y hacerme una idea, conforme recordaba, la enfermería fue lo primero en que pensé, pero al retroceder en mis memorias, un destello vino a mí.
Finalmente recordé que hacía yo en este lugar. Recuerdo que en mi camino a la escuela, fui interceptada por rostros familiares y muy desagradables, eran 3 chicas que desde hacía un tiempo, se habían dedicado a lastimarme y utilizarme casi todos los días, pero por inhumano que fuese... yo no podía resistirme ni defenderme, soy demasiado débil para eso.
Esas 3 – especialmente su líder, Haruka – me habían convertido en su mascota y como tal, debía arrodillarme y suplicar si no deseaba agravar mi castigo, el cual siempre resultaba de naturaleza física y/o verbal. A estas alturas, no podía protestar, después de todo, siempre he sido solo un estorbo para los demás.
Mi vida no ha sido especialmente agradable, actualmente vivo con mi tía – por parte de mi madre – quien no es el familiar más cariñoso del mundo. Cada interacción se reduce a unas pocas palabras al día, ya que su trabajo la mantiene ocupada, pasando su tiempo en casa durmiendo en espera del día siguiente, Sinceramente, no creo que ella tenga un verdadero afecto hacía mí, creo que para ella, solo soy la hija de su hermana, alguien que debe cuidar por obligación.
Con el tiempo, debí acostumbrarme, después de todo, de no ser por ella, quizás no tendría un techo donde dormir, así que sentir alguna clase de rencor sería un verdadero insulto a lo que hace por mí
Nunca he sido una persona destacable, no soy particularmente atlética, ni una estudiante de honor – aunque mi desempeño no era deficiente – y nunca he conseguido un logro que me haga resaltar, no... de hecho, si hay algo por lo cual me destaco del resto.
Aquella característica que me define... el enorme y único ojo en mi rostro.
En el lugar donde vivo, no resulta tan extraño encontrar personas con características diferentes, existen personas con bocas enormes repletas de dientes afilados, personas que en lugar de extremidades normales, poseen garras o tentáculos o lo opuesto a mí, quienes tienen múltiples ojos. En mi escuela, 1 de cada 100 alumnos pertenece a esa clase de personas, aun así, es obvio que alguien como yo terminaría resaltando.
Mi ojo, desde que recuerdo, he llegado a despreciarlo, después de todo, la mayor parte de los problemas que debo afrontar son gracias a mi aspecto. Al recorrer el pueblo, no soy ajena a escuchar los mismos comentarios.
(¿Ya viste a esa chica?)
(¿Cómo puede existir alguien así?)
(Debe ser uno de esos fenómenos que viven por aquí)
(¿Crees que sea peligroso?)
(Será mejor Ignorarla, solo es un monstruo)
(Es mejor alejarse, no me gusta ese enorme ojo en su cabeza)
Desde comentarios ingeniosos, hasta muchos sumamente repetitivos, todos tenían algo en común,,, resultaban realmente hirientes. Quizás sí solo los escuchase casualmente, no me sentiría tan acomplejada al respecto, pero esa clase de comentarios podía escucharlos prácticamente todos los días, no había forma de evitarlo.
Es gracias a este ojo que he decidido apartarme de todo o he sido rechazada por los demás, es una de las causas de que me haya convertido en la mascota de Haruka y es la principal razón por la que Sadoka---
De repente, mis pensamientos se detuvieron, finalmente recordé los sucesos que me trajeron aquí. Pude recordar cómo era golpeada por Haruka mientras escuchaba sus burlas, como Azusa le sugería vender mi cuerpo – lo que me provocó un miedo que no podía externar por temor a las consecuencias – y después, justo cuando iba a recibir un fuerte golpe, alguien lo evitó, pude recordar quién me ayudo en ese instante.
- (Fue... Sadokawa)
Tal vez dilucidar el asunto no fue la mejor idea, ya que un centenar de preguntas llegaron a mí de repente, pero todas apuntaban al mismo punto.
- (¿Por qué... Sadokawa me... ¿ayudo?)
No había forma, no tenía sentido alguno, después de todo, Sadokawa es aquella persona que ha disfrutado verme lastimada cada vez que puede, no podría ser que alguien como ella pudiera haber intercedido por mí de esa forma, pero...
¿Qué otra explicación podría haber? A menos que hubiera sufrido un severo golpe en la cabeza, mis memorias son correctas, Me sentía abrumada por todo lo que deseaba responder, pero antes de eso, debía recomponerme.
Juntando mis energías, traté de levantarme de la cama de la enfermería, quizás hablar con la enfermera me ayude a responder mis dudas, pero al primer intento de incorporarme.
- *Agh*
Un dolor agudo recorrió mi abdomen y me hizo caer de nuevo a la cama, con eso, me di cuenta de que sería inútil tratar de nuevo, alguien como yo no tiene fuerzas suficientes de realizar algo así 2 veces seguidas. Sabiendo que levantarme sería imposible por el momento, pude notar luego de inspeccionar mi cuerpo, que tenía más vendajes de lo habitual, parece que recibí un extenso tratamiento por parte de la enfermera.
Ahora que comenzaba a rememorar todos los detalles previos, pude recordar como Sadokawa me trajo aquí para evitar un hospital. Realmente no deseaba que mi tía se enterase de esto, ya que solo podría resultar en más problemas y no quería aumenta su descontento hacía mí.
Des afortunadamente, sabía que esta era una solución temporal, la cantidad de vendajes que me envolvían cual momia serían una prueba contundente. Con eso en mente, mi segunda pregunta fue resuelta, fue Sadokawa quien me trajo hasta aquí.
- (Ella... me cargó hasta aquí)
No sabía que predominaba en mí, mis constantes dudas acerca de sí no seguía inconsciente o... la gratitud que quería expresarle. Nunca pensé que alguien pudiera hacer lo que ella hizo, si mis recuerdos son verdaderos, ella se enfrentó a las 3, incluso recibió un golpe bastante fuerte, pero lo hizo para protegerme... eso realmente no tienen ningún sentido.
Por un breve instante, sin explicación o motivo aparente, pude sentir que mi rostro se había puesto ligeramente rojo.
Decidí realizar un segundo intento de levantarme, esta vez de una manera pausada, a pesar del dolor, logre sentarme de una manera normal, pero fue en ese momento que la puerta se abrió, quién se adentró en el cuarto, era la persona que menos había esperado y a quien no podía esperar para interrogar.
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Luego de la instrucción de la enfermera, me dirigí a la habitación contigua para ver a Usui, sinceramente no tenía idea de cómo describir la sensación que experimentaba en este momento, supongo que podrían ser ansías, pero no sabría precisar de qué clase.
Tenía muchas dudas en mi cabeza, en este momento, mis emociones eran demasiado conflictivas y no sabría por dónde empezar, pero sabía que esto es algo que debía hacer, luego de un día tan ajetreado como este, era importante que hablara con Usui – san, con respecto a esas 3 chicas que abusaban de ella, de la razón que la llevo a evitar un hospital y... de lo que le he provocado.
Sabía que si dependiera de mí, me quedaría frente a la puerta vacilando, decidí despejar mi mente y abrí la puerta inmediatamente adentrándome en la habitación para los pacientes.
El ambiente luminoso pero calmado era lo que esperaba, desde las montañas de documentos apilados, uno sobre otro, hasta las camas ordenadas y cubiertas con cortinas para darle privacidad a los pacientes, al dirigir mi mirada a una cama en específico pude contemplar una forma similar, reconocí esa complexión débil, ese aspecto desaliñado y claro... ese enorme ojo.
- Veo que... despertaste
No se me ocurrió algo mejor que decir, la situación me dominó desde el momento que entré, pero juzgando por su timidez, diría que tiene el mismo problema que yo.
- Yo... este... si
- *Suspiro* No te fuerces, ¿entendiste?
- Ahh... pero... yo... quiero decir... que...
- Pregunte si entendiste
Aunque mis palabras podían sonar hostiles, no tenía la menor intención de causar temor, eran mi mejor esfuerzo de demostrar algo de empatía.
Me acerqué paso a paso hasta estar al lado de la cama donde se encontraba reposando, aunque ambas estuviéramos repletas de incertidumbre y tuviéramos miles de preguntas que hacer, ninguna podía superar la tensión.
A diferencia de la que sentía con Torikawa, la presión era asfixiante y colmada de un pesado sentimiento de culpa. Aunque tratase de articular una oración coherente, el rostro de Usui era difícil de ver directamente, todo debido a que mis intenciones... eran tratar de disculparme por todo aquello que causé.
Sabía que Usui no hablaría más que para responderme, lo que me obligaba a ser quien iniciará la conversación y aunque mi empeño se enfocara principalmente en lograrlo, no podía encontrar algo adecuado.
- ¿Cómo... están tus heridas?
- Ehh... esto... bien... gra... gracias por preguntar
- Ya... veo
Esto no podría ser más incómodo, aquí estaba, la bravucona Sadokawa Rui, incapaz de decir 10 palabras seguidas, ¿Qué dirían todas esas personas que se consumen por el temor al verme si estuvieran aquí?
No quiero imaginarme algo así, mientras me sentía sin nada que decir, Usui continúo.
- Y... ¿Cómo... estás tú?
- Ehh... ¿A qué te refieres? – respondí de manera dudosa
- Esto... tú... recibiste un golpe de Oruko, ¿cierto?
(Así que a eso se refería, veo que se esfuerza en generar conversación)
- Estoy bien, Deberías preocuparte más por ti misma
- Pero... yo
- Tu eres la que parece una momia en estos momentos, y muy mal vendada debo añadir
No era la clase de persona que haría comentarios de esa naturaleza, pero aparentemente ayudo a aligerar un poco el ambiente, sabía que no podía darle más vueltas al asunto, me propuse a ser directa.
- Usui, tenemos que hablar