Suspiró cerrando los ojos para poder relajarse otra vez, volviendo a tomar aire para expulsar a los segundos y así sucesivamente hasta que el dolor en su pelvis cesara. Limpió con su pequeña mano la capa de sudor que tenía en su frente la cual brillaba intensamente. Realmente estaba empezando a odiar las contracciones.
Jungkook aún tenía su otra mano entrelazada a la suya, por la inesperada contracción que le había dado en la entrada del departamento del castaño. Apretada fuertemente para entregarle apoyo por esos repentinos dolores.
Namjoon les había sugerido ir a una terapia de parto, ya que Jimin no sabía muy bien lo que debía hacer en caso de el día esperado llegase antes de lo acordado. Jungkook fue el encargado de acompañarlo, ya que sería un gran apoyo en el momento del parto. Jimin le sonrió cuando dejó de sentir los dolores abdominales y pudo volver a enderezarse con normalidad.
— Realmente me diste un gran susto.— Comentó Jungkook aún con nervios a flor de piel por ver a Jimin maldecir de dolor afuera de su departamento.
— Estás son las contracciones de las que hablaba la especialista hoy.— Trató de sonreír, ahora necesitaba relajarse y sobre todo descansar.— Cada vez el dolor va aumentando.
— Entremos antes de que te vuelva a dar otra contracción.— Jungkook abrió la puerta del departamento y dejó entrar a Jimin primero, quien en pasos lentos llegó al dormitorio de Jungkook.— Hey, no hay nadie en el departamento.— Avisó con antelación.
Jimin le miró y dió la vuelta para tratar de tomar asiento en el sofá. Abriendo bien sus piernas, colocó una mano en el respaldo del sillón y fue descendiendo hasta que su trasero tocó el suave cojín. Jungkook carcajeó al verlo de ese modo. Jimin tenía complicaciones al sentarse y sobre todo al colocarse zapatillas.
Hoy también habían visitado a la matrona, ya que su ginecólogo tenía colapsada la agenda semanal. Ella fue la encargada de hacerle un chequeo a Jimin para revisar si todo estaba en orden para el ansiado parto. Su pequeño había aumentado de peso, ganado unos nueve kilos. A Jimin realmente no le importó. Al comienzo había llorado por estos grandes cambios, pero ahora era distinto. Jimin amaba que Jungkook le recordara siempre que se veía hermoso con esa enorme barriga, sin importar lo relleno que estuviese.
—¿Hoy tienes que ir al trabajo?
— Cancele mis clases durante esta semana.— Comentó Jungkook entregándole un vaso con agua.— He estado ocupado con otros asuntos, y no tenía tiempo para asistir a las clases.
¿Otros asuntos? Se preguntó Jimin mirándolo con un poco de intriga e interés.
—¿Pero y tus alumnos?— Preguntó preocupado.
— Les envié guías de trabajo a los correos de sus padres, para que avancen las tareas en sus casas.
— Usted es muy buen profesor.— Jimin levantó una ceja muy coqueto.
Jungkook sabía muy bien el significado de esa sonrisa pícara y sensual. Desde su pequeña reconciliación Jimin se estaba comportando de aquella manera. Sonrió para decir lo siguiente.
— No va a funcionar, Jimin.— Jungkook dijo con burla colocándose las manos en la cintura y mirando a Jimin, quien estaba bastante relajado en el sofá.
— ¿Pero, por qué?— Preguntó apenado, quizás estaba presionando demasiado a Jungkook o quizás era un desastre en eso del coqueteo. Un total fracaso.
— Ya te expliqué el porqué no quiero.
— Bien, no voy a insistir más.— Le espetó un poco molesto.— No me busques después de tres meses más, cuando esté en mejor forma.— Habló refunfuñando.
—¿Quieres que te vuelva a decir el motivo?— Preguntó Jungkook acercándose a Jimin.
Jimin le empujó suavemente poniendo sus pequeñas manos sobre el pecho de Jungkook, para esté no se le acercara, pero fue inútil ya que Jungkook tomo asiento a su lado y besó su cuello lentamente hasta subir a su oreja.
— Lo haremos de tantas maneras, y para eso te necesito sin barriga.— Le susurró dejando otro beso en su lóbulo.
Jimin sintió una carga de excitación por todo su cuerpo y su bebé volvió a patear su barriga. Al parecer no era el único emocionado aquí. Miró a Jungkook levantarse del sofá y caminar hacia la cocina. Suspiró nervioso y se quedó en silencio por un momento. Jamás había ansiado su parto.Jungkook solía ser tierno la mayoría del tiempo, pero esta faceta provocadora y seductora le estaba encantando.
Bebió el vaso de agua y lo dejó vacío en el borde de la pequeña mesa de centro que tenía en frente. Se levantó como pudo del sofá y avanzó a paso lento a la cocina. Jungkook se encontraba nuevamente cocinando, el exquisito aroma del arroz con verduras llegó directamente a sus fosas nasales, sintiendo ya las ganas de devorar un gran bocado de aquella olla. Acercándose a Jungkook, lo abrazó por detrás y apoyó su cabeza en la gran espalda del padre de su bebé.
—¿Sucede algo?— Preguntó Jungkook de espaldas.
— No, solamente que me siento un poco cansado.— Respondió dando un suspiro al final.
— Estuviste casi una hora sentado en una pelota haciendo fitball.— Le recordó Jungkook.
Bien, al comienzo había tenido miedo al sentarse en aquella pelota por el miedo de reventarla y caer al suelo. Tuvo la confianza, ya que Jungkook estaba junto a él. Fue una hora donde la especialista le enseñó técnicas para las contracciones y también algunos consejos para el día del nacimiento de Hyunsu.
— Tengo miedo de que algo salga mal.
— Todo saldrá bien.
—¿Sabes? un abrazo me ayudaría y unos besitos quizás, para relajarme y no sentirme tan cansado.— Murmuró contra la espalda de Jungkook, dejando por ahí un pequeño beso.
Jungkook estiró su cuello mirando hacia atrás y ver a Jimin tiernamente. Pero antes de tocar el muslo regordete de Jimin, su celular comenzó a sonar.
Dejó la olla a fuego lento y se separó de Jimin para contestar la llamada, Jungkook sonrió al ver de quién trataba y contestó poniendo muy curioso a Jimin. Cuando terminó de hablar, se colocó algo nervioso al oír "Te esperaremos con almuerzos".
—¿Quien era?— Preguntó curioso.
— Mi madre, vendrá mañana a visitarnos.
— Genial.— Sonrió sarcásticamente al notar la ropa que traía puesta, pantalones de buso a medio poner, ya que su barriga le impedía subir más allá y una camiseta ancha color negra. Era la única ropa que había traído al departamento de Jungkook.— No tengo más cambio de ropa y estoy totalmente asqueroso, por esas rutinas en aquella pelota.
— Jimin, solo fue una sesión.— Le dijo Jungkook.— Puedes tomar algo prestado de mi armario, no tengo problema.
— Si estuvieras cargando esto, sabrías como me siento.— Contó asqueado. Aún podía sentir la transpiración pegada a su cuerpo.
Jungkook suspiró dándole un pequeño beso en esa pequeña nariz.—¿Quieres dar una vuelta por el parque después de reposar?
—¿El parque que está a dos cuadras?
— Si. Nos hará bien salir solo nosotros dos, sin citas al doctor ni tiendas de bebés. Solo pasear juntos y tomarnos un helado.
—¿Un helado triple?— Preguntó emocionado.
— El que quieras.— Jungkook sonrió besando nuevamente sus labios y dándose cuenta que aún tenía la cocina encendida.
Almorzaron juntos y reposaron algunas horas, Jimin se bañó antes de salir del departamento de Jungkook, usando un short con la hebilla abierta y una camiseta grande que le había prestado el padre de su bebé. Jungkook salió del departamento usando lo mismo, ya que el clima estaba agradable y fresco para salir con algo más casual. Tomados de la mano, salieron lentamente del edificio para empezar su camino hacia el parque.
Jimin se sentía totalmente motivado y seguro, sabía perfectamente como reaccionar frente a otra contracción y sin olvidar de que tenía a Jungkook a su lado por si ocurría cualquier emergencia. Sus piernas ya no dolían tanto, ya que Jungkook se había encargado de comprar cremas especiales para los dolores de su pequeño.
Al llegar al parque, sintieron la brisa fresca darles la bienvenida. Un área verde muy bien podado el pasto y regado, dejando ver las bellas flores y los gigantescos árboles que rodeaban el lugar. Jungkook caminó siguiendo el paso lento de Jimin, volviéndose un poco más rápidos al notar el carrito de los helados. Jungkook carcajeó al ver a Jimin comer su helado triple tan emocionado.
Tomaron asiento frente al área de juegos para mirar a las niñas y niños que jugaban sin parar, subiendo y bajando de un pequeño castillo que estaba unido columpios, una resbaladilla y puentes de cuerdas. Los gritos se sentían claramente y se podía oír las risas de los pequeños infantes, siendo vigilados por sus padres los cuales estaban sentados en las bancas cerca del área de juegos al igual que ellos.
— Espero que Hyunsu sea tranquilo como el niño que está por ahí.— Habló Jimin apuntando al pequeño niño de cabello negro que jugaba tranquilamente en el cuadrado de arena.
—¿Por qué?— Preguntó Jungkook.— Es mejor si pone nuestro mundo de cabezas, así podremos molestarlo cuando esté más grande.
— Que malvado eres.
— Oh, no. Está comiendo arena.— Le dijo Jungkook para que mirara al niño llevarse un puñado de arena a la boca y a los segundos vieron a sus papás acercándose bien preocupados sacudiendo a su hijo para llevárselo del área de juegos.
— Dios, tendremos que estar atentos.— Jimin miró nuevamente el área de juego notando a dos niños pelear por una pequeña figura de acción.— Tendría que poner seguro y apto el departamento para cuando el esté empezando a dar sus primeros pasos.
— Lo amaremos siendo tranquilo o revoltoso, no te preocupes. Seremos capaces de resolverlo.— Jungkook lo rodeó con su brazo y tomó la mano de Jimin, el cual sostenía su helado para darle un pequeño mordisco.— Serás un padre maravilloso.
—¿Tú que piensas de tener más hijos en un futuro?— Preguntó Jimin observando a dos niñas que al parecer eran gemelas, vestían igual, excepto por el color de sus zapatos. Una llevaba zapatillas amarillas y la otra pequeña zapatillas rosas. El igual usaría esa técnica para diferenciarlas, sería un problema confundirlas.
— Me agradaría tener más hijos.— Contó Jungkook.— Claro, después de los planes que tengo en mente.
—¿Que planes?— Preguntó Jimin con curiosidad.— Supongo que estoy incluido en tus planes.
— Se podría decir que estás incluido en la mayoría.
—¿Puedo saber alguno?
— Es una sorpresa.
—¿Una sorpresa?— Preguntó Jimin emocionado.— Me gustan las sorpresas.— Jungkook soltó una pequeña risa al oírlo.
Jungkook le entregó una sonrisa y besó sus labios tiernamente para entregarle el amor que sentía por Jimin. Estos meses a su lado, habían sido una completa locura, sobre todo su comienzo. No podía creer que el extraño que había ingresado de manera histérica al departamento, ahora estuviera a su lado sonriendo como nunca lo había hecho. Sus relaciones del pasado siempre fueron efímeras como los cafés por la mañana antes de cada prueba. Podría decirse que la relación con Jimin era la más larga que había tenido en su vida. Necesitaba más tiempo para poner todos sus planes en marcha, aunque ya tenía algunos listos como la bella casa la cual ya tenía fecha de entrega. Faltaban detalles, pero pronto los solucionaría. Quería una vida tranquila y unida a la persona que estaba a su lado, comiendo helado y manchando su cara en el intento de lamer el cono. Una vida junto a Park Jimin y Jeon Hyunsu, su hijo.
— Quiero otro helado.— Sonrió Jimin mirando a su alrededor al carrito de helados.— Está vez de chocolate.
— Bien, solo espera aquí.— Jungkook se levantó de la banca y Jimin lo observó caminar directamente al carrito de los helados.
Después de haber pasado unas cuantas horas dentro del parque llegaron totalmente cansados por haber caminado tanto esa tarde primaveral. Pero estaban felices, sobre todo Jimin, quien entró al departamento de Jungkook comiendo su cuarto helado esta vez de fresa y sosteniendo un gran globo de helio con forma de oso.
Su día terminó felizmente al saber que Jungkook no tenía trabajos pendientes que revisar hasta altas horas de la noche, por lo cual se acostó junto a él sin decir nada. Solo se abrazaron hasta quedar profundamente dormidos, y aprovechar los últimos días del embarazo de Jimin.
...
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