Confía en mí.

EmiLyKidrauhl623 tarafından

3.2K 142 17

Él, reservado, encerrado en su pasado y es imposible saber algo sobre él. Ella, después de seis meses en coma... Daha Fazla

Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Aviso.
Capítulo 30
Capítulo 31.
Aviso.
Capítulo 32

Capítulo 27.

72 2 0
EmiLyKidrauhl623 tarafından

Capítulo 27

-No te lo sabes. No lo intentes. ¿No has empezado a estudiar esto verdad?

-No. Pero la culpa es tuya, debería haber empezado ayer y me fui a tu casa por la mañana.

-No me hagas sentir mal, Dani.-Me miró serio y lamió sus labios.

-Vale, de acuerdo. Es culpa mía. ¿Me ayudas?

Sonrió levemente y pasó todas las páginas hasta el principio del tema.

-Yo te lo leo un par de veces y luego tú, me lo explicas.

-Vale.

-Para motivarte voy plantearte una especie de recompensa.

-Ah, y ¿cuál?

-Si me respondes bien, tienes derecho a un beso. Si no, no puedes besarme.

-¿Me vacilas?

-No, te lo digo en serio. Y por lo que recuerdo de la última vez que te ayudé a estudiar, querías besarme todo el tiempo.

-No es cierto.-Me crucé de brazos y le miré con el ceño fruncido. El rio.

-Lo es. No dejabas de mirar mis labios.

Levanté las cejas y mis mejillas comenzaron a calentarse.

-¿Podemos empezar?

Él asintió con la cabeza y comenzó a leerme un párrafo sobre la segunda guerra mundial. ¿A quién le importa eso? A mi desde luego, no. Escuché las fechas que él leía atentamente tratando de recordarlas después.

Cuando acabó de leer el primer párrafo, me hizo algunas preguntas que contesté bien, y me sentí orgullosa de mí misma. Si el resto del tema iba a ser así de fácil, tendría Historia aprendida en unas horas. O al menos lo que me entraba en el examen.

-¿No me besas? Lo has respondido bien.

-¿Puedo almacenar todos los besos para luego? Si te beso ahora pierdo el hilo.

Él sonrió de lado, satisfecho.

-De acuerdo, pero voy a contarlos.

Reí divertida y cuando volvió a empezar a leer, presté atención.

[…]

-Te quiero.

Sus brazos rodearon mi cintura desde atrás y yo reí dejando el vaso en la encimera. Me di la vuelta y rodeé su cuello con mis brazos, acariciando su nuca.

-Y yo a ti.-Posé mis labios en los suyos dejando que él llevase el control del beso. Sonreí satisfecha y me separé de él poco después, en busca de aire.

-No te imaginas las ganas que tengo de este fin de semana.

-Solo quedan tres días. ¡Tú puedes!-Reí divertida. Él sonrió y besó mi mejilla, acariciando mi cintura a la vez.

-Me debes muchos besos. ¿Sabes?-Sentí su respiración en mi cuello y sonreí.

-Lo sé. ¿Los quieres ahora?

-Sí.-Me miró con esa sonrisa que me dedicaba cuando apenas nos conocíamos. Esa sonrisa que te dedica para hacerte perder el aliento, esa que me volvía loca, tanto antes por esos humos, como ahora por lo que significa.

Me acerqué a sus labios y los rocé levemente, no llegué a tocarlos. Cuando él se acercó para besarme me hice hacia atrás y reí.

-Quiero mis besos. No seas mala.

-No soy mala.-Sonreí divertida y él me miro curioso. Bajó sus manos hacia mi trasero y lo apretó, fuerte. Yo reí.

-Cuando te conocí pensé que eras un poco más tímida. No lo eres para nada, pequeña.

-No lo soy. Pero tú me haces sonrojar a menudo, aunque no entiendo por qué.

Mordió su labio y por instinto mordí el mío. ¿Cómo podía quererme el chico más maravilloso del mundo? Sonreí y él sonrió. Nos quedamos así unos segundos, mirándonos, sonriendo. Era perfecto, todo esto era increíble.

Esta vez, cuando apretó sus manos en mi trasero lo hizo para levantarme del suelo, yo enrollé mis piernas en su cintura.

-No quiero irme a trabajar. Quiero estar contigo así todo el día.

-Yo tampoco quiero que te vayas.-Acaricié su cuello y junté mi frente con la de él.-Gracias por ayudarme a estudiar. Ya no me queda casi nada.

-De nada, nena. Si vuelves a necesitar ayuda sabes que me tienes aquí.

-Lo sé.-Me acerqué a sus labios y mordí su labio inferior sonriendo.-Vas a llegar tarde.

-Secuéstrame. No quiero ir.

Me eché a reír y besé su mejilla.

-No me lo digas dos veces.

Me dejó en el suelo, haciéndome sentir pequeña, aunque a su lado lo era.

-Me voy ya. ¿Nos vemos?

-Claro. Que te cunda.-Reí.

-Eres mala, lo eres conmigo.-Sonrió. Ya en la puerta se dio la vuelta y me dio un beso lento, profundo. Un beso que me dejó sin respiración.-Nos vemos luego. Te quiero.

-Te quiero.

Abrió la puerta y se fue. Sonreí como una estúpida cuando entré en casa.

Tres días después yo estaba haciendo la maleta para irme con Justin el fin de semana. Mis padres pensaban que me iba con Alex, y ya había hablado con ella sobre lo que tendríamos que hacer si mis padres llaman. Aunque no suelen llamar mucho cuando estoy fuera de casa.

No sabía que ropa meter en la maleta. ¿Saldríamos? ¿Nos quedaríamos en casa? Traté de meter prendas que combinasen entre ellas. Para estar en casa, o para salir; ropa interior, pijama y mi neceser con maquillaje y mi aseo.

Aquellos últimos tres días Justin había estado realmente cariñoso conmigo y eso me enamoró. No habíamos salido mucho porque él trabajaba, y curiosamente todos los días de ocho a ocho y media de la tarde, (justo cuando salía de trabajar) estaba ocupado. Aún no ha querido decirme qué hace esa media hora, no puedo decir ciegamente que estoy tranquila, pero trato de no preocuparme. ¿De qué le valdría decirme que me quiere si está con otra? No tiene sentido. El jueves por la mañana, antes de ir a trabajar tampoco pudo venir a verme; tenía que hacer algo, algo que tampoco quiso contarme. A parte de eso, cosa que yo acepté cuando me lo dijo, estamos bien. No puedo decir que somos una pareja envidiable, porque ni si quiera sé qué somos, pero vamos poco a poco.

Ryan y Alex son jodidamente monos. Solo había estado un día con ellos pero eran perfectos juntos. Alex, es tan extrovertida y Ryan sabe llevarla tan bien. Estoy feliz por ella.

Desde esta tarde Justin no ha parado de enviarme mensajes diciéndome lo mucho que esperaba a esta tarde.

No voy a mentir: yo tampoco puedo esperar.

-¿Estás en casa? ¿Vas a abrirme?

-¿Estás abajo? Lo siento, nena. Estaba en la ducha, ahora te abro.

Colgué el teléfono y escuché como abría la puerta, empujé y entré en el portal. Subí en ascensor ya que el bolso que llevaba en el hombro pesaba demasiado.

Vivan los bolsos enormes. Puedes meter de todo.

Cuando el ascensor llegó a su planta salí y vi la puerta medio abierta así que simplemente entré y cerré de nuevo.

-¿Hola?

Me acerqué hasta el sofá y dejé el bolso encima. Unas manos me rodearon la cintura y unos labios se posaron en mi cuello. Sonreí.

-Hola nena. Lo siento, no había escuchado el telefonillo.

-No pasa nada.

Me giré y le vi con el pelo mojado aun, y con solo unos pantalones anchos de chándal.

-Tenía muchas ganas de que vinieras.-Sonrió.-A partir de ahora eres toda mía el resto del fin de semana.

Sonreí y le cogí de la mano. Ya eran las nueve así que no tenía ganas de salir a ningún sitio. Cogí mi bolso y lo llevé hasta su habitación.

Dejé el bolso en el suelo y deshice la cama, me quité los zapatos y me metí en ella cogiendo el mando y encendiendo la tele.

-¿Nos podemos quedar aquí todo el fin de semana?

-No. Todo el fin de semana no. El domingo vamos al cine.

-¿Al cine?

-Sí.

Rodeó la cama y se metió conmigo por el otro lado. Yo me acerqué a él y pasé una pierna por encima de las suyas. Él se rio.

-Pareces un mono en un árbol.

-Eres tonto. Anda que no te gusta, ni nada.

-No he dicho lo contrario.-Besó mi cabeza y pasó su mano por mi pelo.

-Entonces, ¿qué peli vamos a ver el domingo?

-Una de miedo. ¿Te gustan?

-Sí, pero probablemente me pase toda la película esperando un buen susto.

Justin se rio y acarició mi brazo. Jamás me había sentido tan bien con un chico. Jamás había sentido la necesidad de estar con él todo el día, de que me abrazase, de que estuviera conmigo. Jamás había querido que alguien confiase en mí tanto como lo necesito con el hombre que me está abrazando ahora mismo.

Ahora que lo conocía un poco más, sentía la necesidad de que confiase en mí, de que me contase eso que se tiene tan guardado, de que se desahogase conmigo, porque eso me daría la seguridad de que soy algo muy importante para él.

Me revolví en la cama algo incómoda con mi ropa. Necesitaba ponerme cómoda.

Sonreí cuando un pensamiento recorrió mi cabeza.

-Justin.

-Dime, nena.

-¿Me dejas una camiseta para dormir?

-¿No trajiste pijama?

-No.-Mordí mi labio inferior tratando de parecer inocente e intentando que no descubriera que mentía. Al parecer funcionó. Se levantó y rebuscó en su armario en busca de una camiseta que me quedase algo grande.

Cuando la encontró me la dio. Le di un beso en la mejilla y le susurré un pequeño gracias antes de ir al baño y cambiarme.

Sí que había llevado pijama, y de hecho era un pijama calentito, largo y con ositos por todo el pijama. Pero la idea de estar en su camiseta, abrazada a él debajo del edredón el resto de la noche se me antojó perfecta.

Cuando tuve puesta su camiseta cogí mi sujetador, mis vaqueros y mi camiseta en la mano para llevarlos a la habitación. Entré con cuidado y le vi echado con el edredón por la cadera y sin camiseta.

-Ya está.-Sonreí y dejé la ropa encima del bolso donde llevaba mis cosas. Él sonrió.

-Espero que no te moleste. Siempre duermo solo en pantalones. Si quieres puedo…

-No, está bien. Tranquilo.-Sonreí tierna. Era lo más mono que había visto jamás. Me metí en la cama a su lado subiendo el edredón hasta nuestros cuellos. Él rio.

-¿Tienes frío?

-No… bueno. Un poco-Sonreí. Él me acercó más a su cuerpo pasando su brazo izquierdo detrás de mis hombros yo pasé mi mano izquierda por su pecho subiendo hasta su hombro. Suspiré.

Miré la televisión y vi que estaban dando una película. Una película cursi que dan los viernes por la noche.

-¿Has empezado a verla?

-No. Cuando la puse ya había empezado.

Besé su pecho y respiré su aroma. Olía tan bien, tan masculino, tan a él. No me apetecía ver la película precisamente, aunque tenía un poco de miedo.

Estamos solos y no tengo excusa. No sé qué puede pasar. Aunque… va a entenderme ¿no? Nunca me había presionado.

Besé la línea marcada de su mandíbula y acabé con un pequeño mordisco cariñoso.

-Daniela, ¿qué haces?

-No sé. Lo que quiero.-Reí.-Si no quieres…

-Yo sí que quiero. Pero quizá tú no. Así que tienes que hablar conmigo, Dani.

-No he hecho esto nunca con nadie. Nunca he pasado un día entero con un chico. No voy a llegar al final. No hoy.

-Lo sé.

-Pero quiero estar contigo. ¿Me entiendes? Es… creo que es curiosidad.-Reí.

-Qué raro. Daniela con curiosidad, eso no es muy usual.

Mordí mi labio aun riendo y me puse encima de él, con una pierna a cada lado de su cuerpo.

-No te pega lo de la ironía.

-¿Segura?

Sonrió y acercó sus labios a los míos y me besó lenta y tiernamente. Mordí mi labio al separarme de él. . Besé su mejilla derecha bajando mis labios por su mentón, marcado, fuerte, masculino. Besé su cuello y mordí levemente, luego pasé mi lengua y finalmente volví a besarle. Justin soltó un sonido gutural, yo sonreí.

-Eres fría y calculadora.-Su tono divertido me hizo reír, pasó sus manos por mis caderas y subió la camiseta, que tenía puesta, hasta mi cintura. Con sus dedos pulgares trazaba círculos pequeños. Él sabía que yo sabía que le encantaba que le besase el cuello, y que su respuesta era inmediata; lo notaba debajo de mí.

-No es fría lo que estoy ahora, precisamente.

Me aparté para mirarle y sonreí. Sus labios brillaban, no paraba de lamérselos; sus ojos eran casi negros debido al diámetro de su pupila. Deseo, veía deseo, y ternura; pero sobretodo deseo. ¿Es eso lo que le provoco? Mordí mi labio sintiéndome guapa. Sintiéndome sexy; suya.

-No sabes lo que me haces, Daniela.

Suspiré al escuchar mi nombre entero salir de su boca, apoyé mi frente en la suya y besé sus labios. Sus manos acariciaban mis caderas, apretándolas levemente de vez en cuando. Subió sus manos por mis costillas y me aparté, asustada.

-¿Estás bien?

-Sí… pero es que…

-Está bien.-Esbozó una sonrisa entendiéndome sin apenas decirle nada. Bajó sus manos hacia mis caderas de nuevo, luego un poco más abajo… Apretó sus manos en mi trasero, cubierto solo por unas pequeñas bragas. Gemí y él sonrió. Acaricié su pecho notando su abdomen duro, me acerqué a su cuello y dejé un suave beso ahí.

Dimos la vuelta; él encima y yo sintiéndome diminuta bajo su gran cuerpo. Pasé mis manos por su cuello, atrayéndolo hacia mí, besé sus labios y acaricié su lengua con la mía. Su mano derecha pasó por mi pierna izquierda cogiéndola por detrás de la rodilla obligándome a rodearle la cintura con ésta misma. No puse ninguna objeción.

Sus manos volvieron a subir a mis costillas, despacio y volvieron a bajar a mis caderas de la misma forma. Y otra vez lo mismo; cuando subió sus manos por tercera vez, realmente no me importó, entonces su dedo pulgar tocó el relieve de mi pecho derecho; me estremecí, toda mi piel se puso de gallina e inconscientemente, sonreí.

Cuando se dio cuenta de que no le apartaba simplemente siguió acariciando el inicio de mi pecho con su pulgar, haciendo círculos, acarició mis costillas con sus manos, mi estómago… pero nada más, no subió más arriba, cosa que agradecí.

Se atrevió a pegarse más a mí y ésta vez no ocurrió lo mismo que la última, ésta vez no me aparté; esta vez solté un pequeño gemido de placer al notar su excitación contra mí. En aquel instante movió sus caderas, suspiré y acaricié su nuca. Me estaba volviendo loca.

Escuché salir de su garganta un sonido áspero y grave, un sonido placentero, que me encendió más.

En aquel momento, el momento en que le escuché gemir me di cuenta de que esto estaba pasando de verdad, y volví al mundo real, y me invadió el miedo. Miedo a lo nuevo, a no saber qué hacer, miedo a no llevar el control de lo que estaba sucediendo y entonces apoyé mis manos en sus hombros retirándolo hacia atrás.

-Lo siento, no puedo.

-Tranquila, nena.-Besó mis labios, ésta vez lo más despacio y tierno que pudo, se separó de mí y se echó a mi lado. Aún podía notar lo excitado que estaba; su voz ronca y grave, sus ojos con ese brillo oscuro gracias a su pupila dilatada y la gran evidencia que él no podía manejar. Mordí el interior de mi labio, nerviosa. Estaba incómoda, no quería que me odiase, no quería hacerle pasar malos ratos. Tal vez ahora, me detesta.

-Lo siento en serio.

-Eh, no pasa nada. Te entiendo. Así está bien. Voy a hacer lo que tú quieras hacer, no me hace falta más, ¿vale?

-Es que no quiero que te enfades, ni que te resulte molesto; no quiero que me odies.

Justin sonrió, pasó su brazo por debajo de mis hombros y me acercó a su pecho. Me dio un beso en la cabeza y comenzó a pasar sus dedos por mi pelo.

-No digas tonterías. No voy a enfadarme ni a odiarte por esto, al contrario. Creo que ha sido lo mejor que he hecho en mucho tiempo.

-Hablas como si fueras virgen.-Reí.

-Sexualmente hablando no lo soy; sentimentalmente tal vez sí.

Levanté mi cabeza para mirarle, me apoyé en un codo y sonreí.

-Esto… para ti ¿ha sido algo más?

-Sí.-Me miró a los ojos cuando me dio su respuesta y acarició mi mejilla.-Me haces cosas, Dani. Y antes te dije que no tenías ni idea de cuáles.

-Ya, pero no creí que fuera algo sentimental. Joder, estábamos enrollándonos.

Justin rio y volvió a cogerme de los hombros y atraerme hacia él.

-Bueno, pues me refería a todo. En general.-Besó mi cabeza.-No te dejes guiar por el bulto entre mis pantalones. No controlo.-Se echó a reír.-Tal vez no se me pase hasta un rato. Pero cuando necesites parar solo hazme parar, y ya está. Tranquila, puedo soportarlo.-Acarició mi brazo y empezó a reír. Entre risas consiguió hablar.-No te dejes guiar por el tamaño, puedo soportarlo.-Volvió a echarse a reír y yo le imité escondiendo mi cabeza en su pecho, notando como mis mejillas tomaban color.

-Eres idiota.

-Gracias.-Escuché su leve risa y como se acomodaba conmigo en la cama. Yo me acurruqué en su pecho tapándome con el edredón. Mis piernas desnudas sentían su pantalón de chándal. Pasé mi brazo por su abdomen y froté mi mejilla en su pecho.

-Buenas noches, Justin.

-Buenas noches, pequeña.

Su mano comenzó a hacerme pequeñas caricias en la espalda, poco después me quedé dormida.

[…]

Sentí como algo, (que sentía como un dedo) daba pequeños toquecitos a mi nariz, la arrugué y sonreí; luego abrí los ojos.

-Buenos días, pequeña.

-Buenos días.

Me giré quedando apoyada en mi espalda, me metí dentro del edredón y allí estiré mis brazos desperezándome. Escuche su risa y sonreí. Salí de ahí dentro y apoyé mi costado izquierdo, mirándole.

-¿De qué te ríes?

-De lo tierna que eres.

-Te ríes de mí.

Hice un puchero  y pasé mi brazo por su pecho, acercándome a él.

-No es verdad. No me río de ti; me rio contigo pero tú no participas.

Se echó a reír y le fulminé con la mirada, poco después mis comisuras se levantaron en una sonrisa sin poder evitarlo.

-Eres imbécil.

-Me amas.

-No, ahora mismo te detesto.

-Ah, bueno.-Cogió mi mano y la desenganchó de su cuerpo, moviéndose hasta la esquina de la cama dejando un espacio entre los dos.-Entonces no me abraces, ni me toques, ni me hables, ni…

Le miré frunciendo el ceño.

-Eso es chantaje emocional, eso conmigo no funciona.

-¿Segura?

Proferí una risa nasal y me acerqué a él besando su mentón. No se apartó.

-Segura.-Le di un pequeño mordisco cariñoso en la barbilla y luego besé sus labios.- ¿Qué hay de desayunar?

-A mí se me está ocurriendo algo.

Sonreí acariciando su cuello.

-No seas así. Tengo hambre; quiero comer algo.

-Yo estoy abierto a cualquier tipo de demostración cariñosa. Que me comas me parece justo.

Me dedicó una sonrisa que no había visto nunca. Una sonrisa traviesa, divertida, sexy, pervertida. Algo dentro de mí se activó cuando la vio.

-No me hagas esto, en serio. Primero comemos y luego lo que tú quieras.-Dije riendo.

-¿En serio? ¿Lo que yo quiera?

Levantó sus cejas aún con esa mirada de perversión. Reí.

-Hasta donde yo diga.

Pasó su mano por mi cuello acercándome a su boca. Rozó mis labios con los suyos, repasó mi labio inferior con su lengua, abrí mi boca y él se dedicó a recorrerla. Cuando nos apartamos noté su sonrisa, luego besó mi mejilla.

-Hasta donde tú digas, nena.-Me apartó un poco para levantarse.-Vamos a desayunar.

Asentí. Él salió de la habitación y yo me quedé sentada en la cama sonriendo como idiota. Me levanté y entré en el baño, al final del pasillo. Me miré en el espejo y abrí los ojos aterrorizada.

¡Menuda cara!

¡Menudos pelos de loca!

¿Justin me ha visto así y no se ha asustado?

Recogí mi pelo en un moño mal hecho, aunque al menos mi pelo estaba recogido, me lavé la cara y cogí su cepillo de dientes. Me lavé los dientes y salí del baño.

Espero que no le moleste que lo haya utilizado. Al fin y al cabo estamos todo el día compartiendo saliva, así que supongo que da lo mismo.

Caminé hasta la habitación de nuevo y cogí mi móvil, luego entré en el salón, me senté en el sofá y encendí la tele.

Tenía como unos 60 mensajes de Alex.

Alex:

¿Qué tal tu fin de semana con Justin?

Usa protección, ya sabes ;)

No me respondes, me tienes que contar todo.

¿Dani? ¡En serio no me lo puedo creer! Tienes que estar súper ocupad para no contestarme ;)

¿Te trata bien? Ay, estoy más emocionada que tú, seguro.

Y cientos de mensajes más dejando caer que este fin de semana he perdido mi virginidad.

Pues no, Alex. Siento defraudarte.

-¿Con quién hablas?-Justin salió de la cocina con una bandeja llena de comida.

-Alex. Saca conclusiones muy rápido.

Justin sonrió. Y se sentó a mi lado.

-¿Y eso por qué?

-Porque no la contesto.

Justin echó un vistazo a la pantalla de mi móvil, luego me dio un beso en la sien y sonrió.

-El día que de verdad la cuentes todo, por favor evita detalles que tengan que ver conmigo.

Me eché a reír divertida.

-¿Al señor Don Ego le da vergüenza? ¿Tienes algo por lo que avergonzarte?

-No. Y no me toques ese tema porque sale mi lado ‘macho Alfa’.

Me eché a reír de nuevo.

-¿A sí? ¿Entonces por qué quieres que me guarde esos detalles para mí?-Intenté picarle, que se molestase un poco conmigo, pero no fue eso lo que conseguí.

-Porque esos detalles son sobre mí, y yo no soy de Alex; yo soy tuyo.

Le miré sorprendida y sonreí.

-Te quiero.

Pude notar el brillo de sus ojos cuando esas dos palabras salieron de mi boca, sus comisuras se alzaron en una sonrisa y escondió su cara en el hueco que se formaba entre mi hombro y mi cuello.

-No voy a acostumbrarme nunca a que me digas esto, Dani.

-Pues deberías, porque últimamente me sale solo.-Sonreí.

Alzó su cabeza y juntó sus labios contra mi oreja, mordió el lóbulo y después susurró:

-Yo también te quiero, pequeña.

No sabría decir bien si mi pecho se hinchó literalmente, pero sentí  como si eso de verdad hubiese pasado. Me sentí querida, me sentí bien allí, la chica más feliz del mundo.

Nunca he entendido las películas románticas, siempre me han parecido cursis. Las historias de amor de los libros siempre me han parecido imposibles, aunque en el fondo siempre he soñado en que me pase algo parecido. No entendía a esas chicas que suspiran melodías por algún chico, o esas que lloran porque este mismo las ha dejado.

Creo que ahora entiendo todo. Las películas, las historias, esos suspiros y esos llantos. Entiendo que las películas y los libros se basan en el amor entre dos personas, entiendo a esas chicas que no dejan de sonreír cuando lo ven y entiendo que éstas mismas lloren si su amor les rechaza.

No me imagino que Justin me dijera que no quiere volver a verme; se me encoge el corazón solo de pensarlo.

Me siento tonta ahora mismo por tener miedo a enamorarme o a reconocer que estoy enamorada. Es la mejor sensación que existe, el mejor sentimiento que una persona te puede causar. En este caso, Justin me ha causado ese sentimiento y no sé si es por lo feliz que soy ahora, pero no tengo miedo de reconocer que lo quiero mucho.

No tengo miedo de reconocer que me he enamorado de él.

Okumaya devam et

Bunları da Beğeneceksin

146K 20.8K 63
nacido en una familia llena de talentos aparece un miembro sin mucho que destacar siendo olvidado sin saber que ese niño puede elegir entre salvar o...
440K 29.9K 71
Boku No Hero Academia Viendo el Futuro: Los estudiantes de la U.A estaban a punto de tener una clase, como todos los días, pero fueron citados no sol...
538K 85.4K 35
Park Jimin, un padre soltero. Por culpa de una estafa termina viviendo con un completo extraño. Min Yoongi, un hombre solitario que guarda un triste...
659K 96.5K 96
Toda su vida fue visto de menos y tratado mal por las personas que decían ser su familia, estaba cansado de que todas las noches llorara por aunque s...