Era un día lluvioso,con tormenta,jamás lo olvidaré. Estas cosas nunca se olvidan,por más que quieras. Lo recuerdo prácticamente como si eso fuera hoy.
Tenía 17 años. Mis padres y yo,nos íbamos de vuelta a casa, después de una larga e intensa fiesta,días antes de la Navidad.
Todo fue rápido. Yo estaba sentada en el asiento izquierdo trasero, detrás de mí papá. Y mi madre a su lado. Impactamos contra un vehículo,cual conductor estaba ebrio. Nuestro coche dio varias vueltas de campana. Todo daba vueltas.
— ¡Aaaaah!—mis gritos,era lo único que se oían. Mis padres no reaccionaban.
Cundo todo paró,me acerque a mi papá. Aún consciente. Me dijo.
— Mi niña,mi niña hermosa, jamás te dejaré.—Aun con dolor,me acarició la cara llena de lágrimas,con el dorso de su mano.Lloraba, no por mí,si no por él.—Eres lo que más amo en esta vida,Ales,nunca lo olvides. Tu mamá,y yo siempre estaremos contigo.
Mi padre,se había quedado callado,ya no hablaba,a pesar de que lo había sacado a fuera,del coche,de que lo zarandeaba,todo era completamente inútil. Me prometió no irse nunca,y me abandonó. Ahora sentía un terrible vacío en mi corazón.Me había quedado sola,sola en este mundo. Las ambulancias habían llegado,estaba completamente asustada, abrazando el cuerpo,aún cálido de mi padre. Ya no me quedaban más fuerzas. Sentía que me iba a desmayar de un momento a otro. Los dos hombres, bajaron de la ambulancia. Todo se volvió oscuro.
¿Me había muerto tal vez? Ya nada valía la pena...