Ambos estábamos sentados en la oficina del profesor de nuestro hijo.
Y Chris estaba insoportable.
- ¡Chris! -le reñí golpeándole la pierna mientras él jugaba con la grapadora del escritorio.
- ¿Qué? -replicó.
El profesor nos había llamado hace una hora para una reunión urgente. Tuve que sacar a Chris de la celebración de su última película, por lo que llevaba algunas copas de mas.
No pude evitar reírme ante su cara de inocencia.
- Para -le dije.
- Está bien... -dijo inocente.
El profesor entró y se sentó para mirarnos.
- Lamento haberos avisado con tan poca antelación pero nuestras agendas nunca cuadran. Necesito que me firmen esto para el diploma de excelencia.
- ¿Y para esto nos dice que era algo urgente? -le dijo mientras veo como Chris empieza a coger los lápices.
- Si, lo lamento. La ceremonia es mañana. -dijo acariciandose su bigote- y necesito los documentos firmados.
En se momento miró a Chris que se estaba burlando de él.
Reprimí una risa.
- Me gustaría que se lo tomarán mas en serio -replicó apuntándonos con su bolígrafo.
- Si, disculpele. Esta cansado.
- Si, si -dijo Chris con un suspiro teatral.
- ¿Podemos firmar ya?
Él nos dio los papeles y le tuve que decir a Chris mas de tres veces donde firmar.
- Me sorprende que su hijo haya ganado un diploma de la excelencia -murmuró mientras yo sacaba a Chris del despacho.
- ¿Qué ha dicho? -replicó Chris.
- Que le gustó mucho tu última película.
- Ah.
Le di unas palmaditas en la espalda.
- Si, justo eso.