Los chicos y yo entramos a la casa. Es una casa de dos pisos, la mayor parte compuesta por ventanas del suelo al techo. Las palmeras están plantadas alrededor de las esquinas de la casa. Es un lugar agradable, pero por lo que haremos, no lo será en la mañana de eso estoy segura.
La puerta de entrada está abierta, así que entramos directamente. El lugar está lleno, no puedo ver a dónde vamos. El olor a humo es fuerte y el perfume y la colonia permanecen en el aire. Nadie nota nuestra presencia y cómo hacerlo si están hasta el cuello llenos de drogas.
Pasamos por unas escaleras que conducen al segundo piso, donde un hombre yace boca arriba y dos chicas desnudas le frotan sus tetas por el pecho y una lo está besando. La adrenalina me recorre. Aquí hay mucho sexo, alcohol y sin duda drogas. Levantando la mirada veo a un tipo de pies contra una pared, una chica está arrodillada, con otra debajo de ella, él tipo está recibiendo una mamada de una de las chicas, mientras la otra mujer le está comiendo el coño.
Estamos buscando al Prez, pero este no se encuentra en ninguna parte.
-Hunter, no los vemos por ningún lado, hermano. -Dice, Ford escaneando todo el lugar en busca de alguno de los Riders.
-Quizás estén en el patio trasero. -Mi hermano se dirige hacia allá, y los demás lo seguimos. Pero no sin estar alertas por alguien nos reconozca.
Llegamos a lo que parece ser una fogata. Y ahí están todos los Riders. Algunos están en las esquinas bebiendo mientras los otros están cerca de la fogata hablando con unos tipos. Y por la información que tenemos ellos son los hijos de puta.
Mi hermano se acerca al grupo y los demás los protegemos por cualquier cosa. Él mira en dirección a uno de ellos, este está de espalda a nosotros, tiene el chaleco de los Riders y por sus parches puedo decir que este es el presidente del club, Tanque. Puedo ver qué es grande hace mención a su nombre porque el cabrón ocupa todo el maldito espacio a su alrededor. Detrás de él, casi pegado a Tanque está su vice. Sus labios tienen una sonrisa tensa, su cabeza baja mientras nos fulmina con la mirada. Pero mi hermano no se inmuta. Y dice.
-Tanque. - Este se da la vuelta, primero ve a mi hermano y se detiene en seco, la suela de sus botas raspa contra el suelo del patio. Su pecho asciende cuando inspira, su mano se desliza a través de su pelo oscuro, que se ha movido de lugar.
-Hunter. -Gruñe Tanque, y mi corazón se congela. Sus palabras son pronunciadas con tal filo que rasga mi chaleco. -¿Cómo podría saber que los Bastards mostrarían sus putas caras en mi territorio esta noche? Metiendo sus cochinas narices donde claramente no pertenecen. ¿Haz olvidado nuestro trato?.-Él levanta un dedo, maculle mientras su dedo se mueve de un lado a otro.
Él es más corpulento de lo que pensé; sus brazos son músculos, haciendo que su camiseta blanca, salpicada de sangre, se estiré. Sus hombros son anchos, mostrando lo fácil que sería maltratar a cualquiera que se cruce en su camino. Sus nudillos están abiertos, clara evidencia de que estuvo en una riña recientemente. Él se ve como un animal. Y nunca me sentí tan malditamente atraída hacia uno así.
La intensa mirada de Tanque pasa lentamente de mi hermano a mí. Sus ojos son tan sombríos y furiosos, y los dedos de mis pies se curvan dentro de mis botas por la forma en que se iluminan de repente cuando aterrizan sobre mí. Sus ojos azules sostienen los míos. Él es obviamente peligro, haciendo que cualquiera se encoja de miedo. Pero segura como el infierno yo no soy una de ellos. Lo miro con atención y es realmente atractivo. Trato de recuperar un poco de mi cordura que se fue a pique cuando puso su intensa mirada en mí.
- Hunter, no me informaste que teníamos una niñita presente. - ¿Una niñita? Miro a mi alrededor, buscando una niña entre las personas que estamos aquí. Él se ríe, y entonces caigo en cuenta... Está hablando de mí. Mi momento de lujuria desaparece con la irritación. ¿Con quién cree que está hablando?
Mi irá me impulsa a actuar antes de que mi cerebro lo pueda registrar siquiera. Comienzo a sacar una de mis armas. Sus muchachos se ponen tensos cuando me acerco a su presidente. Pero antes de que pueda hacer algo. Noto un movimiento por el rabillo de mis ojos. Y es uno de esos tipos, este está apuntado con un arma en dirección a Tanque. Pero antes de que apriete el gatillo y lo mate. Quito a Tanque del camino haciendo que caiga al suelo y disparo hacia el tipo, dándole en la cabeza, matándolo al instante. Y con mi acción todo el infierno se desata.
Mi hermano saca su arma y dispara a otro de esos Malditos hijos de puta. Y los demás lo siguen. Tanque quién ahora está con los ojos de par en par por mi movimiento. Se da cuenta de lo que está pasando y al igual que nosotros saca sus armas y empieza a dispararles. No hay que ser listo para saber que no estamos aquí para hacerles daño, sino todo lo contrario. Un par de Riders empujan a Tanque detrás de ellos, protegiéndolo. La multitud dentro de la casa comienza a gritar.
Suena otro disparo, llamando mi atención.
-¡Tanque! - Grita alguien, pero él mira en mi dirección y sus ojos atrapan los míos. Se mete la pistola en su cintura y comienza a correr hacia donde estoy yo.
Yo por otra parte busco a mi hermano, y lo veo está detrás de una columna con Ford y Sonters. Él mira en mi dirección y ve más allá de mí, sus ojos se abren en pánico y miedo. Y dice.
-¡Nixter, Cuidado! -va a echar a correr en mi dirección, pero Ford lo detiene. Yo volteo hacia donde él estaba mirando, pero antes de poder hacerlo, soy derivada por un cuerpo grande y fuerte, todo el aire de mis pulmones es sacado de mí por el impacto. Levantando el rostro y quién está encima de mí, protegiéndome es Tanque. Nuestras miradas se cruzan y todo lo que está alrededor deja de existir. Solo somos él y yo, en este momento.
Salgo de la pequeña burbuja de atracción, y lo empujo lejos de mí. Él se separa de mí, y se levanta. No ha dicho nada y yo tampoco. Los disparos siguen, veo unos cuantos cuerpos en el suelo. Pero eso no me importa, lo que importa es mi hermano y saber que está bien, le doy la espalda a Tanque y voy en su búsqueda. Pero unas manos en mis brazos me detienen
-¡No vayas es peligroso! -Dice, Tanque, ignoro su advertencia y salgo de su agarré. Un tipo aprovecha que él está de espalda y lo sujeta con un cuchillo en su garganta.
-Creíste que saldría vivo de aquí. - Le dice, clavándole el cuchillo en un costado.- Pues no, hijo de puta.-Yo saco el mío y se lo tiro, dándole con este en la cabeza. Tanque cae al piso sosteniendo su herida. Corro y chequeo si es mortal la herida.
-Déjame ver. -Le digo, levanto su camiseta y no es tan profunda. Levanto la mirada. - Vivirás, Grandote.-. Este arquea una de sus cejas. Me da una sonrisa cínica.
-Me alegra saberlo doctora. - Hace énfasis en la palabra doctora con ironía. Ruedo los ojos. Y lo ayudo a levantarse. Ya no se escuchan los disparos. Al parecer se acabó la diversión. Sus muchachos corren hacia nosotros y uno de ellos, me lo quita.
-Mierda, ¿está bien, prez? - Yo me quito de en medio para que sus chicos puedan ayudarlo, y me voy en busca de mi hermano, doy dos pasos y soy agarrada por unos de los que quiere matar a Tanque, este pone su arma en mi nuca.
-No sé muevan o la mato. -Dice el hijo de puta. Todos se ponen rígidos y Tanque se levanta de donde lo tienen. Agarrando su herida, puedo ver qué la sangre se derrama entres sus dedos.
-Déjala ir, y te dejaré con vida. -Yo levanto una de mis cejas. Enserio él está tratando de defenderme. ! Que ternura!. Tanque mira en mi dirección y yo le sonrió. Porque él no sabe que el mismo Hades está justo enfrente de él. Bajo lentamente una de mis manos por mi pierna izquierda, Tanque mira lo que estoy haciendo, y yo le guiñó un ojo. Sostengo mi cuchillo. Tiro mi cabeza hacia atrás dándole en la nariz, rompiéndosela al instante. Este se la sujeta y yo lo agarro del cabello. Hago que me vea a los ojos y le digo.
-Chica equivocada, hijo de puta. -Dicho esto, corto su garganta y veo la vida drenarse de sus ojos. Me volteo y veo a Tanque con los ojos de par en par. Y todos sus muchachos están por igual, en sus rostros se puede ver el asombro reflejado y algo de respeto también. Les guiñó un ojo, y les doy mi mejor sonrisa.
-Creo que ese era el último. -Señalo en dirección al tipo muerto en mis pies. Limpio el cuchillo lleno de sangre en la camisa del muerto. Y la pongo de nuevo en mi pierna. Nadie ha dicho nada aún, supongo que nunca han visto a una mujer hacer lo que hice. Después de esto ya no dirá que soy una niñita. Porto mi chaleco y no hay más defunción de lo que soy... Una Bastards.
Este es mi mundo y no preferiría otro igual.
Y esa es nuestra N'yz demostrando lo letal que puede ser.
Mamá Golosa aún sigue aquí.