Diana miro con algo de escepticismo a Lucifer, la niña, porque no podía describirla de ninguna otra forma, no parecía tener las grandes dotes de héroe, cuanto menos la fuerza para servir de apoyo a seres con las habilidades de Kara, quien por su herencia Kriptoniana era casi o más poderosa que Superman.
—No luces nerviosa —dijo SuperGirl colocando con suavidad la mano derecha sobre el hombro de quien podría considerar su sobrina. —Pero con un padre como Batman dudo que seas muy dada a demostrar tus emociones por eso... —y con toda la ternura que pudo encontrar en su corazón y la empatía que le daba saber lo que se sentía ser una extraña en un lugar extraño, la abrazo. —confía en nosotros.
Lara dio un leve respingo, hacía mucho que nadie le brindaba un gesto como aquel. Había olvidado lo cálido y reconfortante que era sentir los brazos de alguien más rodeándola sin que estos tuvieran dobles intenciones y por ello no pudo menos que estremecerse en deleite preguntándose si su padre, Superman... Kal-El, expediría esa misma temperatura elevada, ese calor tan agradable que le brindaba Kara Zor-El en ese momento.
Podía negarlo para todos, pero muy dentro de ella una parte de su ser siempre sintió la falta del hombre de acero, aun mas cuando escuchaba a las amazonas hablar de las hazañas en que salía siempre victorioso, de su sonrisa deslumbrante y de aquella amabilidad que emanaba para todos sin distinción.
Se cuestionaba cada dos por tres como hubiera sido su vida si en vez de estar con Bruce, Clark Kent hubiera sido quien la criara. ¿Su carácter hubiera sido el mismo? Su destino fue marcado por las desgracias y penas que acongojaron el corazón, de por si emulado, de Batman.
Con un leve toque Lara aparto a Kara. —Gracias —dijo mientras caminaba rumbo al hangar de la Atalaya sin mirarla de frente evitando mostrarle su rostro sonrojado hasta las orejas.
Kara sonrió condescendiente, guardando con agrado entre sus recuerdos aquel suave temblor del cuerpo de la niña y comprendiendo un poco más el sentimiento que su primo albergaba por el caballero Oscuro, después de todo esa actitud firme y feroz que buscaba ocultar la debilidad de la persona bajo la máscara era encantadora en todos los sentidos y solo servía para hacerte desear ser aquel sujeto especial frente a quien se desnudaría en cuerpo y alma.
John Stuart sonrió para sí mismo al presenciar la escena entre Kara y Lara, y se imaginó al pequeño Batman, ese que una vez tuvo la fortuna de ver y tratar gracias a un hechizo de Morgana(1), fruncir el entrecejo y poner una mueca agria en su rostro infantil ídem al que en este momento la hija del Murciélago mostraba.
Nunca lo diría en voz alta, pero Mordred y su talismán le dieron uno de sus mejores recuerdos al permitirle compartir aunque solo fuera un día de su niñez con los que ahora eran sus amigos, en especial con Batman que de alguna forma siempre pretendía alejarse de ellos, pero sin lograr evitar que los seis fundadores al ir conociendo su espíritu, entrega y bondad desarrollaran sentimientos intensos por su persona.
El ejemplo más que palpable era el súper hombre; Clark había terminado perdidamente enamorado del Señor de la Noche a pesar de estar muy consciente de su indiferencia y desdeño por las relaciones interpersonales de cualquier índole. Pero en su empeño el gran hombre de acero logro lo que nadie pensó posible.
Batman lo había aceptado a su lado.
Al principio sintió, siendo sinceros, algo de repudio ante la idea de que ambos héroes mantuvieran una relación romántica, pero tras conocer a Terry y hablar con Lara ese rechazo se desvaneció como la bruma frente a los rayos del sol. Debía admitir que ellos eran la combinación más poderosa en el campo de batalla, el dúo más eficiente en cada misión y sobre todo, la pareja más confiable en cuanto a volver los imposibles en realidades.
—Estaban destinados a encontrarse, a amarse... —Susurro el linterna pensando en su propia relación con Hawkgirl. Shayera podía ser una mujer difícil, no al mismo nivel que Bruce, pero valía la pena cada esfuerzo que hizo para conquistarla. —Clark y yo debemos ser masoquistas... —sonrió ladino el afro viendo aterrizar por fin a Shazam dentro de la Atalaya y apurando el paso en su dirección, ahora que estaban completos podían irse.
Diana abrió el canal de comunicación con Bruce.
—Aquí Wonder Woman, estamos listo para comenzar con nuestra parte —indico mirando a su equipo y recibiendo cabeceos afirmativos a sus palabras.
—Procuren tomárselo con calma, y espero no tener que pedirles usen su fuerza al límite —comento Batman con aquella voz fría y metódica.
—Aquí Flash. Murciélago estoy en la Atalaya, seré tu contacto con el resto de la liga —se unió a la conversación el héroe de rojo.
—Creo que serias más útil en tierra —dijo Bruce y, Stuart que solo escuchaba por su comunicador le pareció que al señor de la noche no le hacía ilusión tener al hombre más rápido del planeta hablándole al oído constantemente.
—No temas, si llegan a requerirme iré corriendo —rio Flash. —Por cierto, algo que me está picando la curiosidad desde hace rato. ¿En dónde está el grandulón?
—Está ocupado —gruño Batman con una advertencia implícita, o al menos así le sonó a Linterna verde.
—¿En serio? Cualquiera diría que este desastre es más importante que cualquier... ¿Qué? ¿Qué me calle...? ¿Por qué...? Si solo me haces caras no entiendo, Shayera ya dime que quieres...
Stuart resoplo fastidiado. Solo Flash podía ser tan lento para no captar que estaba acabando con la paciencia de un hombre muy peligroso, y luego para su horror Diana se unió al interrogatorio diciendo.
—Sé que no es el momento pero yo también me lo preguntaba, ¿Dónde está Superman?
—Él... —siseo Bruce sin decidirse a contestar.
—Yo le explicare Batman, cambio y fuera —corto Stuart la comunicación antes terminar con la paciencia del Señor de la Noche.
Diana lo miro con molestia y cruzo los brazos esperando la explicación, una explicación que Stuart no tenía pero que se inventaría ahora mismo. ¡Ah! Lo que hacía en nombre de la amistad.
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Bruce miraba al frente concentrándose en pilotar e intentando ignorar las miradas insistentes de sus compañeros, en especial la de Green Arrow y Cyborg porque al parecer Terry estaba más que bien entrenado para guardarse sus comentarios y preguntas.
—Lo que vayan a decir les recomiendo que lo hagan ahora, antes de que comencemos la misión.
Oliver Queen soltó un suspiro profundo y con todo el valor que tenía y del cual pocas veces hacia acopio porque pocas cosas lo atemorizaban tanto como un Batman enojado dijo.
—Me preocupas. A ultima fechas los siete fundadores han estado teniendo reuniones, temas de los que los demás miembros no estamos al tanto y por ahí se rumorea que tiene mucho que ver contigo y Superman.
Un silencio se hizo en la nave.
—Cyborg —no fue una pregunta, Batman era como un presentador que pasa de un participante a otro para que hablen por turnos.
—Yo solo quiero saber, ¿si la ausencia de Superman es el preludio para algo más grande?
Terry miro a ambos hombres, de ellos solo Oliver tenía su total confianza. Solo a él le contaría con puntos y comas cada detalle porque el rubio arquero fue una de las pocas personas que a pesar de saber la verdad, a pesar de lo decepcionante que fue saber que Batman jugaba por ambos frentes, que era el bueno y el malo a la vez, se mantuvo a su lado. Le dio su fidelidad y su compañía, le dio su amistad y su respaldo. Y con el tiempo, cuando fue demasiado viejo para seguir a Bruce en su cruzada por la venganza simplemente se alejó, sin ceremonias, en silencio se sumergió en la oscuridad del olvido para no ser una carga, un punto débil para el Caballero de la Noche.
Oliver Queen fue de verdad un amigo para Bruce Wayne cuando todos le dieron la espalda, por eso tenía, tanto la gratitud de Lara como la suya, porque Bruce era la persona más importante para ellos.
Bruce dejo pasar unos segundos meditando que respuesta daría, después de todo estaba hablando de su vida privada. Aunque...
—Clark está atendiendo un problema mayor... —y Bruce se salió por la tangente para desilusión de sus compañeros.
—Bruce —llamo con voz cansada Green Arrow —Sabes que te cubriremos la espalda ¿verdad?
Batman inclino levemente la cabeza hacia adelante y gruño suavecito, ese solo gesto y sonido hizo muy feliz al arquero porque eso quería decir que daba por hecho que así seria.
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Clark despertó sintiendo un tremendo dolor en todo el cuerpo y le costaba moverse. ¡Dios! Que era Superman... se suponía que era invulnerable.
Meneo la cabeza para despejarse, lo último que tenía en la mente era la sonrisa satisfecha de Bruce después de ellos terminaron de hacer el amor.
Aun podía rememorar el agradable peso del cuerpo de Batman entre sus brazos y el delicioso aroma de su traspiración, así como el musical golpeteo de su corazón acelerado. Su sedoso y cálido interior rodeándolo, apretándolo de manera celestial, elevándolo al nirvana, a un éxtasis jamás imaginado.
Cada gemido y ronroneo satisfecho que el Caballero de la Noche emitió durante su entrega lo tenía grabado a fuego, atesoraría sensación dada y recibida pues estaba cargada de un amor entregado y sincero.
—Bruce —gimo intentando con todo su ser ponerse en pie sin lograrlo.
Fue hasta ese momento en que su vista enfoco mejor que casi sollozó de la impresión al darse cuenta que se encontraba encerrado en una celda de plomo alumbrada por un sol rojo en miniatura.
—Bruce —susurro dolido de aquella traición.
El hombre de acero golpeo con frustración y coraje el piso. Una hoja salió volando con aquel movimiento brusco y Clark apenas pudo cogerla. Solo había dos líneas escritas en ella.
Te amo con el alma
Bruce Wayne
Kal-El dejo salir un grito desgarrador mientras por sus mejillas rodaban gruesas lágrimas. Solo Batman era capaz de lograr que el hombre más fuerte del mundo callera tan fácilmente en una trampa y se viera reducido a un simple prisionero. Solo él podía herir de aquella forma a Superman.
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—Estamos en posición —susurro Batman al comunicador.
—Bien, Luthor los está esperando así que... si fuera ustedes me acercaría sigilosamente —contesto Jason y en su tono de voz Bruce pudo adivinar cierto grado de diversión.
Batman cortó la comunicación y aterrizo la jabalina a unos dos kilómetros de distancia del objetivo. Una vez en tierra dividió a su equipo en dos grupos. A Bat(Terry) con Cybor y él iría con Green Arrow.
—Quien llegue primero al objetivo lo desmantela —fue la sencilla indicación que dio Batman antes de ponerse en marcha.
Mientras se movían sigilosamente Batman comenzaba sentir cierto grado de aprensión. Estaba siendo demasiado fácil. Con agilidad digna de cualquier felino al asecho se acomodó para con el larga vista escudriñar el lugar.
—Red Hood —llamo sin recibir respuesta. —Jasón...
—Estoy aquí —respondió justo a su lado el segundo de sus hijos.
Bruce gruño, nunca lo admitirá pero estuvo a punto de sufrir un paro cardiaco por el susto.
—¿Qué es lo que tiene tan distraído viejo? —cuestiono Jasón un poco molesto de que precisamente Batman bajara la guardia en una situación como esa.
Sin decir una sola palabra Batman le extendió a Red Hood los prismáticos para que viera por sí mismo lo que le preocupaba, disfrazando de esa manera el verdadero motivo de su falta de concentración.
—¡¿Qué demonios son esas cosas!? —gruño Jasón sin poder evitarlo.
Frente a la puerta había dos enormes animales negros a los que no podría darles nombres porque no se parecían a nada que hubiera visto anteriormente. La cabeza asemejaba a la de un perro, sin embargo las fauces casi podría jurar eran los de un caimán. El cuerpo cubierto de pelaje negro poseía extremidades delanteras por mucho más largas y musculadas que las posteriores y para rematar cada una de las cuatro patas estaba bien armada con garras afiladas.
Con un leve toque Batman hizo a Jasón mira un poco más arriaba a la izquierda donde dos de aquellas criaturas escalaban el edificio solo utilizando sus zarpas.
—Espero que traigas croquetas en tu cinturón —comento guasón Oliver sintiendo como un sudor frio le baja por la frente, esos animales habían comenzado a olfatear el aire y un segundo después se escuchó un aullido que alerto a todos los demás.
—Creo que ya saben que estamos aquí —dijo Jasón dando un paso atrás listo para comenzar a correr.
—Repliéguense —ordeno Batman observando con horror como las versiones de una sola cabeza del Cerbero el perro del infierno, se lanzaban a la caza y a pesar de ser en extremo enormes tenían una velocidad inverosímil.
Continuara...
(1) Capitulo. Cosa de Niños Liga de la Justicia Ilimitada.