𝐌𝐀𝐈𝐀 ━ steve rogers.¹

By -l-lxcifer-

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❝ Maia; nombre de origen Nepali, significa "rayo de luz", "amor de luz". Resulta un nombre muy original. Gust... More

𝐌𝐀𝐈𝐀 - 𝐒𝐓𝐄𝐕𝐄 𝐑𝐎𝐆𝐄𝐑𝐒.
𝐂𝐀𝐒𝐓 + 𝐏𝐋𝐀𝐘𝐋𝐈𝐒𝐓.
𝐏𝐑𝐎𝐋𝐎𝐆𝐔𝐄.
𝐀𝐂𝐓 𝐎𝐍𝐄.
𝙤𝙣𝙚; second chance.
𝙩𝙬𝙤; lie detector.
𝙩𝙝𝙧𝙚𝙚; captain america.
𝙛𝙤𝙪𝙧; the avengers.
𝙛𝙞𝙫𝙚; hand to hand.
𝙨𝙚𝙫𝙚𝙣; the best pizza.
𝙚𝙨𝙥𝙚𝙘𝙞𝙖𝙡 𝙣𝙖𝙫𝙞𝙙𝙚ñ𝙤.
𝙚𝙞𝙜𝙝𝙩; too busy.
𝙣𝙞𝙣𝙚; usb flash drive.
𝙩𝙚𝙣; proyect insight.
𝙚𝙡𝙚𝙫𝙚𝙣; first and last date.
𝙩𝙬𝙚𝙡𝙫𝙚; i trust you.
𝙩𝙝𝙞𝙧𝙩𝙚𝙚𝙣; the winter soldier.
𝙛𝙤𝙪𝙧𝙩𝙚𝙚𝙣; mr lyonne.
𝙛𝙞𝙛𝙩𝙚𝙚𝙣; kill or die.
𝙨𝙞𝙭𝙩𝙚𝙚𝙣; i promise.
𝙨𝙚𝙫𝙚𝙣𝙩𝙚𝙚𝙣; infiltrated.
𝙚𝙞𝙜𝙝𝙩𝙚𝙚𝙣; car chase.
𝙣𝙞𝙣𝙚𝙩𝙚𝙚𝙣; bucky barnes.
𝙩𝙬𝙚𝙣𝙩𝙮; promise me.
𝙩𝙬𝙚𝙣𝙩𝙮-𝙤𝙣𝙚; clint barton.
𝙩𝙬𝙚𝙣𝙩𝙮-𝙩𝙬𝙤; it's Maia.
𝙩𝙬𝙚𝙣𝙩𝙮-𝙩𝙝𝙧𝙚𝙚; she always had a plan.
𝐄𝐏𝐈𝐋𝐎𝐆𝐔𝐄.
𝐏𝐎𝐒𝐓 ─ 𝐂𝐑𝐄𝐃𝐈𝐓 𝐒𝐂𝐄𝐍𝐄.
𝐀𝐆𝐑𝐀. + ¿𝐒𝐄𝐆𝐔𝐍𝐃𝐎 𝐋𝐈𝐁𝐑𝐎?.
𝐄𝐗𝐓𝐑𝐀 𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑.

𝙨𝙞𝙭; do good.

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ˋˏ ˋˏ capítulo seis: do good. ˎˊ ˎˊ


MAIA AVANZÓ HACIA LAS CÁPSULAS PARA PODER VER QUE HABÍA DENTRO DE ELLAS. Stark seguía con una sonrisa en su rostro mientras veía a la mujer moverse hacia sus creaciones. La rubia pasó sus dedos por las armas y trajes que había. Se encontraba ligeramente sorprendida por todo lo que el hombre había podido crear en poco tiempo. ¿O es que ya llevaban discutiendo tiempo sobre su entrada a los vengadores?. Quitó esos pensamientos de su mente para poder enfocarse en lo que había frente a ella. La confusión fue parte de su sistema cuando vio los trajes que había. Estos eran de color negro mate, tenían pequeñas hombreras y algunos cinturones para poder almacenar las armas. Lo que más llamó su atención fueron los imanes que formaban un circulo mediano en la espalda de cada traje, servía para sostener un arma especial que ella conocía a la perfección pero no entendía como Stark lo hacía. Trató de lucir indiferente ante todo antes de volver acercarse a él para tratar de encontrar una respuesta a todas las preguntas que rondaban por su mente.

— ¿Hiciste un uniforme diferente para mi?.

— Fury habló conmigo sobre ti —empezó Tony, acercándose a la rubia—. No eres solo conocida por el atentado que hiciste en San Francisco. Sabía que te conocía de un lugar, pero no recordaba de donde.

Maia lo miró con fingida confusión—¿de qué hablas?.

La conversación estaba yendo a otro rumbo y a la fémina no le gustaba para nada.

— S.H.I.E.L.D estuvo buscando por meses a esta persona —el hombre presionó un par de teclas en su teléfono y el holograma de una video se interpuso entre ellos. Maia retrocedió dio un paso atrás —. Eres tú, ¿cierto?.

En el video se encontraba una persona con un traje parecido al que había diseñado Stark para ella solo que sus hombreras resaltaban menos mientras su preciada arma redonda y tan fina como un papel, la cual estaba hecho por el metal más fuerte en el mundo, se encontraba colgada en su espada. Su cara era tapada por un pasamontañas mientras algunos mechones rubios de su cabello se lograban ver debajo de este. La persona se encontraba corriendo velozmente antes de sacar su chakram de vibranium [1] y empezar a dar una ágil pelea con este arma, logrando dejar inconsciente a una gran cantidad de personas en tan solo un par de segundos. El video duró veinte segundos en total. Maia ladeó su cabeza mirando a Tony. Sabía que no podría mentirle, al menos no a alguien tan inteligente como él.

— ¿Cómo sabías?.

— Te vi entrenar, tus golpes me resultaron conocidos. Además, tus intensos ojos claros llenos de pura maldad no se encuentran fácilmente —bromeó el hombre antes de volverse completamente serio —. Había estado buscándote durante mucho tiempo, eras una misión, ¿sabías?.

— ¿Una misión?.

— S.H.I.E.L.D te ha querido trabajando con ellos durante mucho tiempo.

— Bueno, ya estoy aquí. Supongo que la misión está completa, ¿que vas hacer ahora?.

— Te estaría besando, pero no es el momento adecuado —Stark quitó el video, haciendo que la rubia prestara toda su atención en él —. Aquí no estás peleando contra el bien, estas haciendo el bien. ¿Me recuerdas contra quien estas luchando?.

— Terroristas.

— ¿Cuando fue esto?.

— No lo recuerdo —mintió la rubia, encogió de hombros tratando de restarle importancia. Tony sonrió, sabiendo la respuesta.

— Dos años.

Por supuesto que lo recordaba. Después del atentado había pasado la mayor parte de su tiempo haciendo trabajos ilegales para poder conseguir dinero fácil,  de la única manera que podía. Incluso si seguía siendo malo, al menos sabía que estaba atrapando personas que no merecían la libertad que les estaba otorgando la vida para hacer maldades.

— Hace más de dos años que estás haciendo lo correcto. Bueno, tratando —otra voz se sumo a la conversación —. Creo que ya es tiempo de que realmente confiemos en ti. Así que, ¿Estás adentro?.

— Si —asintió Maia mirando a Natasha, quien entraba al gimnasio junto a Steve —, estoy dentro de una crisis existencial. Digo, es realmente... halagador que quieran tenerme en su equipo pero, ¿no son suficientes?. ¿Para que agregar a alguien quien tiene mismas habilidades que varios al equipo?. Sería bueno que agreguen a alguien diferente —explicó.

Los tres héroes que formaban parte de la agrupación "los vengadores", se miraron entre sí. Sabían que Maia estaba dando una débil excusa para no ser participe del grupo, pero ¿por qué?. Era una de las mejores opciones para sumar al equipo. Por supuesto, no era la única, también estaban viendo más personas para poder sumar. Personas que podrían ayudar a la humanidad.

— Bueno, mi novia no quiere participar en el grupo porque está tratando de servir bien a su pueblo —comentó Stark encogiéndose de hombros.

Steve miró a Natasha y Tony—déjenos solos, hablaré con ella —Romanoff salió sin rechistar mientras jalaba de la mano a Tony quien empezaba hacer bromas hacia Steve y Maia de forma a vulgar.

— ¿Tu vas a convencerme?. Bueno, dame tu mejor golpe.

Steve pareció haber querido hacer una sonrisa divertida, sin embargo, de sus labios salió una rara mueca. Maia notó en ese momento, que al hombre le costaba sonreír de verdad.

— Creo que tú, más que nadie que he conocido, sabe que el mundo está en peligro cada segundo.

— ¿Por qué?.

— Viviste con gente mala, te enseñaron cosas malas y aún así decidiste hacer el bien...

— Tienen que parar —Steve miró confundido a Maia cuando lo interrumpió con tranquilidad y ligera indiferencia. Sabía por cual camino iría su discurso —. Todos los días me repiten que decidí hacer las cosas bien y que estoy haciendo las cosas bien, pero ¿lo estoy?. ¿Como sé que esto está bien?, ¿como sabes que lo que tu haces está bien?.

— Peleamos con gente mala. Hay gente que merece estar dentro de una celda y no ver la luz del día nunca más.

— ¿Y quienes somos nosotros para decidir eso?. ¿Los "vengadores"?. ¿Que está bien y que está mal a estas alturas de la vida, Rogers?.

El soldado se quedó pensando durante algunos segundos, observando a la mujer con intriga. Trató de buscar una respuesta simple a su pregunta, si ella estaba en S.H.I.E.L.D significaba que también pensaba que eso era correcto. En ese caso, ¿que era lo que realmente le molestaba?. Se tomó un par de segundos y entonces se dio cuenta de porqué no quería pertenecer a un grupo que combatía personas más fuertes de las que se enfrentaba normalmente, peores que malas. Ella necesitaba una razón para pelear, no un discurso barato y una mala bienvenida a un grupo de héroes.

— Porque peleamos para que no haya más guerra, tratamos de hacer lo que pensamos que está bien. Lo que está bien depende de cada uno —Steve dejó su firme postura por una más tranquila —. Queremos gente que sepa lo que hace. Tú sabes lo que haces, eres decidida y no dudas en hacer lo que crees que es correcto. Analizas, piensas y actúas rápido, al menos eso es lo que hemos podido ver.

— Básicamente, soy una controladora.

La tensión del momento se relajó cuando Maia soltó una broma, ahora parecían solo dos amigos sonriendo con los ojos mientras tenían una agradable conversación. La rubia pudo notar lo fácil que era hablar con Steve, no te presionaba a nada ni mucho menos te hacía sentir incómodo, no te juzgaba. Pudo darse cuenta de eso al instante. Por otro lado, Steve no pudo notar mucho en ella en cuanto su personalidad, Maia era muy difícil de leer y comprender pero pudo notar algo en sus ideales, no tenía miedo de pelear por algo en lo que creía, y eso era algo que respetaba mucho en las personas. A veces era muy difícil levantarse y pelear por lo que creías, hacer lo correcto. Ambos dejaron que su juego de miradas dure más tiempo de lo que creían necesario, les gustaba. A Maia le parecía divertido poner nervioso a Steve y a él le gustaba mirarla. Sin embargo, seguía siendo un inocente juego del cual ambos estaban conscientes, del cual disfrutaban.

Le gustaba mirarla, era linda, era misteriosa.

Le gustaba mirarlo, era lindo, era misterioso.

— Solo voy a decirte que serías una buena pieza para el equipo —Steve asintió para el mismo después de dejar el juego de miradas.

Le regaló una corta sonrisa y se dio media vuelta para salir, Maia lo vio camiando hacia la puerta y no pudo evitar estirar una sonrisa ligeramente divertida antes de llamarlo. Le parecía gracioso como toda su vida había dado una vuelta por completo en poco tiempo. Hace un año atrás estaba escapando de todo lo que temía y creía, ahora estaba por unirse a un grupo de héroes que peleaban para salvar a la humanidad. Tan cansado; pensó Maia antes de poner su mejor rostro de inocencia y tranquilidad.

¡Hey, cap! —La mujer corrió hasta alcanzarlo —. Me debes una disculpa.

El soldado frunció el ceño confundido— ¿que?.

— Ayer me traste mal. No me gusta que las personas de mi equipo me traten mal.

— Bien, tal vez tengas razón, pero si analizamos la situación... Espera, — el soldado achinó los ojos, entendiendo a lo que se refería — eso quiere decir...

— ¡Bienvenida al equipo! —la voz de Stark junto a una música de fiesta interrumpió a Steve.

Maia fue estrujada por los brazos de Natasha quien sonrió con alegría por tenerla en su equipo. Ahora estarían más tiempo juntas. Le agradaba. Al igual que estarían más tiempo en situaciones más riesgosas. La rubia sonrió ligeramente hacia Steve mientras le devolvía el abrazo a Romanoff y escuchaba cantar a Tony de manera exagerada.

— Bueno, ya tenemos lista tu primera misión.

— Oh, tienes que estar bromeando.


Maia removió la ensalada que tenía en su tazón antes de agarrar un gran pedazo de la lechuga en su tenedor y llevarlo a su boca. Era tarde, el sol ya se había ocultado minutos atrás y ella estaba terminando el almuerzo que no había podido comer esa tarde. Había pasado una semana desde lo sucedido con el grupo de los vengadores y aunque Tony había tratado de convencerla de hacer una gran fiesta para su bienvenida, Maia solo aceptó una reunión tranquila. Sabía que el hombre podía ser muy persistente cuando quería y ella era muy indiferente en unos temas así que decidió por aceptar algo mucho más tranquilo. Después de todo, recién había empezado a tener misiones más intensas con Steve, Natasha y Tony. Aunque este último se desaparecía constantemente haciendo otras cosas. La semana siguió en un curso más tranquilo, mientras era instruida por Steve en algunas cosas que ella ya sabía de memoria pero le gustaba pretender que no, podía decir que se encontraba un poco más tranquila en todo. O bueno, al menos en la mayoría de cosas.

— ¿Sales temprano hoy?.

La rubia alzó su mirada, se encontraba comiendo con la mujer de cabello ginger— ¿hay más misiones?.

— Ya terminamos —afirmó —, a menos que quieras hacer papeleo conmigo.

— Creo que prefiero ir a dormir un rato.

Natasha rió ligeramente— me la debes.

— La anterior semana yo me quedé haciendo el papeleo —le recordó Maia.

— Como sea, tienes suerte de que sea amable.

— Soy una persona afortunada —comentó con sarcasmo la rubia, aunque apenas se notó, antes de levantarse para poder dejar su plato sucio a un lado —. Iré a cambiarme. Te veo mañana.

— No llegues tarde.

— Nunca.

Maia le dio un apretón en el hombro derecho a Nat en forma de despedida ante de dirigirse a los baños, llevándose su mochila con ella para poder tener todo listo. Los cuarteles de la agencia eran grandes pero ella ya conocía cada parte así que no le tomó mucho tiempo llegar a el sitio donde quería ir para poder hacer de lo suyo. Quería llegar rápido a su departamento para poder descansar. Aunque sabía que podía aguantar mucho físicamente, seguía siendo humana. Necesitaba un descanso y deseaba unas vacaciones pero parecía que nunca se las iban a dar. Tal vez cuando pase más de un año ese lugar lo pueda obtener. Si, tal vez. La rubia tomó una ducha rápida antes de ponerse algo cómodo para poder ir a su falso departamento. Sabía que varias miradas seguían aún en ella, a pesar de que ya llevaba un tiempo. No iba arriesgarse a nada, nunca lo hacía, ya no más. Caminó con seguridad hacia el estacionamiento de abajo, había estado rentando un auto esas últimas semanas para poder trasladarse mejor. Aunque Romanoff solía recogerla en cualquier sitio que estuviese, había casos donde ella debía ir sola y le pareció la mejor opción. No quería gastar dinero en un carro, primero debía ahorrar y pagar varias cosas antes de poder comprar uno. Además de que no quería gastar una identidad falsa con algo que no consideraba que necesitaba por el momento. Cuando se subió al vehículo, y dejó sus cosas a un lado para prenderlo, pudo ver por el espejo retrovisor como una clase de humo empezaba a salir desde la parte de atrás. Maldijo con algo de frustración antes de bajar para chequear si era lo que normalmente ocurría. Abrió la puerta trasera para poder ver el motor.

— ¿Problemas con el auto?.

La rubia miró a su costado. Steve caminaba hacia ella con una ligera sonrisa amigable. Hizo una mueca, fingiendo ligera molestia.

— Esto me pasa por no querer gastar dinero.

— Tal vez una moto te resulte más cómodo —le señaló a un costado, donde una se encontraba estacionada. Pudo entender que aquel vehículo era de él.

— Tal vez consiga una algún día.

— Déjame ayudarte —se ofreció a ver la chatarra de carro que tenía Maia.

La rubia, casi divertida, se movió a un lado para darle una mejor visión. Mientras el hombre empezaba a revisar, la fémina decidió apoyarse a un costado y hacerle el habla.

— ¿Puedo hacerte una pregunta algo incómoda?.

— ¿Tengo otra opción?.

— No lo creo —la rubia sonrió ligeramente.

— Entonces dilo.

— ¿Realmente querías ese suero o te obligaron?.

Maia realmente era una persona directa y sin vergüenza alguna.

Steve frunció el ceño ligeramente confundido antes de apoyar sus manos en el auto y observarla— era un chico que no dejaban entrar al ejército por numerosos problemas de salud —se encogió de hombros  —. Me ofrecí de voluntario para el proyecto, quería ayudar a mi país.

— Uhm —Maia asintió, tratando de comprender —, le tienes mucha fe a este país.

— Es mi casa.

— Cierto.

— ¿Pensaste que me obligaron? —cuestionó antes de volver su mirada a los cables y mover algo.

— Solo sé que yo no me hubiese voluntariado a algo así —admitió antes de señalar su cabeza —, mucho menos si podía dañarme mi cuerpo o algo de acá arriba. Mi mente es muy importante para mi —el hombre rió ligeramente, lo que hizo sonreír a la rubia —. Parece que eres un buen hombre.

Parece.

— Solo sé que me gusta seguir lo que creo que es correcto —murmuró.

— Solía hacer eso —comentó Maia —, pero no salió bien. Supongo que estaba siguiendo lo que otros pensaban que era correcto.

— ¿Que tal ahora?.

— Creo que estoy haciendo mejor —se encogió de hombros —. Al menos trato.

— No puedes saberlo a menos que lo intentes —asintió —. Es bueno que lo estés intentando.

— ¿Como mi carro? —cuestionó con gracia —, ¿vas a seguir intentando o ya te rendiste?.

— Creo que a veces debes renunciar a algunas cosas —habló con diversión el hombre —. Tu carro no es muy cooperativo.

— Puedes decir que es una chatarra, Steve. No me ofendo.

— Es una chatarra.

— Hey, cuida tu vocabulario, es mi carro.

Steve volvió a reír antes de acomodarse de manera derecha para mirarla mejor — lo siento, no creo que tu vehículo tenga solución por ahora. Tal vez un mecánico ayudaría más.

— Si, creo que esa es una buena idea.

—  Te puedo dar un aventón, es algo tarde y pedir un taxi tal vez no sea buena idea —sugirió el hombre.

Maia casi quiso reír, no solo porque la estaba subestimando sino porque no había forma de que ella le mostrara donde vivía— creo que estás subestimando mis habilidades.

— No me refería a esa manera...

— Solo bromeo —lo tranquilizó antes de ponerse frente a su motor —, pero creo que prefiero ir en algo más actual.

— Mi moto no es tan vieja.

— Es una Harley-davidson del cuarenta y dos —la rubia hizo una mueca —. Creo que la hace un poco antigua.

— Sabes de motos.

— Solo lo necesario —conectó un par de cables, el motor volvió a rugir.

— Y de autos.

Steve estiró una pequeña sonrisa divertida en sus labios. Por supuesto que ella sabía de eso.

— Nunca me preguntaste —murmuró Maia mientras cerraba el capote.

— Solo asumí...

— ¿Que no sabía? —la rubia sonrió ligeramente —. Lo sé, la gente suele pensar eso de mi. Tal vez es el color de mi cabello.

— Lo siento.

— No tienes que hacerlo —negó Maia mientras caminaba hacia la puerta del piloto —. Quería hablar contigo un momento.

El hombre negó algo divertido y avergonzado— eres alguien muy directa.

— ¿No es algo bueno?.

— Creo que depende.

— Te acostumbrarás —le dio una última mirada —. Adiós, Steve.

— Hasta mañana.


NEW YORK, MANHATTAN.

Maia caminaba por Lower East Side. Uno de los barrios más antiguos de Manhattan donde la mayoría de inmigrantes se encontraban y era asociada a la clase trabajadora. Tal vez no era el más bonito o moderno barrio que pudiese encontrar, pero era casa. Se detuvo a la mitad de un callejón donde había una mugrienta puerta de madera frente a ella. Esta se encontraba abierta, un poco menos de la mitad, y el paso era extruido por una cadena junto a un candado, ambos oxidados. Buscó detrás de un basurero, el cual estaba al costado del edificio, y pudo encontrar una llave la cual logró encajar con la cerradura del candado. La rubia cerró la puerta con suavidad y tomándose todo el tiempo del mundo empezó a subir las escaleras del edificio, las barandas estaban sucias pero no le importó pasar sus dedos por ellas, recordando la adrenalina que sentía al correr por las escaleras tratando de no ser atrapada en un estúpido juego de niños. Fueron exactamente treinta escalones para llegar al segundo piso, los focos del pasillo estaban rotos pero la luz que el atardecer emanaba era suficiente para iluminar la puerta del departamento número "201". La madera se encontraba sin seguro así que no tuvo ningún inconveniente para abrirla. El crujido tenebroso que hizo la puerta al abrirse no le molestó para nada a Maia, es más, se podía decir que había extrañado ese sonido. Todo parecía estar en orden en ese pequeño lugar, la cocina al costado izquierdo y a unos cuantos pasos la sala, donde apenas alcanzaba un pequeño sillón junto a un antiguo televisor. Unos pasos más a la derecha habían dos puertas, una para el baño mas incómodo del mundo, y el otro era para un pequeño cuarto. Maia largó un suspiro que no sabía que contenía, observó cada detalle del departamento. El tapete de bienvenida que estaba lleno de polvo, la cocina hecha mierda, el mueble roto, el televisor lleno de suciedad, las paredes con machas de humedad y huecos, los cuadros con algunos dibujos abstractos. Todo parecía estar en orden como la última vez que había estado ahí, solo que más sucio y oxidado.

Sus pies se arrastraron hasta el único dormitorio del lugar, y sin dudarlo abrió la puerta para encontrar todo en orden. Una cama de media plaza pegada a la pared y tirada en el piso, las sábanas eran azules y tenían un poco de polvo. Al costado una cómoda / mueble, pegado a la pared, con cuatro cajones y encima varias libretas y chucherías tiradas. Se arrodilló para llegar al último cajón de la derecha y lo abrió para poder sacar un folder pequeño y gordo. Lo tiró a la cama y cerró el cajón, esta vez se dirigió a uno de arriba a la izquierda, donde una botella de ron a la mitad descansaba en esta. La agarró y se dirigió a la cama. Su espalda chocó contra la pared y su trasero contra el incomodo colchón. Sostuvo el folder entre sus manos y antes de animarse a abrirlo, le dio un largo trago a la botella de ron.

" NUEVE ", eran las letras que adornaban la portada del cuadernillo junto a un montón de stickers de estrellas pegadas alrededor. Lo abrió con lentitud para poder ver la primera hoja donde descansaban algunas fotos rotas y sucias. Tomó de estas y las puso en orden para poder verlas mejor. En la mayoría de las fotos se encontraba una niña de cabello castaño claro y unos preciosos ojos inocentes luciendo una hermosa sonrisa, y en algunas fotos le faltaban algunos dientes. Una foto en especial hizo que se demorara más tiempo en analizarla. Ahí estaba la niña de nuevo, jugando en un parque, pero esta vez, detrás de ella se encontraba un señor que la observaba detenidamente. Maia pasó sus dedos por la foto, recordando ese momento a la perfección. El sonido que hacía el oxidado metal de los juegos cuando los niños se subían, la sonrisa de los padres al verlos, el resplandeciente sol que iluminaba de una bella manera el lugar, ella subida en el columpio y el señor empujandola. Él se había molestado tanto cuando una señora tomó esa foto que le pareció tan irónico que la haya guardado, pero ahora entendía todo. Recordó como fue el primer día que él la acompañó al parque después de que ella le hubiese insistido tanto, estaba segura de que probablemente odió ese día por todos los comentarios inapropiados e insultantes que le hizo a esa inteligente niña de corta edad. De hecho, podían decir que no se agradaban para nada, pero para un niña de once años que nunca tuvo amor, para alguien como Maia, él había sido todo lo que tenía, y era suficiente. Tal vez, más de lo que una vez esperó.

Aún así, terminó perdiendolo todo, como siempre.

nota del autor(a): sexto capítulo re-publicado. (2021) (+3k). publicado originalmente en: 2018. ¡no se olviden de votar y comentar si les gustó!

O1. Chakram de vibranium: Es el arma que usa Maia. Hecha  hojas chakram hechas de vibranio (vibranium). En forma de un disco.

▬ Primera referencia del libro que pronto estaré sacando de Tony (Memories). Segundo libro de mi propia Saga: Impasse (ya publicado).

-l-lxcifer-

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