2.Elsbeth- Saga Beth

By nana023

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Un acuerdo de la casa Hamilton y Steward harán que Duncan y Elizabeth se vuelvan a reencontrar años después b... More

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EPILOGO

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By nana023

Connor hizo buenas migas con esos dos hombres y se fue con ellos a ver el patio y las caballerizas, yo en cambio pasé al salón donde cenamos en Navidades y recordé aquellas discusiones que mi padre y Edgar tenían, el sentado en aquella silla que acaricié. Parecia que había pasado una vida desde que en aquel sitio no había pasado nadie. Subi las escaleras y entré en mi habitación. La cuna de Victoria seguía ahí. La habitación estaba tal cual la dejamos cuando nos marchamos pensando en volver, pero esta vez volvia sin el. Acaricie las mantas de su lado de la cama.

-Te echo de menos cariño, mucho – dije en voz alta y con lagrimas en los ojos

Sali de ahí ya que estar en esa habitación me producia un dolor en el alma que no lo podría explicar con palabras. Pase a la habitación de Juan y me acorde de que no sabia nada de el, quizás la misma persona que envio las cartas aquí se las envio a Mariana.

-Señora, vamos a preparar su habitación – me dijo una doncella

-No, dormiremos aquí, preparad esta.

Ella me miro intentando recordarme que esta no era la habitación del laird pero decidió callar. Yo respetaría la memoria de mi difunto marido y no seria capaz de meter en la misma cama a otro hombre. No, Edgar seguía siendo el hombre al que amaba, al que tanto echaba de menos.

Aun asi, sin poder resistirme, fui a esa habitación y me quede durmiendo en la cama, respirando su olor, al que tanto echaba de menos.

"-Cariño, mírame – dijo Edgar apareciendo en mis sueños – gracias por volver y ocuparte de mi casa.

-Edgar, amor – le dije con lagrimas en los ojos – lo siento, lo siento, lo siento

-Ehh, no te sientas culpable por casarte, recuerda que yo mismo te lo pedi. No te sientas culpable por estar en brazos de otro hombre, sabemos el mundo en el que estamos y tu necesitas uno al lado. Uno que quiere a nuestros hijos.

-Te echo tanto de menos – el me acaricio la cara y me limpio una lagrima

-Y yo a ti amor, pero sonríe, vive, se feliz por que solo asii yo podre sonreir también. Eres fuerte y no te sientas culpable nunca por que vas a volver a amar.

-Como me puedes decir eso? Como?

-Cariño, siempre estoy a tu lado, siempre a tu derecha. Todo este tiempo no me he separado de ti ni de nuestros niños.Ama, es un buen hombre. Se feliz por que llegado el dia te vas a arrepentir.

-Pero no quiero olvidarte – le dije abrazandolo.

-No lo vas a hacer, cada vez que miras a nuestros hijos tu corazón me recuerda. Por que antes de dormirte cada noche tienes un pensamiento para mi. Por que cada vez que estás sentada en el trono sin darte cuenta miras hacia mi retrato. Por que ahora has decidido no dormir en tu cama por que no vas a permitir que ningún hombre borre los recuerdos que tienes conmigo ni la huella que yo he dejado. Por eso se que no me vas a olvidar.

-Edgar, te quiero – le dije mas tranquila pensando que todo aquello que me dijo era cierto.

-Y yo a ti amor mio, nunca lo olvides. A tu derecha siempre estoy, pero ahora debes despertar y seguir con tu vida. Se feliz, ya no solo por ti, sino por mi también. Para que yo, al verte a ti sonreir, pueda hacerlo también. Te prometo que nos volveremos a encontrar, ya sea aquí arriba u en otra vida.

-Y como lo sabré que eres tu?

-Por que cada vez que me veas tu corazón se alegrará, por que aparecerán las mariposas que tu tenias en el estomago desde que me viste el primer momento. Por que la próxima vez será nuestro final feliz, el de nuestro amor.

Me besó y desapareció, despertándome asi entre lagrimas derramadas. Te quiero dije al aire sabiendo que el me había escuchado y me había sonreído.

-Todo bien? – preguntó Connor que me estaba mirando y yo asentí – No puedo luchar con un fantasma Elsbeth.

-Nadie te ha pedido que lo hicieras – le contesté

-Le sigues queriendo y lo vas a hacer por el resto de tus días.

-Por que lo dices? –no sabia el rato que llevaba ahí viéndome y por eso preguntaba.

-Lo digo por que has defendido estas tierras como si fueran tuyas, por que no te has casado hasta que tu hijo no ha nacido. Por que no permites que otra persona duerma en esta cama, por que por las noches le lloras.

-Si Connor le quiero – no le deje hablar – cuando nos casamos no le quería pero le propuse el mismo trato que te voy a proponer a ti. Fidelidad.

-Y en que salgo yo ganando si mi mujer cuando se acuesta, después de hacerla mia, piensa en otro hombre y desea que otro hombre la toque.

-Pero ese hombre esta muerto maldita sea – grité – estás hablando de una persona que está muerta no de una con la que te vas a cruzar en el castillo. Y como me puedes tu exigir nada cuando yo te he abierto las puertas de mi casa y una vez que has entrado ahí has entrado en mi vida y en la de mis hijos. Te he contado los pocos secretos que tengo, si se les puede llamar secretos y tu no me dices nada. No hablas conmigo y esperas sinceridad o amor.

El se quedó callado durante varios segundos y yo me levanté de la cama, me alisé el vestido y me coloqué los mechones del pelo suelto detrás de la oreja y seguí.

-Por que no te hablas con tu hermana? – le pregunté más tranquila

-No es asunto tuyo.

-Pues tampoco es asunto tuyo si yo sigo queriendo a Edgar o no, ya te lo he dicho, espero fidelidad de tu parte y nada mas y ese es el trato en lo que a nuestro matrimonio se refiere.

-Eso me lo exige la Reina o mi mujer?

-Te lo exige tu mujer pero si es necesario, te lo exigirá la Reina. Es eso o la horca.

-No se preocupe Majestad, si conoceré la horca no va a ser por que le he sido infiel.

-Soy tu mujer – le dije, ahora entendia a Edgar cuando se enfadaba por decirle Laird o mi señor.

-No lo parece. Desde que la conoci me dio ordenes y la primera fue la de casarme con usted y desde entonces no ha parado.

-No te di la orden de casarte conmigo. – me defendi sabiendo que era mentira.

-Pero no me preguntó si quería.

-Habermelo dicho maldita sea, haber dicho que no.

-No, a una Reina nunca se le niega nada.

Sali de ahí, necesitaba aire asi que busque a Efran y a Donal y a caballo dimos una vuelta por las tierras.

-Que tal te trata tu marido?

-Bien.- le contesté a Efran.

-No lo parece, estas enfadada.

-Donal, después de un año de la muerte de Edgar y tan poco tiempo casados no me puede exigir que lo ame. No, ya sufri bastante con la muerte de Edgar y no quiero volver a pasar por lo mismo. No quiero llorar cuando se tenga que marchar o estar pendiente de si lo he visto hoy u no.

-Pero eso no es justo para el. Esta condenado a un matrimonio sin amor. Nadie puede evitar enamorarse y quizás con el tiempo el la ame, saber que tu no lo vas a querer le va a doler el doble.

-Y que? Si, suena egoísta pero ya lo pase bastante mal con Edgar cuando se fue a la guerra y cuando lo mataron como para volver a pasar por eso. Y a todo eso súmale que tengo tres niños de Edgar, siento que si me enamoro de Connor les estoy fallando a ellos.

-Y es mejor darles el ejemplo de un matrimonio sin amor? – me contestó Efran y me hizo recapacitar.

-No, eso no. Si mis hijos se casan algún dia quiero que sea por amor.

-Te equivocas otra vez, tu no te casaste por amor y tus hijos, los príncipes tampoco lo harán. Tu tuviste suerte y puede que ellos la tengan si tu les enseñas que hay que amar y respectar a la persona que tienes al lado y ya no vale contarles lo mucho que su padre y tu os quisisteis sino que lo vean.

-No solo eso Donal – dijo Efran – sino que puede que tenga hijos con Connor y cuando les hables de lo mucho que quisiste a otro hombre que no sea su padre van a entender que esta bien que estés casado con una persona que no amas y serle infiel por que ellos hasta que no sean mayores no entenderán que tu primer marido murió.

-A lo que vamos Elsbeth, es que nuestros hijos son el reflejo de nuestros actos y ellos a lo largo de la vida actuaran como a nosotros nos vieron hacerlo.

-Os echaba de menos chicos – nos reimos los tres y en una carrera volvimos a casa.

La verdad es que me hicieron recapacitar. Edgar, mi hijo, el único padre que conocerá es a Connor y aunque yo le hable de su verdadero padre, aquel que por desgracia no ha conocido, cuando le diga lo mucho que le quería y con mis actos vea lo poco que quiero a Connor va a dolerle, por que el a quien llamará papá es a Connor.

Llegamos al patio y ahí estaba ya la gente sentada en las hogueras. Despues de hablarles y decirles que esa casa es propiedad mia de Lady Steward Hamilton nos sentamos todos a disfrutar de la carne asada en la lumbre.

-Habeis visto a Connor? – la gente negó con la cabeza y yo me levanté para buscarlo.

Estaba en el despacho de Edgar con una botella de vino en la mano, todavía no la había empezado.

-Por que no estás fuera con nosotros?

-Por que esta no es mi casa, no son mi gente. Estas personas son las que dejó tu marido atrás-

-Tu eres mi marido ahora y quiero tenerte ahí fuera conmigo.

-Soy tu marido pero no tengo ni tendré tu corazón nunca.

-Connor, quizás con el tiempo pueda amarte, nunca lo sabremos si huyes de mi.

-Y que se supone que debo hacer? Sentarme ahí fuera y esperar mientras cada rincón de esta casa y de estas tierras te recuerda a el? Mientras esa gente de ahí te ha visto feliz en los brazos de otro?

-Estas celoso de un fantasma Connor? Por mas que quisiera y si, quisiera con toda mi alma y con todas mis fuerzas que el estuviera aquí a mi lado pero no esta joder. No está – comencé a llorar – no te das cuenta. El que está a mi lado, el que duerme conmigo y me hace suya como tu has dicho eres tu y en vez de aprovechar el momento con tu mujer estamos discutiendo por algo que está aquí – señalé mi corazón y mi cabeza – por algo con lo que no puedes luchar y solo lo curará el tiempo.- ya nada podía pararme – que se supone que debo hacer yo cuando lleguemos a tus tierras y tengas ahí algún amor, alguna amante que dejaste de ver por casarte conmigo. Cuando te monte la misma escena de celos que tu me acabas de hacer que vas a decir? No te preocupes cariño, no va a pasar nada entre nosotros. No la quiero – imité su voz – pero aun así seguramente la tenga que ver a tu lado dia si y dia también, intentando que vayas otra vez mas a su cama. Dime, tu lo vez por algún sitio? – grité

-No – contestó el con la cabeza baja y pensativo.

-Pues estas celoso de un fantasma Connor. – Sali del despacho y ya mas tranquila me uni a la gente que seguía bebiendo y comiendo.

Poco tiempo después llego Connor y se sento a mi lado. Hablamos hasta bien entrada la noche. Reimos, contaron chistes e historias. Anécdotas de las que sucedieron durante el tiempo que nadie paso por ahí.

Cuando subi a la habitación donde dormiría con Connor, el estaba ya dentro.

-Mañana nos marcharemos. He dejado todo resuelto durante un tiempo.

-Elsbeth, no hace falta que nos marchemos ya. Podemos quedar mas tiempo

-No, no mientras tu estés incomodo. La siguiente parada es la casa de los McDonal, por lo que tu padre me comentó, nos quiere ahí ya que tu hermana ha vuelto de su luna de miel.

No habló y se tumbó en la cama para darme la espalda y dormir.

-No te haré el amor aquí. No en esta casa.

Yo lo agradecí y nunca sabría cuanto pero cerré los ojos y dormi profundamente.

Por la tarde, una vez que estaba preparado todo, me despedi de todos diciéndoles que volveria en unos meses con mis hijos y nos pusimos en marcha.

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