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Estaba ya amaneciendo y Edgar después de estar ya vestida aunque seguía adormilada después de las pocas horas que dormí, me bajó en brazos abajo. Vi a mi padre como le cambiaba la cara de color y le susurré a Edgar que me dejara en el suelo.

Besos y abrazos a mi marcha. Lágrimas de mi padre y a mi madre animándole. Ese es el recuerdo que me llevaba de ellos.

-Se que serás feliz hija mia, por eso no me da tanta tristeza tu marcha, por que vas en búsqueda de tu felicidad junto a tu nueva familia – me dijo mi madre.

Subimos a los caballos y partimos. " No quiero llorar, no quiero llorar, no quiero llorar"

Todo eso me lo repetía en mis pensamientos una y otra vez.El camino era muy estrecho y los hombres iban en silencio absoluto. Iba detrás del caballo de mi marido pero antes de darme cuenta todos estaban a mi alrededor y yo me había quedado en el centro de todos los guerreros.

-Que sucede? – le pregunté a uno que me miró sin contestarme nada.

Varios hombres aparecieron de los bosques rodeándonos. No preguntaron ni quienes éramos ni que hacíamos ahí, directamente desenvainaron la espada y atacaron. Entendí por que le decían el diablo, el grito que dio me asusto, pero al verlo moverse entre tantas personas y matar a tantos enemigos sin siquiera salir con un rasguño era impresionante.

Aprovechando un despiste de los hombres, un desgraciado me enganchó de la cintura y me llevó en la entrada del bosque.

-Que queréis? – le pregunté con voz fría

-Aprovecharme de ti y después de matarte, mataré a tus padres – contestó el como si nada

-Por que vais a matar a mis padres?

-Por haber matado a mi hermano John, por eso. El no se merecía morir por aquella furcia, o es que pensaban que solo el había estado en su cama.

-No os permito hablar así de mi hermana.

-Tu hermana era una furcia y te odiaba. Todos los hombres del castillo de tus padres y alrededores pasaron por su cama pero nadie se atrevió a decirlo y mucho menos después de ver lo que le ocurrió a John. Asi que ahora me vengaré pequeña

Se acercó a mi. Me abrió de piernas y se acercó a mi boca sin darse cuenta siquiera de que tenía la daga en la mano puesta encima de mi pecho. Cuando se tumbó encima se la clavé en el corazón. Gritó, ese era el grito de la muerte que se le acercaba.

-Elsbeth – gritaba mi nombre Edgar

-Aquí – le contesté mientras me quitaba el cuerpo sin vida de encima.

Tuve que emplear toda mi fuerza ya que ese maldito pesaba una tonelada por lo menos. Mientras escuchaba pasos a mi alrededor, saqué la daga de su corazón y la limpie en su camisa blanca y me la volví a guardar en el bolsillo de mi vestido.

-Que ha ocurrido aquí? Estas bien? – preguntó Edgar acercándose a mi, espada en mano, junto a varios hombres.

-Si, yo estoy bien, el está muerto – contesté con sangre fría.

Me abrazó mientras los hombres quitaban el cuerpo de ahí y lo enterraban. Me agarró de la cintura y se fue conmigo hacia su caballo, me subió encima y luego el detrás mia. Dio la orden de irnos todos. Yo poco a poco, tapada con su tartan apoyé la cabeza en su torso.

-Nunca vi a una mujer hacer lo que acabas de hacer tu

-Con que mujeres has estado tu? – pregunté intentando saber más de el

2.Elsbeth- Saga BethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora