Maratón 1/5 Camino Al Baile.
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—... Y luego Moody lo metió en el pantalón de Goyle. ¡Fue increíble!
Blaise le dio un golpe en la nuca a Theo con su libro de pociones.
—¡Eres un idiota, Nott! Por tu culpa me perdí el espectáculo.
—Yo no te pedí que me acompañaras a la lechucería, pedazo de imbécil —respondió el castaño pateando al moreno en la pierna.
Ambos empezaron a darse golpes en cada lugar donde podían, hasta que Vega les lanzó un aguamenti sobre ambos.
—¿Están seguros de que tienen quince años? Porque se pelean como si tuvieran cinco.
—Corrección, señorita Prince. Yo tengo quince años. Al pequeño Teddy aún le faltan dos meses...
—Lo que sea —murmuró la pelirroja guardando su varita—. El punto es que Moody humilló a Malfoy frente a más de cincuenta estudiantes, así que al menos por el momento, no tendré que preocuparme por su acoso.
—Yo que tú ya lo habría demandado, Vegs. Eso no es normal.
—Por increíble que parezca, esta vez estoy de acuerdo con Blaise —dijo Theo pensativo—. ¿No crees que haya alguna ley o norma que le prohíba acercarse tanto a tí?
—El problema no es que se acerque, Theo. Si lo hiciera, ya lo habría mandado a la enfermería sin testículos.
—¿Entonces cuál es el problema? —preguntó Blaise poniendo una mano sobre sus "partes nobles" cubiertas por el pantalón.
—Que el imbécil mantiene a sus gorilas vigilando cada paso que doy, y no...
—Hey, Vega, tienes visita.
—Sabes que no estoy para nadie de Beauxbattons, Daphne.
—No es otro chico francés en busca de una cita —dijo la rubia rodando los ojos—. Es un niño Gryffindor, dice que McGonagall quiere verte.
—¿A esta hora?
Daphne se encogió de hombros antes de caminar hacia los dormitorios de las chicas.
—Cosa hermosa, cosa bien hecha —murmuró Blaise con los ojos pegados a la figura de la chica.
—Eres un cerdo, Blaise Zabini —escupió Vega dándole un golpe en la cabeza—. Más vale que te alejes de ella. Daphne es una niña, no una más de tus zorras.
—Oye, no porque no puedas tocar un vestido en el aparador, no significa que no puedas verlo. Además, la pequeña Daph ya no es tan pequeña.
Vega volvió a darle otro golpe al moreno antes de caminar hacia la salida de la sala común. Sin embargo, una vez afuera, no encontró a nadie.
La pelirroja rodó los ojos pensando que sería alguna broma de los de primer año, pero cuando intentó regresar, una mano invisible le cubrió la boca. Vega se removió en aquel agarre, hasta que su pie pisó algo extraño, más suave que el suelo y escuchó un quejido bastante familiar.
—¿Potter?
—Recuérdame no volver a tratar de sorprenderte —murmuró el azabache quitándose la capa.
—¿Una capa de invisibilidad? De dónde la... Espera, ¿qué demonios crees que haces? ¿Tratas de secuestrarme o algo así? Porque te informo que no...
—No, Vega. Más bien trataba de invitarte a dar una vuelta.
—Pues de donde vengo, cuando quieres llevar a alguien a dar un paseo, primero tienes que pedir permiso —dijo la pelirroja cruzándose de brazos—. Además, ¿por qué la capa?
—Bueno, es que la necesitamos si queremos salir del castillo a estas horas.
—Esa es otra buena pregunta. ¿Qué pretendes con esto, Potter? ¿Por qué tiene que ser a esta hora?
—No pretendo nada, Vega. En el día no podríamos tener un minuto tranquilos, a no ser que quieras regresar al pantano.
—Pues pierdes tu tiempo, Potter. No estoy interesada
Vega se dio la vuelta para regresar a la sala común, pero Harry la detuvo.
—Vamos Vega, ¿o es que tienes miedo?
Vega se detuvo en seco y se giró hacia Harry, quien la miraba con una sonrisa ladeada en el rostro.
—¿Qué dijiste, Potter?
—Tranquila, yo entiendo. Es normal que una chica le tenga miedo a la oscuridad, o a estar despierta tan tarde.
—Te advierto que tu patético intento de psicología a la inversa no funcionará, Potter.
—¿A qué te refieres? Ya entendí que tienes miedo, Vega. No tienes por qué venir.
Vega se giró nuevamente para marcharse. No estaba dispuesta a caer en los juegos de Potter. Sin embargo, varios chicos y chicas de la sala común habían salido a la entrada y parecían disfrutar del "show".
—¿Qué pasa, Prince? —decían algunos— ¿Vas a dejar que Potter te gane así como así?
—¡Muéstrale quien manda, Vega!
—¡Hazlo tragarse sus palabras, Vega!
La pelirroja miró a Potter, quien seguía con su estúpida sonrisa tranquila, y no le quedó de otra más que quitarle la capa de las manos y caminar por el oscuro pasillo de las masmorras.
—¡Me la traes antes de que amanezca, Potter! —gritó Balise mientras Harry corría tras ella.
—Pensé que tenías mie...
—Si terminas esa frase, tu nombre pasará a la historia como el primer estudiante eunuco en Hogwarts.
—¿No te preocupa que nos delaten? —preguntó Harry un poco pálido.
—Snape casi no se pasa por la sala común, y ninguno es tan tonto como para ir a interrumpirlo en su laboratorio. Además, si van a buscar a otro profesor, se arriesgan a ser atrapados o castigados ellos también. Una de las principales características de un Slytherin es su instinto de supervivencia, Potter. No lo olvides.
Cuando salieron de las masmorras, Harry insistió en que se cubrieran con la capa. Vega intentó negarse, pero vio a la señora Norris asomarse por las escaleras, por lo que no tuvo opción.
Harry no pudo evitar inhalar el aroma de Vega una vez ambos estuvieron cubiertos con la capa. Aún no tenía claro por qué, pero una de las primeras cosas que notó cuando la conoció, fue su aroma a vainilla.
Ambos siguieron caminando con cautela hasta salir del castillo, con Harry perdido en el olor de Vega, y Vega tratando de mirar en cualquier dirección que no fuera hacia él, segura de que tenía el rostro totalmente rojo.
Harry la guió hasta la cabaña del guardabosques, en donde le presentó a Hagrid, quien casi dio un brinco al ver a la pelirroja.
—¡Eres la hija de Ursa! —exclamó alzándola con sus enormes manos— Tienes su cabello y sus ojos, aunque te pareces más a tu padre...
Una vez se calmó, Hagrid se disculpó poniendo a Vega de regreso en el suelo. Les indicó que se pusieran de nuevo la capa antes de adentrarse en el bosque prohibido.
—Dime que no es cierto —murmuró Vega al ver a madam Maxime acercarse a Hagrid entre los árboles.
Vega y Harry hicieron muecas de asco al verlos saludarse y decirse cosas cursis mientras se abrazaban, antes de que un gran resplandor les llamara la atención.
A varios metros de ellos habían tres enormes jaulas, cada una con un gran dragon dentro de ella. Habían varios cuidadores a su alrededor, quienes esquivaban las bolas de fuego que los animales lanzaban para poder acercarse.
—¡Esto es inaudito! —exclamó Vega quitándose la capa de encima en cuanto Madame Maxime se alejó de ellos— ¿Cómo pueden hacer algo tan barbárico? ¡Usar criaturas inocentes para un estúpido torneo sin sentido! ¿Cómo se atreven?
Vega siguió quejándose mientras Hagrid y Harry hablaban en voz baja tras ella. Según Hagrid, el hermano de Ron los había traído desde Rumanía, y aún así, el pelirrojo no Le había dicho ni una palabra.
—... ¡Pero cuando les ponga las manos encima van a ver! ¡Si tanto quieren divertirse dejen de molestar criaturas inocentes y metánse las varitas por el...
—Creo que es hora de irnos, Vega —la interrumpió Harry abriendo la capa.
—Mañana mismo le escribiré a Fudge —murmuró Vega metiéndose bajo la capa—. ¿Que acaso no hay alguna sociedad protectora de criaturas mágicas? ¿No hay nadie que pueda impedir que sigan con esta barbarie? Si quieren arriesgar sus vidas, adelante, pero no tienen ningún derecho a arriesgar a seres inocentes que no pueden defenderse...
Harry miró sobre sus hombros en dirección a uno de los dragones, quien escupió tanto fuego que incendió un árbol a veinte metros de distancia.
—Sí, claro, inocentes e inofensivos.
—¿Dijiste algo, Potter?
—¡Nada!
—Más te vale.
Una vez se despidieron de Hagrid, Harry llevó a Vega a entrada de la sala común de Slytherin, en donde al fin puderon quitarse la capa.
—Eso fue... Interesante.
—Sí, claro. No puedo pensar en una mejor manera de pasar mi viernes por la noche que espiando una cita en el bosque prohibido entre dos profesores.
Ambos se miraron un momento antes de echarse a reír. Sin embargo, la riza de Harry se detuvo en cuanto se fijó en lo hermosa que se veía Vega riendo.
La pelirroja al notarlo, se aclaró la garganta y volvió a ponerse seria.
—Sin embargo, te lo agradezco, Potter. Si no me hubieras forzado a ir contigo, no me habría enterado de lo que esos bárbaros del torneo planean hacerle a esos pobres dragones.
—¿Crees que puedas hacer algo para ayudarlos? —preguntó Harry acercándose un poco a ella.
—Claro que lo haré —afirmó Vega retrocediendo a medida que el azabache se acercaba.
—¿Sabes que si lo haces... también me ayudarás a mí?
—¿Ah, sí? —murmuró la pelirroja, dando un ligero respingo cuando sintió su espalda pegarse a la pared.
—Sí —susurró Harry poniendo sus manos en la pared a ambos lados de Vega, mirándola fijamente a los ojos—. Así no tendré que enfrentar a ningún dragón... Y arriesgarme a morir antes de poder llevarte al baile de Navidad.
Harry bajó su mirada a los labios de Vega, como siempre pintados de rojo, y se preguntó si se sentirían tan suaves como se veían. Casi sin pensar, subió una de sus manos hacia el rostro de la pelirroja, usando su pulgar para acariciar su mejilla.
Vega cerró los ojos ante el contacto, sintiendo la calidez de la palma de Potter. Abrió los ojos lentamente al sentir el pulgar de Potter rozando su labio inferior, descubriendo lo oscuros que se habían vuelto los ojos de Potter, quien la miraba con intensidad.
Harry se inclinó lentamente hacia ella, cerrando los ojos en el camino. Vega subió sus manos a los hombros de Potter y cerró los ojos esperando el contacto...
Pero una luz cegadora los detuvo, haciéndolos retroceder sorprendidos.
—¡Así los quería encontrar!
—¿Blaise?
—¿Zabini?
—¡Señor Zabini para ti, jovenzuelo! —exclamó el moreno apuntándole a la cara con su varita, la cual estaba iluminada con un lumus.
—No puedo creer que realmente lo hicieras —murmuró Theo a un costado, cubriéndose los ojos con una mano.
—¿Se puede saber qué le estabas haciendo a Vega?
—¿Hacerle a Vega? Yo no...
—¡No me mientas, jovencito! ¡Que vi muy bien como intentabas profanar la pureza de Vega con tus sucias...
—¡Frigio Genitalia!
Blaise dejó salir un agudo chillido, soltando su varita antes de que ambas manos volaran a su entrepierna. Sus rodillas se doblaron y cayó al suelo de lado, retorciéndose de dolor.
—¿Qué... Qué le pasó? —preguntó Harry confundido.
—Digamos que algo se congeló entre sus piernas —dijo Vega con una sonrisa malvada, antes de volver a guardar su varita.
—¿Y estará bien? —preguntó Harry haciendo una mueca de dolor.
—No te preocupes —dijo Theo levitando al convaleciente Blaise de regreso a la sala común—. No es la primera vez que pasa.
—Y tampoco la última —dijo Vega lo suficientemente alto como para que Blaise la escuchara.
—Recuérdame jamás llevarte la contraria —dijo Harry con el rostro pálido.
—Veo que al menos tienes un poco de sentido común, Potter.
—Llámalo "instinto de supervivencia". Tú misma lo dijiste, todos los Slytherin lo tienen.
—Pero tú no estás en Slytherin —"gracias a Merlín" pensó la pelirroja. Suficiente tenía con soportar a Malfoy estando en su misma casa.
—Pero el sombrero pensó que estaría mejor en Slytherin —respondió Harry pasándose la mano por el cabello—. Prácticamente tuve que rogarle para que no me enviara a la misma casa que Malfoy.
—¿Eso se podía? —preguntó la pelirroja indignada— ¿Y por qué nadie me habló de esto? De haber sabido, le hubiera pedido quedar en Ravenclaw y así no tener que soportar al imbécil del hurón...
—Vegs, no es por molestarlos, pero Snape estuvo aquí hace rato y dijo que esta noche haría revisión de dormitorios —dijo Theo desde la entrada—. Además, el "pequeño Blaise" ya se está descongelando, y ya sabes como se pondrá Zabini cuando eso pase.
—Bueno, creo que esa es mi señal —dijo Vega dándose la vuelta—. Nos vemos luego, joven campeón.
—¡Vega!
Cuando la Slytherin se giró hacia él, Harry le dio un beso en la mejilla, antes de ocultarse bajo la capa de su padre.
Vega se quedó un momento ahí parada, con las mejillas rojas y los ojos abiertos como platos, sin terminar de creer lo que había pasado, hasta que escuchó la molesta voz de Potter desde el pasillo.
—¡Te veo mañana, preciosa!
—¡Maldito cobarde! —exclamó dándose la vuelta para al fin entrar a la sala común, solo para volver a congelar las partes nobles de Blaise antes de encerrarse en su habitación.
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El capítulo más largo hasta ahora, un poco más de dos mil palabras.
Qué les pareció?
Creyeron que iba a ver beso, verdad?
Anyway, mañana les traigo el siguiente, gracias por leer 🤗🤗
Bye bye 🖖🏻