Salimos del hospital con rumbo al estacionamiento subterráneo.
—Disculpe —interrumpe mamá, captando la atención de John, quien viene a mi lado mientras yo arrastro la silla de ruedas.
—¿Sí? ¿En que puedo ayudarla, señora Joanna? —John le muestra su mejor y más grande sonrisa.
—Me parece muy gentil y caballeroso de su parte, pero preferiría tomar un taxi —dice con una sonrisa forzada.
—Déjeme llevarla, por favor. Es lo mínimo que puedo hacer por usted —le contesta el hombre.
—No, gracias —Joanna sonríe y luego me observa molesta—. Alicia, pide un taxi —me ordenó de inmediato.
—Pero... Mamá, no tengo dinero —me acerco para susurrarle en el oído.
—No me importa, haz lo que te digo.
—De acuerdo. Aceptaré la negación de sus palabras, sé que ya no debo insistir. Pero si necesitan cualquier cosa, la que sea, no duden en hablarme. Conozco muy bien a Alicia —cuando dice esto me observa sarcástico y en respuesta pongo los ojos en blanco—. Confío en que me hará saber cualquier cosa.
—Comprendo. Muchas gracias —puntualiza mi madre.
Me despido de John con un sacudón de mano y me alejo para buscar uno de los taxis del servicio médico. Mis hermanos caminan por delante, en ese momento me llega un mensaje y yo reviso de inmediato el celular. Es un mensaje de John.
JOHN: Dile a tu mamá que pedirás un Uber. No lo rechaces porque acabo de pagarlo.
Al leer aprovecho para echar un vistazo hacia él, sonriente y agradecida por lo que ha hecho por mí.
John se mantiene de pie junto a su auto, con las manos en los bolsillos delanteros. Al verme me guiña un ojo y luego me lanza un pequeño beso. Yo me burlo de él haciendo el mismo gesto, pero en vez de lanzarle un beso procedo a mostrarle el dedo medio.
Al salir tomamos un Uber que nos lleva a casa. Cuando llegamos instalo a mamá en su habitación con un poco de trabajo, pero al final los tres pudimos hacerlo.
—Niños —mis hermanitos miran a mamá—. ¿Podrían dejarme a solas con Alicia?
—Si. Estaremos abajo por cualquier cosa —contesta Jude, tomando la mano de Mario.
Ambos salen dejando la habitación inundada de silencio e incomodidad.
—¿Y que pasó? —me pregunta ella luego de callar.
—¿Qué pasó de qué? —le dije, tratando de hacerme tonta.
—¿Algo de lo que yo tenga que enterarme?
—No, nada —miento.
—¿Por que ese tal John te está ayudando?
Tardo un poco en responder, pues trato de encontrar alguna respuesta que no se vea forzada ni incoherente. Juego con la sábana de la cama y me siento en la orilla, junto a los pies de mamá.
—No sé, solo está siendo gentil. Raquel se lo pidió, supongo —respondo sin mirarla, moviendo los hombros para restarle importancia.
—¿Cómo estás tan segura que no tiene otras intenciones?
—¡Mamá, no! ¿Cómo puedes pensar eso? —reclamo con exaltación.
—Digo. ¿Por qué no? Últimamente eso de tener... —hace una pausa para buscar su respuesta, hasta que la consigue— relaciones con beneficios parece estar de moda. Y ustedes las jovencitas acceden a eso con el propósito de tener dinero fácil, a cambio de relaciones con un hombre.
—¡Mamá!
—Espero no hagas eso, porque estaría muy decepcionada de saber que mi hija es una prostituta.
—¡Mamá, me estás ofendiendo! —chillo totalmente roja de los nerviosa y molesta por sus tan insensibles palabras.
—Alicia, escucha —ella echa un suspiro y me toma la mano—. Tu eres una joven muy bonita.
—Lo sé —respondo con el pecho en constante movimiento debido a lo que sus plantas causaron en mí.
—Sé que puedes pensar y decidir por tí misma. Pero los hombres siempre van a buscar la manera de convencer a las chicas más jóvenes, porque saben que con alguien de su misma edad no podrían jugar tan sucio como les gusta —comienza a aconsejar.
—John no es así, no tiene esos pensamientos —lo defiendo de inmediato.
Aunque, el hecho de estarle mintiendo a mi madre me hace sentir la peor persona del mundo. Jamás en mi vida le mentí, ¡Nunca! Pero ahora lo estoy haciendo. Y saber que ella pensaba cosas tan horrendas de lo que las chicas como yo hacen me hace pensar en que soy la peor persona.
Si supiera todo lo que estoy haciendo por ella, y todo lo que estaría dispuesta a hacer. Bueno o malo, es porque la situación me orilló a ello.
—Solo te pido que si ese hombre en algún momento intenta cruzar una línea contigo, no caigas en sus juegos —me murmura. En su rostro se muestra la preocupación de mi bienestar—. Desgraciadamente nunca terminamos de conocer a quienes nos rodean, y quien más nos muestra confianza es quien peor puede traicionarnos.
Mi rostro se torna en un remolino de emociones. Estoy indignada, decepcionada y triste, sin embargo no se lo hago saber y cambio mi rostro a uno más suave que trata de dibujar una sonrisa.
—No me va a pasar nada. Estaré bien, lo juro —contesto y procedo a tomar su mano para darle un beso sobre los nudillos—. Ahora por favor, descansa. Comenzaré a hacer la cena y el calendario de medicamentos.
El día transcurre de manera normal. En algún momento, Raquel me llama para avisarme que también puedo faltar a mi trabajo, pues los gemelos estarían pasando algunos días con su padre. También añadió que estaría dispuesta a ayudarme si necesito algo, que incluso John estaría al pendiente de mí.
Y hablando de John. Él estuvo desaparecido y no me había respondido los mensajes, sin embargo durante la noche, antes de irme a dormir me respondió. No paraba de asegurarse que todo estuviera bien.
Me encuentro en el baño, sentada en el suelo mensajeandome con John antes de entrar a darme un baño para poder dormir relajada.
JOHN: ¿No necesitas nada más? Quiero asegurarme que todo esté bien.
ALICIA: John, enserio lo agradezco, pero estoy bien.
JOHN: De acuerdo, dejaré de molestar con eso. Por favor, si algo ocurre házmelo saber. Incluso si quieres comer algo, llámame y yo te lo llevo a casa.
ALICIA: Muchas gracias 🖤🥺
JOHN: Siento unas inmensas ganas de consentirte. Pero dime, ¿qué haces ahora?
ALICIA: ¿Justo ahora? No hago nada. Me preparo para ducharme.
JOHN: Muéstrame.
Su oferta suena tentadora. Unas fotos no le hacían daño a nadie, así que me pregunto a mi misma: ¿Por qué no?
Me deshago de mi blusa, quedándome solamente en sostén. Tomo el celular y en una posición donde no se vea mi rostro, capturo la foto.
Porque en este momento hay confianza, pero no sabemos qué pueda ocurrir con esas fotos en un futuro. Así que más vale prevenir.
Y la envío.
Decido dejar mi celular y entrar a ducharme de una vez. Mientras estoy bajo la regadera mi celular suena un par de veces. Cuando salgo tomo el celular, y abro el mensaje que recién ha enviado Nicole.
NICOLE: ¿Cómo sigue todo?
ALICIA: Bien, hoy fui por mamá al hospital 🤗
NICOLE: ¿Ella ya sabe lo del Sunday?🥶
ALICIA: ¡No¡ Tampoco se lo he dicho, prefiero que no se entere... Ya buscaré qué hacer.
NICOLE: Wow, el lado positivo es que podrás pasar más tiempo con John. 😜
ALICIA: Hasta lo crees🤣 pero no. John está solo para ayudar.
NICOLE: Si. Claro🤡 Pero cambiando de tema, ¿puedo ir a tu casa?
ALICIA: ¿Cómo? ¿Ahora?
NICOLE: Si 😭✋Necesito contarte algo relativamente urgente.
ALICIA: ¿Qué exactamente? 👀
NICOLE: ¡Iré a tu casa!
ALICIA: ¡Son las 11:00! Ven rápido, antes que decida dormir.
Vuelvo a dejar el celular a un lado, me arreglo con una pijama, me cepillo el cabello y cuando me dirijo al cesto de ropa sucia junto a la lavadora. Dejo la ropa en el cesto y cuando me giro doy un salto de susto al ver a Jude detrás de mi.
—¡Joder! Me diste un susto. Moriré de un paro cardíaco.
—Jaja —se rié—. Solo vengo a avisarte que Nicole está afuera, esperándote en su auto.
—¿Cómo sabes que llegó? Pensé que estabas durmiendo.
—Eeh... —ella duda al momento de evitar mi mirada— ¡Apurate! No la dejes esperando.
Ella logra librarse de mí cuando decide correr, así que yo me dirijo hacia la puerta.
Cuando salgo visualizo a Nicole recargada en el maletero de su Mini Cooper rojo. Parece haber salido a alguna cita, pues lleva una ropa bastante bonita y formal.
Al verme me toma del brazo y me arrastra fuera de la casa y como si me estuviesen arrestando; me tomó de la cabeza y me lanzó dentro del auto.
—¡¿Qué pasa?! —le pregunta al notar lo nerviosa y apurada que se encuentra por contarme las cosas.
Ella rodea el auto y entra por la otra puerta hasta mi lado.
—¿Qué hago? Alejandro volvió a aparecer —me dice con tanta rapidez que de pura suerte logro entenderla. Y por su tono de voz puedo comprender que se encuentra confundida e ilusionada.
En este momento mi memoria se recupera y recuerda que Alejandro me había dicho que le pasara sus palabras a Nicole, aunque con todo lo ocurrido lo olvidé.
—¡Oh, rayos! Olvidé decirte que lo ví en la plaza, dijo que te mandara saludos —formulo.
—¿Hablaste con él? ¿Cuando? —cuestiona con los ojos bien abiertos, impaciente por saber más.
—Después de lo que pasó en el Sunday. Fui porque soy caza ofertas, y en el camino lo encontré andando por allá. De hecho... —observo a mis lados para asegurarme que nadie nos escuchara, aunque vuelvo a confirmar que las ventanas del auto están cerradas. Me acerco más a ella, creando un circulo confidencial, y añado —: Tuve problemas con John por eso.
—¿Problemas? —curiosa me observa. A lo que asiento repetidamente.
—Resulta que tu y yo tenemos más cosas en común que el gusto por la pizza con piña.
—Oh por dios...
—Alejandro y John son amigos.
—Oh por dios.
—Y muy buenos amigos.
—¡Oh por dios! —exclama.
—John se puso como loco cuando me vio con él en la plaza —cuento haciendo movimientos con las manos.
—Pero son amigos. ¿Por qué se pondría celoso de él? —Consulta.
—John sabe los alcances de Alejandro, así como sabe que estuvo en una "relación beneficiosa". Pensó que trataba de encontrar algo similar conmigo. Pero se calmó cuando le expliqué la situación y mi amistad con él.
—Debió ser toda una escena dramática cuando ambos supieron quien es Alejandro en realidad —dice con gracia y un poco más en calma.
—Es curioso, como si el mundo en verdad fuese tan pequeño. ¿Es cierto que puede ser raro una cita de cuatro?
—¿Cita de cuatro? —se impresiona— Disculpa, pero yo aún estoy esperando que Alejandro se disculpe honestamente.
—Aún no me cuentas —inquiero.
—Uff —ella resopla y deja caer los hombros— Verás, lo que Alejandro y yo tuvimos fue en picada porque como sabes, yo me enamoré de él —su voz y su semblante cambiaron, se veía un poco desconsolada— Me ha estado buscando, hoy envió un mensaje y me dice que quiere volver.
—Pero tu ya no necesitas de él. Su contrato acabó.
Y es verdad. Su contrato había acabado, no porque así fuera, sino porque ambos decidieron terminarlo antes de tiempo. Ya que lo de ellos era más serio que lo mío con John.
Ella había encontrado a Alejandro gracias a una aplicación reconocida donde Daddys buscaban Babys, cuando ambos se conocieron ella firmó un contrato de un año, que después de renovó para otro más. Sin embargo de Nicole comenzaron a surgir sentimientos encontrados que se interpongan tanto en su vida cotidiana y su salud mental como en la de Alejandro.
Aún así las cosas no funcionaron del todo bien y dieron por terminada cualquier relación. Jamás se volvieron a ver.
—Si, ya sé. Pero él quiere intentarlo de otra forma, ya no como una relación beneficiosa... Si no como una normal.
Durante el tiempo que ha durado mi amistad con Nicole, sé distinguir cada emoción. Cuando Alejandro se alejó, ella se vio triste por días, hasta que logró salir de eso. Ahora que regresó no me extrañaría que sus sentimientos hacia él estén confundidos de nuevo.
—¿Y tu que quieres? —interfiero. Pero ella simplemente se queda callada.
—¡Alicia! ¡Tu celular no deja de sonar! —escuché a mi hermana decir mientras le daba golpes a la ventana del auto.
Al abrir la ventana, ella me entrega el celular y en la pantalla veo el nombre visible. Es John.
—¿Si?
—¿Dónde estas? —cuestiona con evidente molestia.
—En casa, ¿Por qué?
—¿Y qué estás haciendo?
—Estoy con Nicole, ¿Ocurre algo, John? —averiguo cuando noto que parece nervioso.
—Alicia. Me mandaste una foto...
—Lo sé, tu la pediste. ¿Hay algo malo en eso? —sigo averiguando, pues no entiendo lo que trata de decir, y bueno, yo no soy adivina.
—¿Qué te dice? ¿Es John? —susurra Nicole a mi lado.
—¿Qué? No entendí nada —comento dirigiéndome a John.
John entonces me cuelga y yo quito el celular de mi oreja para buscar en la bandeja de mensajes.
¡OH POR DIOS!
Abro los ojos al ver el mensaje.
—¿Algo malo? —me consulta Nicole, acercándose a ver.
—¡No veas! —exclamo, escondiendo mi celular detrás de la espalda.
—¿Es una foto, no es cierto?
—¡Si!
—¡Par de cochinos! Alejen sus perversiones de mí —se burla mientras que con sus manos se cubre los ojos.
Prefiero no responder al mensaje de John, aunque sólo admiro lo que en ocasiones ya he visto, y sentido, claro. Pero estaba en una situación vergonzosa.
En cambio, decidí seguir charlando con Nicole hasta que logró desahogarse y aclarar algunas cosas en su mente. Tengo que decir que estuve en desacuerdo con algunas decisiones que estaba a punto de tomar, pero se las hice saber y fue así que las reflexionó.
—¿Mañana qué harás? —pregunta, asomándose por la ventanilla de su auto antes de marcharse.
—Saldré a buscar trabajo, ¿Qué más me queda? —digo y muevo los hombros.
—Trataré de hablar con algunos contactos. Escuché hace poco que necesitan personal para una exposición de ropa. Si consigo algo te aviso —ella se despide lanzando me un beso y antes de arrancar añade —: ¡Te quiero!
Entro a casa y subo a mi habitación, Jude se encuentra con las luces apagadas y el celular en la mano, del otro lado está mamá, durmiendo bajo ese silencio que deja escuchar a los grillos de afuera.
Cierro la puerta con cuidado y me acerco a paso lento a la cama. Jude se acomoda para que ambas tengamos espacio, así que aprovecho acurrucarme sobre su hombro.
—¿Qué haces que no duermes?
—Veo memes —contesta.
Me acomodo mejor sobre su hombro para ver en la pantalla de su celular. Nos dormimos hasta que ninguna de las dos pudo más.
1 de Agosto del 2024...
Me levanto temprano, preparo el desayuno, le doy un beso a mamá y a mis hermanitos también. Al salir de casa me dispongo a ir a varios lugares en busca de algún trabajo, el que sea.
Comienzo por el supermercado, no es mala opción ser empacadora de mercancías, en el área de carnes frías o simplemente personal de limpieza.
—Lo siento, no podemos darte el puesto. No tienes referencias —me dijo una mujer en aquella oficina.
He preguntado a varias personas el cómo podría hablar con el encargado, vi un letrero que decía que estaban necesitando empacadores y gente de limpieza. Cualquiera de las dos me parece buena opción.
—Enserio. Haré todo lo que pueda, sé hacer muchas cosas, y las que no estoy dispuesta a aprender. Lo necesito —suplico una vez mas.
—Pero cualquiera de los dos trabajos solo se le puede dar a gente de la tercera edad o jóvenes estudiantes, y usted no está estudiando. Como le dije antes, tampoco tiene referencias. Lo siento —vuelve a explicar la mujer detrás el escritorio.
Entonces decido probar en una tienda de comida rápida.
—Acaban de ocupar el puesto. Lo lamento —es lo que me dicen.
Ahora estoy en una tienda de comics.
—¿Enserio tienes experiencia en esto? Eres bonita, pero si no sabes algo los clientes dejarán malos comentarios en nuestra página web —me comenta el hombre de lentes frente a mí.
—Si —respondo cansada de su voz chillona y la forma tan lenta en la que habla.
—A ver... —él cruza los brazos sobre su pecho y me observa juzgón— ¿Cuales son las actrices mas populares que han portado el traje de la Mujer Maravilla.
¡Vamos! Sé sobre estos temas, Mario es un experto. Vine por empleo, no para ser un diccionario.
—¿Es una entrevista de trabajo?
—No, pero quiero saber que tan buena eres —contesta, a lo que yo solo pongo los ojos en blanco.
—¡Pff! No recuerdo bien pero han sido tres. Creo que Gal Gadot, Lynda Carter y otra mujer de la que no recuerdo el nombre.
El tipo me observó detenidamente con una mirada dormilona. Separó sus brazos y volvió a tomar su cómic.
—No, despedida —dice de repente, ignorandome por completo.
—¿Despedida? ¡Ni siquiera probé suerte!
Molesta le doy la espalda para comenzar a caminar con dirección a la salida. Es muy injusto esto, lo odio.
Así que antes de salir de la tienda y con la mano en la manija me vuelvo a él y al llamarlo en un grito, todos los clientes en la tienda me miran atentos.
—Solo quería vender tus malditos cuentos de niños, no ser el google de cómics. ¡Y la otra fue Cathy Lee Crosbi! —grito.
Con la sangre a punto de ebullición comienzo a caminar, quizás ahora debo probar en un centro comercial. Tal vez un trabajo en entrega de volantes estaría bien, o paseadora de perros. Lo que sea me vendrá bien.
En algún punto me siento mal conmigo misma. Mentirle a mi madre sabiendo que está enferma, no conseguir un trabajo o por lo menos un poco de esperanza en alguno me mata. Y lo peor es que ya no tengo ni un solo peso, ni un solo centavo.
¿Y si decido olvidar lo que me queda de orgullo para hablar con John y estar dispuesta a aceptar y pedir más?
Me siento en una banca que está afuera de una heladería, saco mi celular de la mochila y entro a los mensajes de John.
ALICIA: Hola John🤗
JOHN: Hola ¿Cómo estás? ¿Todo bien?
ALICIA: Estoy bien, gracias por preguntar. Pero quería saber si te puedo ver hoy. ¿Tienes planes?
JOHN: Estoy libre el resto de la tarde😉 Dime, ¿Quieres que vaya por tí?
ALICIA: ¡Genial!
Envío una ubicación 📌
JOHN: Voy para allá, solo tardare un poco en llegar. Estoy terminando unos asuntos del trabajo.
Decido esperarlo luego de casi media hora. El auto negro que estaciona en la calle de enfrente me avisa que ha llegado. Él cruza la calle y me saluda con un beso cerca del cuello que me deja tímida y a él sonriente.
—Ven —él me toma de la mano, de la nada—, compremos un helado.
Me lleva hasta dentro de la heladería y escogemos una mesita al rincón del lugar. Mientras yo elijo un helado de almendras, John pide uno de frutos rojos.
—Sonabas afligida en la llamada, ¿Quieres contarme?
—Yo... —tartamudeo y me rasco la nuca, mis manos comienzan a sudar frío—. No he conseguido trabajo y no tengo dinero —digo al momento de dejar caer mis hombros con la mirada perdida en el helado.
Él no se ve para nada sorprendido, solo me observa y toma otro bocado de su helado, está tan calmado que por un momento pienso que no ha escuchado lo que digo.
—¿Qué harás en todo el día? —su pregunta me toma por sorpresa, pues parece que quiere cambiar el tema.
—Nada. Mi trabajo en la mañana ya no está y Raquel no me necesita por el momento.
Él nuevamente vuelve a tomar tiempo para comer su helado, así que al notar cierta tensión entre nosotros opto por imitar su acción.
—Vamos a mi casa, de compras, al cine... —John deja su helado a un lado y se acerca a mí, tocando con su mano mi rostro, mira mis labios y relame los suyos— Vamos a donde el tiempo nos alcance —murmura limpiando con su pulgar la comisura de mi labio.
Sonrio apenada. ¿Trata de ser romántico? No lo sé, pero eso remueve algo en mi.