Dos días después de que Yoongi se confesara con Jimin, se encontraban parados frente a la puerta del penthouse de Yoongi. Jimin se quedó con la boca abierta cuando el alfa empezó a hacerle un recorrido por todo el lugar, era inmenso, costoso y muy hermoso de admirar. Los muebles eran todos a juego, blancos y relucientes. Apenas ingresó a la casa se enamoró de un enorme sillón de terciopelo rojo que se encontraba en la sala al lado de la hoguera, frente a una mesita de vidrio. Era hermoso y te daban ganas de tirarte de cabeza en el, dormir una siesta o leer un libro allí.
— ¿Es lindo no? — Dijo Yoongi al notar que el Omega no paraba de ver el sofá — fué un regalo de mi primo, a él le gustan las cosas llamativas. Por eso es lo único rojo que hay en la casa.
— Es hermoso, me gusta — Jimin siguió observando el hermoso living, era la casa de ensueño — Cuando te conocí, jamás llegue a pensar que fueras el jefe de mi hermano...
Yoongi sonreía por las palabras de Jimin, se esperaba un "nunca crei que fueras tan famoso" o "Nunca creí que tengas todo esto" pero no, a Jimin no le importaba la fama del alfa o el dinero, solo le importaba que era el jefe de su hermano.
— Cuando fuí a tu floristería jamás pensé que encontraría a mi destinado allí — Jimin se sonrojó — De eso se trata un poco el destino ¿no? De juntarnos.
—Antes, no creía en esas cosas — Jimin sonrojado lo miró— Ahora sé que son realidad, jamás volveré a dudar del destino...
— ¡Yoongi que te dije de salir de la casa y no avisarme donde vas! — Entró Hoseok por la puerta, sorprendiendose al ver un omega en la casa. Esto realmente no era algo de todos los días. Miró a Yoongi y luego a Jimin — ¿Eres Jimin?...
—H-hola, Si...— Saludo tímido el omega
—Soy Jung Hoseok, primo materno de Yoongi— Dijo el alfa sonriente tendiendole la mano al omega, Jimin dudo un poco y estrechó ambas manos. — Yoongi me ha hablado muchísimo de tí...
—¿Tanto?— Jimin se sonrojó — Justamente estabamos hablando de usted señor Jung, sobre el hermoso sofá que le regaló a Yoongi, es muy bonito.
—Jimin se enamoró de esta baratija— Yoongi se sentó en el sofá y palmeó el lado izquierdo del sillón para que Jimin se siente junto a él. El Omega sin dudarlo se sentó en ese hermoso sillón que le había tomado cariño desde el primer momento en que entró a la casa. Era incluso más cómodo de lo que imaginó, el terciopelo era suave y no se cansaba de acariciarlo.
— ¿Yoongi si no te gusta puedes regalarmelo? — Jimin miró al alfa, no estaba bromeando— es que es muy cómodo y lindo.
—Alguien ama los regalos de Hobi...— Dijo Hoseok claramente burlándose de Yoongi.
—Oh eso está por verse...—Yoongi tomó la mano del omega — Jimin, ¿me acompañas?
El omega asintió y se levantó junto con el alfa que lo estaba dirigiendo quien sabe a dónde y por qué.
Caminaron hasta una puerta blanca, Yoongi antes de ingresar le tapó los ojos con sus manos impidiendo que Jimin vea.
Abrió la puerta y ambos ingresaron a la gran habitación llena de libros por todos lados.
— Aquí es donde me gusta estar todo el día, ahora que te tengo a tí, quería compartir todo lo que hay aquí adentro contigo...— Yoongi destapó los ojos del omega para que vea.
Jimin abrió los ojos curioso y se asombró al ver todos los libros que rodeaban la habitación, había miles por todas partes, separados por categoría en distintos estantes. Tal vez para cualquiera esto sería de lo más aburrido, pero para Jimin era el paraíso considerando que amaba leer y disfrutaba mucho de ello.
—Es increíble Yoongi, ¿Leíste todos los que hay aquí?— Jimin comenzó a caminar por la habitación ojeando algún que otro libro.
—No, me faltan muchos por leer, además tengo pensado comprar otros— Yoongi seguía al omega en el recorrido— Me gustaría leerlos contigo, ahora tengo muy en claro que no estoy más solo, todos los planes que tenga de ahora en adelante tú estarás incluído...
— ¿En serio? — A Jimin le brillaron los ojos tras oír lo que dijo el alfa — Me encanta que me incluyas en tus planes...
— Si, estoy hablando en serio — Yoongi tomó la mano de Jimin dirigiéndose hacia otro sitio— Sobre eso, tengo que preguntarte algo Jiminnie...
Caminaron por un enorme pasillo hasta llegar a una puerta corrediza de cristal transparente que daba con el que parecía ser el patio trasero.
Había un hermoso invernadero, lleno de flores hermosas por todo el lugar. No era tan grande como el de Jimin pero apenas ingresó se sintió como en casa.
— Esta era una habitación vacía, sin uso, hace unos días pedí que la remodelaran y que me hagan un invernadero. Así que le pedí a Jungkook que me vendiera una de cada flor que más te gustan a ti, obviamente le pedí que no te dijera nada por qué era una sorpresa— Yoongi disfrutaba de ver al omega con esa hermosa sonrisa en su rostro, lo hacía ver hermoso y más cuando sus ojitos formaban dos medialunas y desaparecían por completo.
— Es... ¿Por qué lo hiciste? No merezco tanto Yoongi esto es hermoso — Jimin acariciaba las flores de pensamiento blanco. Giro la vista hacia el alfa, y al mirarlo, no podía creer que esa persona frente a el, con un simple acto lo hiciera tan feliz.
— Porque te mereces todo lo que te haga feliz cachorro...— Yoongi se acercó al omega pasando sus brazos por la cintura del mismo atrayendolo hacia el.
— No Yoongi, nunca han habido libros, flores y amor para mí. ¿Por qué tú si me los das? — Jimin pasó sus brazos por los firmes hombros del alfa, el embriagador aroma de Yoongi adormeció sus sentidos, amaba esa cercanía con el alfa.
—Porque desde que entraste a mi vida supe que debía hacerte feliz y que merecías todos los libros, todo el amor, la atención y ¿sabes qué Jimin? — El alfa con una mano acarició dulcemente la mejilla del omega, acercándose con lentitud hasta rozar sus narices, mezclando sus respiraciones, sintiendo cuan acelerado estaba el corazón de ambos— Siempre hay flores en el mundo para quién lleva un jardín en el alma...
Dicho esto no aguantó más la cercanía y juntó sus labios formando así el mejor beso que habían experimentado. Diciéndose con suaves movimientos cuanto se querían y lo feliz que se sentían de tenerse el uno al otro.
Las manos de Jimin acariciaban el cuello del alfa y Yoongi lo apegaba a su cuerpo sin tener ganas de separarse nunca de él. Habían esperado bastante tiempo en dar este paso, así que se sentían en el cielo, más Jimin que podía sentir el fuerte aroma que Yoongi expulsaba y así siendo todo aún más increíble, el alfa mordió levemente el labio inferior del omega.
Mi alfa. Mío.
Reclamó el lobo interno de Jimin y ya no había vuelta atrás, se había perdido en las emociones del amor.
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