~~L e o~~
Ahí estaba de nuevo.
En esa horrible casona que tantas veces había sido el principal antagonista de sus peores pesadillas...
Se nos acaba el tiempo Leo San Juan...
¿Y no la besaste?
Los recuerdos regresaban a su mente, mostrados como si de una película se tratase en alguno de los espejos que se encontraban en la habitación.
Todos esos demonios contra los que en su infancia luchó.
Le temblaron las piernas, sentía el sudor frío recorrer su espalda con las afiladas voces resonando en sus oídos.
El olor húmedo por el abandono que se quedó impregnado en la casa maldita en la que una vez habitó un monstruo; los desgarradores gritos de pesar de un alma en pena que lo único que quería era hallar a sus hijos; el tacto sin vida de las personas en vendaje que apestaban a años de putrefacción; el maldito olor a azufre, los ojos rojos, la sensación de que su cuerpo ya no le pertenecía, como el alma del charro negro subía por sus venas, estrujando su corazón, calándole hasta los huesos, inmensas ganas de gritar, berrear, estaba lastimando a aquellos que más amaba.
¡Chisguete ! ¡CHISGUETE!
Leo ya no nos pude ver...
Todo lo que tuvo que sacrificar por el bienestar de otros y todo lo que tuvieron que sacrificar otros por su bienestar.
Un remolino de emociones invadían al poblano.
Cuando la gente dejó de creer en sus historias...
Lo tiraban de impostor y no había nadie para testificar lo que había ocurrido.
Si no le creían era como si todo lo que pasó... todos con los que estuvo no hubieran estado ahí nunca.
No.
No todos lo habían tirado de a loco.
Leo tuvo a su familia, ¡Que siempre confió en él!, además de su hermano, con el que comenzó a tener una relación mas amena después de que su abuela falleciera.
Leo tuvo al chico que lo apoyó en todo momento, cuando comenzó a descubrir que el sexo de una persona no influía en el poblano al momento de enamorarse; el chico que golpeó junto con él a varios ignorantes que lo único que intentaban era destruir lo diferente, el chico que era su mejor amigo...
El chico que amaba.
[Creditos a Ureshi san]
¤Uff
¿Es todo eso?
¿Y aún así vas a permitir que te lo quiten?¤
Era nuevamente esa voz...
¤¿No te cansas de ceder siempre?
No sé que pienses tu pero Miguel está BIEN BUENO, así que si tu no lo quieres...¤
Se le congeló la sangre, su cuerpo quedó completamente inmóvil y sus manos se apretaron en tensos puños.
Esa voz...
Ω¿Quién eres?Ω
Las palabras se materializaron en una persona vestida de mariachi azul. Era su traje...
Sus sospechas se confirmaron cuando el- ya no tan extraño- individuio volteó
¤¡Soy tu!¤
Sonrió, sus ojos, los mismos que poseía Leo brillaban en la oscuridad de la habitación rojiza, como un depredador a punto de atacar.
¤Soy lo que piensas pero quieres esconder, soy todas esas veces que dijiste que si cuando en realidad era un no, soy Xóchitl, soy la chica a la dejaste en Guanajuato, soy el charro negro¤
Ya no hacía falta un nombre, el lo sabía incluso antes de que él mismo se lo dijera. Era el nombre de una persona que en realidad nunca había existido, la forma de llamar a ese algo que surgió de Leo cuando el charro negro se apoderó de su cuerpo, aún recordaba la conversación con Nando.
¤Soy Marco
Algo así como una versión mejorada de ti.
"Lo mismo pero más barato"¤
Ω Pero tu ya no existes...Ω
El muchacho hizo el típico sonido de "respuesta errónea" sus dientes blancos se daban a notar con una mueca maliciosa y coqueta, de alguna forma se parecía a la de Miguel...
¤Tus amigos eliminaron todo lo que se podía borrar de la existencia de esta personalidad en el mundo. Pero existe un lugar del que no pueden borrarlo...¤
El poblano se encontraba confundido, aturdido y la actitud pícara, simpre sarcástica del otro no ayudaba para esa situación.
¤Vamos Leo, piensa un poco, ¿No fuimos nosotros los que resolvimos todos esos misterios para liberar a los pueblos de esos monstruos? ¿O es que acaso yo me lleve la parte inteligente?¤
Sus ojos se abrieron de par en par, era fácil darse cuenta de que ya tenía la respuesta. Leo sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, miedo no, el chico era sumamente valiente después de todo lo que había vivido, sin embargo aquello era diferente, no sería tan fácil...
¤~En Tu Mente~¤
Su contraparte sonrió y con total sinceridad en la voz dijo que esperaba que trabajaran bien juntos.
~~~~~~~~~~
Hiro llevaba aproximadamente cinco horas sentado en el cómodo sofá de la habitación de hotel que rentaba. Baymax insistía en que durmiera pero aún si lo intentaba lo más probable es que no cumpliera su cometido.
Si hubieran exigido que limpiaran ese laboratorio antes...
La culpa se lo tragaba y sus ojos ya estaban demasiado irritados para soltar más lagrimas.
La historia se repetía, era como si estuviera viendo a Tadashi entrar a ese edificio en llamas sin poder detenerlo. La impotencia de no hacer nada más que rezarle a un dios en el que no creía para que el joven moreno y su amigo despertaran.
Honey hacía una hora que se había ido, logró que el muchacho se tranquilizara y viera las cosas con optimismo, el robot asistente médico personal en su escáner no había encontrado ningún daño físico en los muchachos; el verdadero problema radicaba en que el escáner de Baymax por alguna razón no lograba revisar si existían daños cerebrales. Creían que tal vez tuviera algo que ver con la sustancia que les cayó.
Estaba pensando todas las posibilidades sin encontrar alguna que no llevara directamente a que había sido su culpa. Hiro solía ahogarse en ellas sin que la gente a su al rededor lo notara.
Probablemte hubiera continuado así de no ser por un sonido que escuchó detras suyo.
Sus ojos rasgados se abrieron de par en par.
-¡Miguel!-
Quería abrazarlo, volver a llorar y no separarse nunca de ese calido pecho moreno que lo envolvía tiernamente.
O algo así.
Hiro se acerco corriendo a realizar lo antes mencionado deteniéndose al pensar que quizá podría lastimar al chico, resignándose con solo tocarle del brazo, queriendo hacer contacto físico de alguna forma.
Solo eso bastó.
La mente es poderosa, al mostrarle una emoción, un sentimiento fuerte acompañado de unas cuantas ráfagas de imágenes aún sin cronología, el cerebro puede crear una película, un recuerdo que en realidad no le pertenece.
Preocupación.
Miedo puro, preocupación en su máxima expresión.
Vidrios rotos y un cuerpo posicionandose para cubrir el propio.
Eso fue lo que el contactó con Miguel le había mostrado, por la expresión del chico, el también había sentido el intercambio de emociones pero dejó rápidamente las dudas al respecto de lado y sin más preámbulo preguntó:
-¿Y Leo?-
Hiro sintió una punzada en el pecho, algo estúpido teniendo en cuenta la situació, era lógico que al primero que mencionara fuera a Leo y sería todo un pendejo si se molesta o se siente mal por aquello siendo que el muchacho estaba en coma. Sin embargo...
Tardó unos segundos en responder aumentando la tensión en el aire, junto con la preocupación de Miguel.
Parpadeó un par de veces -Si... Él... está...- no era que no le quisiera decir, simplemente su cerebro, que siempre encontraba una solución para todo, ahora mismo le estaba fallando.
-En la otra habitación-
Miguel no esperó y fue en rápidas zancadas hacia el poblano.
Hiro no lo detuvo.
Miguel ni siquiera notó los ojos rojos del chico, ni la hora o el lugar donde se encontraban.
Hiro ni siquiera pensó en que podría ser peligroso para la salud del chico hacer tanto movimiento después del accidente, hasta que Baymax se lo dijo al mexicano cuando este ya se encontraba arrodillado a un lado de la cama de Leo.
La última vez que el moreno sintió esa desesperación e impotencia fue cuando creyó que no iba a poder salvar a su papá Hector.
Las lagrimas escurrían de sus mejillas, sin la esperanza de que una canción arreglara todo esta vez.
-Leo...-
Leo fue el único que creyó en su relato sobre la tierra de los muertos.
Cuando los muchachos se conocieron fue como si el destino así lo hubiese querido.
Dos niños tristes, desacreditados por su corta edad y la falta de testigos en su relato de la realidad.
Porque los adultos no creen en la magia.
Miguel le había enseñado a Leo a tocar la guitarra e incluso lo había invitado a formar un dueto musical entre los dos. El poblano se había negado, pero no había podido decir no cuando el insistente músico tocó la puerta de su pequeña casa en puebla -recorriendo un trayecto de casi 6 horas- para decirle "saca tu cosas que nos vamos en corto".
Había sido su impulsividad la que puso a su amigo en ese estado.
Para Miguel había sido aún más difícil. Nadie en su familia, lo más importante para el muchacho, pudo presenciar el momento en que desapareció siendo Coco la única que creyó en su historia, lo cual no le daba mucha credibilidad por ser una niña de 5 años.
Decidió contarle de nuevo a nadie tras ese rechazo familiar, hasta que llegó Leo.
~~~~~~~
¤¿Alguna vez le dijiste a Miguel cómo te diste cuenta de que eras joto?¤
En el crepúsculo lunar, la gente sale a trabajar, las luces prenden y se apagan.
Marco sabía la respuesta, y sin embargo ahí se lo restregaba en la cara al chico.
Todos los días a las tres, nos encontramos en el tren, te cruzas sin decirme nada.
Porque a pesar de que Leo le había dicho a Miguel acerca de su orientación sexual, el músico nunca le contó nada sobre la suya...
Y no me escuchas no me ves porque me tienes a tus pies y nunca bajas la mirada.
O quizá él no lo había querido notar.
Todas las veces que su amigo miró demás el torso desnudo de un hombre, rechazando s chicas bonitas, cuando les coqueteaba a los chicos del colegio. Leo se sentía estúpido.
Nunca se lo dijo porque no era necesario decirlo en palabras, Miguel era más joto que él.
Al compartir pensamientos Marco supo de inmediato cuando su contraparte llegó a esa conclusión, soltando una risotada, la inocencia de la parte contraria era admirable.
¤Nunca te dijo porque nunca le preguntaste¤
Aunque Marco se encontrara de puta madre con la expresión que tenía en la cara Leo sabía que tenía que hacer algo con los súbitos pensamientos suicidas que invadían al chico.
Leo se quería morir.
¤Pudiste tener tu final feliz con Miguelito pero no, ahí vas de pendejo con tus crisis-adolescentes-gays-existenciales¤
Leo se mordia fuertemente el labio, sentía mucha rabia, después de todo tenía razón.
¤Y ahora sufres porque un chino al que Miguel apenas conoce está usurpando nuestro lugar¤
Cuando muerdas la manzana
-Leo...-
Los ojos chocolate del nombrado se hicieron grandes, y el nudo en su garganta empezó a ceder, siendo sustituido por el fuerte palpitar de su corazón.
Era la voz de Miguel.
Marco sonrió.
¤Pero...
Todavía no es tarde¤
Leo lo miro furtivamente, no estaba pensando correctamente, la imagen de su morenito con Hiro le calaba hasta el alma. Y el dolor nos ciega a veces.
Cuando te acuestes a dormir envenenada
¤Tu sabes como es un trato con el charro negro, cual es el costo...¤
Leo se la estaba pensando.
Quizá Marco tuviera razón...
Él llevaba más tiempo enamorado de Miguel, él lo entendía, lo acompañaba en sus locuras y lo apoyaba siempre. ¿Por qué no sería el poblano el mejor calificado para estar a su lado?
ΩYo...Ω
Tu volverás...
Marco podía sentir en su imaginario cuerpo el como los pensamientos del otro luchaban entre sí. Poco a poco la parte ingenua iba ganando terreno. "Tal vez no sea tan malo luchar por quien amo..."
El vestido de azul se sentía empoderado a cada segundo que pasaba, intentando esconder esto tras un velo de indiferencia, ya que al compartir cuerpo con Leo este podía ver sus pensamientos, sentir lo que él a un nivel un poco más bajo, en perspectiva, a comparación de la vista que Marco poseía de la mente del contrario.
¤¿Y bien?¤
...A...
Leo ya no tenía que pensar más, había tomado una decisión.
La tensión en el ambiente era palpable, había razones por las cuales aceptar el trato y existían muchas más para no hacerlo.
Sin embargo...
...Mi.
~~~~~~
-Leo...-
Su amigo, su confidente, casi su hermano.
El... El no estaba muerto.
Miguel podía sentir los latidos del chico, y sabía que el poblano era fuerte, él iba a luchar con todo lo que tenía para aferrarse a este mundo; y aún si le costara semanas, meses, o años Miguel iba a estar ahí esperándolo.
Hiro estaba destrozado para ese momento. Del poco tiempo que llevaba conociendo al mexicano nunca pensó verlo tan vulnerable. Mierda que le dolía, tenía una enorme presión sobre el pecho y sus ojos se aguaban una vez más, tenía tantas ganas de abrazar al chico, besarlo si era necesario, sorber esas lagrimas para decirle "Todo va a estar bien". Pero no era su asunto.
Hiro se sentía un intruso viendo aquella escena, su cerebro haciendo corto circuito al no saber que hacer para aliviar el dolor de Miguel.
Se acercó lentamente, dispuesto a brindarle su hombro, cuando escuchó que el contrario se aclaraba la garganta.
-Mezclabas brandi en tu café, tu primer beso fue a los 10, en los pasillos de la escuela...-
Hiro se quedó pasmado en su lugar, Miguel cantaba.
-Yo te seguía para ver, para poderte conocer, pero mi lengua se trababa-
Antes de iniciar una conversación con Leo Miguel se ponía nervioso, el chico se veía... Muy triste. Tiempo después Miguel supo que acababa de perder a su abuela, poco después de que ocurriera lo mismo con sus amigos.
-Cuando muerdas la manzana, cuando te acuestes a dormir envenenada...-
La voz de Miguel comenzaba a quebrarse y entonces Hiro entendió a quien le estaba cantando.
-Tu volverás... A mi...-
Terminó casi en un susurro, con las lagrimas regresando a sus pupilas.
Estudias para trabajar, trabajas para mejorar que para ser independiente...
Hiro no pudo aguantar más. Podía ser un genio, resolviendo problemas cotidianos basándose en la lógica, las matemáticas, ciencias exactas, pero si se trataba de temas del corazón el chico se quedaba en blanco.
Corrió hacia el moreno y lo abrazó fuertemente, de inmediate le llegó un sentimiento de sorpresa que sabía no le pertenecía.
-¡Perdón! ¡Perdóname! Si yo hubiera cerrado con llave hasta el día en que fueran a limpiar nada de esto hubiera sucedido.
Y te preguntas si es normal, si la miseria pasará, nunca estuviste enamorada
Miguel se quedó en shock. La voz del chico temblaba, como todo su cuerpo, aferrandose a el torso del moreno, dando los pequeños briquitos que el cuerpo hace cuando uno está llorando.
Cuando muerdas la manzana, cuando te acuestes a dormir envenenada.
Había sido un idiota. No era él, el único preocupado.
Tu volverás... a mi
Correspondió el abrazo, acariciando dulcemente el cabello del mitad japones, haciendo con esta acción que el otro lo volteara a verlo, la imagen le rompió el corazón.
No quiero ser normal, quiero ser especial, quiero tenerte enamorado.
Ojos rojos, perlas cayendo de ellos; sus delgados labios temblaban y seguía fuertemente agarrando a Miguel como si este fuera a caer en la cama nuevamente.
No quiero ser normal, quiero ser especial, quiero tenerte enamorado.
Volvió a tomar en sus brazos al de tez clara.
-No fue tu culpa- le susurró. -Nosotros no teníamos porqué estar ahí.-
Las palabras del moreno lo hicieron reflexionar, por las emociones que le intercambiaba sabía que lo decía con total sinceridad, relajó su cuerpo entre los brazos ajenos, se sentía seguro, no sabía si era por la personalidad del mexicano que entraba fácilmente en la vida de uno o por qué razón, pero confiaba en sus palabras, le reconfortaban.
Cuando muerdas la manzana
Se miraron nuevamente, sosteniendo el agarre en sus antebrazos.
De repente los ojos de Miguel eran muy bonitos, como una ecuación redox bien balanceada. Su perfume era un aroma conocido, como el café de la tía Cass, tan familiar y hogareño.
Cuando te acuestes a dormir envenenada.
De repente los labios de Hiro se veían sumamente apetecibles y el aliento cerca de los suyos lo invitaba a probarlos. Sus manos tenían un toque suave, y su presencia era demasiado importante en ese preciso instante; en su día, en su vida.
Tu volverás...
Hiro no podía encontrar mejor analogía que un par de imanes, los labios de uno buscaban entrar en contacto con los del otro con una enorme fuerza de atracción de por medio. Podía sentir su piel erizandose con el deseo que le transmitía Miguel por el contacto de sus brazos.
Ambos chicos se acercaron, sin pensar en la situación, si al otro le parecía bien o si a ellos mismos les parecía bien, solo bastaba un sinodal para lo que estaban haciendo y era su corazón.
Las palpitaciones acelerando a cada centimetro que cortaban entre ellos, sus repiraciones aumentando en velocidad y un sentimiento que comenzaba a crecer, muy adentro, sin despegar los ojos del otro.
...A...
Milimetros, milimetros era lo unico que los separaba de lo inminente, la imaginacion de ambos volando por lo que podría llegar a ser el contacto, suave, dulce, raro, lindo.
...Mi
Se quedó en imaginación.
Leo había despertado.
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Holaaaa
Jejeje. No me maten xp
Ya sé que querían n beso pero es muy pronto!!! :0
Además Leo estaba a un lado tengan tantita consideración!
Otra cosa. Marco!
Marco, Marco, Marco...
Bueno pues si es ese Marco que están pensando, o al menos algo así (?)
Para los que no sepan Marco De la Cruz es un personaje que surgió de la locura de l@s fans al encontrar el primer prototipo de Miguel (Que es casi igual que el que se quedó físicamente pero en personalidad es más pícaro 7u7)
No sé exactamente porqué decidieron darle ese apellido pero... A mi eso me da a entender que lo toman como un personaje antagónico (aunque en este fic no va a ser así) así que po eso está aquí, para armar salseo.
Ahora, debo decir que me acabo de enterar que lo shippean con Kyle (el mejor amigo de Hiro) y me quedé así ira.
Me quería suicidar porque eso arruina completamente mis planes para este fic, así que te aviso de una vez. Si estás aquí buscando el shipp de Marco x Kyle estás en el fic incorrecto.
Me gusta el shipp pero no puedo meterlo en esta historia sorry :"c
Bueno eso es todo, espero que les esté gustando, comenten si es así y también si no lo es para intentar mejorar <3
Gracias por leer!!
Celaena fuera.