Proyecto Pandora: Bienvenido...

By Srta_Allen

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"[...] Aceleró el paso, llegando así a aquel basto lugar. Miró a su alrededor logrando observar varios cadáve... More

Proyecto Pandora: Bienvenido al Pandemonio.
Introducción.
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.

Capítulo 16.

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By Srta_Allen

Vasilisco no era precisamente un ser del que nos pudiéramos fiar. Y yo lo sabía muy bien.

La Guarida no había cambiado absolutamente nada. Todo seguía tan escéptico como la última vez que la había visto. Tal vez una docena de almas y auras más adornaban aquellas estanterías.

Para poder ir al Pandemonio primero debíamos ir al Abismo.

Y a él se accedía rompiendo un extraño sello escrito en lengua muerta.

La mayoría de las personas se han preguntado qué le sucede al alma después de morir. Unos afirman que el alma no va a ningún lugar que simplemente muere y ya, otros dicen que va al infierno, y otros que al limbo.

Sin embargo, pocas personas coinciden en su descenso al Abismo; un lugar ni donde los demonios quieren estar, una cárcel. Una amplia y profunda extensión situada en lo más recóndito, junto al Seol.

El Abismo se divide en varios sectores de nombres extraños, pero sólo cuatro destacan: donde van los condenados, el Hécate; donde son juzgados, Apollyon; donde cumplen condena, el Nergal y donde perecen; éste último llamado Diabolus.

Mientras avanzábamos en silencio, cada ciertos tramos, se podían escuchar alaridos y lamentos que se intentaban pasar por alto. Sonaban despechados, horrorizados, suplicantes y simplemente muertos.

Se apreciaban seres, o más bien bultos, realmente extraños escondidos en la fría oscuridad de la cárcel del Abismo, del Oved.

—Aquí —había comentado Vasilisco deteniéndose donde había una enorme entrada que como única seguridad contaba con una cuerda blanca y un papelito con misteriosos símbolos— están los demonios de los pecados.

Las cuatro alzamos la cabeza observando aquella enorme entrada, dudosas de qué hacer o cómo reaccionar.

Era cierto que cada una teníamos un demonio que representaba un ciento por cien nuestro pecado, llamado como su representante.

Era decir: el demonio de la Ira era Satán al igual que el demonio de la Soberbia era Lucifer.

Todos demonios desgarradores denominados Chandrians menos el ángel caído.

Vasilisco había señalado dos grandes bultos que se habían movido repentinamente dejando escapar un horrible rugido tal vez de advertencia.

—Si os dais cuenta Leviathan y Mammon están separados de los demás. Satán, Asmodeus, Lucifer y Belzeebu están más unidos y Belphegor es aquel bulto irreconocible del fondo.

***

—¡Haz que me suelte maldita sea! —Juró Owen mientras colgaba de la garra de Vasilisco.

Cruzar las compuertas del Abismo para acceder al Pandemonio había sido más fácil de lo que hubiera imaginado.

A nuestro paso se escuchaban los gritos ahogados de quienes sabían quienes estaban allí.

Una vez en Pandora, en un sector oscuro y decadente, Vasilico había optado por su verdadera forma. Un ser casi colosal y oscuro con forma engañosa de gato. Grandes dientes de sable, ojos rojos como el rubí y larga y grande cola de afilados huesos que movía con cierta rapidez.

—Mira. Si te hubieras callado, Xexaer no hubiera hecho nada —alegó Luchia con una sonrisa de oreja a oreja.

Desvié la mirada irritada, caminado de un lado a otro. Haciendo sonar pequeñas y frágiles ramas viejas a mi paso.

Aquella Región, como se refería a ella Vasilisco, estaba desordenada. Era un bosque oscuro que como única luz tenía la luna llena en un manto aún más oscuro. Los árboles estaban desnudos y en los huesos. La vegetación no era abundante y no había rastro de vida.

—Suéltalo Vasilisco —musitó Coraline mirando de un lado a otro a varios metros de mi—. Owen tiene razón. Eres un poco inútil si no sabes dónde estamos.

Esbocé una sonrisa al escuchar el quejido de Owen al caer al suelo desde la altura a la que lo sometía Vasilisco.

Giré el cuerpo observando a Sheila sentada en un tronco con los ojos cerrados. Coraline se había colocado a su lado con una sonrisa infantil posiblemente por la misna razón que la mía y Luchia se mantenía impasible.

Vasilisco sacudió la cola haciendo resonar el suelo poco fértil, claramente enfadado. Se irgio con buen porte antes de mostrar aquella sonrisa infinita suya.

—Estamos en la Región del Rayo.

Enarqué una ceja sarcástica al mirar al cielo. Lo señalé, como si mi gesto no se hubiera comprendido.

—Te mientes a ti misma cuando te crees lista Némesis —atacó Vasilisco antes de explicar y sin dejarme protestar—. Pandora está dividida en Regiones por cada pecado que hay. Ésta es la Región de la Avaricia. Lisbeth era nata con la magia del rayo, por esa razón ésta región era así. Ahora que no es un pecado, la Región no tiene vida hasta que se encuentre una sucesora.

Sonreí tal vez incómoda antes de comenzar a caminar.

A mi se me había negado información sobre Pandora hasta donde alcanzaba mi memoria. No necesitaba saber más allá de la Región Maldita.

—Felicidades, no eres un gato estúpido e hipócrita después de todo —comentó Owen con la sonrisa de alguien que sabía que jugaba con la muerte y aún así no le importaba.

Antes de que cualquiera de nosotras lo pudiésemos evitar, la cola de Vasilisco había atravesado el cuerpo de Remington y se movía haciendo que éste se retorciera con el dolor. Su ropas blancas ahora eran rojas cada vez más oscuras.

—¿Sabes las ganas que tengo de hacer que tu alma sea mi nuevo juguete? Escucha ratita de Lilium, humano estúpido, soy un ser paciente. No hagas que me enfade, a ti no te conviene. Seguro que aprecias tu vida.

Sacó la cola con tanta fuerza que resto de carne salió con ella. Owen cayó al suelo con la misma rapidez con la que cae una pluma.

La razón por la que nos quedamos callados no fueron los gritos ahogados de Owen al no poder recuperarse. No fue el hecho de que Vasilisco lo hubiera atacado y su consiguiente amenaza. Tampoco las caras desaprobadas de Khalius y Mark.

Fue la figura de cabello rosado que había aparecido entre los árboles.

Al levantar el rostro hacia nosotros pudimos ver claramente un esqueleto. Estiró el brazo hacia nosotros con expresión aún más lúgubre y dejó escapar un estridente chillido que nos hizo arrodillarnos al tiempo que nos tapabamos los oídos.

Cuando abrí los ojos, Owen ya no se movía.

Khalius soltó un juramento y Mark se mantuvo en su posición sin quejarse más.

—Qué hacéis aquí. —Preguntó aquella figura con voz femenina, aguda y arrastrada.

Levanté la mirada hacia ella. De su vestido rosa palido, aparecían gotas de sangre que corrían hacia abajo. En lo que parecían ser su labios había sangre y sus manos estaban manchadas.

—¿No es muy pronto para que nos mates? —pregunto Vasilisco sardónico e inmune— Te hemos dado de comer.

Khalius se había acercado a Owen, quien no se había movido del suelo.

Tenía un agujero donde debía estar su corazón.

—Tú... -aquella ¿joven? rió antes de repetir frenéticamente el nombre de Vasilisco—. Tú, tú, tú ¡Eres tú gato!

Vasilisco sonrió antes de mirarme.

No había que mirar mucho más allá de su aspecto para deducir que aquel gato era despiadado hasta la médula.

Sacudí mi cabello y empecé a caminar hacia Coraline.

Una vez más parecía no importarle nada. Curvaba una sonrisa socarrona en aquella faceta infantil mientras miraba el cuerpo de Owen en el suelo. Sheila, en cambio parecía pensar en lo que estaba ocurriendo. Levantó la cabeza y enfrentó la mirada con aquel gato de cola juguetona.

—¿Era un sacrificio?

—Bueno. No me digas que lo escharás de menos, ¿verdad?

Yo necesitaba un sacrificio Alfa y vosotras necesitábais que Owen desapareciera. Sólo até cabos. —Su tono era juguetón y tranquilo— La esencia de Owen ha sido suficiente para despertar a Valery.

Desvié la mirada hacia aquel fantasma al que había llamado Valery.

Ahora parecía más humana. Tenía el pelo largo y rosado mientras que sus ojos eran una mezcla extraña entre gris y violeta sin esclerótica.

Su tez era muy pálida y estaba casi en los huesos.

Sonrió y se escuchó un ruido igual de estridente que aquel grito pero más breve.

—Qué Owen —río Coraline de repente— ¿te sigue pareciendo "un gato estúpido"? Nosotras no podíamos tocarte pero el minino sí. Y mira qué bien se lo ha montado. Ya no eres tan fuerte, eh.

La pequeña se levantó para decirle aquellas palabras al cadáver mientras deslizaba un dedo por su mejilla.

Sonrió altanera antes de mirar a Valery.

—Bien. ¿Necesitas comer más? Las rubias tienen un sabor especial.

Sheila estalló en una sonora carcajada que intentó reprimir al igual que yo.

—Tenéis que saber que —interrumpió Vasilisco a la respuesta de Valery— ella es la sucesora que ha elegido Pandora para el pecado de la Avaricia.

Ladeé el rostro y miré a Valery. Seguía levitando y hacía preguntarse qué tan frágil era. O si sólo lo parecía de momento.

Sheila frunció el ceño y echó a andar. Coraline le seguía de cerca y Khalius se había acoplado dejando atras el cuerpo inerte de Owen, el cual comenzaba a deteriorarse con asombrosa rapidez.

Mark, en cambio miraba a Vasilisco.

—Yo de vosotros no iría por ahí. Hay indicios de que Deidara está en el Limbo. Y para acceder a él o eres la dueña o eres un fantasma.

Sonreí mirando a la chica.

Ahora comprendíamos lo bien que le venía Valery y lo manipulador que era.

Me acerqué a ella para mirarla de cerca. Reprimí mis pensamientos y me limité a clavar los colmillos en mi muñeca y ofrecércela.

¿Qué mejor que sangre de vampiro para recuperar fuerzas?

Para cuando llegamos al punto en el que Vasilisco quería estar, ya habían pasado varios minutos.

Pandora era extraño. Tan extraño que ni lo recordaba.

Habíamos salido de la Región Fantasma para acabar en un cruce neutro.

Allí los árboles parecían más vivos. Más coloridos. Álamos y pinos decoraban aquel sendero limitado al bosque por piedras.

Y sin embargo olía a muerte y a sangre. A sudor, lágrimas y miedo.

A venganza, a placer.

Olía a lo que era en aquellos momentos Pandora, a caos.

¿Seres sobrenaturales sueltos sin normas? Vampiros, demonios, rastreadores, híbridos y toda clase de seres despiadados.

Dejaba pensar qué pasaría si las puertas de Pandora se abrieran y salieran todos ellos.

Accedimos a otra Región con muchas dificultades por el camino. Era amplía y luminosa. Llena de colores azules, rosados, verdes y amarillos.

Era muy diferente a la anterior. Era alegre, casi infantil teniendo en cuenta que aún estábamos en el bosque que rodeaba aquella Región.

—Bienvenidos a la Región del Limbo. —Murmuró Vasilisco— Tened mucho cuidado, no es más que una ilusión. Tenemos que llegar al centro antes de que algo nos pille. Lo ilusorio no es mi campo.

Y antes de que nos diéramos cuenta, ya estábamos perdidos.

Si la unión hacía la fuerza, aquella separación era un punto en contra.

O al menos, yo ya había caído en el mundo de ilusiones que era aquel lugar.

Un sueño, una ilusión.

Una manera que tenía de manipular nuestras cabezas. Y nosotros mismos nos habíamos metido en la boca de la loba.

Ya era demasiado tarde para impedirlo.

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