Deseo Italiano

By danielacgalvis

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Giorgio Bonatti,hijo de uno de los mayores mafiosos de Italia, heredo el trabajo de su padre,es un experto en... More

Sinopsis
~Personajes~
Fecha de estreno y pequeño adelanto
Aclaración del personaje de Giorgio
CAPITULO 1
CAPITULO 2
CAPITULO 3
CAPITULO 4
CAPITULO 5
CAPITULO 6
CAPITULO 7
CAPITULO 8
CAPITULO 9
CAPITULO 10
CAPITULO 11
CAPITULO 12
CAPITULO 13
CAPITULO 14
CAPITULO 15
CAPITULO 16
CAPITULO 17
CAPITULO 18
CAPITULO 19
CAPITULO 20
CAPITULO 21
CAPITULO 23
CAPITULO 24
CAPITULO 25
CAPITULO 26
CAPITULO 27
CAPITULO 28
CAPITULO 29
EPILOGO
Agradecimientos
Aclaraciones

CAPITULO 22

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By danielacgalvis

Cancion: Mariah Carey - My all

Miraba y miraba una y otra vez el anillo en mi dedo, seguía sin creerlo, pensaba que todo se estaba tratando de un sueño o algo parecido, pero no era así, estaba sucediendo en verdad.

- Te aseguro que ese anillo no se va salir volando de tu dedo – la voz de Dalila me hace reaccionar, estamos afuera del viñedo tomando un poco de café, su prometido tuvo que irse de nuevo a Grecia, y ella ha estado hablando por más de media hora del tipo de encaje que le gustaría llevar en el vestido de novia.

- ¿Dalila estas segura de esto? – tomo un sorbo de mi café y vuelvo tocar el tema, no quiero que ella cometa una locura sólo pro dejarse llevar por el momento.

- Si, Aless, sé que es loco decirlo, pero nunca me había enamorado de un hombre como él, es lo que siempre quise, él es caballeroso y respetuoso, toda la vida me cuestione si merecía una persona así a mi lado, y por fin la he encontrado.

- ¿Cuando es la boda?

- Dentro de dos meses – me atraganto con la saliva.

- ¿Qué? – enarco una ceja-. ¿Dos meses? ¿Pensabas decirme en la boda lo de tu boda?

- Aless.. ¿porque siento que no te agrada Zeus?

- Porque no me agrada – gruño-. Definitivamente no me agrada ese hombre, Dalila no quiero que te rompan el corazón.

- No sucederá nada – toma un sorbo de su café y me da un golpecito en mi hombro-. Tu tranquila ya no soy una niña.

- ¿Donde vivirán?

- En su casa de Atenas – se encoje de hombros-. Su hermano también vive allí.

- ¿Te ha mencionado a sus padres?

- Sí. Su madre vive en Santorini, y de su padre se poco.

- Espero que sí es lo que en verdad quieres te vaya bien en tu matrimonio – no sabía que más decirle a mi hermana porque sé que su mente inocente quizás se negaba a aceptar que el hombre con el que estaba dispuesta a casarse, no tendía o sentía los mismos sentimientos hacia ella de la forma en como ella hablaba de él.

Giorgio ha estado por fuera de la casa mucho tiempo, de hecho la mayoría de veces nos veíamos era para cenar, por fortuna no había tenido ninguna complicación con mi embarazo, durante los dos últimos días.

Mi trabajo en Londres aun estaba ahí, la vacante estaba disponible, me excuse con Devan y le envié los documentos en lo que mencionaba que no podía viajar a Londres por el momento, comprendió y me dio tiempo para que me recuperara.

Me sentía aburrida, aunque Dalila me hacía gran compañía por la tarde, sentía que debía hacer otra cosa para distraerme que no fuera a comer frutas y contemplar el viñedo desde el balcón de mi habitación. Así que empecé a idear las etiquetas del vino, antes de que estas salieran a la venta.

Diseñe mas de cinco formatos para la etiqueta, hablaría en la noche con Giorgio para que las escogiéramos juntos, estaba sorprendía del cambio de actitud del hombre que tenía a mi lado, era más cariñoso de lo normal, el primer regalo que le dio al bebé fue la edición dorada del principito, así que he estado en parte leyéndola una y otra vez.

Me meto al baño para darme un ducha caliente y relajante, uan vez salgo de allí  tomo una pijama de seda rosa y me la coloco, desenredo mi cabello rubio, y me meto entre las cobijas para leer de nuevo  el libro, escucho la puerta abrirse y lo veo entrar. Lleva un traje azul mediterráneo junto a una camisa blanca debajo de este los zapatos de cuero negros y un pañuleo gris en el bolsillo de izquierdo de su traje le da le toque elegante y sexy que siempre ha tenido.

- Ciao amore – una sonrisa se dibuja en sus labios, se acerca hasta donde estoy y se apoya en una esquina de la cama.

- Ciao amore mio ¿qué tal ha estado tu día? – paso mis manos por su quijada y desenredo sus cabello castaños.

- Bien, pero no más que el tuyo, ¿has pasado toda la tarde leyendo el principito? - toma el libro entre sus manos y abre una de las páginas.

Niego con la cabeza.

- Te quiero mostrar algo – me levanto de la cama pero él me detiene.

- Nada de movimientos bruscos.

Ruedo los ojos.

- Entonces pasame la laptop que está justo debajo de la mesa de noche – se acerca hasta donde le he indicado y la saca de allí.- He hecho algunos formatos de diseño para las etiquetas del vino, son estas – las señalo-. Tal vez no se ven tan .. profesionales pero.

- Son perfectas.

- Giorgio, míralas bien.

- En serio son unos hermosos diseños, creo que has captado la idea que trasmite el sabor del vino. Un vino dulce, tan dulce como tú. - sus labios se fijan a los míos de manera suave.

Le doy una sonrisa. - ¿Cuál escogemos?

- Este - señala uno con letras doradas.

- También me ha gustado, entonces ¿puedes imprimir las etiquetas?

- Mañana hablare con los que se encargan del empaquetado. Te noto algo preocupada ¿todo bien?

- De hecho no – murmuro.

- ¿Hay algo malo con el embarazo?¿ te ha dolido de nuevo, te has caído..

- No, nada de eso – hago un gesto con mi mano-. Es sobre Dalila, me preocupa que se case con ese hombre.

- Me has asustado. Creo que tu hermana ya no es una niña, ella debe darse cuenta de las cosas Aless.

- ¿Sabes algo de ese hombre?

- Solo conozco las aerolíneas, pero si quieres que lo investigue,lo aleje o lo haga que se resista a casarse con ella, sólo..

- No harás eso, Dalila es muy inocente, ella cree que en el mundo las cosas funcionan como en los cuentos de hadas, no quiero que la lastimen.

- Ales, no debes preocuparte no te hace bien, ni a ti ni al bebé, así que es mejor que te calmes.

Tal vez Giorgio no entendía mi preocupación, Dalila era mi única hermana, siempre habíamos sido unidas con nuestras diferencias incluidas, era mi familia, y no quería que nadie le hiciera daño, porque sabía cómo te podía romper el corazón el amor.

- Está bien prometo que me calmare. He sacado cita para el control prenatal, tendremos que esperar al menos tres meses más para saber el sexo del bebé.

- ¿Cuándo es la cita?

- Dentro de cuatro días.

- Aless deberías de estar para ese entonces en Venecia.

- Espera... ¿no vendrás conmigo? –enarco una ceja y me cruzo de manos.

- Iré, pero..

- Lo prometiste.

- Alessandra ¿puedes escucharme?

- Adelante.

- Tengo que terminar algo acá, te estoy pidiendo por tu seguridad y la de mi hijo que te regreses el día acordado. Y no quiero que vayas en contra de lo que te estoy pidiendo o tomare cartas en el asunto y si es necesario obligarte a que te vayas en ese avión directo a Venecia, lo haré.

- Está bien, no habrá problema, me regresare a Venecia y punto.

- No te enojes. Estoy haciendo esto por los tres.

- Comprendo perfectamente la parte en la que evitas mencionarme lo que estás haciendo. No soy estúpida. 

Fa un suspiro largo y se levanta para ir hasta donde se encuentra el armario, saca de allí un pantalón deportivo y se mete a la ducha.

Se que está ocultandome algo, si no fuera así mo estuviera insistiendo en que me regresará a Venecia, no sabía de la magnitud del asunto, sus cambios de humor eran los únicos que me alertaban que algo iba mal.

Sabía de lo que era capaz Giorgio cuando se interponian en medio de sus cosas, era el tipo de hombre que me causaba miedo ver a los ojos.

Sale al poco tiempo del baño secándose sus cabellos, se acerca dejándo la toalla a un lado de la silla y vuelve a hablarme.

- Tú y mi hijo son mi única familia, jamás habia tenido algo tan preciado en mi vida. Jamás había tenido algo por lo que preocuparme. Quiero que estén bien. No voy a colocarlos en riesgo.

- Giorgio...

- Alessandra el día en que Lorenzo y yo discutimos, en el que por su culpa saliste lastimada, ese día experimente lo que es estar al borde de perder lo más valioso, no quiero que se repita, no quiero quedarme paralizado sin hacer nada.

- ¿Quieres leer para mí? - me levanto de la cama y apoyo mis manos en sus hombros-. Tu hijo y yo estaremos siempre contigo.

- ¿Que página quieres que te lea principessa ?

- Esta, justo esta - señaló un párrafo en especial.

- "Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, comenzaré a ser feliz desde las tres"

- Tú me haces feliz Giorgio, tu nos haces feliz - arrastró su mano hasta mi vientre y él sólo sonríe.

- ¡Como pueden salir cosas buenas de mí? - enarca una ceja y pasa posa su frente en mi vientre.

- Tú hijo es una de ellas.

***

Estoy nerviosa.

He estado esperando a Giorgio cerca de una hora en la sala y no aparece, no contesta mis llamadas, y tampoco lo ha hecho Massimo creo que enloquecere si no envía un mensaje.

Al menos uno que me diga que está bien.

- Te traje un té para que te relajes - mi hermana me ofrece la taza y la tomo entre mis manos.

- Gracias - quisiera calmarme y no puedo, no cuando mencionó que las cosas en Nápoles estaban complicadas.

- Aless tranquila -  Dalila pasa su mano por la mía intentando tranquilzarme.

De repente el sonido de unos tacones resuena por el interior de la mansión, la imagen de Claudia se cruza en mi campo de visión.

- ¡¿Qué haces acá?! - me levanto de la silla y la encaro.

- No pienses que por temer un bebé vas a estar a su lado, de seguro ni siquiera es verdad que es de Giorgio.

- Que cinismo.. ¡me importa un coño tu opinión, la única que me interesa es la de Giorgio, así que largate de aquí Claudia!

- Pues a mi me importa un coño tu petición, no me iré de aquí hasta hablar con él.

- Pues no podrá ser, lárgate en este instante antes de que llame a seguridad,todo ha sido tu culpa.no has aceptado que hace tiempo o mejor dicho nunca le generaste interés.

- Ay Alessandra tu eras la niña rica de papá, que se metió en las sábanas de un hombre como él, no creas que va a pintarte castillos rosados y unicornios rosas para que vivas en su cuento de fantasía. Él no va a hacerlo.

- Mira tú,lo único que has querido todo este tiempo es meterte de nuevo en sus pantalones.

- No eres la mujer que Giorgio escogería.

- ¿Cómo estás tan segura? ¿Cómo explicas esto?  - le muestro mi anillo de compromiso-. Te tengo malas noticias Claudita, nos vamos a casar, porque nos amamos. Y si escogió a una, a mi, a la madre de su hijo. No te quiero cerca de nosotros vete, huele a azufre cuando apareces.

- Giorgio no se casaría nunca.

- Hazte la idea en tu cabeza, te dije una vez que no te tenía miedo. Lárgate de una vez por todas.

- Va bene, demosle lo que pide a la linda princesita,me largo pero no porque tu me lo pidas, si no porque lo buscaré para hablar con él personalmente - sale de allí y desaparece en medio de la sala.

- ¿Quien era esa mujer? - Dalila enarca una ceja y me acerca hasta la silla.

- Una arpía eso es lo que es - mi respiración y mi pecho se elevan con todo el alboroto que ha formado Claudia.

- No te ves bien Aless, ¿porque no vamos a la cama y descansas un poco? Pediré que te lleven la cena.

- Esta bien - me acerco hasta la habitación junto a Dalila quien le ordena a Gabriella que traiga la comida.

Claudia es la única que ha causado los problemas en nuestra relación, fue quien tomo el teléfono y escribió ese mensaje, fue quien mintió con el decir que se había acostado con él, y fue la que generó todo el malentendido en el que casi pierdo a mi bebé.

- Acá está - la voz de la chica que trae la comida se hace presente, Dalila recibe la charola y la coloca encima de la mesa.

- Que rico se ve,hmm filete - saco un tenedor de un lado pero Dalila me detiene.

- ¡Espera! - grita quitandome el plato de las manos y acerca su nariz a la comida.

- ¿Que te sucede ahora?

- No puedes comerlo, tiene amoníaco.

-¡¿Qué?! - grito horrorizada.

- La comida huele a amoníaco. Querían envenenarte.

- ¿Porque? ¿Porque quieren hacerle daño a mi bebé? - mis lágrimas caen y las limpio con la palma de mi mano-. ¿Porque no nos dejan en paz?

- Aless calmate, no llores.

- Fue esa mujer, ella quería envenenarme- me abrazo a una almohada de la cama, y dejo caer mis lágrimas en ella.

- Calmate, por fortuna no ha pasado nada.

- Tengo miedo Dalila, estoy asustada. No es fácil esto, estoy embarazada, Giorgio y yo hasta ahora hemos vuelto a estar juntos, esa mujer se atrevio a hacer eso ¿Te das cuenta de la magnitud del asunto? No estoy preparada aún para ser madre y ella ya quiere acabar con mi bebé.

- Esa mujer no volverá a acá. Alguien debió haberla visto entrar a la cocina.

La puerta se abre en ese instante mientras aún mantengo mi cara  hundida en esa almohada.

- ¿Qué sucede aca? - su voz ronca nos interrumpe-. ¿Aless que pasa? - pasa sus manos por mis cabellos y los acaricia-. Mirame amore ¿que sucede?

- Claudia vino, discutimos, y luego intento envenarme.

- ¡¿Qué?! - grita colerico,levantadose bruscamente de la cama.

- La comida tenía amoníaco.

- ¿Que clase de ser es Claudia? - aprieta sus labios y su mirada se torna diferente. Juro que la voy a matar. ¡Massimo!

Su voz resuena cargada de ira, de enojo, esta lo suficientemente cabreado para si quiera escucharme.

- ¿Si señor? - Massimo aparece al poco tiempo y entra en la habitación.

- Busca a Claudia Ferrara y traela acá.

- Ella está afuera señor, creo que lo ha estado esperando.

- Mucho mejor entonces,hazla pasar, la espero en la sala.

- Como ordene señor - Massimo sale de allí, mientras me levanto y lo tomo de su brazo.

- ¿Qué vas a hacer? - musito y él parece estar fuera de sí.

- A solucionar el problema por mi cuenta - suelta mi mano y sale furioso de la habitación.

Dalila esta asustada, yo estoy asustada. Así que lo sigo hasta donde se encuentra, ella está ahi parada, parece no tenerle miedo, parece estarlo retando con su mirada.

- Giorgio por fin podemos hablar.

- Claro que si Claudia - dice sarcasticamente.

- Vine hace rato y.. - la corta y vuelve a hablar.

- Manejo todo tipo de problemas con hombres por las noches, y ninguna de esas basuras me han ocasionado tantos problemas como tú. Voy a ser directo - se acerca hasta donde está y la toma del cuello,bajando su mirada al suelo-. Vuelves a pisar esta o cualquiera de mis propiedades y me asegurare de que tu cabeza este en una pica.

- Giorgio..

- Vuelves a hacerle algo a Alessandra o a mi hijo, y juro que de ese cadáver no quedarán ni siquiera las cenizas para esparcirlas. ¿Entendiste?

Ella sólo se queda en silencio sin decir ni una palabra.

- ¡¿Qué si entendiste?! - la empuja hacia un lado liberandola.

- S-i, si.

- Lárgate, tienes cinco segundos para salir por esa puerta - saca su arma y le apunta-. Uno, dos,..- Claudia sale a toda prisa y desaparece por el pasillo de la mansión.

- Señor.. - Massimo aparece después de eso.

- ¿Ahora que mierdas?

- Una de las chicas de la cocina colaboro con Claudia para colocar amoníaco en la comida de la señorita Alessandra. ¿Que quiere que hagamos con ella?

- Matala -  dice fríamente.

- Giorgio - musito y él me ignora acercándose a la escaleras-.Piénsalo bien.

- ¡¿Qué quieres que piense Alessandra?! ¿Que la deje matarte? ¿Que venga y atente contra ti y mi hijo? ¡¿Y tu pretendes que no haga nada?!

- Estas actuando de manera impulsiva.

- ¡Estoy actuando como siempre lo he sido!

Su móvil refleja una llamada en ese instante y lo que hace es maldecir mientras la contesta.

- ¿Qué mierdas quieres Bruno? Ya te he dicho todo. No te atrevas  a pisar Venecia, o me olvidaré de que somos como hermanos. ¡Me retiro del negocio! - cuelga la llamada y sigue su camino.

- ¿Qué has dicho? - enarco una ceja.

- Lo que acabas de escuchar, abandono el negocio, me retiro de esta mierda, estoy cansado de toda esta basura, voy a dejar esto así implique llevarme a mil matones por encima.

- ¿Esa es la razón por la que quieras que vuelva a Venecia?

- Si, mis hermano no murió en una accidente los Soprano lo matarón. Y ahora quieren adueñarse de lo que mi abuelo dejo. Así que para salvarte a ti, tengo que quedarme acá.

- Giorgio no nos puedes hacer esto. No puedes dejarnos ir y tu quedarte acá.

- Ya lo he hecho Aless. Te regresas a Venecia sin mí - avanza hasta las escaleras y me deja atrás.

- ¡Giorgio! ¡Giorgio! - grito pero no voltea su vista hacia mi, sólo sigue su camino hasta la oficina. No quiero estar más separada de él, hemos pasado por mucho, y volvíamos a estar separados.

Todos los momentos en los que hemos sido realmente felices han sido escasos, escuche a mi corazón y este me dijo que aceptará arriesgarme y vivir con él, y ahora estaba a punto de inclusive dejar los negocios.

No más separados

No más separados

No más separados...

Me duele el vientre y empiezo a quejarme de dolor.

- ¡Aless! - Dalila grita y se hace detrás mío para sostenerme.

Escucho como él baja rápidamente las escaleras y se acerca hasta mí.

- Alessandra..

Sigo en el suelo sin pronunciar una palabra, estoy perdida en el hilo de un sólo pensamiento.

Eres débil y siempre lo serás. Eres débil y siempre lo serás.

Me desvanezco en sus brazos.

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