canción: grande amore - il volo
Decir que me estaba tomando la noticia con calma, sería una mentira porque no lo estaba haciendo, me sentía asustada, y temerosa de lo que pudiera suceder, pero después fijo mi vista en Giorgio, y su mirada es diferente, me transmite siempre tranquilidad, es como si adivinara que es lo que más necesito en ese momento.
- Voy a arecer una abeja con su trasero al revés – sonrio mientras estoy apoyada en sus hombros.
- Te aseguro que te verás más hermosa de lo que ya eres principessa.
- Siento haber desconfiado de to, no fue la mejor decisión que pude tomar.
- Pero viniste y aunque estaba furioso porque estuvieras aquí, no pida negarle a mi corazón que necesita verte de nuevo – sus manos trazan círculos en mis cabellos rubios mientras su vista se fija distante y lejana de la mía en la ventana del auto.
- Sé que algo no anda bien – musito y aprieto su mano.
- Solo quiero que estés bien, que tú y el bebé estén bien es todo.
- Giorgio no puedo dejar el trabajo en Londres abandonado, Devan ha confiado en mí.
- ¿Devan? – enarca una de sus cejas-. ¿Quién es Devan?
- Mi jefe, se supone solo me ha dado el fin de semana, debo hablar con él.
- ¿Piensas que te dejare ir sola a Londres y embarazada? Descansaras y arreglare lo de tu trabajo.
- Giorgio, creo que soy yo la que debe hablar con Devan, le enviare un e – mail cuando lleguemos a la casa.
Hemos llegado a la mansión, ver el hermoso viñero me da cierta paz, sigo sin creer que la formula se haya encontrado, Massimo nos acompaña hasta la entrada pero desaparece en cuanto Giorgio le da algunas indicaciones de seguridad.
- Hablare con Gabriella, le dure que prepare una habitación para nosotros en el primer piso, así evitaras subir escaleras.
- Gracias – le doy un suave beso en la mejilla mientras me rodea con sus brazos.
- Desde hoy, te juro que no tendré consideración con nadie, y Claudia entra dentro de ello – sus palabras suenas llenas de coraje, de ira y de odio hacia ella-. Ya le he dicho a Massimo que si viene la haga asar a mi oficina hablare personalmente con ella.
- Esa mujer.. no quiero que esté más cerca de nosotros.
- No tienes por qué preocuparte por otra cosa que el estar bien – sonríe y poza sus manos en mis hombros-. No se te nota nada – me acaricia el vientre.
- Di lo mismo en dos meses – le guiño un ojo y me siento en el sofá de la sala.
- ¿Señor me ha llamado? – la voz de Gabriella se hace presente está limpiándose las manos en el delantal y luce apresurada.
- Si, necesito que por favor organices una habitación para nosotros en el primer piso, Alessandra está embarazada y no puede tener recaídas, ni impresiones como las de hoy.
Gabriella sonríe como si fuera irreal lo que estuviera escuchando.
- Sí señor,
- Y Gabriella.. – se queda un momento penando-. Tu claramente sabes más de esto que yo, así que puedes ser de grana ayuda en hablar con Alessandra.
- Señor Bonatti, me encargare de todo. De hecho hay una habitación de huéspedes en el primer piso, no es tan grande como la suya pero sin duda es cómoda.
- Entonces que sea esa. Aless, debo hacer una llamada, puedes adelantarte con Gabriella a la habitación.
- Por supuesto.
- Por aquí señorita Williams – Gabriella me conduce a través del pasillo hasta una habitación con puertas de madera de color blanco, el interior de esta es aún más hermoso, las cortinas son azul cielo, y la cama esta cubierta por un edredón blanco, algunas almohadas están acomodadas en perfecto orden alrededor de esta, una hermosa ventana que da con el viñedo.
- Los primeros meses son algo complicados, no se preocupe – Gabriella extiende una sábana del closet y la empieza a desenvolver lentamente.
- Yo no sé nada de eso – me encojo de hombros.
- Puede aprender, creo que será una excelente madre para ese bebé.
- Como hiciste con los síntomas, es decir no he tenido ninguno.
- Oh – bufa y hace un ademan con las manos-. Vomitaba la mayor parte del tiempo, y me mareaba con frecuencia, pero solo fue por los primeros meses, después comía como una foca, me coloque muy sentimental y en fin.. ¿le digo algo?
- ¿Que? – enarco una ceja y le sonrió.
- Fueron los mejores meses de mi vida – ríe, sé que Gabriella es una excelente madre, puedo ver la imagen de mamá protectora en su mirada.
Sabía que no podía tener impresiones fuertes, pero si Claudia se atrevía a volver y tratar de hacer algo como la otra vez, no se lo iba a permitir.
- Ya está – Gabirella termina de acomodar la sabana encima de la cama y abre las ventanas para que entre el sol.
- Muchas gracias Gabriella.
- Es un placer señorita Williams, si necesita algo, puede llamarme estoy en la cocina.
Gabriella sale de allí y me cambio de ropa colocándome algo mas cómodo, el dolor en mi vientre ha disminuido pero sigue allí, inconscientemente paso mis manos por mi vientre y toco el pequeño y diminuto abultamiento. No puedo creer que este embarazada. De él, del hombre que amo, de Giorgio, el mismo que nunca mantenía a una mujer a su lado, ahora iba a ser padre a mi lado, y era el hombre más cariñoso, amoroso, y perfecto que podía tener junto a mí.
- Regrese – su voz ronca atraviesa al igual que su cuerpo la puerta de la habitación-. ¿Cómo te sientes? – se hace a mi lado y me acerca hasta donde esta subiéndome encima de él.
- Aún tengo un poco de dolor.
- La doctora ha dicho que es normal, prueba recostarte te sentirás mejor – rápidamente corre las almohadas y las hace detrás mío mientras me apoyo en estas, me rodea con sus brazos, se quita sus zapatos de charol café oscuro, y se deshace de su saco para apoyarme por completo encima de él.
- Has dicho que me amas.
- Lo he dicho – sus manos se aferran a mi quijada y me obligan verlo a sus ojos azul claro-. He dicho que te amo Alessandra Williams.
- Sé que.. – me corta la conversación y vuelve a hablar.
- Se lo que dirás, que no es lo que yo esperaba, te dije una vez que no tenía un plan en mi vida, y que solo dejaba que las cosas sucediesen, mi plan ahora en mi vida es mi familia.
Entonces no e que responderle, no sé qué decir, lo único que hago es besarlo en sus labios suavemente, mientras paso mis manos por sus cabellos y el doy una suave sonrisa.
Tal vez este no era el plan de ninguno de los dos, no era lo que esperábamos, no era lo que yo esperaba, pero no iba a renunciar a ser feliz a su lado, ni Claudia, ni Lorenzo, ni siquiera yo misma iba permitir eso. Pierdo el momento exacto en el que me quedo dormida en sus brazos, en el que despierto y los rimero que ven mis ojos son los suyos rodeándome con sus brazos.
Paso mis monas por sus pestañas y él se despierta inmediatamente dándome una sonrisa, una maldita sonrisa que desequilibra todo en mí.
- Buongiorno principessa
- Buongiorno amore – paso mis manos por sus labios y los beso profundante.
- Me gusta despertar junto a ti – su nariz se posa sobre mis cabellos y los acaricia-. Me gusta el olor de tus cabellos rubios cuando se mezclan con el aire que respiro.
- Ti amo.
- Ti amo vita mia, tu sei l'amante del mio cuore (te amo vida mia, eres la dueña de mi corazón) – esboza una sonrisa en sus labios.
Se levanta de la cama y se dispone a abrir el closet saca de allí un saco y una corbata, y los coloca encima de la cama, mientras ve que loe estoy mirando fijamente.
- ¿A dónde vas tan elegante? – enarco una ceja.
- Tengo algunas cosas que hacer principessa, como el reunirme con los socios antiguos del viñedo.
- Es perfecto que el viñedo este abierto de nuevo y que el vino pueda degustarse como se hacía antes.
- Te ves muy feliz cuando hablas del viñero.
- Este es un hermoso lugar.
- ¿Como para empezar una familia? – se apoya en la cama y me sonríe-. ¿Como para dejarlo todo y empezar con nuestra familia?
- Si – murmuro rodeando mi cuello con sus brazos y su mirada se vuelve distinta.
- Tratare de lograrlo – sé que en su interior el fantasma de seguir toda la vida en esto lo atormenta, que se debe sentir mal consigo mismo de no cambiar nuestro futuro, o de siquiera imaginar una vida diferente a la que llevasen su abuelo y su padre.
- Seguiré contigo siempre – sonrío, es lo único que hago, sonreír.
- Hay algo que te quiero decir, tu hermana vendrá a visitarte, le dije la noticia, y se volvió loca por teléfono.
- Giorgio..
- Necesitas a alguien al lado tuyo, alguien que te acompañe en los ratos que no este contigo.
- Pensé que estarías junto a mí siempre.
- Y lo estoy – se levanta de la cama y se cambia de ropa, quedando desnudo delante mío-. Pero debo hacer algunas cosas antes acá en Nápoles, Dalila será de gran ayuda – se adentra en el baño y lo puedo escuchar abrir la regadera.
Puedo imaginarme a Dalila con sus ojos brillosos, esperando a que le confírmela noticia, ella es muy romántica, creo que siempre lo ha sido desde que éramos niñas, ha creído en eso de amor a primera vista y de cosas que solo aparecen en los libros. Yo era un poco más realista, y había sido dura con ella mostrándole la realidad de que un príncipe no vendría a rescatarte en su caballo y a jurarte amor verdadero, pero ella no cambiaba de pensamiento.
La situación que había pasado con nuestro padre, no nos había alejado al contrario nos había mantenido unidas, más que antes, ella estaba con mi madre, pero nunca había dejado de textearme durante mie estadía en Londres y de preguntar como estaba.
De Lorenzo solo seguía sabiendo que estaba en la cárcel, sus malos negocios y sus tratos con personas que se dedican al mundo de la ilegalidad y de los cuales había salido beneficioso en su campaña política se había descubierto, nunca encontre un motivo para que me odiara, para que me tratase de esa forma, llegue a pensar que era quizás adoptada, pero no era así, biológicamente llevamos los mismos genes, inclusive ser adoptada hubiera sido mejor que el ser su hija.
No lo odiaba, creo que estaba empezando a dejar ese resentimiento de lado, quería solo concentrarme en mi bebé, en cuidarlo, en ser todo para el.
Giorgio se marcha a la reunión con los socios, mientras me quedo en la habitación leyendo el principito, para distraerme un poco de mis pensamientos. Esoy sbarenado la dulce fresa con frambuesa que traído Gabriella para mí con un poco de azúcar, cuando escucho el particular sonido e voz de mi hermana.
- ¡Aless! – se abalanza sobre mí y me abraza-. Oh lo siento el bebé...
- Hola rubia loca – desordeno sus cabellos, la veo más risueña de lo normal.
- Dio.. voy a ser tía – chilla y se lleva las manos a las mejillas-. Un lindo bambino en la familia.
- Así es, sonrío y dejo a un lado mi tazón con frutas junto al libro.
- ¿Como están las cosas en Venecia?
Dalila muerde su labio inferior y me mira buscando una respuesta para darme.
- Están bien – dice finalmente-. Mamma está bien, y yo bueno.. – entonces mis ojos se fijan en su mano izquierda lleva un anillo de compromiso.
- ¿Qué es esto? – lo rodeo con mis dedos.
- Me casare Aless – aprieta sus labios.
- ¿Que? espera... ¿que? – enarco una ceja.
- Hace una semana, me lo propuso.
- ¿Quien? ¿Que hombre? ¿hace cuanto lo conoces?
- Oye, una pregunta por segundo – ríe.
- Su nombre es Zeus Areleous, es griego y lo conozco de hace un mes.
- Okey espera.. ¿te vas a casar con un hombre que conoces apenas un mes? No sé,pero ¿no te parece algo extraño? ¿Y Zeus que es ese nombre?
- Aless estoy enamorada, él es tierno y es muy inteligente, es dueño de una aerolínea en Grecia.
No podía creer lo que mi hermana estaba diciendo, ella no estaba pensando bien las cosas, algo no me agradaba de lo que me estaba diciendo, Dalila podía ser muy inocente en los temas del amor y ahora loe estaba demostrando.
- Dalila, si quieres un consejo, debo decirte que es mejor que lo pienses.
- No tengo que pensar nada, lo amo – sonríe y gira su sortija, la cual tiene un hermoso diseño con visos amarillos.
- No sé, es que todo es tan extraño, ¿un hombre que es un desconocido completamente te pide que te cases con él y aceptas así por así?
- No eres la unica que se puede enamorar Aless, ¿qué diría yo de ti con Giorgio?.
- Es diferente.
- Diferente ¿porque? ¿Porque ahora tienen un bebé? ¿O porque al fin dejaste de creer que el amor a primera vista no existe?
- ¿Sabes sus gustos, sus cosas, su rutina o algo por el estilo?
- Bueno.. Zeus es un poco reservado en todo eso.
- Dios ¿al menos conoces a su familia?
- Conoceré a su hermano en menos de una semana.
- ¿Qué ha dicho mi madre de toda esta locura? – si hay alguien que si es sensata es mamá, ella debió decirle algo a Dalila, debe hacerle entrar en razón para que no se equivoque.
- Está de acuerdo – se enoje de hombros.
- Es una locura – ruedo los ojos-. Ambas están locas.
El móvil de mi hermana suena en ese instante y se aleja para contestar. – es el.
Le hago un ademan y ella contesta la llamada.
- Hola he llegado hace unos cuantos minutos, todo está bien, si, no demorare mucho tiempo, ¿Santorini? ¿Creí que iríamos a Atenas? De acuerdo, estaré allí el martes, cuídate.
- ¿Y bien? – enarco una ceja.
- Zeus quiere que viaje junto a él a Santorini la semana que viene, pensé que iríamos a Atenas a visitar a su hermano.
- Tu hombre es muy misterioso - doy un mordisco a mi fresa y la saboreo.
- ¿Puedes ayudarme a escoger el vestido de novia?
- Por supuesto, bueno.. no estoy muy contenta con la noticia, pero si – la abrazo y el doy una cálida sonrisa.
- Gracias Aless, soy feliz en verdad.
- ¿Puedo preguntarte algo?
- Adelante.
- Se han acostado?
- No – niega.
- ¿Nada de nada? – enarco una ceja.
- Oye, vine a acompañarte, no que me humilles por no tener vida sexual.
- Okay de acuerdo – hago un ademan con mis manos y me carcajeo.
***
La noche ha caído lentamente, Gabriella ha organizado los paltos en la mesa principal, todo está preparado, no quería salir de la habitación porque he estado imaginando todos los peores escenarios después de lo del sangrado, pero supongo que vendrá al menos caminar un poco.
- El señor Bonatti, vendrá en un instante - Gabriella sirve los cuatro platos en la mesa, el prometido de Dalila ha decidido venir a buscarla, y yo al fin lo conocería.
- El señor Areleous esta acá – Massimo lo anuncia y lo deja entrar.
La figura de un hombre alto, de cabellos negros y ojos azules verdosos con una barba perfilada se hace respeté en el medio del comedor.
- buona notte – un raro acento se presenta en su voz.
Mi primer pensamiento, mi hermana tiene buen gusto, el tipo es muy atractivo. El segundo, algo esconde.
- Zeus, ella es Alessandra, mi hermana mayor.
- Un gusto en concerte Alessandra, Dalila ha hablado mucho de ti, gracias por cuidar de ella – me extiende la mano y veo un broche con la letra A adornando su saco.
- Bueno es mi hermana, yo siempre – recalco esa última palabra-. Siempre la cuidare.
Zeus sonríe y fija su vista en mi hermana.
- Por supuesto son familia. Te extrañe – acaricia su mejilla y se sienta a su lado.
- Zeus ¿porque decidiste pedirle matrimonio tan pronto? – ataco con mi pregunta.
- ¡Alessandra! – Dalia grita y fija su vista en la mía.
- Porque es una mujer hermosa, es una increíble mujer que guarda cosas tan dulces en su interior y que es transparente. Toda una deidad para mis ojos.
- Oh, qué bien ¿cuáles son sus flores favoritas?
- Las astromelias - dice con total seriedad.
Quiero seguir preguntado pero la figura de Giorgio se hace presente entre los tres, se acerca hasta donde estoy y me da un beso, fija su vista en Zeus y solo dispara una sonrisa al aire.
- Así que eres el prometido de mi cuñada ¿eh?
- Así es señor Bonatti.
- Conozco las aerolíneas Areleous.
- Son una empresa reconocida en Atenas.
- Sí que lo son – se sienta a mi lado y me sonríe, ordena a Massimo que traiga una edición del vino a todos le sirven una copa a excepción mía-. Quiero hacerte una pregunta Alessandra
- Dime.
- Quiero que seas honesta conmigo
Todos se miran extrañados, ¿qué es lo que me piensa decir? ¿Acaso quiere decirme que me devuelva sola a Venecia sin él?
- Lo seré – musito.
- Haz dado luz a mi vida, iluminado el camino oscuro que yo mismo cree en ella, y no encuentro palabras para decirte, que eres la mujer por la cual daría mi vida si es necesario con tal de verte feliz, así que mi dulce Alessandra ¿quieres ser mi esposa?
De repente y de la nada ha sacado una caja con una sortija de su bolsillo.
- ¿Quieres ser mi esposa y convertirte ahora en mi regina?
- Si – susurro limpiando una pequeña lagrima en mi mejilla-. Lo quiero ser, mi respuesta es un si – nuestros labios se juntan mientras desliza la sortija en el dedo anular de mi mano izquierda.
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