Hola! Aquí estoy y lo prometido es deuda. Un capítulo más de Amor Clandestino. Creo que solo faltan alrededor de 9 capítulos para continuar la historia de Isabella. Próximo proyecto, "Tu Reputación". Ya les dejaré saber. Gracias a todos una vez más. Gracias @VivizDeDaniels por tu ayuda. Besos a todos. Que disfruten :D
Al lado una foto de Ivana; ya sabrán através del capítulo. Y el video de Kany García "Alguien" espero que les guste. Creo que todos alguna vez nos llegamos a sentir así.
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Por mi mente nunca pasó escuchar esa voz, mucho menos allí. Aun en los brazos de Armando, no encontraba como voltearme. Mi corazón quería salirse de mi pecho, daba saltos fuertes.
Armando movió sus manos de mi cintura y me miró.
“Puedo decirle que se vaya” me dijo con preocupación en su rostro.
“Creo que puedo manejarlo, pero no te vayas lejos, por favor” le supliqué.
Armando miró sobre mi hombro con rostro enojado y caminó hacia Celeste, quien estaba lo suficientemente cerca para vernos.
Respiré, cerré mis ojos y me volteé lentamente. Al mirar a Ricardo, sus ojos estaban en mi rostro, con una mirada que no podía entender.
“Cómo estás Ricardo?” le pregunté con un gran sentimiento de culpa corriendo dentro de mí.
“Bien, y tú?” me preguntó acercándose un poco más a mí.
“Bien” le respondí en un tono no muy convincente.
“Te ves hermosa” continuó, cerrando el espacio entre los dos y dándome un abrazo un poco incómodo y extraño; aun así, se sentía sincero.
“Ricardo…perdón” fue lo único que se me ocurrió decir una vez en sus brazos.
Ricardo dejó libre una carcajada, dando un paso hacia atrás y mirando a la nada. Me puse nerviosa al ver su actitud; no sabía qué hacer. Por qué tuve que abrir mi boca?.
“Isabella, vamos a dejarlo así. No sabes lo mucho que analicé si llegaba hasta ti o continuaba mi camino” dijo con su mirada aun perdida.
“No sé qué decirte. Es algo incómodo tenerte así, de frente a mí, después de todo lo que sucedió.”
Fue entonces cuando me miró nuevamente al rostro y tomó mis manos en las de él.
“Vamos a dejar el pasado atrás. Ambos tuvimos culpa de estar donde estamos. Y aunque aun me duela y me moleste, entiendo tu razón para pensar primero en el hijo que llevas en tu vientre.”
“Podrás perdonarme algún día?”
“Podrás perdonarme tú? Yo te pagué con la misma moneda, pero no conforme a eso, te maltraté. Me dejé llevar por el momento y el coraje.”
Hubo silencio por unos instantes. Me sentía tan nerviosa que solo quería llorar, pero tenía que ser fuerte.
“Crees que podremos olvidar esto?” pregunté como toda una idiota.
“Cómo te vas a olvidar de esto? Si tienes en tus manos suficientes experiencias vividas como para escribir una historia; una muy buena por cierto” me respondió riendo un poco.
“Gracias Ricardo, gracias por los buenos momentos y los no tan buenos. Aprendí, crecí y maduré; cometí errores de los que me arrepiento. Pero también sé que todo tenía que suceder para poder estar aquí hoy.”
“Estoy de acuerdo contigo. No te puedo prometer que podamos ser amigos algún día, pues jamás te vi como eso y no creo que pueda a estas alturas; te amé demasiado. Lo que si te puedo prometer, es que, si en algún momento me necesitas, me puedes llamar y cuentas conmigo.”
Entonces fui yo quien lo abracé, sin sentirme extraña y con toda la fuerza que podía.
“Ricardo, gracias, y espero que algún día me puedas perdonar. Y, de igual manera, estoy tan solo a una llamada de ti” le dije aun abrazándolo.
“Ricardo?” dijo una voz a mis espaldas. La voz me era conocida, y al voltearme a ver, el rostro lo era también.
“Ivana, te presento a Isabella” dijo Ricardo un poco incómodo.
“Mucho gusto” dije mirándola detenidamente. No tenía ninguna duda de que Ivana era la mujer que había visto en la cama con Ricardo.
Qué cosas, cierto? La vida, simple y sencillamente, es así. No quise preguntarme más, ni darle vueltas en mi cabeza al hecho de que si Ricardo había continuado una relación con ella desde aquella vez. Ya no era mi problema y no había nada que reclamar.
Ivana sonrió tímidamente, a penas mirándome. Yo extendí mi mano y ella la estrechó con la mía. Ricardo no dejaba de mirar mi rostro.
“Mucho gusto también” dijo ella, y mirando a Ricardo, continuó, “ya todos están recogiendo para irse.”
“Ve, yo te alcanzo” respondió él.
“De acuerdo. Nos vemos Isabella” dijo ella dando la espalda y marchándose.
“Lo siento” comentó Ricardo una vez Ivana estuvo lo suficientemente lejos de nosotros.
“Por qué? Por Ivana? No tienes porqué. Mucho menos darme explicaciones” le respondí colocando mi mano sobre su brazo.
“No sé porqué aun siento que debería estar a tu lado, pero no hay vuelta atrás. Te deseo lo mejor, y que todo salga bien con tu bebé…” me dijo colocando su mano sobre mi abultado estómago.
Me puse un poco tensa, incómoda. Aun así, cuando el retiró su mano unos segundos luego, lo volví a abrazar.
“Te deseo todo lo mejor a ti también y quiero que sepas que te quiero mucho.”
“Yo también Isabella. Gracias.”
Me dio un beso en la mejilla y se fue de mi lado. Yo solo permanecí parada allí, viendo como se alejaba; pensando en todo lo que sucedió y en lo que pudo haber sido, pero, para mi suerte, no fue así.
Sentí dos personas a mi lado. Armando y Celeste estaban allí, mirando en la misma dirección que yo. Celeste me abrazó mientras que Armando nos abarcó a ambas en sus brazos.
“Eso fue mejor de lo que esperaba. Jamás pensé que Ricardo me volvería a dirigir la palabra.”
“Después de todo, fueron muchos años juntos, amiga. Era lo menos que podía pasar” me dijo Celeste.
“O tal vez actuó así porque lo intimidé con mi presencia” comentó Armando intentando actuar serio.
“Lo más seguro” le respondí riéndome.
Estuvimos un rato más en la playa. Decidí ir a caminar un rato con Nilsa, una compañera de clases. Al regresar, nos topamos con Celeste y Armando muy entretenidos en un beso.
“Ya era hora! Estoy muy feliz!” dije sacándolos de la concentración.
Celeste se sonrojó, mientras que Armando me sonrió. Yo caminé hasta mi amiga y la abracé.
“No tienes porqué sonrojarte. Ya veía esto venir y me alegro mucho. Solo disculpa la interrupción.”
“Una muy oportuna por cierto” me respondió ella aun en el abrazo.
“Bueno, bellezas, yo creo que ya es hora de marcharnos. Iremos por algo para comer, y luego las llevaré a sus casas” nos dijo Armando comenzando a recoger.
El viaje de regreso no fue igual que el de por la mañana. Nos encontrábamos cansados, y luego de comer, era más pesado aun. Yo solo quería llegar a mi casa, darme un baño y dormir.
Armando me llevó a mí primero a mi casa, continuando a llevar a Celeste. Estaba muy contenta de que ambos habían dado el primer paso.
Al entrar a la casa, quedé sorprendida. No podía creer lo que mis ojos estaban viendo. La sala estaba adornada con múltiples arreglos de flores; hermosos debo decir. Me intrigaba saber su procedencia.
Mi mamá apareció en la sala y rió cuando me vio.
“Y esto?” le pregunté abrazándola.
“Ezequiel no se ha dado por vencido por lo que puedes ver” me respondió ella refiriéndose a las flores.
“Es increíble!”
“Lo sé, y ha venido a preguntar por ti varias veces.”
“Creo que ya es hora de que hable con él” dije respirando profundamente.
“Estoy totalmente de acuerdo contigo” fue la respuesta de mi mamá.
Tendría que sacar fuerzas de donde no las tenía, pero ya era hora de enfrentar la situación. Qué podría suceder? Mejor no preguntaba.