(26) Simplemente Amigos

16.5K 287 27
                                    

Faltaban solo unos minutos para las siete; hora en que Armando pasaría a recogerme.  Apenas una hora atrás llamó para asegurarse de que no me hubiese arrepentido.

Mirándome en el espejo, suspiré sintiéndome un poco insegura.  Adrianna escogió uno de mis vestidos favoritos y decidió ayudarme a peinar y maquillar.

Bajé las escaleras, y en mi camino a la cocina, escuché la voz de Fabián en la sala.  La conversación me llamó la atención.

“Abuelo, sabías que titi va a tener un bebé?” preguntaba Fabián a mi papá.

Quedé congelada ante su pregunta y me coloqué donde no me pudiesen ver.

“Sí Fabián, lo sé.  Vas a tener un nuevo primito” la voz de mi papá sonó, alegre?

“Y tú lo vas a amar tanto como me amas a mí?”

“Seguro que sí mi vida.  Sólo que ese pequeñito necesitará más cuidado que tú, por lo menos mientras crece” no había duda que esa era la voz alegre de mi papá.

Alguien tocando a la puerta, hizo que diera un pequeño salto al tomarme por sorpresa.  Respiré y me dirigí a abrirla, pero no sin antes detenerme por completo al escuchar a mi papá.

“A dónde vas Isabella?”  su voz cambiando completamente, ahora estaba llena de coraje.

“Voy a una fiesta” le respondí mirando a Fabián.

“Una fiesta?  Con quién?” preguntó con un poco de sarcasmo.

“Papá, por favor.  Si no vas a arreglar las cosas con Isabella, déjala tranquila.  No necesita ningún tipo de preocupación.  El bebé siente también” dijo Adrianna colocándose a mi lado y mirando seriamente a nuestro padre.

“No discutan y mucho menos por mi culpa” dije mirando a Adrianna y volteándome a mirar a mi papá, “Sé que te fallé y que mi presencia en esta casa te molesta.  No te preocupes, pronto volveré a mi apartamento y no me tendrás que ver.”

Sin esperar una contestación, le di un beso en la mejilla a Fabián, abrí la puerta y la cerré inmediatamente a mis espaldas.

“Hola, qué tal?” preguntó Armando un poco asombrado por mi actitud.

“No quiero ser malcriada, pero, nos podemos ir?” le dije mirando a su rostro y esperando una contestación.

“No hay problema.  Si eso te hace feliz, lo haré.  Solo quiero añadir que te ves hermosa.”

“Gracias” le respondí caminando al auto y sintiéndome un poco mal por mi actitud.

Al llegar al auto, Armando abrió la puerta como todo un caballero y esperó a que estuviera acomodada para cerrar la puerta.  El camino a la fiesta fue muy agradable; hablamos de todo un poco, como si nos conociéramos de toda la vida.

Amor ClandestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora