Canción: cigarettes after sex -apocalypse
Dar una explicación en mi casa acerca de porque me fui de la fiesta fue complicado, invente la excusa de que Leo había estado enfermo y tenía que ir a emergencias, mi madre fue quien convenció a mi padre de la mentira, y Leo me ayudo a mantenerla, no para de decirme que sabía a lo que enfrentaba con Giorgio.
Desde ese día en que salí de su casa intento comunicarse conmigo, estaba tan enojada, y con tanta rabia cumulada que termine rompiendo mi propio teléfono móvil, de modo que ahora no hay ningún medio por el que pueda contactarme uno que no sea yendo a mi casa, y agradezco al cielo que eso no haya sucedido. El único que sabe que cambie de numero telefónico es Leo.
- Sí que es amplio – Leo sonríe en cuanto le muestro el nuevo departamento al que me mudare, es en una zona no tan refinada de Venecia pero es justo lo que necesito para mi
- Y tiene una hermosa vista al canal.
- Sí que la tiene, hagamos una fiesta para celebrar.
- Cálmate que aún no paga la primera cuota de alquiler. En frente del sofá va estar el tv. En en la otra habitación mi cama con miles de posters de París y de otras cosas vintage de los 70.
- Me alegra que por fin salieras de esa prisión.
- Bueno aun no es oficial,todavía no me he mudado acá.
- ¿El señor Bonatti aún intenta comunicarse contigo?
- ¿Quieres evitar mencionarlo? rompí mi móvil para que evitara acosarme ¿Él te ha dicho algo?
- Claro que no, es tan orgulloso que no se atrevería a preguntarle a un empleado acerca de sus..., bueno de las mujeres con las que sale.
- Da igual – me encojo de hombros mientras tomo en mis manos mi bolso.
- Ay Alessandra, te advertí que era un cabron mujeriego, es un manipulador de primera.
- Lo sé, no soy una tonta que se va a pasar en su cama llorando porque solo me acosté con él una noche y ya.
- ¿Y si el motivo de su llamada es para que pases otra noche con él?
- Pues si ese es el caso, él será quien se adapte a lo que yo diga, ¿quiere darse el lujo de ser el hombre que claman las mujeres tener en su cama? Yo seré la mujer al que él clame tener de nuevo en su cama.
- Te dormiste en medio del sexo – responde Leo intentando no reírse de mí.
- Si, desperdicie esas ultimas horas, ¿que quieres? él está acostumbrados a coger con cuanta mujer ve, yo llevaba años sin tener sexo. No quiero seguir hablando de eso, debo ir al trabajo, hoy tengo una conferencia con unos socios alemanes.
- Bueno cariño. ¡Ánimo!
Siento que se me va la respiración, Dios nunca había estado tan nerviosa en mi vida, el señor Capone ha puesto todas sus expectativas en mí, y no puedo defraudarlo así que tomo aire antes de sumergirme en la enorme sala de juntas y dar la conferencia, todo va a estar bien, me repito una y otra vez.
Entro con mi iPad en manos, con las diapositivas en el sistema de la computadora y dispuesta a deslumbrar a más de un socio allí. El señor Capone está sentado en la silla principal, estoy a punto de iniciar la conferencia cuando me pide que aguarde la llegada de otro socio. Tomo su palabra y espero a que el hombre aparezca.
- Lamento la tardanza – esa voz hace que me paraliza en la pequeña esquina de la sala.
- Bienvenido señor Bonatti – mi jefe le estrecha su mano en saludo-. Por favor tome asiento la conferencia está a punto de iniciar.
- Grazie – fija su vista primero en mí, se con la intención con la que lo hace simplemente lo ignoro, no dejare que me intimide de nuevo.
Durante todo el tiempo en el que dure dando la conferencia Giorgio no despego su vista de mí, sabía que su plan era desestabilizarme como siempre lo hace, pero ignore las estúpidas sensaciones que se crean en mi cada vez que lo veo y una vez veo que está dialogando con los demás socios salgo de allí evitando que crucemos palabra alguna, me dirijo a la salida de la empresa, mientras me toma del brazo haciendo que lo encare.
- Alessandra espera hablemos.
- Suélteme señor Bonatti usted y yo no teneos nada de que hablar.
- Yo creo que si, por favor suba al auto.
- No voy a subir a su coche de lujo y escuchar lo que me tenga que deir.
- Sé que me comporte como un cabron ese día, yo de verdad lo siento, intente comunicarme contigo pero me fue inútil.
- No creo que tenga que darme explicaciones de sus actitudes señor Bonatti, es lo que me dijo que pasaría solo una noche con usted y nada más.
- Alessandra lo que paso esa noche entre los dos va más allá de cualquier cosa, no sé cómo explicarlo.
- Pues yo creo que usted estaba muy feliz al lado de esas mujeres.
- Actué como un mujeriego engreído ese día, lamento que tuvieras que haber visto eso.
- Oh que considerado de su parte, ahora se disculpa, claro y la tonta Alessandra vuelve a creerle, suficiente.
- Te dije que no acostumbro a mentir – suena furioso esta vez sus ojos reflejan un brillo particular-. Fue diferente, lo que sucedió entre los dos fue diferente, jamás había.. – no termina su frase porque lo interrumpo
- Déjeme en paz, no vuelva a buscarme a mi trabajo, yo ya no tengo motivos para pisar su mansión – me retiro de allí ye me adelanto hasta mi auto, esta noche acorde salir con Luciano y nada lo va a impedir, le sugeriré ir a su bar, le hare tragar sus palabras, si cree que puede venir y burlarse de mi de nuevo está muy equivocado.
Una vez llego a mi casa me cambio de ropa, me coloco un vestido elegante pero sofisticado para un club, Luciano acepto el que cambiara de lugar, y yo sé perfectamente lo que tengo que hacer si me encuentro a Giorgio, actuare como debí haberlo hecho mucho antes de conocerlo, actuare como una total desconocida ante él.
Luciano llega al alrededor de las ocho a recogerme, aparca el auto en bar y yo entro en medio de la multitud en búsqueda de Leo, lo encuentro en la barra, él nota que esta vez ando acompañada y abre sus ojos en símbolo de asombro.
- ¿Qué estás loca? – masculla entre dientes
- ¿Porque?
- ¿Trajiste a ese hombre a su bar? Estas jugando con el diablo Alessandra.
- No tengo porque darle explicaciones de mi vida personal.
- Se va a cabrear.
- Creo que le dará igual, él hace lo mismo siempre, se rodea de mueres, ¿porque no puedo hacer lo mismo? no mantenemos ninguna relación, estoy soltera, y él no es quien para mandarme..
- No lo he vuelto a ver con ninguna mujer.
- Pues dije que me daba igual – vuelco mi vista hacia Luciano quien está moviéndose al ritmo de la música-. ¿Quieres bailar? – grito por encima del sonido de la música.
- Por supuesto – me da una sonrisa y me acompaña a la pista de baile, estamos riéndonos y divirtiéndonos al ritmo de la canción que esta sonando de fondo, el acercamiento se hace cada vez más corto entre los dos así que lo tomo de los hombros para seguir el ritmo-. Eres muy hermosa – susurra en mi ido.
- Gracias, tu no estas mal.
Entonces giro mí vista hacia otro punto y lo veo mirándome fijamente, esta cabreado está más que eso, sus ojos lo revelan, el vaso que antes tenía en sus manos estampa contra el suelo y se retira de allí. No se acercara a mí simplemente por el hecho de que no está en sus acciones el ser el que hablar de la gente.
Me devuelvo a la barra junto a Luciano a tomar nuestras bebidas, ni siquiera soy consiente de cuantos vasos de brandy llevo, hasta que decido levantarme e ir al baño, el camino se hace largo y se ve un poco borroso. Definitivamente no estoy en mis cabales.
Entro al baño y me lavo la cara con un poco de agua, cuando salgo nuevamente de allí loe encuentro.
- Tú y yo hablaremos – sujeta mi mano y lo quito de manera brusca.
- ¡Vete a la mierda! - grito y algunas chicas vuelcan sus miradas hacia mí.
- Alessandra no hagas un escándalo.
- No tienes por qué venir y decirme que debo hacer o no.
- Soy el dueño del bar, así que estoy en todo mi derecho.
- Muy bien y si no quiero hacer lo que me pides ¿que harás?
- Tendré entonces que pedirte que te vayas.
- De acuerdo quédate en tu bar de mierda, y yo me voy a divertirme con Luciano en otro lugar.
- Viniste con un hombre, viniste a retarme, no quisiste hablar conmigo y en cambio vienes y te emborrachas con otro.
- Ese no es tu problema. ¿Porque no vas y consigues otra mujer con la que puedes pasar una noche?
- Porque no puedo, no puedo sacar tu imagen de mi cabeza. Me muero por besarte de nuevo, por estrecharte junto a mí – intenta acercase pero l evito empujándolo.
- No te me acerques, me largo.
- ¡Alessandra!
Camino lo más rápido posible hacia a salida en búsqueda de Luciano, pero no lo encuentro, todos se torna aún más borroso, visualizo la puerta de salida trasera y salgo de allí, todo me da vueltas, me siento mareada, vomito en el asfalto, intento tomar mi teléfono y marcarle a leo pero no contesta. No quiero toparme de nuevo con Giorgio así que sigo caminando por la calle, intentando una y otra vez que Leo me conteste. Vuelvo a vomitar, me siento fatal, no debí tomar tanto alcohol. Me tambaleo en el suelo, unas manos me jalan de donde me encuentro y pierdo el control de mi misma, lo único que recuerdo es caerme encima de esa persona.
Despierto con un terrible dolor de cabeza, miro mis ropas, estoy en una pijama de seda.
¿Dónde mierdas estoy? ¿Qué sucedió ayer? Giorgio, Luciano, la discusión, todo se vuelve en un solo trozo de pensamientos. Reconozco la habitación, es su habitación estoy en la casa de Giorgio, rápidamente salgo de la cama, busco mis prendas pero no las encuentro así que tomo lo primero que veo,una camisa de hombre lo suficientemente ancha para cubrirme, salgo de allí y reviso mi móvil que se ha quedado sin batería .
- ¡Mierda!
Entonces lo veo, sale de la cocina tiene en sus manos un vaso de jugo de naranja y esta sin camisa, su vista se clava en mí y se acerca hasta donde estoy.
- ¡Eres un maldito!
- No te toque si es lo que piensas, jamás me aprovecharía de una mujer ebria.
- No tenías por qué ayudarme.
- ¿Ah no? El idiota con el que venias no puede ni siquiera cuidar de una mujer. Te encontré ebria, sola en un callejón.
- Me devuelvo a mis casa, gracias por traerme.
- Tenemos una conversación pendiente.
- No la tenemos – respondo de manera tajante.
- Alessandra..
- Dije que no hablaría contigo.
- Te deseo de nuevo, te deseo como nunca he deseado a otra mujer
- ¿Y esperas que crea eso? Intenta otra cosa mejor.
- Te estoy diciendo la verdad. Quiero más que una noche contigo.
- Eso va en contra de tus reglas.
- No existen reglas para los dos, no las hubo esa noche, ambos lo hicimos sin condiciones de por medio, solo nos dejamos llevar por lo que sentíamos.
- No voy ser como las mujeres con las que te acuestas.
- No eres como ellas, eres más que eso.
- Ese día me sentí como una de ellas – avanzo a la salida como lo hice esa vez, no voy a caer de nuevo en sus juegos, no de nuevo.
- Lo estás haciendo de nuevo, de nuevo lo haces, huyes de mí.
- ¿Quieres más que una noche conmigo? – lo miro fijamente.
- Me estoy volviendo loco sin tenerte de nuevo.
- Demuéstrame que no eres un cabron. Demuéstrame que soy una mujer diferente a las otras.
Quiero verlo suplicarme pasar otra noche conmigo, que sea él quien sucumba ante mí, y no pienso tener nada con él a menos que lo haga.
- No puedo hacerlo.
- Entonces olvídate de mí.
- Alessandra, las reglas no las hice con la intención de lastimar a nadie, las hice porque es lo único que puedo darles.
- ¿Una noche? ¿No enamorarse? ¿No decir nada de lo que vea? ¿De que se trata todo eso? Son puras estupideces.
- No tengo una vida como la de los demás – su tono de voz se vuelve serio, sincero, diferente.
- ¡Al diablo con tus reglas!
- ¿Si te dijera que mi vida no es la que crees que es seguirías aceptando al hombre que tienes enfrente? ¿me aceptarías siendo lo que soy?
¿De qué está hablando? ¿Porque me diciendo todo esto? ¿Qué ocultas Giorgio?
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