Summer in Tennesse «l.s»

By macirevenecia

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El director de la prestigiosa empresa "Alth Tomlinson" a través de la receta médica de su psicóloga personal... More

Explicaciones/modific.
Prólogo
PRIMERA PARTE: AL SUR
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
SEGUNDA PARTE: FAMILIA
Capítulo 16
cancelada
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
TERCERA PARTE: A LA CIUDAD
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41. (penúltimo)
Capítulo 42. (final)
Epilogo
Aviso

Capítulo 3

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By macirevenecia

Creo que es todo por esta semana. Nos leemos el lunes :) y recuerde ayudar a pasar la voz de que estoy regresando. Es super importante para mí. 



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Capítulo tres

"Everything has changed"


Llevaba alrededor de tres horas sentado en el tren, la despedida con Leonor no había sido demasiado emocional, por el contrario, la chica le dio un beso y se marchó a su agencia, Jay por su parte, le entregó unas cosas para que se las entregara a su madre. Sin más partió, en su maletín colocó lo justo y necesario, un par de gafas para leer y su celular para recibir las llamadas de Scar.

Louis miró a su alrededor, intentó hacer memoria de este recorrido, pero nada funcionó, el no recordaba haber viajado ni a ver andado por estos lugares, soltó un bufido molesto, pensó en llamar a su mamá, para preguntarle donde debía bajar, pero luego vio algo robusto feo y repleto en maleza, era... un pantano y eso le hizo sentir que el corazón le apretaba, rápidamente apretó la cuerda del rústico tres y éste se detuvo. El muchacho encargado del equipaje le ayudo hasta dejarlo abajo con todas sus cosas, una vez todo listo, el tren se marchó, dejando a Louis en la carretera a unos doce metros del pantano.

—Demonios, como no podré recordar que pasó allí... sé que estuve allí. –decía mientras caminaba con sus dos maletas en dirección al pantano. El sol estaba infernal, podía incluso discernir que habían cuarenta grados de calor, solo quería darse una ducha y recostarse.

A medida que iba llegando, se dio cuenta que no había tanta maleza, por el contrario, el pasto estaba colorido y lo que de lejos parecía un pantano, se había convertido en un tanque maravilloso repletó de árboles gigantes, con un hermoso pozo de agua cristalina. Louis sonrió grandemente, soltando sus maletas, Dios, esto era bellísimo alrededor del "pantano" había flores amarillas, que adornaban todo, era casi tan igual al paraíso

—¡Pero qué preciosidad! –exclamó Louis, para sacarse rápidamente toda la ropa, después de todo, nadie deambularía por allí, creerían que es un pantano y temerían. Tal y como él creyó.

Desnudo se lazó al tanque y su piel gozó el contacto del agua tibia acariciarle, Louis soltó un suspiro ahogado, esto era perfecto, nadó por aquel lugar como si fuera un pez libre, miró hacia el cielo azul y el sol ahora maravilloso que caía sobre su rostro, nadó y se relajó, por fin, luego de tantos años.

Sintió un leve ruido pero ni siquiera fue capaz de abrir sus ojos, siguió disfrutando de aquel maravilloso lugar, hasta que la pregunta reboto sobre su cabeza. ¿Dónde demonios era el camino para llegar hasta la casona de su abuela?, abrió grandemente sus ojos y nadó hasta la orilla, salió del agua y miró hacia donde había dejado sus cosas.

Hostias. –soltó al darse cuenta que ¡NO HABÍA NADA! No estaban sus maletas, ninguna de las dos, solo estaban sus gafas y el libro, de lo demás, se lo habían robado— ¡Churros del campo! ¡Joder! –exclamó hecho una furia. Estaba desnudo sin saber un carajo de cómo llegar hasta donde su abuela. Era un verdadero idiota.

Tomo su libro felicidad junto a sus gafas y caminó por los pastos altos mirando alguna dirección que le diera a alguna parte, rogó para que los churros no le vieran. Sinceramente estaba haciendo el ridículo en medio de un campo, luciendo desnudo y asaltado.

—Hey, ¡Tú! –exclamó una voz a su espalda. Louis volteó su rostro lentamente, para ver unos metros más atrás a un muchacho sobre un caballo, perfecto, pensó irónicamente, él desnudo, arruinado, para que llegase otro campesino quizás para robarle lo último que le quedaba. La dignidad probablemente.

—¡No tengo nada! –Exclamó Louis con un gritito. Si, hubiese preferido que su voz sonase poco más ronca e imponente— ¡Ya me han robado todo! ¡Has llegado tarde churro! –gritoneó y el muchacho cabalgó hacia donde se encontraba.

Louis se enrojeció al ver de lo que se trataba, no era un churro, no, no para nada churro: era un muchacho con pantalones de mezclilla, una camisa de cuadros desabotonada, mostrando un perfecto torso dorado, claramente trabajado. No podía ver muy bien el rostro pero, debajo de ese gorro campesino sobresalían unos rulos.

—No voy a robarle señor... –Expresó el muchacho con voz ronca— uhmm... –el chico se bajo del caballo para darse cuenta de que el ojiazul estaba desnudo e intentaba taparse con sus manos— Oh vaya... –soltó el muchacho mirando hacia el suelo y luego mirar cabeza agacha, sumado a una sonrisa divertida plasmada en su rostro— Aquí no... Hay... este "churros", son niños que hacen... travesuras y am... –El vaquero se encontró incómodo, sin saber dónde direccionar sus verdes ojos— Eh... soy Harry.

—Bien... –respondió nervioso y avergonzado, Louis— Solo... quiero saber dónde puedo llegar a la casona de los Tomlinson.. ¿Queda... cerca de aquí? –preguntó y Harry sonrió de lado ¿Qué era tan gracioso? Se preguntó Louis—

—Queda cerca... –respondió y Louis soltó un suspiro— queda cerca si se vas a caballo.

—¿estás jugando conmigo? –Articuló histéricamente el ojiazul—

—No, para nada, es verdad... queda cerca si se vas a caballo, de lo contrario, llega en la noche y bueno, hay muchas cosas nocturnas por aquí. –Decía el chico mientras sus manos acomodaban su cinturón vaquero. Louis pensó en lo anticuado que lucía el muchacho, pero le quedaba extrañamente bien.—

Tal vez él hubiese lucido aún más ridículo con su atuendo. Debía agradecer a los ladrones, pensándolo bien.

—Bien. –Contestó Louis— tú.. ¿podrías... eh... llevarme?

—Claro que si –respondió Harry con una enorme sonrisa adornada por aquellos labios bermellón— ¿Quieres mi camisa? Por la tarde se levanta el viento y...

—No, no, yo... —¡Claro que quiero la camisa, estoy desnudo, joder!—

—No se hable más, no iras todo encuerado por allí... –Harry se sacó la camisa a cuadros y Louis no evito mirar la desnudez del muchacho, no se suponía que debía quedar tan... noqueado, pero es que este chico tenía un... hermoso, esculpido, torso de modelo—

—Gracias... –susurro Louis mientras se ponía la camisa que le llegaba poco más arriba de los muslos. Aún con su mano se tapaba sus partecitas—

—Te pasaría mis pantalones, pero yo no uso ropa interior así que... ya está. –Declaró Harry y Louis sintió como sus mejillas se sonrojaban— Ven móntate... –ofrecía el ojiverde y Louis negó—

—De ninguna manera, yo iré atrás. –Contestó Louis y Harry soltó una carcajada—

—De acuerdo... yo me subo primero. –El ojiverde se subió y luego miró a Louis parado junto al caballo— ¿Y? ¿Qué esperas?

—No sé como... eh... subirme. –Pronunció tímido y el ojiverde le alzo su mano, fuerte mano cabe decir, de un impulso lo sentó sobre el animal—

—¿Estás bien así? No quieres ir con las piernas... abiertas...? –Pregunto el vaquero al ver que Louis iba sentado de lado—

—No está bien así y por favor maneje despacio. –Pidió Louis y Harry carcajeo una vez más—

—¿Qué maneje? –Preguntó curioso—

—Bueno, como sea que se llame... –Louis rodeo sus ojos—

—De acuerdo señor... supongo que definitivamente no es de aquí. –Decía Harry mientras el caballo caminaba, Louis asustado no evito sujetarse de la cintura fuerte del jinete—

—No, no soy de aquí, soy de Londres. –Respondía Louis, concentrándose en no caer—

—Los ingleses.. ¿Allá andan siempre con corbata y esas cosas? –Preguntó Harry mientras su cuerpo se meneaba de una manera muy sensual ¿qué?-.

—No, pero te aseguro que no nos trasladamos arriba de caballos. –Decía Louis intentando concentrarse en otra cosa—

—Nunca he salido de aquí, cuando era bebé mis padres vivían en Holmes Chapel, pero cuando cumplí los seis nos mudamos a Tennesse, mis abuelos viven aquí. –contaba Harry. Louis llevaba sus parpados cansados, sin darse cuenta su mejilla iba afirmada en el hombro derecho de Harry y podía ver como el cielo estaba cambiando y el sol estaba con ganas de marcharse—

—Cuando pequeño venía a Tennesse, venía de vacaciones, hasta los ocho años... –Louis comentó seguido de un bostezo—

—¿Y qué paso después? –preguntó interesado el vaquero mientras conducía al caballo hacia donde estaba la casona—

—No lo sé, comencé a ir a la escuela y no regresé. –Contestó— Además, creo que mis primos ya no estaban aquí, salvo uno... que no recuerdo muy bien su nombre.

—¡Hemos llegado! –exclamó Harry y Louis alzó sus ojos.

La casona era enorme y muy hermosa, rodeada de pasto. Louis no evito sonreír, el lugar era bellísimo, sin duda iba a tomar el sol en la terraza, seguramente a eso de las tres de la tarde pegaba de maravillas.

Harry bajó entonces del caballo y se acercó a él, ambos se quedaron mirando y en ese momento ambos se dieron cuenta que Louis tenía los ojos más azules que Harry pudo a ver visto jamás, y Harry tenía los ojos más verdes hermosos que Louis nunca en su vida había visto.

Extraños descubrimientos. Extraños encuentros. Extraña sensación.

—¿Te bajas entonces? –preguntó Harry saliendo del transe, Louis asintió y colocó sus manos sobre los hombros fuertes del ojiverde y éste le tomo por la pequeña cintura bajándolo lentamente, pegado a su cuerpo, Louis tuvo que reprimir un gemido... si, un gemido dentro de lo más profundo de su ser. La cercanía con este hombre le había provocado unos fuertes temblores, sin contar el extraño estremecimiento en el vientre.

—Gr...gracias... –musitó el ojiazul mirando hacia los ojos brillosos de Harry—

—De... nada... –contestó el ojiverde mientras sus ojos viajaron hasta los labios del hombre que tenía frente a él. Louis tragó con dificultad, sin saber con claridad la razón por la que su cuerpo estaba...

—¿Harry? –Preguntó una voz alterna a la de ambos muchachos. Los dos chicos se voltearon y vieron a un hombre alto, vestido de jardinera, una de sus cejas estaba enarcada— Am... Harry... ¿el... es? –preguntó el hombre—

—Oh, el... es... –Harry volteó hacia atrás y Louis avergonzado intentaba bajar la camisa intentando ocultar su desnudes, miró al caballero—

—Soy Louis Tomlinson. –Articuló y el hombre de jardinera abrió grandemente sus ojos—

—¿Louis? –preguntó—

—Si yo... creo... –respondió temeroso, el ojiazul—

—¡Caray! ¡Louis soy tu tío, Ted! Probablemente no me recuerdes! Pero... Dios... eras solo un mocoso de ocho años ¡Madre santa ven aquí! –Exclamó para ir hacia donde estaba Louis y darle un fuerte abrazo que casi desarma el pequeño cuerpo—

—Eh... si... yo, hola... –Louis no sabía que decir o hacer. Desgraciadamente no recordaba a Ted—

—Bueno caballeros, yo tengo por hacer, así que nos vemos mañana por la mañana... –decía Harry subiendo a su caballo—

—¡Esta bien! ¡Nos vemos mañana Harry! –Contestaba Ted.

Harry antes de golpear al caballo, le guiño el ojo a Louis y partió. El ojizafiro quedo estupefacto.

—¡Pero qué es lo que te ha pasado muchacho! ¡Estas todo encuerado!

—Oh, yo... –Louis se ruborizo recordando su desnudez— unos churros me han... robado.

—¡De que hablas! ¡Aquí no hay churros! ¡Hay niños traviesos! –Si, como Louis iba a olvidar esa frase, claro, Harry se la había dicho también— Vente, vamos a la casa, tu abuela te besara durante horas... alégrate muchacho.

—Si... alegre.

Y era verdad, Louis miro a su alrededor, y un flashback le azotó la mente, recordaba la casona pero lucía de otro color, y antes de entrar por la puerta miro hacia el lado izquierdo ahí había un puerta pequeña, y probablemente era el sótano.

Si las cosas habían cambiado sobre todo, porque él había cambiado más aún.

En el momento en que entró a la casona, se dio cuenta del rico aroma fraternal que se encontraba allí, sus sentidos navegaban un mar de recuerdos que querían explotar pero de algún modo estaban escondidos muy dentro de él.

—¡Ted! ¡Pero qué tardas tanto joder, que el pollo se enfría! –Exclamaba una señora que costuraba mirando hacia la ventana. Louis estaba junto a su tío Ted mirándola desde el marco la de puerta con una sonrisa—

—Estoy aquí mamá, y mira con quién me he encontrado.

La anciana se giró lentamente desde el lugar en donde se encontraba, para ver la figura de su hijo junto a un muchacho con rostro muy familiar.

—¿No le recuerdas, Liss? –Preguntó Ted aún con una sonrisa latente. Louis comenzaba a sentirse incómodo, su abuela al parecer no le reconocía—

—Claro que lo recuerdo. –Soltó la señora en un tono férreo— es el plomero, ya le dije que aquí las cosas las hacemos nosotros, no necesitamos ayudantes. –Decía ella y Louis arqueo una de sus delineadas cejas— Eso diría una abuela sin corazón, pero sé perfectamente que, estoy frente a mi Louisin, es mi Louisin, el que se marchó cuando tenía ocho años y me pedía que le defendiera de sus primos molestosones, ¡Es mi muchacho, ya un hombre! –exclamó casi con el corazón explotando. Louis sintió sus mejillas escocer y en unos minutos se encontraba envuelto en los brazos suaves de su abuela.

Probablemente estuvo allí cinco minutos, los cuales se habían convertido en los más hermosos de la vida. Durante tanto tiempo no sentía aquel aroma fraternal y hoy lo sentía en los brazos de su amada abuela, su corazón dio un salto de alegría y luego de unos minutos se separaron, Liss beso las mejillas de su nieto para luego limpiar sus lágrimas, ambos se sentaron en el sillón ingles mientras Ted les contemplaba desde una silla que había cerca de allí.

—Estas tan hermoso, tan grande... Johanna debe estar muy orgullosa de ti... –decía Liss muy emocionada, el ojiazul asintió feliz para luego tomar la mano arrugada de su abuela—

—Lo está, y te extraña demasiado... es más... –articuló Louis— te ha mandado unas cosas que espero te sean út... —El ojiazul no termino de decir nada— Joder.

—¿Qué sucede? –Preguntó la anciana—

—Los bolsos, no los tengo, estaba en un tanque y cuando salí unos churros me los han quitado, junto con mi ropa..

—¿Churros? –Preguntó Liss con sus ojos extrañados y luego miró a Ted quién le sonrió ampliamente— ¿Te refieres a piñeros? Ladrones?

—Sí, sí, ellos, me han robado, unos churros... –contestaba Louis—

—Oh no, no, no, —negaba ella— Louis, que aquí no hay churros, aquí solo hay niños traviesos... –Louis miro a su tío Ted quién alzo su hombros de manera graciosa y luego miró a su abuela, y no evito sonreír. Si aquella frasecita, al parecer no cambiaría de argumento ni de dueño, ese meloso dicho que antes había escuchado de los labios de ese albañil...—

—Luego te los devolverán, es más iré por a ellos... –decía Ted— les veo luego... –El hombre salió y Liss quedo sonriendo mientras contemplaba a su nieto; tan grande y cambiado.

— ¿Recuerdas a tus primos aún? –Preguntó y Louis negó— Niall se fue con sus padres a Bradford y yo solo me quede con Zack...

—¿Zack? –Articuló extrañado, Louis—

—Él mismo. –Enunció una voz externa a la de Liss y Louis. El ojiazul miró hacia donde se situaba aquella voz, encontrándose con un muchacho alto, demasiado alto, que lucía unos jeans oscuros, una camiseta blanca y sobre ella una camisa a cuadros desabotonada, el chico le sonreía ampliamente y Louis miró a su abuela—

—Louis, ahí está Zack y Zack aquí está tu renovado primo Louis. –Presentaba la señora y Zack se acercó para quedar frente a Louis, el ojiazul se puso de pie con vergüenza, recordando que estaba desnudo aún, y con sus manos tapo sus miembros—

—Vaya, sabía que en la ciudad eran muy liberales, pero... no sabía que le pegabas al desnudo. –soltó Zack con un tono de voz muy enriquecedor, Louis se sonrojó—

—No, no soy un exhibicionista, ¡para nada! –Explicaba Louis avergonzado— cuando llegué tenía calor, y me di un baño en un tanque de por aquí, cuando salí del agua, no había nada, unos piñeros me quitaron todo... –Zack miró a Louis con una ceja alzada—

—¿Piñeros? ¿te refieres a ladrones? —consultó incrédulo, el primo, mientras alzaba una ceja—

—Sí, sí, unos churros —contestó, Louis—

—¿Churros? ¿Qué churros? ¡Aquí no hay churros! Aquí hay puros pequeños traviesos. –respondía Zack y Louis miro a su abuela, que luego de un pequeño silencio, soltaron las risas al unisonó, Zack les sonrió sin comprender mucho—

—Él lo sabe Zack, el ya lo sabe. –Decía Liss— Voy a llevar a Louis a su cuarto mientras tu ve a buscar alguna ropa que le entre para que luego merendemos... –ordenaba Liss, Zack asintió y Louis caminó junto a su abuela.

Subió una pequeña escalera hasta llegar a un pasillo, entró a la puerta derecha y allí había un cuarto apagado.

—No he movido nada desde que se han marchado, pensé en que volverías y... podrías elegir el color de... –Liss no terminó de decir nada, Louis la abrazó fuertemente, la extrañaba, extrañaba estar aquí y pese a que no recordaba todo exactamente, solo sentía que era el momento perfecto para cambiar, ser diferente y encontrarse con el mismo, en el lugar que lo vio nacer—

—Gracias abuela... –susurro Louis para luego besar la mejilla de ella—

—De nada cariñito... –la anciana encendió la luz, el cuarto no era grande, había una cama, un velador con una luz de noche, a la derecha había una pequeña ventana que daba al ante jardín, y debajo de ella unos cajones de ropa, el cuarto no era muy claro, pero alumbraba lo que debía alumbrar—

—Es perfecto... –decía Louis mientras miraba a su alrededor—

—¡Ya está! Aquí he traído todo... –articulaba Zack mientras entraba con unas ropas en sus manos—

—Bueno les dejaré, el pollo no se cuece solo así que, permisito. –Liss beso la mejilla de Louis y luego la de Zack y con un guiño salió del cuarto. Louis se sentó en la cama y Zack le miró de pie junto a la entrada—

—¿Y... la ciudad es tan así como lo dicen?, todos riquillos con corbatas... y naves con ruedas... entrando a esos rascacielos...–pronunciaba Zack mirando a su primo, Louis por su cuenta sonrió—

—Pues, si te refieres a ser empresario, sí, soy algo riquillo. –Contestaba Louis— Tengo mi empresa y está en un "rascacielos" que comúnmente le llamamos edificio.

—¡Vaya, tienes que ser muy inteligente! Para tener una empresa y esas cosas... –articulaba Zack mientras dejaba la ropa sobre la cama—

—Pues, creo que sí. –respondía Louis sonriente—

—Pero inteligente, con "edificios" y naves con ruedas, no tienes idea con quien estás hablando. –Soltó de pronto, Zack. Louis le miro borrando la sonrisa en su rostro, y se percató de la tristeza que mostraban los ojos pardos de Zack, sintió como un agujero enorme se le formaba en la panza— ¿Me recuerdas Louisin?—preguntó—

—Eres mi primo... –contestó Louis cabizbajo—

—Es porque la abuela te lo dijo... No me recuerdas ni a mí, ni a Niall, ni a Michelle...

—¿Michelle? –Preguntó Louis de pronto. En medio de su cabeza, como un relámpago, saltó la imagen de una colorina de quince años, brincando por los árboles de manzana— ¿Mich? –articuló Louis y Zack le miro con ojos esperanzados—

—La... ¿recuerdas? –inquirió sonriendo—

—Si... –pronunció Louis con una sonrisa— La recuerdo... ella... ella es la hermana de Niall, el que no tenía un diente...

—¡Claro que sí! Ellos eran mis medios hermanos... compartíamos papá.. –exclamó Zack con una sonrisa enrome en sus labios— ¡Chico! ¡Ya estas volviendo! –decía alegre y Louis se alegro también, mucho— Bueno, bueno, se que estas empezando así que, te he traído una ropa mía de cuando era un jovenzuelo, de dieciséis, espero que te quede buena, aun que estas chico de tamaño.

—¿Qué dices? Mido 1.72 –respondía casi ofendido, Louis—

—Oh vaya, que grande eres... –se burlaba Zack— te dejo que te vistas, yo y mi metro ochenta y cuatro nos iremos a ayudar a la abuela, ¡Suerte! –Decía para salir del cuarto con una carcajada, Louis negó con su cabeza, soltando una risita y tomó los pantalones oscuros junto a la camisa verde—

Él estaba comenzando a amar bastante estar aquí, y solo tenía un par de horas. Y quedaban dos semanas enteras.

++++++++++++++++++


Muchas gracias.

Macire.

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