Summer in Tennesse «l.s»

By macirevenecia

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El director de la prestigiosa empresa "Alth Tomlinson" a través de la receta médica de su psicóloga personal... More

Explicaciones/modific.
Prólogo
PRIMERA PARTE: AL SUR
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
SEGUNDA PARTE: FAMILIA
Capítulo 16
cancelada
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
TERCERA PARTE: A LA CIUDAD
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41. (penúltimo)
Capítulo 42. (final)
Epilogo
Aviso

Capítulo 1

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By macirevenecia


Hoola. 

¡Muuuuuchísimas gracias por estar aquí! Tengo que deciros que a partir de este capítulo se suman algunas partes que antes no estaban. A ver si os gusta cómo quedó el chapter. Que lo disfruten. ♥

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Capítulo uno

"Im happily"


6:35 pm

Londres, Corporación Alth Tomlinson, edificio A—2 sala 6.

Como era de esperarse, el hombre que estaba detrás de aquel escritorio lucía terrible, una migraña que azotaba con romperle la cabeza en cualquier momento, lo único que le tranquilizaba de cierta manera era saber que el día de hoy era viernes, por fin.

—¿Señor Tomlinson? –Decía la voz de su secretaria a través de la contestadora. Era una chica linda, amable y trabajadora. En los años que llevaba en la empresa se había convertido en su mano derecha y no solo eso, también una gran amiga, a la cual recurría cuando se sentía muy devastado. Cualquiera creería que el ojizafiro podría serle infiel a su amada esposa, pero la verdad era que él parecía demasiado culposo como para soportar la carga de la mentira y no es como si deseara engañar a Leonor, mucho menos con Scar su secretaria.

El estaba felizmente casado. Feliz en su estado emocional. Sí... feliz.

—Dime Scar... –respondía para ponerse de pie y guardar los últimos documentos en su maletín—

—Me ha llamado el señor Charles, se que le odia, pero me ha pedido enloquecidamente que le recordara la reunión de mañana a eso de las nueve. –Scar pronunciaba con cierta condolencia dicho recado. Sabía que Charles era un sujeto tirano que ponía de un genio insostenible a su querido jefe—

—Sí, lo tengo en mente, gracias por recordarlo de todas maneras, Scar... –Louis dejo soltar el aire— ¿Algo más?—.

—Sí, ha llamado su abogado y dice que está ansioso de hablar con Ud. Lo antes posible, y am... mencionó que venía en camino con dos ejecutivos y que, por favor fuera conciso en cuanto a la planilla...

—¿Qué planilla? –Preguntó Louis casi ahogándose en su propia saliva—

—¿Es broma? –Articuló Scar— Lo siento, eso sonó grosero, pero... es la planilla del balance mensual de la empresa... y el abogado necesita verlos para mostrarle a los ejecutivos que estamos avanzando cada vez mejor... con claridad y transparencia. –Recordaba Scar y Louis sintió palidecer—

—Dios, lo he olvidado, jodidamente lo he olvidado.. –Louis comenzó a transpirar. Había olvidado el maldito balance, claro no había tenido tiempo, su esposa era una diseñadora profesional y le había insistido tanto en ir a ese desfile que le dejo sin tiempo, sin mencionar el hecho de haber tenido sexo al regreso de la ceremonia—

—Y uh... también llamo su madre..—El ojiazul cerró sus ojos ante lo que estaba escuchando. Charles y el abogado ya era lo suficientemente caótico. Esto no podía estar sucediendo ahora.— Me dijo que...ya había agendado una hora con Kant para hoy y que luego de ello, pasara por su casa para darle los detalles.

—Estoy jodido. –Contestó Louis casi al borde del colapso— Dios ayúdame... —susurró—.

—Tranquilo señor, voy a ir por las copias de los balances, menos mal el historial de envío de la empresa no se borra... —Scar medio sonreía desde el otro lado. Sus años de experiencia ya le habían demostrado como se vivía siendo la mano derecha de Mr. Tomlinson.

—Espera... ¿Qué? ¿Es verdad? ¡Joder! ¡Joder que alegría! ¡Por fin tengo una alegría!–exclamaba Louis, vuelto loco— Si estuvieras aquí hasta te besaría Scar, ¡Millón de gracias! ¡Me has salvado, una vez más!—

—No hay de que, por ahora alístese... el señor Will está por venir.

Louis tosió. — ¿Quién es ese?-

—Uhm, ¿Su abogado del cual le he estado hablando hace menos de un minuto? —.

—Oh, Sí, sí, ahora lo tengo, gracias Scar. –Louis soltó un suspiro largo y volvió a sentarse en su sillón de cuero negro. Miró hacia fuera a través de la ventana; el cielo estaba apagándose y por más que deseara estar en casa, pareciera como si no tuviera oportunidad de hacerlo jamás.

De vez en cuando, en jornadas tan extenuantes como éstas, un cosquilleo recorría su cuerpo. Era como si su sistema circulatorio estuviese pidiendo algo, o si sus nervios en un arranque de revolución corporal le pidiesen aire, despreocupación, desorden... libertad. Pero luego, inmediatamente, los anticuerpos, la moral, la ética entraban a la guerra, recordándole quién era, y todo lo que ha logrado.

Minutos más tarde, el abogado Mr. Will se presento junto a los dos ejecutivos, Scar apareció con los balances y luego de casi dos horas de revisión, el asunto había quedado resuelto, claro que Louis dejo en evidencia que estaba arrufianadamente estresado, tras derramar torpemente la taza de café sobre uno de los ejecutivos. Aquel accidente empujó el mar de groserías que expresó sin poder detenerse. La mirada estupefacta de Scar delató la grave falta, que se convirtió seguidamente en lágrimas de arrepentimiento por parte del ojiazul.

Sin más la reunión concluyo, Scar se retiro y él fue el último en salir. Lo único que quería era llegar a casa y que Leonor le diera un par de masajes para calmarse.

O de lleno tres pastillas para dormir. Lo habitual.

Bajando por el estrecho ascensor, y con la suma esperanza de desaparecer del imperio T. sintió su celular vibrar.

Extrañado, lo sacó de su abrigo y miró la pantalla... Dios, era su madre ¡Lo había olvidado!, en cosa de segundos llegó hasta el primer piso, tomó paso rápido y subió a su mercedes. Condujo a toda marcha y luego de diez minutos de viaje; malas palabras contra el tráfico y un niño que casi arroyó, llegó hasta donde vivía Jay, salió de su coche colocó la alarma y presionó el timbre, las puertas se abrieron y entró al ante—jardín.

Su madre salía de la puerta principal con un abrigo de cuero y un cigarrillo en sus labios.

—Ya creí que no venías, cariño –Articuló la mujer mirando a su muchacho mientras este se acercaba hacia ella y le besaba el rostro—

—He tenido un día asqueroso, así que por piedad no me reproches. –Contestó el ojiazul formulando una mueca de disgusto en su rostro.-

—Así lo noto, ven, entremos y bebamos café, estas de muerte. –Pronunció Jay mientras tomaba del brazo a su hijo y juntos entraban a la casa.

Era grande y muy adornada, su padre había sido empresario como él, viajaba por todo el mundo y de esa manera terminó su vida en medio de negocios y dinero. Jay vivía prácticamente sola, acompañada de Jeime su dama de compañía.

—Buenas noches señor Tomlinson... –decía Jeime amable y Louis le saludo con una sonrisa débil, la mujer trajo el café y un plato con galletas de chocolate, luego de una reverencia se marcho—

—Leonor me ha llamado para decir que su desfile de ropa North había sido un éxito... –hablaba Jay mientras revolvía su café, Louis asintió mientras bebía de su tasa—

—Lo fue, ella es muy talentosa y todo salió magnífico... –Louis respondió mientras se relajaba en el sillón, colocó su cuerpo hacia atrás y descaso unos segundos—

—También me ha dicho que... andas con un humor de maravillas –agregó, Jay— Y le creo estas, terrible y no quiero que enloquezcas como tu padre.

Jay no era una mujer mala, por el contrario, había sido una buena esposa y madre, solo que su extra preocupación por la gente, hacia a Louis enojar en algunas ocasiones.

—Estoy bien, solo un poco agotado con la empresa, pero ya está, puedo manejarlo... –respondió, Louis—

—No estás bien, ¡Lo sé! Soy tu madre, no Leonor, y me preocupas, por eso he agendado una hora con tu psicóloga de juventud, la señora Cherry Kant.

—Sí, Scar me lo comunicó hoy. –Respondió, Louis con casi desgarro— ¿Podrías olvidarlo?

—No. Mañana es a primera hora...

—¡No puedo! Tengo una junta importante y Charles me odiaría si no asisto...

—¡Pues lo siento! Tu salud estás sobre todas las cosas y escúchame una cosa Louis, si te atreves a desobedecerme voy a tomar cartas en el asunto... –Louis rodeo sus ojos— ¡Y no rodees los ojos! Ya no eres un nene.

—Está bien, joder, iré, pero si Charles quiere arruinar mi negoció quiero que sepas que eres responsable.

—Bien, tomo la responsabilidad. –Contestó, Jay, triunfante y sonriente—.

Luego de unos minutos más de charlas, Louis se despidió de su madre y se marcho a casa, ya eran las diez de la noche, probablemente Leonor estaría acostada mirando la Tv. Algún Reality Show. Cuando llegó a su casa, entró el vehículo y cerró todas las puertas, ingresó finalmente a su morada y tras sí, desató su corbata trándola por algún lugar del living, desabotono luego un par de botones de su camisa blanca y subió las escaleras cremas hasta llegar a su habitación matrimonial, ahí estaba Leonor recostada con sus ojos cerrados y la Tv prendida, Louis sonrió, ella era una mujer sensacional, un poco egocéntrica y algo caprichosa, pero era inteligente y de mundo, rimaba a la perfección con él.

Tommo...–susurró, Leonor mientras abría sus ojos pardos. Sonrió levemente a su marido, y él le sonrió en respuesta.

Louis terminó de quitar toda su ropa y se colocó su pijama azul de seda para enseguida recostarse junto a su mujer.

—Hola cielo...–pronunció, Louis mientras besaba la comisura de los labios de ella—

—¿Mucho trabajo hoy? –Leonor preguntó, mientras soltaba un bostezo—

—Agotador, luego fui donde mamá, te ha mandado muchos cariños. –Louis sonrió y abrazó a su chica—

—Uh, que amorosa Jay... –respondió la castaña— ¿Tú... Estas bien?

—Si... ¿Por qué la pregunta? Es decir... Jay me dijo que habíais hablado.

—Sí, es que, te notó muy estresado amor, y pensé que quizás Jay podría ayudar... –decía Leonor y Louis asintió—

—Me agendó con Kant, así que iré al loquero... –suspiro, hastiado. —

—Oh vamos, te servirá.. –Insistía Leonor mientras besaba la mejilla de su marido— Se que esto te ayudará. Verte así, también me arruina.

—Eso espero, de no ser así, me quedaré en la calle, sin empresa y pobre. –Soltó Louis con una sonrisa en su rostro ante aquel chiste ridículo, del cual, no sintió risa alguna de parte de Leonor, por el contrario la chica se torno seria y su cuerpo se endureció— ¿Vamos a dormir? –Preguntó Louis al ver a Leo que le daba la espalda—

—Sí, buenas noches. –contestó la castaña, para apagar la luz del lado de su mesa de noche, Louis hizo una mueca extraña, y luego resignado apagó la luz, se dio media vuelta y bajo la oscuridad tanteó en su velador el sobre de pastillas para dormir.





—¿El señor Tomlinson? –preguntó la recepcionista, que lucía de verde, Louis asintió y se puso de pie— La señora Cherry le espera en su salón, puede pasar.

—Muchas gracias... –Respondió, Louis—

Se sentía fatal y ansioso, a estas horas debía estar frente a Charles, planeando y hablando de montones de cosas, probablemente cerrando negocios, pero sin embargo estaba entrando a la sala de una psicóloga que le atendió en su patética juventud, quería salir corriendo pero ya era demasiado tarde, esperaba por Dios que Scar pudiera controlar la situación.

—¡Louis! ¡Pero qué adulto estás! –exclamaba Kant, mientras abrazaba a Louis. El ojiazul observó a la señora, no lucía muy diferente a la última vez que la vio, aún parecía ser una mujer de unos cuarenta años—

—Gracias, Ud. Sigue igual de joven. –Louis intentó que sonara como un cumplido, pero la señora Cherry alzó una de sus cejas, el ojiazul sintió el rojo carmesí recorrer por sus mejillas, pero luego se calmo al ver y escuchar la fuerte carcajada de la Dra.—

—¡Oh vamos, al menos tienes sentido del humor ahora! –Decía Kant— Bien Louis, he hablado con tu madre, me ha dicho que tienes un genio salvaje y pues la verdad eso no lo sé ¿Qué me dices tú? –preguntaba la mujer, mientras le indicaba a Louis que se sentara en el sofá negro.

Un millón de recuerdos invadieron a Louis al ver aquel sofá, imágenes de él en su etapa de los diecisiete años, sufriendo en silencio sin poder gritarle a nadie que quería ser normal y libre, pero en su entorno social era prohibido e incorrecto, Louis negó con su rostro rápidamente para olvidarse de aquel momento y regresar a lo que estaba.

—Estoy uhm... algo cansado y quizás por eso mamá lo interpreta como un mal genio... –respondía Louis mientras cruzaba sus manos sobre su estómago—

—Cansado... ¿es muy duro el trabajo verdad? –Cherry decía mientras miraba al hombre que tenía sentado frente a ella, al pasar los años, Louis solo había cambiado el número de edad, pero seguía siendo el mismo, con el temor de ser

—Lo amo de todas maneras, es duro a veces pero... me hace estar con la mente ocupada.

—¿Por qué? –Pregunto la señora Kant y Louis alzo una de sus cejas y la miró—

—¿Cómo qué por qué? –articuló Louis, sin comprender a lo que Cherry se refería—

—Por qué razón crees que es necesario mantener tu mente ocupada Louis, me refiero a que, todos hacemos algo con algún propósito, tu amas tu trabajo porque te mantiene tu mente ocupada... y es porque probablemente exista algo de lo que no quieres pensar, o algo de lo que intentas escapar. –aclaró la señora Cherry, Louis nunca lo vio desde ese punto de vista, es decir, el ama su vida, ama su trabajo, ama a su esposa, entonces ¿de qué quería escapar?—

—No intento escapar de nada, es solo que... no lo sé, siento que es lo que soy, me gusta trabajar, me gusta tocar el dinero, y me gusta Leonor, es igual que yo, le gusta ganar, es inteligente y estratégica, no lo sé, vivo con lo que me arropa. –respondió Louis sincero, y Cherry sonrió—

—Esperaba que me dijeras que amabas tu trabajo por el hecho de que es lo que te apasiona y enriquece como persona, en cuanto a Leonor que me dijeras que la amas por la bella y amable persona que es; Sin embargo me has dicho que la amas.. Porque es codiciosa como tú. –explicó Cherry y Louis entrecerró sus ojos, él no había dicho una cosa así... ¿o... si?—

—¡La amo! –Se atrevió a responder rápidamente, Louis— la amo a ella, y amo todo mi entorno, es... es solo que, siento que mi mente a veces quiere explotar y... mamá está todo el tiempo controlándome, viendo todo, es como si no pudiera... pudiera...

—¿Ser tu mismo a estas alturas del partido? –se adelanto la señora Kant, Louis la miró con sus ojos brillosos y rostro sonrojado, era verdad, el se sentía manejado, presionado y atascado en el agujero del vientre de su madre. De pronto se sentía mejor reconociendo esto. —

—Soy feliz con mi vida... es solo qué, no lo sé... siempre es todo tan apurado y todo se mueve veloz –intentaba explicar el ojiazul. Cherry le miró con cierta compasión—

—Louis, tengo algo que decir, sé como es Jay, fue mi compañera de secundaria es una mujer muy, muy llevada a sus ideas, pero si en algo tiene razón es que si presentas un cuadro de estrés enorme, puedes colapsar cariño, porque a pesar de que vivas tan feliz como dices, aún no sabes quién rayos eres, o qué te gusta. Es decir... el traje que luces hoy... ¿lo elegiste tú? –Preguntó Cherry y Louis se miró, claro que no lo eligió él, Leonor lo había preparado con antelación, al igual que todos los demás atuendos–

—Uhm... –dejó escapar— La verdad es que... mi esposa... usualmente...

—¡Ves? No tienes el control sobre ti, debes aprender de ti, de lo que te gusta y de lo que no te gusta... por eso... este es mi diagnostico.

—¿Qué quiere decir? –Preguntó, Louis—

—Louis, tienes que tomarte por lo mínimo dos semanas, alejado de tu vida cotidiana con el fin de encontrarte contigo mismo, y una vez que eso suceda, podrás continuar tu vida... "feliz".

Louis le quedo mirando ¿estaba loca?, el no podía llegar y dejar su trabajo, mucho menos a Leonor ella iría a cualquier lugar donde él estuviera... definitivamente mataría a Jay, por obligarlo a esto.

Sin embargo, al término de la sesión pensó en cada cosa que Cherry le había dicho, a fin del día, era verdad, él no sabía ni siquiera su color favorito. ¿Cuál era en realidad de todas maneras? ¿Azul? ¿Rojo? ¿Verde?... las puertas del ascensor se abrieron a la par, en dirección a su oficina, Louis soltó un suspiro, que importa que no sepa su color favorito, el de todas formas era feliz, muy feliz.

++++++++++++++



¿Notó las diferencias? ¡Espero que sean de agrado! Un abrazo con mucho cariño. Gracias por quienes se van sumando. Por favor, difunda que ésta historia está regresando de forma regenerada. Lo agradecería mucho. 

Nota: Si alguien está pensando en nuevamente extraer esta historia de forma ilegal, le pido que sea consciente de la usurpación de un contenido legalmente registrado. En resúmen: No lo haga.

Nota2: Quiero comenzar a publicar paralelamente una nueva historia. ¿Se sienten preparadxs? 

Abrazos, anclas.

Macire. 

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