12 CHICOS LOBOS ©

By bellaminelli

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Erika acaba de terminar con su novio, es de noche, hace frío y esta sola. Como si eso no fuera suficiente, la... More

12 CHICOS LOBOS - Capitulo 1
12 CHICOS LOBOS - Capitulo 2
12 CHICOS LOBOS - Capitulo 3
12 CHICOS LOBOS - Capitulo 4
12 CHICOS LOBOS - Capitulo 5
12 CHICOS LOBOS - Capitulo 7
12 CHICOS LOBOS - Capitulo 8
12 CHICOS LOBOS - Capitulo 9
12 CHICOS LOBOS - Capitulo 10
12 CHICOS LOBOS - Capitulo 11
12 CHICOS LOBOS - Capitulo 12
12 CHICOS LOBOS - Capitulo 13
12 CHICOS LOBOS - Capitulo 14
12 CHICOS LOBOS - Capitulo 15
12 CHICOS LOBOS - Capitulo 16
12 CHICOS LOBOS - Capitulo 17
12 CHICOS LOBOS - Capítulo 18
12 CHICOS LOBOS - Capitulo 19
12 CHICOS LOBOS - Capítulo 20
12 CHICOS LOBOS - Capitulo 21
12 CHICOS LOBOS - Capitulo 22
12 CHICOS LOBOS - Capitulo 23
12 CHICOS LOBOS - Capitulo 24
12 CHICOS LOBOS - Capitulo 25
12 CHICOS LOBOS - Capitulo 26
12 CHICOS LOBOS - Capitulo 27
Capitulo 28 - 12 CHICOS LOBOS
Capitulo 29 - 12 CHICOS LOBOS
Capitulo 30 - 12 CHICOS LOBOS
Capitulo 31 - 12 CHICOS LOBOS
Capitulo 32 - 12 CHICOS LOBOS
Capitulo 33 - 12 CHICOS LOBOS
Capítulo 34 - 12 CHICOS LOBOS
Capítulo 35 - 12 CHICOS LOBOS
Capítulo 36 - 12 CHICOS LOBOS

12 CHICOS LOBOS - Capitulo 6

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By bellaminelli

Capitulo 6

Despertó agitaba, con lagrimas en los ojos. Miro a su alrededor, esta vez absolutamente todos dormían. ¿A quién trataba de engañar? Ellos no eran su familia, y jamás podrían serlo, eran completa mente diferentes. Terminaría ocurriendo lo del libro, ella envejecería y con el tiempo moriría. ¿Qué harán ellos después? ¿Buscar más chicas para alejarlas de la sociedad y obligarlas a vivir con ellos? No, no estaba bien. Tal vez ellos la alimentaban, cuidaban y protegían, pero no por eso dejaban de ser lo que realmente eran, ellos podían lastimarla, en cualquier momento.

Por su mente paso escapar de nuevo, pero el cascabel la delataría e irían a buscarla, o podía ser mucho peor, podía encontrarse con Jim, y no sería nada agradable. Así que decidió volver a dormir por el momento, ya mañana pensaría en algo.

Despertó horas más tarde, cuando Kaiser le quito el cabello de la cara.

-          Baby Doll, ya va a amanecer. – le susurro al oído.

-          Mmm… - murmuro Erika somnolienta.

-          No hay problema, no te muevas yo te llevo. – dijo, sintió que la levantaba.

La cargo como a un bebé y salió de la madriguera, luego con mucho cuidado rodeo su cintura con un brazo, mientras que con el otro y la ayuda de sus piernas trepaba un pino. Esa sacudida la despertó por completo. Una vez arriba, la sentó en medio de sus piernas, rodeándola con los brazos, miraron el horizonte. El sol comenzó a salir, y fue realmente hermoso. Recostó su cabeza en el pecho de Kaiser, mientras el cielo se pintaba todo de naranja con rosa. Kaiser le acariciaba los brazos con ternura.

-          Eres tan suave, tan dulce… - dijo contra su cabello.

Erika se sentía tan relajada que ni siquiera la incomodo. Después de ver el amanecer, bajaron a desayunar. Esta vez, Erika accedió a darle de comer a Kaiser en la boca, era mucho más divertido alimentar que ser alimentada. Antes de salir de nuevo, le pidió que usara una sudadera igual a la que él traía puesta.

-          Hay que vestirnos igual, somos pareja. – sonrió.

Ya que su trato vencía en unas horas, Erika decidió complacerlo en todo lo que le pedía, a excepción claro de ciertas cosas. La llevo a su “lugar secreto” y se sentaron frente al lago. Estaban en silencio, en completa paz.

-          Faltaba un mes para mi cumpleaños cuando me mordieron. – dijo con la mirada perdida, rompiendo el silencio. Erika solo lo miro, sin decir nada.  – Estaba caminando por el bosque con unos amigos, siempre lo hacíamos, pero ese día nos quedamos hasta muy tarde y… pues sucedió. Fue en este lugar de hecho, - ella no pudo evitar mirar a su alrededor – por eso significa tanto para mi, mi última vez como humano fue aquí.

-          ¿Qué paso?

-          Mmm… No lo recuerdo todo, fue hace mucho tiempo. Mis amigos y yo estábamos sentados aquí, con una fogata, escuchamos ruidos en la parte de atrás, de los arboles creo, yo me acerque a ver que era y es todo, no recuerdo nada más. Los chicos me encontraron y cuidaron de mí hasta que desperté, me explicaron que ya no podía volver, que yo… ya estaba muerto para mi familia. – Erika sintió mucha lástima por él, nunca habría imaginado que el proceso era tan duro.

-          ¿Estaban todos en ese entonces? – trato de hacer que pensara en otra cosa.

-          No. Baco llego después, luego Teo, y al final Simón.

Ambos se quedaron en silencio, mirando el agua clara del lago, en la cabeza de Erika se acumulaban las ideas, la incógnita de que harían los chicos con ella regreso. ¿Acaso ellos iban a… convertirla? ¿Cuáles eran sus verdaderos motivos? La historia de que la había traído solo porque estaba aburridos sonaba igual a la historia del conejo de pascua, no tenía sentido. Analizaba las posibles razones del porque estaba sentada frente a un lago con un chico no del todo humano cuando Kaiser rompió el silencio.

-          Baby Doll, yo estoy muy lejos de ser perfecto, pero te juro que yo haría lo que fuera porque tú fueras feliz. – dijo mirando el lago. Erika no respondió nada, solo lo miraba perpleja por aquella declaración. Al ver que no había respuesta, Kaiser suspiro. – Ya es mediodía, nuestro trato termino, eres libre. – dijo al tiempo que se levantaba dejando a Erika sola.

No podía creer lo que acababa de pasar. Durante toda su vida, Erika había carecido de amor, ahora un chico le decía que quería estar con ella y hacerla feliz, eso era mucho más de lo que ella alguna vez pensó que le dirían, ¿y qué hacía ella? Se quedaba callada dejando que su oportunidad de ser feliz se alejara. Se levanto, con la decisión de ir tras Kaiser, decirle que estaba dispuesta a intentarlo, que se sentía halagada, y que ella también quería hacerlo feliz, al carajo con los mundos diferentes. Estaba a punto de ir corriendo tras él cuando.

-          ¡Ángel! – grito alguien detrás de ella. Erika miro en todas las direcciones, para ver de dónde venía. Nick apareció detrás de los arboles, y se acerco corriendo a ella. – Hola ángel. – dijo al tiempo que la abrazaba.

-          Hola. – le dijo Erika sonriendo.

-          ¡Wow! Pensé que eras muda. – rió Nick. – Ángel, quiero que pases el día conmigo. – tomo a Erika de la muñeca y se la llevo antes de que ella pudiera decir nada.

Ya tenía un rato caminado por el bosque y Nick aun no se detenía, Erika ya se había cansado, Baco tenía razón, ella no era como ellos.

-          ¿A dónde vamos? – pregunto entre jadeos.

-          A mi casa. ¿Te cansaste? – ella asintió – Perdón, soy un desconsiderado. – después de decir eso se la subió a la espalda y siguió caminando.

Erika pensó que la llevaría a otro árbol-madriguera, sin embargo Nick la llevo a una cabaña muy bonita, hecha con puros troncos de pino, tenía su porche y todo, definitivamente quien quiera que vivía ahí les llevaba ventaja a los chicos. Nick la bajo cuando llego a la puerta, y abrió sin tocar.

-          Este es mi hogar ángel. – dijo alzando los brazos.

La cabaña era mucho más acogedora por dentro, tenía chimenea, sala, cocina, muebles, todo hecho de madera, y tenía un exquisito aroma a galletas recién horneadas. Miraba con los ojos como platos todo el lugar.

-          ¿¡Nick, eres tú!? – dijo una voz masculina desde la cocina.

-          ¡Sí! ¡Vengan aquí, quiero que conozcan a alguien! – grito Nick.

De la cocina salieron otros cinco chicos. Cuando vieron a Erika se pararon en seco, la examinaron con la mirada y siguieron avanzando.

-          Ángel, ellos son con quienes vivo, los considero mis hermanos. – dijo Nick con su dulce sonrisa de niño.

-          Hola, mucho gusto, soy Dylan. – Era alto, con el cabello café y ojos marrones.

-          Mucho gusto, soy Seth. – Tenía el cabello liso color caramelo que le caía sobre la frente, y una sonrisa muy bonita.

-          Hola, Jasper. – era alto, con ojos bonitos color café, pero con sonrisa de caballo.

-          Me llamo Víctor. – Tenía cara de ardillita, pero por alguna razón resultaba ser el más lindo.

-          Y yo soy Ray. – dijo el ultimo, era alto y su cabello era casi blanco, a pesar de ser un adolescente.

-          Mucho gusto. – dijo Erika mirándolos a todos con sus enormes ojos grises.

-          ¿Y tú eres…? – dijo Seth entrecerrando los ojos.

-          Ángel. – se adelanto Nick sonriendo.

-          Ángel, ya veo… ¿Qué traes en el cuello?

-          Un cascabel. – respondió Nick de nuevo.

-          ¿Un cascabel? Definitivamente no entiendo las modas de hoy en día.

Ella iba a explicar, pero sintió que no valía la pena, era una historia muy larga, además no parecían muy interesados, así que no dijo nada.

-          Vamos a estar en mi cuarto. – dijo Nick tomando a Erika de la muñeca y llevándosela.

-          Bien, pero no cierren la puerta. Díganme si les da hambre. – dijo Dylan. Después todos volvieron a la cocina.

Nick la arrastro por el pasillo hasta que llegaron a una habitación, el abrió la puerta y dejo a Erika pasar primero. Parecía el cuarto de un adolescente normal, una cama con sabanas verdes, una pequeña mesita de noche con una lámpara, una cajonera y posters por todos lados. Eran de rock, Erika reconoció algunos, AC/DC, Guns and Roses, Scorpion y otros. Dado a que no eran muy viejos, dedujo que el pobre Nick no tenía mucho tiempo siendo lo que ahora era.

-          ¿Qué opinas? ¿Te gusta? – sonreía.

-          Si. – dijo Erika mostrando sus hoyuelos.

-          Genial. Ponte cómoda. – dijo señalando la cama, Erika se sentó en la orilla.

-          ¿Te gusta el rock? – se sentó a su lado.

-          Conozco a AC/DC.

-          Asombroso. – se levanto y puso un disco en una vieja grabadora, la música de AC/DC comenzó a sonar, pero no muy alto. Ella le sonrió.

-          Quédate aquí, te traeré manzanas. – le giño un ojo y salió de la habitación.

Tenía que admitirlo, ese lugar era mucho más acogedor que la madriguera de los chicos, donde solo tenían una triste alfombra. Nick volvió, con dos manzanas en la mano, le dio una y empezó a comer la otra.

-          ¿Desde cuándo vives en el bosque? – pregunto Nick sin dejar de comer su manzana.

Erika no sabía que responder, había perdido toda noción del tiempo mientras había estado con los chicos, ella calculaba como dos semanas y media, pero podían ser mas.

-          No lo sé. – tuvo que admitir mirándose los pies.

-          ¿No? Está bien no te preocupes, te confieso que yo tampoco se cuanto tiempo llevo aquí. – Erika lo miro, compadeciéndose de su amnesia. - ¿Te gustan los video juegos? – pregunto con los ojos muy abiertos.

-          No se jugar.

-          Yo te enseño, vamos. – tomo a Erika de la muñeca y la llevo a la sala de la cabaña.

Ella no estaba acostumbrada a la forma de vida en una casa normal, pero estaba segura que la cabaña de Nick era lo más cerca a esa experiencia. La sala tenía una chimenea, con calcetines de navidad colgados, tres sillones, uno largo y dos cortos, una alfombra de tela, una mesita de centro, un árbol de navidad decorado y una televisión enorme. Se quedo boquiabierta. Nick comenzó a mover cosas cerca de la televisión y trajo dos controles para jugar video juegos, le dio uno a Erika y encendió todo.

-          Jugaremos Call of Duty, es uno de mis favoritos. – dijo sonriendo y moviendo con agilidad los dedos en el control.

No sabía qué hacer, el juego carecía de sentido, era como una guerra, diferentes escenarios, armas por todos lados, Nick les disparaba a las personas sin control mientras ella solo lo veía jugar.

-          ¿Qué esperas ángel? Acaba con ellos. – Nick reía como niño pequeño.

-          No sé cómo. – dijo Erika mirando el control como si fuera un artefacto del futuro.

Nick le puso pausa al juego, se levanto y se sentó detrás de Erika, rodeándola con las piernas, paso los brazos alrededor de ella y tomo el control con las manos de ella aun en él.

-          Así. – dijo mientras con sus dedos aplastaba los dedos de ella sobre los botones lo cuales causaban un efecto en la persona del videojuego.

-          Está bien. – Erika estaba tensa.

Pensó que después de explicarle como se jugaba Nick regresaría a su lugar, pero se quedo detrás de Erika con sus piernas alrededor de ella, paso sus brazos sobre su cintura y siguió jugando, con el control frente al estomago de ella. Termino por tolerarlo. Seguía sin entender el punto de aquel bélico entretenimiento, pero siguió jugando.

-          Nick, es hora de cenar. Que tu novia venga también. – dijo Seth asomando su cabeza en la sala.

-          Genial, vamos ángel. – se levanto y la llevo a la cocina.

Erika había decidido no molestarse por corregir ese tipo de errores, al fin y al cabo ella sabía que no eran verdad y con eso le bastaba. Al parecer el tal Seth era el Demián de esta familia, traía puesto un gracioso mandil que decía “Cuidado, hombre en la cocina”, ella no pudo evitar sonreír cuando lo vio. Erika comenzó a babear mucho antes de empezar a comer, Seth había cocinado lasaña, puré de papa, vegetales cocidos y pay de manzana. Estaba segura que nunca había visto tanta comida para tan pocas personas. Nick sentó a Erika a lado de él y le sirvió, pero por suerte no intento dárselo en la boca. Empezaron a cenar armoniosamente.

-          ¿Te llamas ángel? – pregunto Víctor. Erika asintió lo que provoco que Nick sonriera. – Dime ángel, ¿Qué haces en el bosque? – dijo frunciendo el seño. Erika no sabía que responder, ni siquiera ella lo sabía. Levanto los hombros en señal de no tener respuesta.

-          Nick nos dijo que tienes su edad, - pregunto Jasper. Ella asintió – eres demasiado joven para estar aquí tu sola, puede ser peligroso.

-          ¿Tienes donde quedarte? Porque si no, eres bienvenida a quedarte con nosotros. – dijo Ray.

-          Si tiene. – dijo Nick – Pero vendrá seguido a visitarnos, ¿Verdad ángel? – la miro con sus enormes ojos negros.

-          Si. – le sonrió Erika

Todos siguieron comiendo, en silencio. La cena estaba deliciosa, Erika no recordaba cuando había disfrutado tanto una comida. Nick la llevo a su cuarto otra vez, y se sentaron en el suelo, él le estaba mostrando su colección de discos, parecía un niño en una juguetería, Erika pensó que era realmente tierno. De pronto Nick se detuvo, y comenzó a mirarla a los ojos.

-          ¿Qué pasa? – pregunto Erika extrañada de su repentino comportamiento.

Nick no dijo nada, se paro sobre sus rodillas y las palmas de sus manos para inclinarse hacia ella. Y le dio un beso. Fue corto, como de tres segundos, pero era un beso. Ya era oficial, su segundo beso se lo había dado Nick. El retrocedió hasta su lugar y la miro sonriendo. Erika no pudo evitar ponerse roja.

-          Eres mi mejor amiga ángel, y te quiero mucho. – le dijo sonriendo y con mucha naturalidad.

Ella se quedo quieta, mirándolo en silencio con las mejillas rojas. No estaba enojada, estaba sorprendida. Nunca nadie le había dicho algo así, ni siquiera Jeremy. Ambos escucharon como la puerta de la entrada de la cabaña se abría y entraba alguien.

-          Es mi otro hermano, ven para que lo conozcas. – tomo a Erika de la mano, pero ella seguía en shock, así que tuvo que jalar un poco para levantarla.

La llevo por el pasillo, Erika sentía que volaba, con mariposas y todo, la experiencia completa. Pero todo se vino abajo y se puso pálida como la nieve cuando vio quien era el “hermano” de Nick.

-          Ángel, el es mi hermano Jim. – dijo señalando a un chico de cabello corto de color negro con una sonrisa peligrosa.

-          Encantado de conocerte, - le beso la mano – ángel.

-          Nick, tengo que irme. – dijo Erika sin dejar de mirar a Jim.

-          Me temo que no puedes pequeña, - dijo Víctor asomándose por la ventana – está por empezar una tormenta de nieve, es muy peligroso.

Esto no podía estarle pasando a ella, su peor pesadilla estaba volviéndose realidad, y no podía hacer nada para detenerla.

-          Así es. Nick, yo creo que lo mejor será que tu amiga pase la noche con nosotros. – dijo Jim, con su sonrisa de tiburón.

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Esta historia esta basada después de un fanfics de luz traicionada solo que con diferente trama y sobre todo mayor entendimiento.