Deseo Italiano

By danielacgalvis

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Giorgio Bonatti,hijo de uno de los mayores mafiosos de Italia, heredo el trabajo de su padre,es un experto en... More

Sinopsis
~Personajes~
Fecha de estreno y pequeño adelanto
Aclaración del personaje de Giorgio
CAPITULO 1
CAPITULO 2
CAPITULO 4
CAPITULO 5
CAPITULO 6
CAPITULO 7
CAPITULO 8
CAPITULO 9
CAPITULO 10
CAPITULO 11
CAPITULO 12
CAPITULO 13
CAPITULO 14
CAPITULO 15
CAPITULO 16
CAPITULO 17
CAPITULO 18
CAPITULO 19
CAPITULO 20
CAPITULO 21
CAPITULO 22
CAPITULO 23
CAPITULO 24
CAPITULO 25
CAPITULO 26
CAPITULO 27
CAPITULO 28
CAPITULO 29
EPILOGO
Agradecimientos
Aclaraciones

CAPITULO 3

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By danielacgalvis


Canción: Girl gona wild -  Madonna

La poca dignidad que conservaba se había ido en ese instante al carajo, estaba al frente del hombre que cerca de una semana pase en descifrar su nombre, en conocer más acerca de él, el que de alguna forma me dejaba estática sólo con el sonido de su voz, estaba roja como un tomate de la vergüenza y como si fuera poco mi padre estaba afuera, echando humo de seguro por mi escapada.

- Debo irme - entonces recuerdo que aún no se su nombre, no me lo ha dicho y mi cara no lo oculta, quiero la respuesta a la única pregunta que ha rondado en mi cabeza en la última semana, con la mayor determinación, tomo un poco de aire y lo hago-. Aún no me dice su nombre.

Él se queda mirándome fijamente con esos ojos azules tan electrizantes que me hacen quedar estatica y justo ahora me siento como una adolescente y me odio por ello.

- Giorgio Bonatti - dice con total seguridad y con la determinación, elegancia y seguridad,que lo caracterizan saca las llaves de nuevo de su bolsillo, pasa sus manos por su traje y se lo acomoda-. ¿Desea que la acompañe a la salida?

- No - digo tajante, si le digo que si y si mi padre lo ve, será peor, porque si es un amigo, un socio o lo que sea que este relacionado, me replicara el haber hecho semejante estupidez.

- Como quiera -  dice de manera fría y desinteresada, abre la puerta de su oficina y me permite salir de allí. Salgo lo más rápido de allí,acelerando mi paso.

Entonces mientras me abro entre la multitud y el mar de gente escucho que grita mi nombre.

- ¡Alessandra! piensa en lo que te dije - vuelve a sonreír,sus ojos dan un brillo diferente.

¿Qué quiere que piense? ¿Placer? ¿Acaso me está ofreciendo placer a su lado? ¿Porque un hombre desconocido como él me está haciendo ese tipo de propuestas?

Sigo mi camino evadiendo a la gente, doy un leve vistazo a la barra y veo a Leo que me mira con incredulidad, hace la seña de que marca en un teléfono imaginario. Me testeara una vez llegue a casa claro si para ese entonces aún estoy viva.

Salgo del bar y me encuentro con Adriano está apoyado a un lado del auto de mi padre.

- El señor Lorenzo está dentro del auto - señala la puerta y me la abre para que pueda subir. Trago saliva y entro en el. Fijo mi vista en mi padre, esta cabreadisimo.

- Yo.. - murmuro y detiene mis palabras con su mano, haciendo que me calle la boca.

El recorrido a la mansión es más largo de lo habitual, y la reacción que vaya a tener mi padre me asusta.

Una vez estamos adentro de la casa, me pide que pase a su despacho, lo sigo como si fuera un perro asustado.

Pide que me siente en la silla que tiene enfrente, y fija sus ojos ambarinos en mi.

- ¡¿Qué clase se estupidez es la que has hecho hoy?! - su grito hace que retroceda en esa pequeña silla-. ¿Que clase actitud estas tomando Alessandra?

- Sólo quería..

- ¿Divertirte? ¿Sola en un bar? ¿En qué momento mi hija se transformó en una.. libertina?

Sus palabras me desencasillan, me sacan de contexto y me hierve la sangre, de que se este expresando de esa manera conmigo sólo por que me ha pillado irme de noche.

- ¿No te has puesto a pensar en el porque lo hago? No tengo ninguna amiga, no puedo salir de esta casa, no puedo hacer lo que quiero como una persona normal, no puedo disfrutar el irme a sentar en una parque y leer un libro o algo por el estilo, y menos entablar una conversación contigo.

- Eres un mal ejemplo para tu hermana, hasta las haz colocado a que te encubra.

- ¿Soy una mala hermana porque no soy como ella que se lamenta en silencio el no hacer las cosas como una chica normal? Aprecio que te preocupes por mi papá, pero no viviremos a tu sombra siempre.

Mi madre entra en ese momento al despacho, esta en pijama y está claramente preocupada por el tono en que se está manejando la conversación.

- Lorenzo por favor - susurra tratando de calmar los ánimos entre los dos.

- Tú eres la culpable Sophia, siempre la apoyas en cuanta barbaridad hace - espeta furioso frunciendo el ceño.

- Alessandra ya no es una niña Lorenzo.

- ¿Ahora le darás la razón de irse en medio de la noche a un bar?

- No le doy la razón, fue peligroso, pero ella nunca nos ha dado motivos para desconfiar, es una buena hija, tiene excelentes calificaciones, es dulce y agradecida. Pero la privas de la libertad que debería empezar a tener.

- Alessandra vive bajo mis reglas, al igual que Dalila,la familia De Santis no puedo ir por ahí y dar de que hablar.

- Es por eso que lo haces por la política,las elecciones y tu puesto a la alcaldía, no porque tengas consideración por tu familia, papá.

- Tú no eres más que una chiquilla rebelde.

- Me iré de la mansión una vez me gradué, financiare mi apartmento, trabajaré como las personas normales, y viviré mi vida de manera independiente.

- ¡Tú no vas a hacer eso!

- No me vas a obligar a vivir en tu mundo lleno de reglas absurdas - salgo del despacho y subo directo a mi habitación, Dalila esta apoyada en el borde de mi cama y me mira con culpa.

- Lo siento - murmura-. Papá descubrió todo, localizó tu celular con uno de los de seguridad. Estaba enojadisimo.

Doy un profundo suspiro. - No es tu culpa, le he dicho que me iré de la casa una vez me gradue.

- ¿Qué? Madre mía y ¿como lo ha tomado?

- Como siempre lo hace con furia, Dalila no quiero ser una de esas chicas a las que le insertan el chip de esposas perfectas, madres perfectas y que viven a merced de su marido. No soy esa clase de mujer y papá se niega a aceptarlo.

- Creo que deberías reconsiderarlo.

- ¡No! Me cansé de sucumbir ante mi padre.

- Es que de verdad que estas loca, irte en medio de la noche a un bar, sola y..

- Lo vi.

- ¿Qué? - levanta una de sus cejas.

- Vi al dueño del pañuelo.

- Madre Santa y ¿que sucedio?

- Es el dueño del bar al que fui, su nombre es Giorgio Bonatti, y no se como explicar lo que produce en mi, me siento tan estúpida de querer saber sobre él, de que este intrigada por un hombre de esa manera.

- ¿Es soltero?

- Creo que sí - me encojo de hombros.

- ¿Crees?

- Lo vi junto a dos mujeres en el bar, se ve que es el tipo de hombre que le gusta rodearse de ellas.

- Eso lo resume a un cabron mujeriego. Lo cual es una advertencia a mantenerse alejada de él.

- Por alguna extraña razón, me siento más atraída a él, es como un imán.

- No creo que sea conveniente el que si quiera te acerques a él, no es el hombre que una chica quisiera tener a su lado.

- Da igual - mis palabras disimulan que lo que en verdad quiero, en que si estoy interesadaen él, que capta la atención de una manera sorprendente y que su presencia es tan misteriosa e intimidante que sólo logra lo contrario en mí.

Dalila se devuelve a su habitación, mientras me recuesto en la cama. Me quito todas mis prendas y dejo a un lado mis botas de tacon. Miro mi móvil y encuentro tres llamadas de Leo, acompañadas de un mensaje.

Vaya hombre del que hablabas, no pensé que te referías al jefe, ni yo encuentro palabras para describirlo, Bonatti = Moja Bragas.

Me rio con el mensaje de Leo y sólo le envió una carita feliz.

Toda la semana he tolerado los consejos de moral de mi padre, prácticamente tuve que rogarle para que me dejará ir de nuevo a la Universidad en mi auto.

Leo se ha sacrificado y ha sacado un tiempo libre de su agenda para acompañarme ha hacer algunas compras.

Salgo de la Universidad y llamo a mi padre.

- ¿Alessandra que sucede?

- Te llamaba para informarte que saldré con mi amigo, Leo. Hare algunas compras.

- ¿Leo?

- Es gay, por si te preocupa su compañía. Y quiero ir si no te molesta sin Adriano.

- De ninguna manera - casi lo puedo ver furioso detrás de la linea.

- No iremos lejos - ruedo los ojos.

Pass un breve silencio y vuelve a tomar la línea.

- De acuerdo, del almacén a la casa.

- Por supuesto.

- Muy bien, hablaré con tu madre. Que Adriano pase por tu hermana a las clases de equitación.

- Vale - cuelgo la llamada con mi padre y me coloco en marcha en mi auto, coloco el estéreo mientras suena Love de Lana del Rey.

Sigo el recorrido hasta que me encuentro con Leo en el lugar que acordamos, una tienda de rebajas.

Leo lleva unas gafas de sol azules, y su cabello peinado al estilo  Justin Timberlake. Se que se muere de la curiosidad por que le de detalles acerca de mi encuentro con Giorgio. Papá me había dejado sin teléfono hasta el día de ayer me lo volvió a entregar y mi comunicación era nula con todos.

- Hola conejita playboy rebelde - una sonrisa se dibuja en sus labios y baja sus gafas-. Quiero detalles, sucios si es posible.

- ¡Leo!

- ¿Qué? ¿Que paso en su oficina?

- Nada de que lo que no haya dicho, curó mi herida y ya, hasta que mi padre llamo.

- ¿Eso es todo? ¿No se metieron mano ni nada?

- ¿Oye por quien me tomas?

- Lo siento cariño.Pero es que no estamos hablando de cualquier hombre, es lo más ardiente que ha pisado Venecia, lo más ardiente que hay en el bar.

- Debiste decirme que era tu jefe.

- ¿Cómo demonios iba a saber que se trataba de él? Es decir pensé que se trataba de cualquiera, menos de él, desestabiliza hasta a las piedras.

- ¿Va mucho al bar?

- La verdad no, lo frecuenta muy pocas veces, y siempre que lo hace es en compañía de mujeres, dos, tres, siempre las encuentras a su lado.

- Vaya egocéntrico.

- No las culpo, si fuera mujer lo haría, se le pegan como chicle.

- Dejemos de hablar de él.

- Claro, intenta hacerte la desinteresada. Apuesto a que aún conservas el pañuelo que te dio y te drogas por las noches con su aroma.

- ¿Que clase persona normal haría eso? ¡Dios!

- Ay cariño te sorprenderías de las cosas que he escuchado.

- Mejor mueve tu culo redondo y entremos al almacén.

- No se porque buscas uno de rebajas, cuando puedes comprar en una tienda exclusiva.

- Porque en estos almacenes  encuentras cosas originales que no otra persona usaría. Y me gusta vestirme comoda.

- Vaya que eres rara.

Recorremos el almacén, esta lleno de prendas coloridas y cientos de estampados.  Veo un vestido de lunares al estilo de los sesenta y algo ceñido al cuerpo.

- ¿Qué te parece? - le pregunto a Leo mientras lo tomo en mis manos.

- Lindo,si lo que quieres es ir a un evento de disfraces.

- ¡Que malvado!

- Ante todo la sinceridad cariño.

- ¿Y este? - tomo uno con algunos corazones  coloridos como estampado.

- ¿Eres acaso una niña? Bueno ese no está tan mal. Midetelo.

Doy una sonrisa triunfante y me meto al probador, intento meter mis senos en el, no son tan grandes pero no quiero que se vean apretados.

Miro en el espejo el modelito que he escogido. Perfecto.

- ¿A que está muy bello verdad? - salgo de allí y doy media vuelta como si fuera una niña escogiendo vestido para su primera comunión.

Leo habre sus ojos.

- Si fuera un heterosexual te daba toda la noche y no consejos.

Me carcageo.

- Me lo llevo y puesto.

- ¿Qué y a donde vas?

- ¿Crees que vaya hoy al bar?

- ¿El señor Bonatti?

- Si - sueno obvia.

- No lo sé, ya has perdido la cordura por ese hombre.

- Da igual si va o no, iré al bar por mi margarita.

- ¿Que tu padre no te dijo que de acá a la casa?

- Y yo le he dicho una pequeña mentira.

- Buscas que te desherede ¿eh? ¿Qué hay de los zapatos? Irás con..  - señala mis converse rojos.

- Están perfectos y mejor que los tacones de aguja siete centímetros que algunas manejan.

Llevo cerca de una hora dándole tragos despacio a mi margarita esperando a que ese hombre aparezca y me siento como una estúpida, va en contra de lo que me prometi  de caer en las redes por ningun especimen del sexo opuesto.

- Ya tomate esa cosa - Leo me dice una vez más al ver que paso mis dedos por el vaso de margarita-. No creo que venga.

- La música esta buena - ignoro su comentario -. ¿Crees que consiga parejo?

- Cariño ¿que no tienes espejo en tu casa? Esos de allí llevan mirándote el culo desde que llegamos - señala una mesa en la que hay cuatro hombres reunidos-. Apuesto a que si te levantas,uno de ellos irá directo a bailar contigo.

- Entonces sacaré provecho de eso - me levanto de la mesa y bailo lento al ritmo de la música. Estoy moviéndome sola en un punto, hasta que lo veo atravesar la puerta se direje a la barra se sienta y pide una botella de coñac. Trato de despegar mi vista de él, pero es demasiado tarde me ha pillado viéndolo y me siento una idiota.

Entonces mis piernas me fallan, al igual que mi cordura y empiezo a moverme de manera sensual, al ritmo de Girl Gone Wild de Madonna.

Paso mis manos por mis caderas, por mi cabello y después bajo hasta mis piernas, él solo me mira fijamente, he logrado captar su atención,sostiene el vaso de coñac en sus manos, da un sorbo, y relame sus labios.

Un calor se apodera de mi cuerpo, me devuelvo a la sensación que experimentó  mi cuerpo, con el simple roce de sus manos en mis piernas, mi mente crea todo tipo de imágenes lujoriosas,de la forma en que podría tocarme y besarme.

Me alejo a un punto del bar, un punto algo oscuro y apartado,necesito reponerme de esa sedación que me quema por dentro.

- ¿Que demonios ha sido eso? - paso mis manos por mis cabellos desordenados y en el instante en que me quiero devolver a la barra lo encuentro frente a frente.

Me aprisiona en esa pequeña esquina y me observa detalladamente, me devora con la mirada,una sonrisa se apodera de su perfecto rostro.

- ¿Qué estabas haciendo? - Su ronca voz me paraliza soy como un conejo acorralado.

Tomo fuerzas de donde no las tengo y le respondo:

- Bailar.

- No, me refiero a lo otro. Desafiarme - un brillo misterioso aparece de la nada en sus ojos.

- ¿Desafiarte?

- Creo que sabes a lo que me refiero - pega su cuerpo más al mío, apresionandome con todo su peso-. ¿Buscas provocarme?

Se me es imposible hablar. Odio ese efecto en mi,ese efecto inmobilizador que ejerce en mi sistema.

- Necesitarás más que eso - toma mis manos y las sube hasta mi cabeza, las toma con fuerza apoyandolas a un lado,sujetandolas con sus manos. Siento su aliento recorrer mi cuello, mi pecho y devolverse de nuevo a mi rostro. Estamos a centímetros el uno del otro, nuestros labios están separados por escasos centímetros.
Pero eso dura poco, porque fija los suyos a los míos, me besa con fuerza,con determinación, muerde mi labio inferior, un gemido se escapa de mis labios, introduce su lengua en la mia, quiero tocarlo, quiero sentir su cabello, su espalda, y no puedo porque me tiene a su merced.

- Dime ¿lo has pensado? ¿Has pensado en lo que te dije?

Parpadeo perpleja.

Ofrecerme placer, me ofrece placer.

- No - digo sinceramente.

- ¿Porque? - sus labios vuelven a juntarse a los míos y me arranca un suspiro de los mios.

Madre mía besa como los dioses.

- Porque no se a lo que me enfrente.

- Es sencillo - sus labios bajan por mi cuello, y vuelven a mis labios devorandolos con ferocidad-. Sólo tienes que cumplir tres reglas.

¿Tres reglas? ¿A que se refiere?

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