Deseo Italiano

danielacgalvis द्वारा

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Giorgio Bonatti,hijo de uno de los mayores mafiosos de Italia, heredo el trabajo de su padre,es un experto en... अधिक

Sinopsis
~Personajes~
Fecha de estreno y pequeño adelanto
Aclaración del personaje de Giorgio
CAPITULO 2
CAPITULO 3
CAPITULO 4
CAPITULO 5
CAPITULO 6
CAPITULO 7
CAPITULO 8
CAPITULO 9
CAPITULO 10
CAPITULO 11
CAPITULO 12
CAPITULO 13
CAPITULO 14
CAPITULO 15
CAPITULO 16
CAPITULO 17
CAPITULO 18
CAPITULO 19
CAPITULO 20
CAPITULO 21
CAPITULO 22
CAPITULO 23
CAPITULO 24
CAPITULO 25
CAPITULO 26
CAPITULO 27
CAPITULO 28
CAPITULO 29
EPILOGO
Agradecimientos
Aclaraciones

CAPITULO 1

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danielacgalvis द्वारा

Canción: Sorry - Madonna

Las fiestas nunca han sido mi fuerte, y menos las que organiza mi familia, y es que las fiestas en mi familia no son normales, no hasta que mi padre, se lanzó a la política, antes éramos una familia no tan nombrada en Venecia, pero ahora nuestro apellido se escucha por toda Venecia, el apellido De Santis es ahora el que está en vista de varios venecianos, mi padre es candidato a alcalde y el favorito, siempre que me presento en esas fiestas, lo hago bajo mi segundo apellido Williams el de mi madre, porque todos intentan darme un trato especial al escuchar el apellido de mi padre, él es italiano y mi madre es Norteaméricana, soy más como mamá y es lo que agradezco, ella me comprende, en cambio papá, papá me ve de una forma diferente, me ve como su princesa, y el no comprende esa parte, la parte de que yo no soy una niña.

Por esa razón es que ha organizado una estúpida cena que será dentro de cinco días, y como sus hijas siempre deben resaltar y ser como las princesitas perfectas delante de todos debo hacer el papel de chica buena delate de él, porque en realidad no lo soy, me considero extrovertida, divertida, y aventurera me gusta el riesgo y vivir mi juventud, no me voy aburrir con sus estúpidos consejos y modales de comportarme como una estirada delante de todos, porque no soy ese tipo de chica.

Miro a mi hermana Dalila que esta emocionada por la fiesta, Dalila es menor que yo por tres años yo tengo veintitrés, ella veinte, y es la que más se entusiasma con ese tipo de cosas, cree que conseguirá al hombre de sus sueños, yo lo dudo, mi padre siempre invita hombres maduros, y eso nos reduce a ancianos, hombres de setenta, y otros que ni respirar por su cuenta pueden, octogenarios a punto de dejarle la herencia a su esposa cuarenta años más joven que ellos.

Ato mi cabello rubio en una media cola mientras cae en ondas por mis hombros, aplico un poco de rímel en mis pestañas, y me acomodo ms habituales converse rojas, Dalila las citica todo el tiempo, dice que con mi esbelta figura podría lucir más linda y sexy, a mi me da igual como me vean, es mi estilo y nadie me lo hará cambiar.

- ¡Alessandra vamos retardadas! – grita Dalila, mientras me aplico el lipstik en mis labios, inmediatamente ruedo los ojos, tomo mi bolso de mano, una gafas de sol y las llaves de mi Porsche de los años setenta.

Salgo de la mansión y veo a Dalila frunciendo el ceño, apoyada en mi auto y dando una queja de asco. Odia subirse a el, dice que es anticuado, a mí me parece la cosa más bella del mundo.

- Deja el malhumor – me dirijo a mi hermana mientras esta rodea el auto y sube a la parte del copiloto.

- Solo prende este cacharro para ir a tiempo a una tienda de diseñador.

Suspiro, me meto al auto y giro al llave para encenderlo, mi bebe ruge y dirijo mi mano al estéreo para colocar Sorry de Madonna, mi canción favorita, me meneo al ritmo de la canción mientras conduzco por la carretera directo al centro comercial más cercano de allí.

Aparco en el estacionamiento, y Dalila sale disparada al interior de este. Parece una chica de dieciséis, me equivoco una chica dieciséis sería más madura. Sigo a mi hermana y la veo tomando cuanto vestido llamativo de la tienda ve, mientras yo me siento en un sillón que hay disponible en la tienda, me quito las gafas de sol, me apoyo en mi rodillas y simplemente la observo, parece una lunática por las compras.

- ¡Hey! ¿Qué opinas tetas afuera o tetas adentro? – me muestra dos vestidos color rojo.

- Sea lo que diga, no tomaras mi opinión en cuenta así que da igual – me encojo de hombros porque sé cómo es, una completa necia.

- Puede que mi hombre de ensueño este en esa fiesta.

Me rio con sus comentario.

- ¿El señor Barone? Oh si es un perfecto candidato, millonario, con un viñedo, ojos claros, ah y no olvidemos su edad, setenta.

- No seas graciosa, conseguiré un chico ya verás. ¿Y que haces ahí sentada? Deberías estar buscando un vestido también.

Tomo un mechón de mi cabello y lo giro.

- No me genera importancia.

Mi hermana abre sus ojos incrédula. – Estás loca – dice finalmente mientras se mete al probador.

Miro los vestidos de un lado a otro, unos con brillantes, otros escotados, y entonces veo uno hermoso, es ceñido al cuerpo, blanco y con un hermoso adorno plateado en la parte de la cintura. Nunca me había maravillado con una prenda de vestir, pero esta es hermosa.

Lo tomo en mis manos y miro su talla, perfecto para mí, soy delgada, a veces mi madre me reprende de que debo comer más, pero esa es mi contextura, no es por estética que sea delgada, simplemente no engordo.

Mientras espero a Dalila dejo mi vestido a un lado, ella sale al poco tiempo con el vestido rojo, se le ve hermoso, resalta sus ojos y su cabello rubio, muchos dicen que parecemos gemelas, pero yo tengo los ojos azules más profundos que los de ella.

- ¿Qué tal? - dice acomodándose la parte baja del vestido.

- Luce divino – le doy una sonrisa y ella se sube más el vestido.

- Si lo corto un poco más arriba de la rodilla se verá más hermoso.

- ¿Estás en busca de esposo, novio o un amante de una sola noche?

- ¡Oye!

- Es la verdad ¿porque quieres impresionar mostrando tanta carne? el hombre que te quiera conquistar no se fijara en lo que llevas y eso no le será relevante para saber si eres interesante, si quieres impresionar hazlo con tu personalidad y tu conducta.

- ¿Eres papá?

- No, pero es la verdad. Soy tu hermana mayor y tengo experiencia en eso.

- ¿Y entonces como sabes que es el hombre de tus sueños?

- Los sabes al verlo, es una especie de conexión, electricidad, es algo como si lo que estuvieras viendo en ese instante no fuer real para ti.

- Wow ¿ya lo has visto Alessandra?

- No, pero espero verlo.

Dalia ordena empacar el vestido y yo me meto en el probador, subo el cierre del vestido y me miro en el espejo, luce de infarto y es muy elegante, salgo para que mi hermana lo vea, y ella sol abre sus ojos en respuesta.

- Joder, luce hermoso, Wow.

Oh si este bebé y yo haremos muchas cosas ese día.

- Me lo llevo – le digo a la empleada, esta lo empaca y lo pagamos.

Salimos del centro comercial, veo en mi móvil cientos de mensajes y unas once llamadas de mi padre, esta cabreado porque hemos salido sin Adriano nuestro guardaespaldas.

- Mierda - mascullo entre dientes, ya se la charla de seguridad que mi padre nos dará, o en mayor parte me dará a mí por considerarme la hermana mayor y rebelde.

- ¿Es papá? – pregunta Dalila, asiento y ella pasa su dedo por su cuello simulando que nos matara.

Suspiro y me pongo en marcha de vuelta a la mansión, llegamos y lo veo en la entrada discutiendo con el jefe de seguridad. Sus ojos se fijan en los míos.

- Alessandra Marie De Santis Williams – me llama por mi nombre completo y yo me quedo firme como si fuera un soldado.

- ¿Si padre?

- ¿Si padre? – imita mi voz y sube una de sus cejas-. ¿Dónde mierdas estaban ambas?

- En el centro comercial, estábamos...

- Y se largan sin seguridad, cuantos depravados no hay afuera, cuanto peligro... – sigue hablando de la inseguridad y de un tal hombre apodado "El terror de Venecia" dicen que es un mafioso, otros que es un asesino en serie, yo creo que es un mito.

- Papá, te prometo que la próxima vez saldremos en compañía de Adriano.

- Ya no creo en tus promesas, adentro, y fin de la discusión – espeta furioso, se acomoda la corbata y ordena que preparen su auto para irse a reunir en la alcaldía.

Salgo del auto y señalo a Dalila con mi dedo. – Es tu culpa.

- ¿Mía? – levanta una ceja y me mira con asombro-. Tú también estabas animada con escoger ese vestido – bufa.

Le hago una seña con un puño cerrado como si le fuera a propinar un golpe. Sonrío y la abrazo.

- Pulga – la abrazo tan fuerte que ella simula toser.

- Aléjate rubia, me quitas mi belleza.

Me carcajeo.

- Entremos – los chicos nos ayudan con las únicas bolsas de compras y las entran a la mansión.

Han pasado los cinco días para la dichosa fiesta familiar, miro a través de mi ventana las personas con sus esmóquines, sus corbatas, sus vestidos de gala y meneo m cabeza de un lado a otro en negación, me niego a bajar a esa ridícula cena.

- ¿Ya están listas? – la voz de mi madre resuena mientras la veo apoyada en el marco de la puerta.

- Si mami – Dalila se acomoda sus zapatillas y pasa sus manos por su cabello perfectamente peinado en un moño de bailarina.

- ¿Y tú Alessandra? – mi madre me mira mientras aun sigo pegada en la ventana.

- Claro, bajemos al circo – digo sarcásticamente.

Ella hace una mueca de disgusto pero sabe cómo me irritan estas cosas, así que solo se limita a decir:

- Su padre dice que no se separen de la mesa del centro – acto seguido sale de allí y nos deja de nuevo solas.

- Vamos Alessandra – mi hermana me ofrece su mano, me acomoda las ondas en mi cabello rubio, y me da una sonrisa cómplice-. Vamos por unos buenos hombres.

Bajamos los escalones de la mansión y salimos al enorme jardín que se ha convertido en el salón de invitados, nos dirigimos a la mesa central, veo a mi padre hablando con unos cuantos políticos, ni siquiera presta atención cuando nos sentamos, me irrita que solo tenga en sus pensamiento ganar las elecciones y se haya olvidado de que piensa su familia, de como estamos o si quiera ¿cómo están los estudios?, observo a Dalila ella está concentrada en su móvil testeando posiblemente con una amiga, mientras mi madre esta hablando con mi abuela de la decoración. Me levanto de la mesa enojada y me dirijo a la parte en la que se dispuso como mini bar.

- ¿Que desea señorita De Santis? - me pregunta el mesero-

- Champagne rosa – sonrió y él saca una botella la vierte en una copa, me dispongo a beberla de un solo tirón.

- Vaya.. nunca había visto tal cosa en una dama – una voz gruesa resuena a mis espaldas, giro mi vista y veo a un hombre, esta vestido de manera elegante, totalmente elegante, detallo cada parte de su cuerpo, es alto, cabello rizado, no mucho, ojos azules claros, una barba perfecta que encaja en de maravilla en su mentón, y un aroma tan varonil, una mezcla entre madera y vainilla.

Mi boca es incapaz de pronunciar alguna palabra he quedado tan anonadada de tanta perfección junta de esa figura tan imponente y misteriosa que solo le dedico una sonrisa.

- Debería probar coñac, es un poco más fuerte pero es excelente – sonríe y sus dientes crean una sonrisa perfecta en sus carnosos labios.

- ¿Tal vez le gustaría demostrarme que tan fuerte es el sabor de esa bebida?

¿Qué estás diciendo Alessandra?

Una sonrisa se crea en su rostro y vuelve a hablar:

- A mí me gusta demostrar otro tipo de cosas, una botella de coñac por favor – le pide al mesero quien la saca, junto a dos vasos de vidrio-. Si no es mucha molestia me gustaría servirla yo mismo.

- Por supuesto

Madre mía que hombre tan varonil, eso es lo único que pienso en ese instante.

- ¿Podría saber su nombre?

- Alessandra Williams – respondo rápidamente.

- ¿Es la hija de De Santis? ¿Verdad?

- Bue..

- ¿Por qué se presenta con el apellido de su madre?

Bueno esperen ya sobrepaso los limites ¿que se cree preguntándome que hago o no?

- Mis razones tengo, no me gusta que me traten como la princesa de papá.

- ¿Y acaso no lo es?

- ¿Perdón?

- Digo, una familia tan adinerada, un hombre tan renombrado en la política, debe cumplir cada uno de sus caprichos.

- No soy una niña – me levanto de la silla furiosa, dispuesta a dirigirme a la mesa.

- ¿No degustara el coñac?

Me devuelvo, bebo el vaso de un solo sorbo, y siento como me quema la garganta, toso descontroladamente.

- Esa no es la forma de tomarla – ríe y me ofrece un pañuelo para secarme con el.

- No necesito su ayuda – espeto furiosa-. ¿Le gusta impresionar a las mujeres o qué?

Una sonrisa se dibuja en sus labios. – No soy un hombre que alardee al igual que su padre de que tengo o no tengo, me remito a las acciones solamente.

- ¿Ahora critica a mi familia?

- Yo sólo analizo lo que las personas demuestran y tomo eso a mi favor. Buenas noches señorita De Santis – se retira de allí con el vaso en sus manos y veo como se aleja hasta el fondo de las mesas. Jamás en la vida lo había visto, y sin embargo me ha dejado sin palabras, jamás me había paralizado delante de la presencia de un hombre así.

Pero ¿Quién es? ¿Cuál es su nombre? Miro detalladamente el pañuelo que me ofreció. Las iniciales GB están grabadas en el. 


No te olvides de comentar, que tal te ha parecido el primer capitulo de nuestro Giorgio

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