Saqué mi móvil al escuchar la videollamada.
- ¡Hola cielo!
Observe a mi hija de cinco años saludar a la cámara mientras su abuela sujetaba el teléfono.
- ¡Mamá!
- Hola cariño, ¿lo estás pasando bien?
Ella asintió y su abuela habló.
- Solo quería verte a ti y a mi hijo -dijo con su característica dulce voz- ya hemos aprendido rumano por hoy.
- ¿Si? ¿Y has leído español?
Ella asintió.
- Te echo de menos cariño -dije a la vez que Scarlett aparecía por mi espalda.
- ¡Hola princesa! -dijo saludándola mientras apoyaba su barbilla en mi hombro.
- ¡Tía Scar!
Ambas hicimos el mismo sonido de dulzura ante mi hija.
- ¿Estás cuidando de tu hermanito?
- ¡Si, pero está durmiendo! ¿Y papá?
- Cielo, está apunto de salir. ¿Quieres que lo busque?
Sebastian y yo estamos en una convención en San Diego, a la que Marvel prácticamente nos habían obligado a asistir pese a tener un recién nacido en casa, por lo que tuvimos que dejar a nuestros hijos con la abuela Stan.
- No hace falta, tu papi viene -dijo Scarlett.
Giré el móvil para que viera a su padre venir a mi, que puso la cara que siempre ponía para hacer reír a nuestra niña.
- ¡Papi!
Scarlett desapareció y yo apunté la cámara a Seb y a mi.
- Hola mi princesa, ¿Cómo estás?
- ¡Te he hecho un dibujo!
- Es el ojito derecho de papá -dije con una sonrisa.
- También tengo este para ti, mamá.
Me enseñó algo... abstracto.
- Es precioso, cariño.
- ¿Has cuidado de tu hermano? -dijo Seb rodeándome la cintura.
- ¡Si! La abuela y yo nos hemos ido de paseo con él.
- Muy bien -replicó él con una sonrisa- te echamos de menos.
- ¿Cuando venís?
Miré mi reloj y respondí.
- Enseguida vamos al aeropuerto cariño, llegaremos cuando estés durmiendo.
- Pero papá te despertará -dijo mi marido.
- Vale, me voy a pintar.
Prácticamente salió corriendo, huyendo de la cámara, provocándonos una risa a los tres.
- Me alegro de veros bien, hijo. Voy a vigilarla, nos vemos esta noche.
- Adiós, mamá. Te quiero.
- Y yo a ti, hijo.
Colgué la videollamada y le rodeé el cuello a Seb, mientras él me acariciaba la espalda y me daba un beso en la nariz.
- ¿Vamos a casa?
- Vamos -dije poniéndome de puntillas para besarle.
- Oh, parar ya, melosos -gritó Evans provocando que le siguiera Mackie.
- Me dais ganas de vomitar.