Estaba tumbada con el brazo cruzado en la cara cuando escuché cuando alguien llamaba a mi puerta.
Lo ignoré.
Hasta que comenzaron a golpear la puerta sin parar.
- ¡Ya voy, ya voy, ya voy!
Abrí la puerta a un muy pesado Holland.
- Tom, está es mi habitación. La tuya es la de al lado.
- ¿Has roto con Elizabeth?
- ¿Pero a ti que mas te da? -dije comenzando a cerrar la puerta.
Pero su pie se interpuso.
- Primero de todo porque las dos sois mis amigas y segundo porque salimos en el programa en dos horas y Elizabeth está llorando en el callejón del hotel.
- ¿Qué? ¡Los paparazzi la van a ver!
- Parece que eso no le importa. ¿Qué le has hecho?
- ¡No le he hecho nada! Todos sabíais que lo nuestro no iba bien, así que lo terminé de forma pacífica.
- Pues está histérica.
- Si llora por mi no creo que sea la mejor idea que vaya yo, díselo a Hiddleston.
- ¿Quién te crees que está ahora con ella? Mira solo te pido que hagas que entre.
Gruñí.
- Está bien.
Cogí la tarjeta de la habitación y salí por la puerta trasera del hotel, inmediatamente Hiddleston y Tom me dejaron sola con ella.
- Eli...
- No, déjame en paz.
- Y lo haré, una vez que te metas dentro.
Ella me miró ofendida.
- ¿Eso es todo lo que te importa, paparazzi?
- Lo hago por tu bien y por el de la película.
- ¿Acaso nuestra ruptura te ha dolido? -dijo entre lágrimas.
Noté el nudo en mi garganta.
- Me ha dolido muchísimo, sabes lo mucho que te amaba y que lo sigo haciendo. Pero esto no era sano para ninguna de las dos.
- ¡Porque no quisiste volver a intentarlo!
- Elizabeth, vamos dentro...
- ¡No! ¡Dijiste que el tiempo que nos separaba entre rodajes te dolía, pero cuando conseguimos una película juntas, seguiste con esa misma actitud!
Miré al suelo con lágrimas en los ojos, incapaz de responderle.
- Dime que te hizo cambiar de opinión porque no lo entiendo.
Me encogí de hombros, sin mirarla.
- Simplemente dejé de querer intentarlo, eli... no podía hacerlo mas. Estaba quemada.
- ¿¡Y no se te ocurrió pensar en lo que me hacías a mi!?
- Esto también es por el bien de las dos...
- Créete tu sola tus mierdas, porque yo no me creo nada.
Y diciendo eso, dio un portazo a la puerta metálica trasera del hotel y entró.
Me agaché y solté el aire junto a las lágrimas que había aguantado.
Pronto noté la mano de Hiddleston en mi hombro.
- Has hecho bien, cielo. De verdad. Vamos dentro.
Cogí su mano y tras darme un corto abrazo, me acompañó a mi habitación.