Ojos del anochecer

بواسطة MaribelSOlle

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[Ya a la venta] TERCERA ENTREGA DE LA SAGA DEVONSHIRE Karen Cavendish era oscura,misteriosa e intrigante; inc... المزيد

En breve...
Descripción
Prólogo
Capítulo 1- Primeras impresiones
Capítulo 2 -Los Peyton
Capítulo 3- La atracción del peligro
RETIRADA
Curiosidades-Spoiler

Capítulo 5-Beldades problemáticas

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بواسطة MaribelSOlle

Hola hola!! en la foto Lady Nowells... 


-Definitivamente me niego en rotundo a entrar a esa habitación así vestida...o más bien desvestida, ¿ que pensará Lord Raynolds? Conociéndole pensará que sólo busco una noche de diversión y nada más lejos de la realidad-se quejo Lady Catherine Nowells en el penúltimo día de su estancia y, la de todos los invitados,en la mansión de los Pembroke. 

-Es lo único que puedes hacer, a tu amorcito no le van las mujeres remilgadas y decorosas, debes demostrarle que eres arriesgada y atrevida, saca a la Catherine que llevas dentro y borrále de su mente la imagen de niña que tiene de ti, y si llegara a suceder alguna cosa...entonces sería la ocasión para atraparlo...nosotras estaremos al otro lado de la puerta y si gritas " qué angustia" sabremos que es la señal para pillaros in fraganti.Si eso ocurre, no tendrá escapatoria, deberá casarse contigo. -explicó Lady Towson ante la mirada angustiada pero cada vez más convencida de Lady Nowells. 

-Es cierto Catherine, tienes que coger las riendas de esta situación, no puedes seguir esperando que el hombre que amas te mire sin saber si algún día tendrás oportunidad de estar con él...estás dejando pasar maravillosas oportunidades por él...debes terminar con esa incertidumbre- animó Karen, que se sentía aliviada después de que su cuñado no la hubiera delatado frente a su hermana, aunque no le había quitado ojo en todo el día y tan sólo en la recámara de su amiga Lady Nowells la había dejado tranquila. 

-Mira a mi hermano y a Gigi, lo han arriesgado todo por amor, tú tan sólo tienes que esperarlo en su recámara...y Dios dirá...además tengo entendido que la fama de Lord Marcus no lo persigue hasta el punto de propasarse con jóvenes casaderas, a pesar del incidente de Lady Margarett Trudis ,por supuesto...que al final resultó ser todo una calumnia. No creo que se atreva a intentar algo contigo, pero podrás aclarar tus dudas.- añadió Lady Peyton sin mover sus facciones húngaras que a veces parecían de porcelana.

-Está bien... está bien... me habéis convencido...no sé qué clase de agrupación hemos formado pero deberíamos ponernos un nombre...-intentó bromear la castaña mientras estrechaba un poco más el nudo de su bata satinada. 

-Beldades problemáticas...-repuso de pronto Karen.

-¿Cómo?- torció el gesto Lady Diana Towson. 

-Sí, podemos llamarnos las beldades problemáticas...

El sobrenombre hizo reír al resto de las damas, una risa un tanto truncada cuando vieron que el reloj marcaba las once, en tan sólo veinte minutos Lord Marcus Raynolds estaría en su alcoba; tal y como habían estudiado en los últimos días,  siempre se encerraba a esa hora aunque luego volviera a salir. 

La castaña de ojos azules cogió aire y aunque con los ojos empapados por la tensión, empezó a andar de forma clandestina con el resto de las beldades problemáticas siguiéndole los pasos a través de los pasillos.Cuando llegaron a la puerta de roble de la estancia en cuestión, ninguna habló pero sus miradas fueron cómplices y Catherine no tardó en adentrarse al lugar. 

En cuanto entró en el lugar prohibido, en la madriguera de ése villano de Lord Marcus Raynolds notó como el ambiente estaba cargado de su aroma, su aroma varonil y fresco aunque con unas notas amaderadas. Aspiró el aire haciendo que éste llenara sus pulmones y por un momento soltó una pequeña risa enmudecida al creerse ella misma una psicópata. Había estado vigilando los pasos de Marcus por años, lo conocía a la perfección, des de las sombras lo había estudiado y conocía sus costumbres y hasta sus manías. Y ahora, allí estaba ella, en medio de su habitación después de colarse en medio de la noche a escondidas y, por si fuera poco, se deleitaba con cada nota de su perfume varonil o con cada pieza de ropa que podía ver.Definitivamente, era una loca debajo de esa apariencia de sensatez y bondad.  

En algunos momentos de su vida , se había planteado si era amor o simplemente una obsesión lo que sentía por ese caballero, si es que podía ser nombrado así;no obstante, su recuerdo se había quedado pegado a su piel y a su mente des del momento en que Marcus la salvó de ahogarse en ese río helado cuando ella tan sólo tenía trece años. 

¿Cómo lo esperaría? ¿Sería mejor que se quitara la bata y se tumbara encima del lecho tal y como Dios la había traído al mundo? ¿O sería más sutil sacarse el cinturón de la misma y dejar la tela holgada de manera que se pudiera entre ver su desnudez? Finalmente, optó por la segunda opción y se deshizo del cordón azul para dejarlo reposar sobre el manto negro que cubría el lecho. 

Unos pasos se acercaban y su cuerpo se tensó, pero éste aún se tensó más cuando oyó que no eran dos pies los que andaban en su dirección sino cuatro. Y si su sentido del oído le era certero,una voz femenina acompañaba a la de Marcus.

Las cómplices de Catherine se habían rezagado en un rincón del pasillo ,un tanto lejos de la luz, pero lo suficiente cerca como para observar a la habitación en la que había entrado su amiga, a la espera de que Lord Raynolds apareciese. Todos sus proyectos y sus esperanzas fueron ahogados en cuanto vieron al duque de Doncaster acompañado de una mujer bastante resuelta y receptiva a los besos y caricias que el mismo le estaba regalando. Quizás sus ojos castos vieron más de lo que debían ver cuando vieron al famoso libertino empujar a la mujer con tanta pasión y ansias hacía el interior de su alcoba que incluso ellas mismas desearon por un instante estar en su lugar, no porqué les gustara ese cretino sino para poder sentir por un momento que era aquello que llamaban pasión;a Karen , la situación, sólo le recordó a Asher y deseó verlo sin saber por qué. 

Tras el colapso instantáneo entre las debutantes, se preocuparon por Catherine y se preguntaron si presenciarían algo tan horrible como que fuera descubierta por ambos amantes, sin embargo, no escucharon ni vieron nada y, creyeron, correctamente, que se habría escondido. 

-Marcus... Marcus...- agonizaba de placer la mujer al tumbarse sobre el lecho en el que el duque la había depositado con demasiada habilidad y erotismo mientras éste besaba cada rincón de la dama con frenesí, rozándola con su barba y penetrándola con sus ojos pecaminosos, que a veces parecían azules y otras grises. 

Lady Nowells había conseguido esconderse en un amplio armario en el que a penas había ropa mas no podía escapar de lo que se estaba viviendo en esa estancia; lo vio, lo escuchó y lo sintió. A veces se sintió dolida otras extrañamente acelerada, sobre todo cuando el duque dejó a la vista su torso y algo más que eso acompañándolo de un movimiento frenético que Catherine desconocía que existiera. 

Finalmente, todo terminó pero la joven escondida a penas podía controlar su respiración, no sólo por lo que acaba de contemplar sino por el miedo de ser descubierta. 

-Puedes irte-ordenó Lord Raynolds que se había levantado a servirse una copa de whiskey. 

-¿Estás seguro que no quieres que me quede?- insinuó la dama con voz melindrosa recogiendo su ropa y volviéndose a vestir y fue en esa acción en la que la mujer encontró un cinturón satinado de color azul que, evidentemente, no era suyo. Y que por la tela, debía pertenecer a una noble de alta cuna. 

-Vaya, vaya...tu sed es insaciable...- se burló la pelirroja tirando el cordón añil sobre el manto del duque haciendo que éste reparara en él - ni las nobles de alta alcurnia pueden resistirse a ti...

Marcus cogió el satén entre sus manos y reconoció las iniciales que había bordadas al extremo de la tela "C.N", inmediatamente frunció el ceño y pasó su vista por la habitación hasta dar con la puerta de un grande armario entre abierta. 

-Está bien yo ya me voy, hasta otra...y espero volver a repetir...-se despidió la amante satisfecha abandonando el lugar. 

-Ya puedes salir.- dijo sin más el duque de Doncaster mirando hacia esa puertecita de la que salió un pie blanco acompañado de las telas más finas y caras que había en el país, nada que ver con la dama que acababa de irse. 

Lady Nowells tembló, no era como lo había imaginado, sabía a lo que se arriesgaba al ir a ése lugar de esa guisa pero no esperaba tener que presenciar tal escena y mucho menos soportar la vergüenza de reconocer que lo había visto todo. Salió de su escondite con la cabeza baja, ya no por las circunstancias sino por la desnudez del hombre que tenía delante. 

-¿Se puede saber que está haciendo en mi recámara Lady Nowells?-demandó el caballero  -¿No fui lo suficientemente claro cuando se presentó en mi casa el año pasado? Por lo que sé su padre la mantuvo encerrada por un largo tiempo cuando supo de su insensatez y por lo que veo me veré obligado a volver a avisarlo...

-¡No!-exclamó Catherine levantando su mirada transparente y ahogada en lágrimas controladas enfrentándose a la de ese amor que tanto había soñado- No soy una niña a la que tiene que delatar a su padre...-El duque la miró de arriba a abajo, ciertamente había cambiado mucho des del día en que la salvó de ser ahogada, sus caderas se habían ensanchado y sus pechos habían aumentado considerablemente así como sus labios se habían vuelto más carnosos y sus ojos parecían más grandes, no así sus pestañas, que seguían igual de largas y espesas como siempre. - Y haga el favor de taparse- añadió queriendo parecer autoritaria con unas mejillas sonrojadas que la delataban. 

Sin saber el motivo, el duque obedeció y cogió una de sus batas de seda negrasque a la joven dama le pareció aún más sensual que la desnudez que antes había contemplado. El duque, era un hombre de más de treinta años y aunque se veía más desgastado que Edwin por sus noches de desenfreno, conservaba su figura y su áurea magnética condenadamente sexual y delirante. A pesar de ello, ella veía más allá y se filtraba por las hendiduras de sus pupilas,encontrándose de vez en cuando con el verdadero hombre. 

-Bien, ¿contenta? ¿y ahora puedo saber el motivo que la ha traído hasta aquí? ¿No me dirá que disfruta viendo cómo...?

-¡Noo!¡Por supuesto que no!-contrapuso horrorizada sin saber muy bien qué explicación dar-supongo que tan sólo quería demostrarle que...que siempre lo he amado y que ya no soy una niña, que soy una mujer...-habló sin tartamudear dejando caer su bata azulada sobre sus tobillos y mostrándose al hombre que tenía delante que la miró como si fuera la primera vez que hubiera visto a una mujer. 

El duque observó a ese cuerpo blanco e inmaculado y tragó saliva, ¡por Dios que ya no era una niña! Se acercó como el tigre se acerca a su presa,mientras ésta se estremecía al sentir la mirada de su depredador sobre ella, estaba lista, estaba lista para lo que fuera...sin embargo, lo que ocurrió la desorientó. El tosco duque recogió la bata de sus pies ,no sin rozar su piel intacta, y se la volvió a colocar, un acto que excitó más a Lord Raynolds que todos los corsés que había quitado. 

Las orbes de Catherine temblaron ante las del duque buscando en su interior una explicación, veía deseo en su faz , sin embargo no lo veía reaccionar. No la tomaba como tomó a esa mujer hace unos instantes. ¿A caso ella no era suficiente para él?

-¿A caso no te gusto? ¿Es eso? He visto lo que has echo con esa mujer, ¿no te gustaría hacerlo conmigo?- interrogó con toda su inocencia provocando en el destinatario de sus palabras una oleada de posesión ante la pieza que tenía justo a dos centímetros de él. 

-Ni que me pagaran haría algo semejante contigo...-se sinceró Marcus haciendo que el interior de la joven se rompiera en mil pedazos, vio cómo se rompía, podía escuchar el crepitar de su alma desvaneciéndose para luego echar a correr y cerrar la puerta con un estruendoso portazo tras ella- ...tú mereces mucho más- terminó la frase en la soledad y cortándose con el vaso que había roto entre sus dedos, unos dedos que habían escogido ensangrentarse antes que corromper a Lady Catherine Nowells.   






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