POV' Lauren.
Apenas era martes, pero ya quería que fuese fin de semana.
Los pocos rayos del sol se colaban por la ventana, alumbrando escasamente la habitación de mi Nana, en donde había dormido anoche después del largo día de ayer. No me quería levantar; mis ojos pesaban, mi cuerpo dolía debido al cansancio《Yo solo quiero dormir》Di una vuelta en la cama, dándome cuenta que Ana no estaba.
Mis pensamientos volaban, iban de aquí para allá. Al menos ya tenía claro lo que quería, y eso, era el divorcio. Mi hermano Chris es abogado, así que le dejaré todo a su cargo.
-Niña, Lauren, es hora de levantarse. Debemos pasar por el departamento antes de que se vaya a trabajar- dijo mi Nana entrando a la habitación -Camilita la debe estar esperando...- susurró con una risilla y cerró la puerta antes de que una almohada le alcanzara la cabeza《No sé qué pretende》Con algo de pereza, yendo hacia el baño para hacer mi aseo personal lo más rápido posible, salí vestida para enfrentar un nuevo《y espero que mejor》día.
Salí al living donde Ana ya tenía un desayuno listo para Marcus.
-Buenos días- dijo éste.
-Marcus, seguramente no recuerdas mucho de ayer, entiendo que estabas bajo influencia del alcohol, pero eso no justifica tus actos. Estás extraño, ya no eres el mismo- fui directo al punto.
-Puedo explicarlo... Puedo cambiar-
-No- dije firme -Así cambies, las cosas entre nosotros han estado rotas desde antes de casarnos. Busca un abogado, porque empezaré con los trámites del divorcio, y es mejor que no lo pongas más difícil- parecía que el sol le había dado un beso en la cara, puesto que se puso rojo de la furia.
-¡Te he dicho que te saques esa estúpida idea de la cabeza!- se levantó de la mesa, arrastrando el plato y el vaso con el brazo hasta hacerlos caer al suelo, donde se quebraron. Hizo el amago de acercase a mi, pero la voz de Ana lo detuvo -¡Tu cállate, vieja!- le gritó.
-¡No, tu cállate!- le dije con firmeza -No hay nada más que hablar. Todo lo que quieras comentar de ahora en adelante, lo harás con Chris- acto seguido, Ana y yo salimos de aquel departamento, esperando no volver más.
-¡Espera, Lauren, LAUREN!-
《A partir de ahora, las cosas serán diferentes entre nosotros》
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Justin es el hijo del portero del edificio. Un chico amable y cordial, que se había quedado emocionado cuando le dije que podía manejar mi auto. Un pequeño favor le pedí al joven adolescente, llevar a mi Nana por la compras《Un chiquillo con afán de Dominic Toretto conduciendo un Tesla por las calles de Miami y con una señora con más de 50 años de copiloto... Sip, la mejor decisión》Subí por el ascensor con una sensación indescifrable en el estómago, cómo un mal presentimiento. Mis ansias subían tan rápido cómo los números rojos de aquél espacio reducido. Cuando logré abrir la puerta, no sé por qué esperé recibir el mismo abrazo que me dio Camila la última vez que dormí fuera《Fue una sorpresa》sin embargo, aún fue una sorpresa para mi lo que encontré dentro. Camila estaba con su pijama de bananas sentada en el suelo, su espalda pegada a la pared y su costado izquierdo al gran ventanal de vidrio; parecía ver algo en el cielo.
-Hey- saludé, haciendo notar mi presencia adaptando la posición de ella en el suelo. Camila no despegó su mirada del cielo, estaba cómo ida -¿Camila?-
-Me prometiste que estaría bien... Que no me pasaría nada- susurró. Mi corazón se aceleró al escucharla, alertando todos mis sentidos.
-¿Qué pasó?- pregunté tratando de no alterarme.
-No ha pasado nada, Lauren- contestó una voz desde la cocina, haciéndome sobresaltar.
Normani estaba inclinada sobre el mesón de la cocina, vestida de manera casual y con una taza de café en mano. Posó la taza sobre el mostrador y se dirigió a mi. Sus ojos conectando con los míos.
-¿Qué haces tú aquí?- pregunté mientras me levantaba. Normani tenía una expresión seria en su rostro.
-Te dije que no quería estar sola- respondió Camila, despegando sus ojos del ventanal. Fue ahí donde me di cuenta de las bolsas bajo sus ojos y la irritación de éstos.
-¿No... No dormiste?- pregunté incrédula -¿Pero..?- no me dio tiempo de seguir con mis preguntas porque la morena ya se había levantado, corriendo hacia mi habitación. Traté de seguirla, pero una mano tomó mi brazo por la fuerza, deteniéndome.
-Déjala, ahora que estás aquí, es mejor que duerma un poco- ordenó mi mejor amiga.
-Normani, ¿qué está pasando? No entiendo nada-
-Vamos a sentarnos- una vez sentadas, empezó a explicar la situación -Camila me llamó a las 3:00 de la madrugada, no sé cómo consiguió mi número, pero el caso es que ella estaba llorando, me suplicó que viniera- narró -Esa chica no durmió en toda la noche, Lauren. Por lo que he visto y escuchado, creo que tiene un post trauma; tiene pesadillas que la atormentan por la noches ¿cómo es que no lo notaste?- me dijo en tono de regaño.
-Yo... Yo no sabía, de verdad. Desde que duerme aquí, no he escuchado alguna queja. Además, ella duerme arriba y yo aquí en el sofá- expliqué rápidamente.
-Supongo que el cambio de ambiente le afectó o quizás siempre ha tenido estás pesadillas, solo que cuando duerme sabiendo que hay alguien en el mismo entorno que ella, desaparecen- comentó pensando -Ella tiene problemas-
-No la veas cómo una loca, por favor- respondí en tono fuerte, tensando la mandíbula con furia y apretando los puños. Miles de pensamientos inundaron mi cabeza al imaginar a Camila teniendo un problema psicológico, Normani quizás la hará alejarse de mi o llevarla a un psiquiátrico, no lo sé, pero la la idea de saber que no puedo ayudarla o que simplemente se aleje de mi, me destroza. Me hace sentir una extraña sensación de desapego.
-No estoy diciendo eso, Lauren, simplemente estoy diciendo que Camila aún tiene cicatrices abiertas de un pasado tormentoso para ella. Algo la está inquietando y debemos descubrir qué es; no solo el motivo de sus pesadillas...- explicó con más calma.
-¿A qué te refieres?- Normani me miró cómo si tratara de decirme algo, pero se quedó en silencio.
-Debo irme- anunció levantándose del sillón -Hoy hay un desfile en Cuavo Verde, las quería invitar, pero visto las circunstancias... Es mejor que cuides de ella- ambas miramos en dirección a las escaleras -Adiós- dicho esto, se retiró.
Eché otra vista hacia las escaleras, con las ganas de subir e investigar más a fondo los sentimientos de las castaña, pero sobretodo, para saber su estado emocional el cual me preocupaba a un nivel máximo.
Solté un suspiro de estrés. Caminé a la cocina e hice el desayuno, o al menos, eso traté.
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Narrador Omnisciente.
Dinah Jane Hansen es una mujer de 24 años; dueña de una tienda de ropa llamada "Jenes", la cual abrió con el dinero de la herencia que le dejó su abuelo. Es una tienda pequeña, pero debido a la cantidad de ventas y buenas críticas que ha tenido de sus clientes, se ha descubierto a la joven diseñadora. Dinah, quién estudió diseño de modas y asistió a varios cursos de modelaje, ha estado esperando una oportunidad cómo ésta desde que se interesó en el mundo de la moda. Su estilo extravagante pero al mismo tiempo innovador, ha despertado el interés de varios diseñadores de un nivel medio, aunque algo es algo ¿no?
Rubia, con buenas piernas y una personalidad especial, esa es Dinah Jane, quién ahora está presentado un pequeño desfile en un centro comercial para promocionar su marca y sobre todo, para que el mundo sepa que su talento va más allá de lo normal y básico.
-En breves momentos se presenciará un desfile de modas, patrocinado por mi gran amiga, Dinah Jane Hansen- señaló el organizador de eventos y dueño del centro comercial, Louis Tomlinson. Seguido de esas palabras, se escucharon unos aplausos -Debo decir que es el primer desfile de ésta señorita; también, el primer desfile que se presenta aquí en Cuavo Verde, espero que sea de su agrado y no olviden pasarse por la tienda de mi amiga Dinah, "Jenes" quien tiene una variedad increíble en ropa para damas ¡y caballeros!- soltó un pequeño grito de emoción -¡Mi traje incluso es de ahí, ella misma lo hizo! ¿no está fabuloso?- el público soltó una pequeña risa y después aplaudió cuando Louis bajó de la pequeña pasarela.
Había al menos unas 100 personas en aquel lugar, esperando el dichoso evento.
-Muchísimas gracias de nuevo, Louis. Te debo una grande- abrazó la rubia a su amigo.
-No te preocupes, querida, cuando seas famosa, espero mis trajes gratis- rió -Ahora, muévete- empujó a Dinah por detrás de las cortinas del escenario.
10 modelos femeninas y 4 masculinos se verán encima de la pasarela ese día y Dinah, quién estaba emocionada, corría de un lado a otro en ayuda de los modelos, inspeccionando los trajes en busca de cualquier imperfección.
-¡Dinah!- llamó una de las modelos -¡Tenemos un problema, Angie se torció el tobillo!-
-¡¿QUÉ!?- exclamó la rubia, yendo hacia su modelo quien se retorcía un poco en una silla con una bolsa de hielo en su pie derecho.
-Lo siento, Dinah... No podré salir, de verdad, lo siento mucho-
-No te preocupes, Angie- suspiró, dándole una mirada a la chica.
¿Qué haré, qué haré? Era lo que se preguntaba la joven diseñadora. Faltaban pocos minutos para comenzar el desfile y a ella le faltaba una modelo.
-Puedes hacerlo tu- sugirió su amigo.
-¿Estas loco?- preguntó incrédula.
-¿Por qué no? Es decir, has modelado en diversas ocasiones- se encogió de hombros.
-No puedo hacerlo, Louis- suspiró pasando los dedos por su cabello -¿Dónde consigo otra modelo? Dios ¡esto es un desastre!- exclamó frustrada y con ganas de llorar. Su oportunidad de que una empresa famosa patrocinara o comprara sus diseños estaba en riesgo.
-¿Y... por qué no simplemente suben 13 modelos?- preguntó Louis. Dinah le dio una mirada de muerte -Está bien- dijo algo asustado.
La rubia dio una pequeña asomada al público a través de las cortinas, la multitud miraba ansiosa la pasarela, esperando impacientes. En una escaneo rápido, divisó a alguien entre el público, sonrió con gracia y alivio; Normani Kordei estaba de pie cerca de la pasarela entretenida con su teléfono celular. Al parecer, una bombilla se vio encima de la cabeza de la rubia. Ella tenía una idea.
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Por otro lado, Normani pensó en no ir al dichoso desfile unas cuantas veces mientras conducía su auto. Cuavo Verde no es que quedara muy cerca que digamos; a demás, no pudo dejar de pensar en aquella chica. Camila Cabello. Y las cosas que le había confesado anoche. Nunca creyó que una persona tan inocente y dulce cómo Camila, haya sufrido y vivido esas cosas horribles. También se sintió culpable por no habérselas dicho a Lauren, quien es su mejor amiga, pero cómo psicóloga, debía respetar el código de su trabajo y ética profesional. No podía revelar esas confesiones a alguien más porque a partir de ese momento, Camila ahora era su paciente.
La de piel oscura sabía que estaba en medio de dos mentes totalmente diferentes, pero con corazones iguales, porque parecían vacíos, no obstante, eso no le impedirá ayudar a sus dos amigas.
Cuando llegó al centro comercial, la verdad es que no se esperó ver a tanta gente, aún así, sonrió orgullosa por Dinah, quien a pesar de no conocerla desde hace mucho e intercambiar unas que otras palabras cada vez que la morena iba a comprar a su tienda, Normani la consideraba una especie de amiga.
Se abrió paso entre el tumulto de personas para llegar al frente donde al parecer, el desfile aún no había empezado.
Normani siempre ha sido aficionada de la moda y el baile desde niña. Cuando ella tenía al menos unos seis años de edad, quería ser cantante, bailarina y modelo, todos al mismo tiempo, pero al crecer, sus padres influyeron mucho en su toma de decisiones, deshaciendo sus ilusiones poco a poco; no obstante, la psicología también era algo que le apasionaba y estaba muy a gusto con su trabajo.
-¡Hey!- escuchó que llamaban, levantó la vista de su teléfono y vio a un hombre de traje rojo haciendo señas extrañas. Miró a sus espaldas y los costados, asegurándose de que de verdad el hombre se estaba dirigiendo a ella. Un poco extrañada, se dirigió al sujeto quien la llevó detrás del escenario, donde fue recibida por un abrazo de Dinah.
-¡Estas aquí!- expresó con emoción la rubia.
-Claro- respondió frunciendo un poco el ceño, pero con una sonrisa.
-Tengo una propuesta para ti y más vale que la aceptes, por favor, es de vida o muerte-
Normani escuchó atentamente la propuesta de Dinah sobre modelar uno de sus vestidos, ya que una de las modelos lastimosamente se dobló el tobillo.
¿Ella? ¿caminar por una pasarela?
-¿Por qué me dices esto a mi?- le preguntó a la rubia.
-Eres bellísima, tienes la estatura, un cuerpo hermoso y el porte ¡eres perfecta!- a pesar de que Normani bajó un poco la cabeza, Dinah pudo divisar un leve sonrojo en su piel -¿Entonces, qué me dices?- preguntó esperanzada.
-Suena interesante- y se encogió de hombros.
Dinah dio un pequeño grito de emoción y empujó a la morena para prepararla. Un par de minutos después, el desfile dio comienzo; los aplausos y el sonido de los flashes de algunas cámaras se escuchaban a través de la cortina. Normani, quien era la siguiente, dio un suspiro antes de salir por la pasarela con una sonrisa y el pensamiento de que al menos, uno de sus sueños se había hecho realidad; quizás no de la manera que quería, pero ahí estaba ella, sobre una pasarela con un bonito vestido azul cielo. Se sentía cómo de seis años otra vez, y todo eso es gracias a Dinah Jane.