Estábamos en el Gran Comedor examinando nuestros nuevos horarios. Unos asientos más allá, Fred, George y Lee Jordan discutían por hacer métodos mágicos de envejecerse y engañar al juez para poder participar en el Torneo de los tres magos.
—Hoy no esta nada mal —dije en voz alta mientras veía los horarios de los lunes- Herbologia con los de Hufflepuff y Cuidado de Criaturas Mágicas con... ¡Mierda!, seguimos teniendo con los de Slytherin.
—Y esta tarde dos horas de Adivinación —exclamo Harry. Siempre la profesora Trelawney le predicaba la muerte.
Escuche el sonido de las lechuzas, entraban por los ventanales abiertos. Mi lechuza, Fluffy, trajo con ella una carta. Debes en cuando me escriben pero solo la familia Weasley. La soltó haciendo que cayera sobre mis manos, la tome y la leí.
Querida Anastasia: Te has olvidado algo muy importante, un atuendo que vas a tener que usar en este año, muy formal. Lo han dejado en la habitación de las niñas, seguro que arriba de tu cama. No lo abras hasta que llegue el día en el que debas usarlo.
MollyWeasley.
—¿De quien era la carta? —pregunto Ron mientras la guardaba en mi mochila
—Era de tu madre, no te diré que me escribió si es lo que quieres saber —dije mientras me paraba para ir a la clase de Herbologia.
La primera clase de Herbologia. Fue un poco asquerosa ya que había una especie de planta con pus. Teníamos que exprimirlas y cogerlas para la señora Pomfrey, le vendrá bien para sus medicinas. Los de Hufflepuff subieron a Transformación con los de Ravenclaw y nosotros, los de Gryffindor, con Slytherin.
Miraba de lejos la cabaña de Hagrid, este no esperaba con su perro Fang, un perro enrome y de color negro.
—¡Buenas! —saludó Hagrid—. Será mejor que esperamos a los de Slytherin, que no querrán pederderse esto: ¡escregutos de cola explosiva!
—¿Cómo? —pregunte y él señalo las cajas.
Parecían langostas deformes de unos quince centímetros de largo, sin caparazón, horriblemente pálidas y de aspecto viscoso, con patitas que les salían de sitios muy raros y sin cabeza visible.
—Recién nacidos para que los críen ustedes mismos —dijo con una sonrisa de oreja a oreja—. He pensado que puede ser un gran proyecto.
—¿Y por qué tenemos que criarlos? —pregunto una voz fría y que reconocía perfectamente.
Acababan de llegar los de Slytherin. El que había hablado era Draco.
—Sí, ¿qué hacen? —insistió Malfoy—. ¿Para qué sirven?
—Eso lo sabrás en la próxima clase, Malfoy. Hoy sólo tienes que darles de comer. Pero tendréis que probar con diferentes cosas. Nunca he tenido escregutos, y no estoy seguro de qué les gusta.
—¡Ay! —gritó Dean Thomas, unos diez minutos después—. ¡Me ha hecho daño! ¡Le ha estallado la cola y me ha quemado!
—¡Ah, sí, eso puede pasar cuando explotan! —dijo Hagrid, asintiendo con la cabeza. Coloque mi mano en una caja.
—¡Ay! —exclame algo adolorida—. Hagrid, ¿para qué hacemos esto?
—Bueno, algunos tienen aguijón —repuso con entusiasmo Hagrid y saque rápidamente mi mano de la caja.
Pasaron las horas y se hizo las clases de la tarde. Junto con Harry y Ron fuimos a la clase de Adivinación. Subimos por la escalera de caracol y pasamos al aula donde vivía la profesora Trelawney.
—Buenos dias —dijo la profesora Trelawney—. Estás preocupado, querido mío —le dijo a Harry—. Mi ojo interior puede ver por detrás de tu valeroso rostro la atribulada alma que habita dentro. Y lamento decirte que tus preocupaciones no carecen de motivo. Veo ante ti tiempos difíciles... muy difíciles... Presiento que eso que temes realmente ocurrirá... y quizá antes de lo que crees...
Volvemos con lo mismo, las predicciones que tiene Trelawney de Harry. ¿A caso no lo deja en paz con la muerte y las preocupaciones? A mi me a dicho muchas cosas que me pasarán, muy pocas sobre el tema de "La parca".
—Queridos míos, ha llegado la hora de mirar las estrellas —dijo—: los movimientos de los planetas. El destino humano puede descifrarse en los rayos planetarios, que se entrecruzan.
—¡Anastasia! —me susurro Ron.
—¿Qué?
Mire a mi alrededor y toda la clase estaba mirándome. ¿Qué paso que todos me miran fijamente? Como si buscaban algo que dijera.
—Estaba diciendo, querida mía, que tú naciste claramente bajo la torva influencia de Júpiter —dijo la profesora Trelawney con una leve nota de voz.
—Perdón, ¿nací bajo qué? —pregunté.
—Júpiter, querido mía —repitió la profesora Trelawney—. Estaba diciendo que Júpiter se hallaba seguramente en posición dominante en el momento de tu nacimiento: tu pelo oscuro, las trágicas pérdidas que sufriste. No me equivoco al pensar, querido mío, que naciste justo a mitad del verano, ¿no es así?
—No —contesté seca—. Nací en Noviembre.
Media hora después la profesora Trelawney le dio a cada alumno un complicado mapa circular, con el que intentaron averiguar la posición de cada uno de los planetas en el momento de su nacimiento.
Ron dijo algo "grosero" a Lavender y la profesora escuchó, le dio trabajo extra por decirlo.
—¡Rata vieja! —se quejó Ron con amargura mientras descendían la escalera con todos los demás de regreso al Gran Comedor, para la cena—. Eso nos llevará todo el fin de semana, ya veras.
—¡Weasley! ¡Eh, Weasley!
Los cuatro vimos hacia atrás y se encontraban el trío de serpientes, Malfoy, Crabbe y Goyle. Estos estaban muy contentos.
—¿Qué quieres Malfoy? —contestó Ron sin ganas.
—¡Tu padre ha salido en el periódico, Weasley! —anunció Malfoy,
Mientras le daba "El Profeta" y hablando muy alto, para que todos cuantos abarrotaran el vestíbulo pudieran oírlo. Termino de leerlo y miro hacia Ronald.
—Ni siquiera aciertan con su nombre, Weasley, pero no es de extrañar tratándose de un don nadie, ¿verdad? —dijo el rubio— ¡Y viene una foto, Weasley! —añadió Malfoy, dándole la vuelta al periódico y levantándolo—. Una foto de tus padres a la puerta de su casa... ¡bueno, si esto se puede llamar casa! Tu madre tendría que perder un poco de peso, ¿no crees?
Observe a Ron y sus músculos se tensaron, su rostro y sus orejas se había puesto un poco rojas. Me acerque a el para que se relaje y le dirigí una mirada de puro odio a Malfoy.
—Métetelo por donde te quepa, Malfoy —dije mientras iba en dirección a la sala común—. Vamos, Ron...
—¡Ah, Anastasia! Tú has pasado los ultimos años con ellos, ¿verdad? —dijo Malfoy—. Dime, ¿su madre tiene al natural ese aspecto de cerdito, o es sólo la foto?
—¿Y te has fijado en tu madre, Malfoy? —pregunte mientras sujetaba la túnica de Ron para que no se lanzara sobre él—. Esa expresión que tiene, como si estuviera oliendo mierda, ¿la tiene siempre, o sólo cuando estás tú cerca?
—No te atrevas a insultar a mi madre, Anastasia.
—Oops, lo siento ya lo he hecho rubio teñido. Ah... otra cosa, mantén cerrada tu boca cuando los demás no te quieren escuchar-le dije mientras me acercaba a el y di media vuelta.
Hubo gritos y metí la mano en la túnica para coger la varita. Pero, antes de que hubiera llegado a tocarla ¡BUM! y un grito que retumbó en todo el vestíbulo.
—¡AH, NO, TÚ NO, MUCHACHO!
¡Hola! ¿Como están? aca le dejo mi capitulo. Espero que les guste
¿Les gusta Krewella? a mi si :D
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Adiós :)