Siempre has sido tú

By LuchyVelles

414K 19.7K 1.3K

Tres vidas se cruzan, dos de ellas arrastran un latente pasado en común, la tercera es la llave que las conec... More

¡Bienvenida/o!
Booktrailer
Sinopsis
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capitulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Epílogo
Nota de Autora

Capítulo 38

5.1K 237 11
By LuchyVelles

Natalia

La primera noche de nuestras vacaciones fue divertida y personalmente sin duda, hermosa. El reencuentro con Matt fue mejor de lo que en algún momento pude llegar a imaginar, y no solo por el reencuentro físico, si no por haber podido conocer un poco más sobre él. La vida de mi novio era un misterio para mí, no sabía mucho sobre su mundo, sin embargo, con aquellos pocos detalles pude comprender mejor su forma de ser.

Ahora entendía porque escuchaba tan atentamente las historias de mi abuelo, porque nunca está solo, porque Zac era tan importante, porque no peleaba, porque me cuidaba como si fuera a romperme.

Mientras caminábamos por la ladera de una de las montañas más cercanas, Matt iba delante de todos, guiándonos por el recorrido que Zac sugirió visitar. Desde que comenzamos con la caminata no pude evitar mirarlo e intentar imaginar todo lo que vivió, todo el dolor, la soledad. Quien no supiera de su vida y lo viera como era ahora, tan seguro, tan fresco, libre y por sobre todo dulce, jamás pensarían en que su vida no fue fácil.

Entre más pensaba en ello me era inevitable comparar nuestras vidas, yo no tenía padre y muchos menos billetes de sobra, y aún así no cambiaría la mía, mi hogar, por la de él. El dinero no era sinónimo de felicidad, y Matt era la prueba viviente de ello.

–¿Sucede algo sonrisitas? – La voz de mi novio me sacó de mis vagos pensamientos, parpadeé repetidamente hasta que volteé a verlo. Con una débil sonrisa negué mientras sujetaba las correas de mi mochila con más firmeza –¿En qué piensas?

Sabía que no dejaría de insistir, relamí mis labios y me paré en seco. Con su ceño fruncido no dudó en frenar a mi lado dejando al resto del grupo avanzar sin nosotros –Yo...– No encontraba las palabras exactas para describir todo lo que quería decirle. Pronto sentí los fríos guantes que resguardaban sus manos sobre mi rostro –Quiero que sepas que mi hogar es tu hogar, mi familia es tu familia– Confesé y él cerró sus ojos frustrado mientras relamía sus labios y chocaba su lengua contra sus mejillas y bajó su labio inferior, haciéndola sobresalir.

–Escucha Natalia– Tensé mi cuerpo en cuanto oí salir mi nombre de su boca –No quiero que me tengas lastima– Abrió sus ojos lentamente, sus pupilas estaban tan reducidas que parecía tener apenas un insignificante punto en su lugar. Un sudor frío no tardó en recorrer mi cuerpo cuando nuestras miradas se encontraron –Por favor. Tú no– Susurró sus ultimas palabras negando con su cabeza.

–Lo lamento, no quise ofenderte. Solo ayudarte– Agaché mi cabeza y miré mis pies casi tapados por la blanca y perfecta nieve.

–No tienes por qué ayudarme. Yo no necesito ayuda– Tomó mi mentón con sus dedos –Solo...– Pausó sus palabras y chocó su frente contra la mía –Solo ámame.

Asentí con movimientos lentos y relamí mis labios, él tenía razón, solo debía amarlo y hacerle olvidar todo lo que vivió en vez de recordárselo. Seguido a mi afirmación sus labios se entrelazaron con los míos. Una persona como él no debía sufrir, no era justo que sintiera tanto pesar con tan pocos años, sin embargo, era evidente que pudo acabar con sus demonios por si solo, pudo superar sus males y no era necesario que los recordara por mi culpa.

–Anda vamos, que tienes muchas fotos que sacar– Arrebatándome una sonrisa tomó mi mano y nos llevó junto con los demás.

El paisaje era precioso, parecía una pintura, una fotografía, casi imposible que fuese real. La naturaleza sin duda era maravillosa.

–¡Wow! – Exclamó Catalina esbozando una sonrisa, todos tratábamos de grabar en nuestras memorias cada detalle.

–Tiene un encanto único– Agregué sacando mi cámara de su funda.

–Como tú– Musitó Matt en mi oído mientras sus brazos rodeaban mi cintura.

Luego de digitalizar aquella postal natural giré sobre mis pies quedando de frente al castaño, no tardé en fusionar nuestras sonrisas en un beso. De repente todo el costado derecho de mi rostro se había congelado, abrí la boca por la sorpresa y me alejé de mi novio. Lo primero que vi al abrir mis ojos fue a Matt en mí misma situación, pero riendo, en seguida me obligué a buscar al culpable y lo encontré –¡NICHOLAS!

El estúpido de mi hermano reía a carcajadas y sujetaba su estómago mientras secaba lágrimas que apenas se asomaban. Pronto dejó de ser el único que rio para que todo el grupo se le uniese.

Catalina reía con la boca abierta y me señalaba mientras se sujetaba de su novio para no caer –¿Y tú de que te ríes? – pronto su mellizo se vengó por mí tirándole una bola de nieve que dio justo en su boca.

Ahora si me uní a las risas. Catalina comenzó a escupir con asco los restos cuando Zac comentó que había orinado sobre aquella porción de nieve. No dudé en fotografiar la nueva batalla de bolas de nieve que se había producido por culpa de mi hermano, cuando creí que ya tenía suficientes momentos detenidos en el tiempo, me uní a ellos.

[...]

–Muero de frío– Comentó Cata acercándose a la chimenea que Matt había prendido.

–Yo igual– Comenté posicionándome junto a ella.

–Entonces llama a Matt, ayer tuviste calor, ¿Cierto? – Insinuó arqueando una ceja y usando un tono de voz perverso. Pronto mis mejillas ya no requerían de los servicios del fuego.

–¿Cómo...? – Pregunté susurrando.

–Ambos están felices, tú sobre todo y ayer te vi entrar a la habitación sin pantalones y con cerveza– Confesó cerca de mi rostro para después codearme.

–¡Si tenía pantalones! – Me quejé afirmando su planteo, reí al recordar lo que había sucedido la noche anterior –Entonces fuiste tú, creí que había sido Nick, por eso entre corriendo– Comenzamos a reír mientras Anna se acercaba a nosotras.

–Nunca me has contado– Comentó la rubia, hice un ademán con la cabeza para que continuara sin saber que pronto me arrepentiría por ello –¿Cómo la tiene? – Fruncí mi ceño y reí, mis mejillas ya no podían ponerse más rojas –¿Matt la tiene grande? –Insistió con diversión.

–¡Catalina! – Exclamé intentando evadir la pregunta.

–¡Deja de meterle ideas en la cabeza a mi hermanita! – Pronto un almohadón chocó contra la cabeza de la melliza Thompson seguido por otro de mayor tamaño –¡Y tú espero que no sepas la respuesta a su pregunta! – Otro almohadón viajó, esta vez hacia mi rostro borrándome la sonrisa.

–¡Arg! ¡Nick!– Me quejé devolviéndole su misil.

Inmediatamente una guerra de almohadones dio inicio en la sala, al principio éramos nosotras tres contra mi hermano hasta que mi mejor amiga se alió con él para castigarme, evitando que muera bajo el ataque de las dos personas que más conocía en la casa, Anna se alió conmigo atacando a su novio. En cuanto aparecieron Zac y John no tardaron en unirse, volviendo el combate todos contra todos.

Unos minutos después nuestra batalla fue interrumpida –La cena ya está lista– Anunció Mike desapareciendo de nuevo por el pasillo.

Antes de seguir al defensor acomodamos todo el lugar evitando que Matt se enterara del desastre que habíamos provocados en cuestión de minutos. A unos pasos de la cocina el rico aroma de la comida inundo el olfato de todos los que conmigo caminaban. La mesa ya estaba puesta, Mike reacomodaba lo que seguramente él había acomodado, según Cata su novio era un poco obsesionado con el orden. Una vez que todos estuvimos sentados, Matt se acercó a nosotros con dos bandejas y tras él, Mike cargaba una tercera.

–Una de verdura, una de carne y una de jamón y queso– Explicó el castaño mientras señalaba cada bandeja que nombraba.

–¡Wow, lasaña! – Comentó Zac esbozando una sonrisa –La última vez que comí una fue...– Detuvo sus palabras de manera brusca y suspiró.

–Lo sé amigo– Habló Matt en un tono suave mientras palmeaba la espalda del morocho.

Según me había comentado Zac una vez, la lasaña era su comida favorita. Su madre se la hacía cada viernes sin falta, y desde que ella murió no volvió a probar una con la excusa de que no tendrían el mismo sabor, ocultando la verdadera razón de que le recordaba a ella y algo que él odiaba era recordarlos. Con mi mano acaricié su rodilla suavemente y le sonreí dándole a entender que estaría para él como se lo había prometido hace ya un tiempo.

Los halagos pronto acosaron a Matt gracias a su habilidad en la cocina, realmente cocinaba exquisito.

–Mhm Matt, esto está riquísimo– Solté en casi un gemido saboreando la pasta.

–Ya sabes lo que dicen Nata– Catalina tomó la palabra atrayendo la atención de todos –El sexo es como cocinar, todos pueden hacerlo, pero no a cualquiera le sale rico. Así que, si cocina rico, ¡Coge rico! – Soltó haciendo reír a todos menos a mí y a mi hermano que ambos nos atragantamos.

–Gracias... Supongo– Matt bajó la mirada sonriendo.

–Me tendrás que enseñar a cocinar– Jugó Zac mientras se llevaba otro pedazo a la boca y reía.

–Si eso es cierto, que suerte tienes Natalia– Dijo John divertido mientras le daba un sorbo a su cerveza –Y tú que mal vas hermanita porque cocinas pésimo– Sentenció provocando que yo y mi hermano volviéramos a reír, mientras que la rubia le arrojaba una miga de pan a la cara.

Luego de la cena, como Matt había cocinado le prohibimos ayudar con la limpieza, insistía tanto que lo tuvimos que echar con el pretexto de que buscara alguna película para ver. Después del aseo todos volvimos al living, con Zac y Cata nos desviamos hacia el balcón trasero para fumar.

Mientras mis amigos compartían una charla yo me alejé unos pasos y me apoyé contra la baranda perdiendo mi vista en el frente. A la vez que acababa con el cigarro, o el cigarro acaba conmigo, me deleitaba con el brillo de las estrellas, unas grandes nubes grises de gran tamaño se les acercaban, poco a poco la cantidad de luceros que iluminaban el oscuro firmamento, disminuía. Pronto llovería.

–¿Por qué estás sola? – La voz ronca de Matt resonó para mí.

–Solo miraba las estrellas, va a llover.

Su mentón se apoyó sobre mi hombro y sus brazos rodearon mi cintura, cerré mis ojos dejándome envolver por él –¿Hacen linda pareja no crees? – Susurró de repente.

Abrí mis ojos velozmente, fruncí mi ceño y a la vez sonreí –Sería raro, pero creo que si– Confesé echándoles una mirada a mis dos mejores amigos –¿Por qué preguntas? ¿Pasó algo con Mike?

–Por nada, solo digo que se ven bien juntos.

Hinqué mis hombros sin darle demasiada importancia a sus palabras, luego de darle un beso me acerqué a los chicos para que todos juntos volvamos a entrar.

[...]

Los rayos del sol invadieron toda la habitación sin escrúpulos, poco a poco mis ojos se fueron abriendo. Un brazo de Matt rodeaba mi cintura por debajo de mi camiseta y su respiración chocaba contra mi nuca, sonreí y acerqué mi espalda hasta pegarla contra su pecho, tomé su mano y la subí hasta mi rostro, después de plasmarle un beso la acaricié, despertar así cada mañana no sería algo de lo que me arrepentiría. Hice su brazo a un lado y con cuidado de no hacer ruido para no despertarlo me dirigí al baño para asearme.

Una ducha caliente por la mañana era sin duda por demás reconfortante. Envuelta en una toalla crucé la habitación con el mismo cuidado de antes en busca de mis ropas, tomé unos jeans, una camiseta, un buzo deportivo, un conjunto de ropa interior, un par de medias y volví hasta la cama dejando caer en ella todas las prendas.

Dejé la toalla a un lado y comencé a vestirme.

–¿Por qué no me has despertado para bañarnos juntos?

Di un pequeño salto por el susto y giré a verlo mientras abrochaba mi sostén –Te veías como un angelito, no quise despertarte– Comenté divertida mientras él intentaba abrir un ojo.

Arrastrándose por la cama llegó a mi lado y abrazó mi cintura haciéndose un bollito en contorno a mi cuerpo, acaricié su mejilla rasposa a causa de su barba ya crecida.

En lo que él se duchaba yo terminaba de cambiarme, ya listos bajamos a desayunar, detrás de nosotros Cata y Mike se acercaban, podía escuchar los quejidos de la rubia por tener que levantarse temprano haciéndonos reír a los tres.

Cuando llegamos a la cocina ya estaban los demás, algo que me había llamado mi atención era verlo a Nick levantado, pero lo que más me sorprendió fue verlo cocinando, reí ante su repentina acción y me acerqué a él para darle un beso de buenos días.

–Vaya, ¿Esto es por mi comentario de ayer? – Sugirió Cata haciéndonos reír a todos.

–No rubia, solo que tenía ganas de comer tortitas– Hincándose de hombros dejó varios platos en la mesa.

–Si mamá se entera de esto te hará cocinar todos los días– Sugerí sentándome en el mismo lugar que la noche anterior.

–Lo sé, asique será mejor que no digas nada– Acotó divertido mientras volvía junto a la sartén.

Mientras todos estábamos sentados desayunando, el teléfono de Nick sonó, en cuanto vio la pantalla de su celular frunció su ceño instantáneamente y con torpeza corrió la silla hacia atrás y se levantó.

–¿Quién es? – Pregunté.

–Mamá– Fruncí mi ceño e intercambiamos una rápida mirada de preocupación.

Mi madre no era de llamarnos, solo nos mandaba un mensaje diario para saber si estábamos bien, y ahora que lo pensaba ella no me había mandado ningún mensaje el día de ayer.

Unos minutos después Nick apareció por la puerta, estaba pálido, su labio inferior temblaba, lágrimas amenazaban con abandonar sus ojos y su cuerpo no se movía más que para respirar.

Pronto la mesa quedo en silencio.

Continue Reading

You'll Also Like

177K 17.7K 40
Tiana Villalba, una una chica de 25 años que no cuenta con un trabajo para sustentarse. Cansada de la agonía del día a día que la aflige en la misma...
6.1M 327K 67
HISTORIA EDITADA BAJO OTRO NOMBRE. Para Alec volver a sus raíces siendo un famoso y reconocido futbolista, siempre es un buen motivo para poner los...
44.1K 1.3K 45
"me gustaría ser más cercana los chicos del club, pero supongo que todo seguirá siendo igual, no?"
64.4K 2.4K 64
" Dylan hablo de mas y norah necesitaba el dinero... Es el ¡Trato perfecto!" Libro #1 de la Saga "Alinzas perfectas" Comenzada : 20 de enero 2018 Ter...