Amor Clandestino

By jessace13

770K 12.9K 1.3K

(Libro 2 de la trilogía) "Pero me duele no gritar tu nombre en toda libertad; ante sospecha hay que callar... More

(1) Descubriendo Sentimientos
(2) Estamos haciendo lo correcto?
(3) Una salida inocente
(4) Ayuda
(5) Enfrentamientos
(6) Golpe al Corazón
(7) Después de los Años
(8) Una Confesión
(9) Mala Suerte?
(10) Un Secreto en Libertad
(11) Quisiera Gritar
(12) Hoy ya me voy
(13) Vuelvo a ti
(14) Tan Solo el Comienzo
(15) El Primer Paso
(16) Más Mala que tú
(17) Con Esta Soledad
(18) A partir de hoy
(20) Mientes tan bien
(21) Aléjate de mí
(22) Todo Basta
(23) Hasta que la muerte nos separe?
(24) Duele ser infiel
(25) Nuevos Senderos
(26) Simplemente Amigos
(27) Como hacer a un lado el pasado
(28) Después de la Lluvia
(29) Una Llamada
(30) El verdadero amor perdona
(31) Alguien
(32) No quiero escuchar un no
(33) Tú lo sabes bien
(34) Creo en ti
(35) Demasiado Bueno
(36) Que me alcance la vida
(37) Fuiste tú
(38) Si tú me lo pides
(39) Te voy a amar
(40) Carta

(19) Falsas Esperanzas

17.9K 278 29
By jessace13

Aquel día Ezequiel intentó acercarse, pero no tuvo la oportunidad.  Me aferré a Ricardo como si mi vida dependiera de él.  Aunque muriera por dentro, tenía que tomar las riendas de mi vida.

El domingo al mediodía, Ricardo partió para su apartamento.  La noche fue una muy parecida a la anterior; aunque irónicamente pensé que entregándome a Ricardo podría olvidar a Ezequiel. Pero lo que lograba era que me doliera más la herida.

Había perdido la cuenta de las llamadas y mensajes de Ezequiel.  Pero, si quería romper por completo, tenía que hacerlo.  Lo único que no iba a poder evitar, era encontrarlo en la oficina.

Pasé el resto del domingo tirada en mi cama, viendo películas e intentando buscarle soluciones a mi vida.  Muchas ideas llegaban, pero nada aun que me convenciera.

El lunes por la mañana, apenas podía abrir los ojos.  Me sentía agotada, triste y sin deseos de nada.  Sentía que mi corazón me había abandonado y sentía un enorme vacío en su lugar.  Aun así, como persona responsable; me levanté y me preparé para trabajar.  Obvié el desayuno, pues no sentía ningún deseo de comer, y subiendo a mi auto, me dirigí a la oficina.

“Isabella, podría hablar unos minutos con usted en la oficina?” el tono profesional de Ezequiel me sorprendió cuando intentaba abrir la puerta de mi oficina.

“Es algo urgente?  O puede esperar a que realice unos informes que tengo pendientes?” le respondí de igual manera, sacando fuerzas de donde no las tenía.

“Realmente es algo que no puede esperar.  Sígame por favor.”

Apretando las llaves en mis manos, hasta sentir el dolor, caminé detrás de Ezequiel.  Arrepintiéndome de no haber desayunado; ya sentía los efectos.

Entré a la oficina, luego de escuchar a Ezequiel darle órdenes a su secretaria de que no quería ser interrumpido, y dejándole saber que Julián no se presentaría a la oficina durante el día.

Ezequiel entró cerrando la puerta con seguro y sorprendiéndome  con un beso.  Intenté pelear, resistirme, pero no conseguí las fuerzas.

“Ezequiel, esto ya no puede ocurrir más” le respondí una vez conseguí el valor para romper el beso.

“Isabella, no digas eso, yo te amo” respondió él intentando besarme nuevamente; pero esta vez, tuve el valor y moví mi rostro.

“No Ezequiel, ya basta. Lo nuestro jamás llegará a nada y mucho menos contigo sintiéndote culpable de que Viviana no pueda tener hijos.”

“A caso piensas regresar con Ricardo después de todo lo que te ha hecho?”

“No lo sé; probablemente no.  Pero tú y yo tampoco tenemos un futuro.”

Me moví tan rápido para escapar de allí, que sentí todo a mi alrededor dar vueltas.  Me senté en una de las sillas y coloqué mi rostro entre mis manos.

Muchas veces me había sucedido esto, especialmente días en que, como hoy, había decidido omitir el desayuno.  Pero algo más me puso a pensar; algo más al mirar su escritorio.  Mis ojos miraron su agenda; la misma que yo poseía, y donde llevaba cada detalle de mi vida.

“Isabella, estás bien? Qué te sucede?  Háblame por favor.”

“Me tengo que ir” le respondí levantándome de la silla y saliendo de su oficina en dirección a la salida del edificio. 

Una vez en la calle, comencé a caminar sin dirección.  Mi mente pensando en cosas, en lo que podría suceder.  Sí, como se podrán imaginar; el simple hecho de pensar que estaba ya en atraso, de que podía estar embarazada y que no había duda que era de Ezequiel, me hacía desear desaparecer.  Alejarme de todo esto, cómo podía explicarle esto a mi familia?

Sin fuerzas casi, compré una prueba y me dirigí a mi apartamento.  Inmediatamente, apagué mi teléfono, pues me había cansado de escucharlo sonar, y cerré mi puerta con todos los seguros que tenía.  No quería saber de nadie.

Me desplomé en el suelo al ver el resultado de aquella prueba.  No podía estar ocurriendo; esto era solo una pesadilla.  Definitivamente, era mi castigo por haber pecado.  En el fondo de mi ser, no pensaba matar lo que crecía dentro de mí.

No sé por cuánto tiempo lloré, o estuve tirada en el suelo.  Me sentía con deseos de morir.  Pero unos fuertes golpes en la puerta me sacaron del estado en que estaba.

Mirando la puerta y luego el reloj; me percaté que llevaba más de tres horas tirada allí.  Mi cuerpo no tenía ninguna intención de moverse. 

“Isabella! Abre la puerta, sé que estas ahí” la voz de Ezequiel hizo que quedara de pie al instante. 

No quería verlo, pero él tenía que saber.  Después de todo, era culpa de ambos lo que estaba sucediendo, que esto estuviese creciendo dentro de mí.

Con mis manos temblorosas, caminé hasta la puerta.  Una vez quité los seguros y abrí la puerta, aquel hombre me envolvió en sus brazos.

“Ezequiel, estoy embarazada” fue lo único que salió de mi boca una vez me sentí segura en sus brazos.

De forma brusca, me despegó de él y me miró a los ojos.

“No bromees así Isabella.  Estos no son momentos para eso…” comenzó a decir Ezequiel pero se detuvo al ver mis lágrimas.

“Cómo sería capaz de bromear con algo así?” le pregunté alejándome de él.

“Isabella, eso no puede suceder” me dijo Ezequiel intentando acercarse a mí.

Sus palabras me lastimaron de inmediato.  Acaso estaba insinuando lo que yo creía?

“Discúlpame Ezequiel” le dije llena de coraje.

“Que eso no puede pasar.  Mucho menos en este momento.”

“Sabes qué?  Vete de aquí, y no quiero saber más de ti.  No te preocupes, yo sabré que hacer.”

Caminé hasta la puerta y la abrí, indicándole que saliera.  Cómo se atrevía a decirme algo así?  No sé lo que haría con mi vida, pero lo que Ezequiel estaba sugiriendo no sucedería.

“Isabella, escúchame, entiéndeme” me dijo caminando hacia mí.

“No necesito escucharte ni entenderte.  Está bien claro, tu esposa siempre será la primera, la más importante.  Yo solo he sido una diversión.  Por favor, vete” le dije cerrando mis ojos y abriendo más la puerta.

“No actúes así; escúchame” dijo Ezequiel mientras intentaba tomarme el brazo.

“No me toques y vete” dije con todo el odio que sentía en esos momentos.

“Isabella…”

“Ezequiel, adiós” dije y cerré la puerta una vez lo vi en el pasillo del edificio.

Corrí hasta mi cuarto y fue entonces cuando ya no podía más.  Lloré como loca hasta perder el conocimiento y quedar profundamente dormida.

Desperté con un fuerte  dolor de cabeza y una enorme ola de nauseas que me llevaron, sin fuerzas, al baño.  Todo estaba oscuro; podría ser posible que llevara todo el día encerrada y aún no había ingerido alimentos?

De veras que me sentía mal, temía por mí y por quien crecía en mi interior.  Tal vez mi decisión fue no hacer nada para interrumpir su vida, pero no podía decir que sentía amor ni cariño.  Era algo que no esperaba y que mis valores no me permitían pensar en matarlo.

Como pude, caminé hasta la sala, donde estaba mi teléfono aun apagado.  Encendiéndolo, decidí llamar a la única persona con quien podría hablar de esto y me podría llevar a un hospital; era lo que realmente sentía que necesitaba en estos momentos.  Sentía que moría.

“Isabella, donde estás?” preguntó Angélica con su voz llena de preocupación.

“Angélica, necesito que vengas a mi apartamento.  Te necesito” le dije entre llanto.

“Tranquila, salgo para allá.  Tengo que decirte que Ezequiel me llamó y sé lo que sucedió.  Casi lo mato, pero hablamos luego de eso.  Enseguida llego” me respondió ella colgando el teléfono.

Sentada en el sofá, no encontré otra cosa más que hacer, solo llorar.  Este castigo era demasiado grande y no tenía la más mínima idea de lo que iba a hacer con mi vida; mucho menos con la que llevaba dentro de mí.

Una idea comenzó a correr por mi mente; tal vez no era la mejor, pero no tendría que enfrentar la vergüenza de decirle a mi familia que estaba embarazada de un hombre casado; mucho menos de alguien tan cercano a todos.  Solo sería cuestión de cruzar los dedos y esperar que todo saliera bien.

Continue Reading

You'll Also Like

455K 29.5K 29
Escucho pasos detrás de mí y corro como nunca. -¡Déjenme! -les grito desesperada mientras me siguen. -Tienes que quedarte aquí, Iris. ¡Perteneces a e...
76K 4.8K 21
¿Crees en las almas gemelas?
2.6K 466 42
Hay experiencias que te marcan y no puedes evitar quedarte estancado en el pasado. Eso le pasaba a Morgan Preston, una infancia desfavorable le imped...
34.1M 2.6M 91
Alexandra Carlin, es una chica recién graduada de la universidad, sin éxito en el campo laboral, es contratada por fin como secretaria del presidente...