- ¡Cariño, espera por favor!
Salí echando humo del bar con Chris pisándome los talones.
- ¡Déjame en paz! -grité.
- Por favor, para.
Comencé a mirar a todas partes, esperando no ver ningún paparazzi oculto.
- Eres increíble -dije con la voz rota mientras mis ojos comenzaban a aguarse.
- No es lo que piensas.
Paré con rabia y giré sobre mis talones.
- ¿Seguro?
Él se calló, sorprendido de que le hiciera frente.
- Por favor...
- No, Evans. ¿Dónde me dijiste que ibas a estar?
Él miró al suelo y yo noté la primera lágrima caer.
- Me juraste que estabas con tu hermano, Chris. Me dijiste que me estaba poniendo paranoica y me juraste que estabas con tu hermano.
- Yo...
Alcé la mano para que se callara mientras apretaba mis párpados intentando aliviarlos de las lágrimas.
- Imagina... -tragué- imagina mi sorpresa cuando tu hermano me ha llamado preguntando por ti. ¡Pensaba que te había pasado algo! Pero no, él dijo por que no cogías tu maldito teléfono y ¿sabes que más? Me pidió que te pusieras al teléfono. A MI teléfono. Porque pensaba que estábamos juntos.
- Por favor, déjame explicarte.
- ¿¡Qué quieres explicar!? -dije rompiendo en llanto- Sabía que estabas aquí, porque aquí estabas con Jenny siempre. Y solo tuve que coger mi maldito coche y entrar al jodido bar para verte con ella.
- ¡No es lo que parece!
Me acerqué y le pegué en el pecho.
- ¡Entonces porque me mentiste! ¡Sabes lo mucho que la odio y te fuiste con ella a mis espaldas! -solté una risa irónica- ¿Sabes qué?
- Por favor...
- No, espero que disfrutes con la misma persona que te dejó dos veces.
- Para.
- Y no, tranquilo, Sebastian no sabrá nada.
- Tu hermano es lo que menos me importa ahora mismo.
- Te odio. Prometo que jamás te he odiado tanto.
Él no dijo nada, solo vi como sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas.
Me giré y seguí caminando mientras me tapaba la boca con un sollozo. Pero vinieron muchos más que no pude cubrir.
Noté sus brazos rodearme fuerte.
- Sh -susurró en mi oído.
Yo abrí la boca en silencio por un sollozo que me partió en dos, me doblé en sus brazos mientras trataba de separarnos.
- ¿Por qué la estabas besando? -supliqué mientras lloraba casi doblada en mi misma a la vez que sus brazos me sujetaban en pie - ¿Por qué...?
- No lo se -dijo llorando en mi oído- no lo se.