Canción: One for the Road - Arctic Monkeys
Cancion: One for the Road - Arctic Monkeys
Alexia
Hace ya un tiempo abro los ojos y me acostumbro a la sensación de despertar en un sitio diferente. Me acaba de pasar.
Ahora en el Cairo, por tercera vez, se siente distinto. Mejor que en veces anteriores. Me despabilo por completo solo para ver los ojos de Benjamín, que para cualquier persona solo serían unos bonitos ojos, pero para mí son casi un espectáculo visual.
-Podría despertar así todos los días. - Digo mientras trato de estirarme. Ben me mira con una sonrisa, mientras se acomoda a mi lado.
-Eres más linda, acabada de despertar. -Me halaga él. Mientras se acerca a mi boca para darme un beso.
-Eres un mentiroso -me quejo. El no responde, solo acorta la distancia entre nosotros y termina de darme un beso. Lento y delicado como si tuviéramos todo el tiempo del mundo y puede que fuera así.
-Me gustas de todas las maneras posibles, así que no estoy mintiendo. -Responde con una sonrisa.
-No tengo nada que objetar. Así que, ¿cuál es el plan? -Luego de ejecutar nuestro plan en Roma, para reunir a Renesmee y Jacob, Benjamín quiso hacer una parada en el Cairo, para ver a sus padres y continuar con nosotros a Forks. Durante la noche, él se metió a mi cuarto y se ha quedado conmigo todo este rato. -¿Nos podemos quedar en la cama?
-Me encanta verte dormir, pero pensé en que podríamos salir, no sé, dar una vuelta. Y luego regresar a comer con mis padres. He pensado en que les gustaría saber formalmente que eres mi novia. -Se queda mirándome para ver mi reacción.
Realmente, nunca me detuve a pensar en formalizar esto, pero supongo que es ¿Tiempo?
-Si, supongo que sí, que sería buena idea.
-¿Segura? -Me coloca la mano en la mejilla. -Alexia, yo no haría nada que tu no quisieras...
-¿Sí? ¿Por qué no? -Digo con una sonrisa. Pero muy adentro de mí, sé que es pronto. Pero no quiero fallarle. No soy como Tía. No podría ser capaz de hacerle daño.
-No sabes lo feliz que me haces, gracias -Me besa cada una de las manos. Dios mío, es tan dulce conmigo.
-Y tú a mí. -Por un momento, solo quiero desconectar y es lo que pretendo hacer. Cada vez que pienso en compromiso después de las heridas que he tenido como humana... No sé qué pueda venir después. ¿Amo a Benjamín? Me encanta estar con él, amo cada momento que paso a su lado, estoy enamorada y daría mi vida por él. Pero ¿Lo amo? ¿Por qué lo pongo en duda?
Estamos ambos solos en la casa. O eso es lo que tengo entendido. Me siento en la cama y le miro traviesa. -Tengo una idea.
-Conozco esa expresión...
-¿Ah sí? ¿Y qué significa? -Me quito su playera, y me quedo en sujetador.
-Ambos sabemos que. Me gusta. -Sonríe con picardía. Como el día que lo conocí. Se acerca a mis labios y esta vez me besa con deseo y ardor. Tanto que duele. Como si no hubiera mañana.
Le ayudo a quitarse su playera. Y ver su torso desnudo me provoca más. Solo me dejo ir. Nos dejamos ir. Nos ayudamos a quitar el resto. Sin palabras tiernas o lentitud desmedida. En un abrir y cerrar de ojos somo un manejo de emociones, piel con piel.
El besa la comisura de mi boca mientras sonríe y baja su boca a mi cuello. Y luego, solo recorre mis pechos y sigue su camino hasta mi punto más débil. Siento su toque ahí y nada más me olvido del mundo. El placer me domina, y podría durar la eternidad como vampira de esta manera.
No quiero pensar. Le doy largo a todo. Y por ahora esto esta mil veces mejor. Mis quejidos simplemente se escapan mientras solo deseo que no termine.
Benjamín cambia de posición, y ahora está sobre mí y me mira con devoción.
-¿Estás segura Lexi?
-Si, por favor, te necesito. -Sale de mi boca, sin pensar. Como un susurro.
Esas palabras desencadenan en lo que pasa después. Él se acomodó sobre mí, siempre con el cuidado debido sin presionar demasiado y ataca ahora mi boca, con más ganas, con fuerza y sin sentimentalismo.
Sus manos y las mías están por todas partes. Él se prepara y luego ya está. Solo nos volvemos uno. Lo siento dentro de mí, duele, pero como dije antes, me dejo llevar por el placer que provoca.
Causa arcadas en mí, sensaciones que vuelvo a ver de otra manera, Una manera diferente pero agradable. Siento mis dedos en su cabello. Mientras tengo los ojos cerrados no con demasiada fuerza. El entra y sale de mí, una y otra vez, sin descanso. Una, y otra, y otra vez, llenándome por completo. Cada vez más rápido, cada vez, con la misma cantidad de precisión.
Escucho en mi voz, mis quejidos, y su nombre, le hablo cera de la oreja, lo que le motiva aún más.
-Benjamín, por favor... si... -Digo en un momento, dejándome llevar luego que nuestras bocas se hayan separado.
Una tras otra embestida, en la que nos movemos al compás, llenándome con de arcadas de placer.
-Si, dulzura, sigue, no te detengas... Te amo princesa. -Creo haber escuchado mal, pero me lo ha dicho, me ha dicho que me ama sin miramientos. -Te amo, Alexia. -Rectifica.
Sonríe y sigue con lo suyo. Y se ve tan lindo... No sé si espera una respuesta. Se que debería darla. Yo quise esto. Me gusta esto. Quiero estar con él. -Yo también te amo, mi amor. -Solo se me escapa. No lo pensé. Me estoy dejando llevar por la emoción del momento. Creo que está mal. Dios mío.
El sella nuestras palabras con un beso; esta vez más delicado, lento y pasional.
Unos minutos más, ambos habíamos llegado al límite. Al clímax. El placer estalla y la sensación que siento, probablemente no la he sentido con nadie en mi vida.
Le miro a los ojos con dulzura y mi mejor sonrisa. Mientras él se retira y se acomoda a mi lado. Ambos nos abrazamos, el acaricia mi cabello mientras yo acaricio su piel y solo nos quedamos unos minutos en silencio agradable.
Me aferro más a su pecho. Se que este es el hombre que quiero. Confío en mis decisiones.
Espero poder confiar en que esta vez todo saldrá bien.
Benjamín es la persona que amo. Tiene que serlo.
...
Luego del momento intenso entre ambos, al final si decidimos salir. Estamos en su jeep con las ventanas bajas y la radio encendida. Aún es temprano. Pero me muero del hambre.
-Entonces, ¿Que paso con Alec? -pregunta mi novio. -No hablamos de eso.
-Pues... esperaba que no le dijeras nada a Renesmee de lo que paso ayer. No le dijiste ¿verdad? -pregunto. Le jure a Alec que no diría nada.
El mira el retrovisor del espejo y luego pone su vista en el camino. -Puede que haya metido la pata. -Me mira con cara arrepentida como si supiera que ha hecho algo que en definitiva me hará enojar.
-¡¿Lo hiciste?! Por Dios... ¿Qué le has contado? -pregunto ahora un poco más exasperada.
-Era broma -se ríe con ganas y me mira para ver mi expresión.
Le doy un manotazo leve en el hombro.
-¡Oye! -se queja.
-Por bromear así... Le prometí a Alec que ninguno diría nada a Renesmee.
-¿Qué fue lo que paso? ¿Porque estaba aquí? -pregunta mientras nos paramos en un semáforo.
-Francis estaba aquí. Detrás de Renesmee. La iba a matar.
-¿Qué? -Benjamín parece consternado. -¿Por qué? ¿Con que motivo?
Se perfectamente por qué. La profecía. Pero... ¿debería decirle? Esto se está convirtiendo en un secreto a voces. -Alec, le prometió a Marco, antes de morir que dejaría que Renesmee y Jacob estuvieran juntos porque están destinos a tener una niña con poderes sobrenaturales, que va a eliminar una amenaza que podría matarnos a todos, y todo esto se basa en una supuesta profecía. Y no debería estar contando nada de esto, porque se supone que no debería decir nada, pero no soy capaz de ocultarte nada de nada y... -hablo lo suficientemente rápido y creo que mi voz se está achicando.
Me veo interrumpida por mi guapo novio en un ataque rápido a mis labios a través de un beso.
-¿Y eso? -pregunto con sonrisa de tonta en la cara.
-Por confiar en mí. -Me guiña un ojo. Luego sigue conduciendo cuando la luz cambia a verde. -Sabia de la profecía del Revelador. -Confiesa. -Aro me lo ha dicho.
-¿Por qué? -Ahora si estoy confundida.
-Quizás piensa que podía influir en Alec de alguna forma. Por si lo que Marco le decía no le convencía. No lo sé... no quería meterme en ello.
-Supongo que al final, si le hizo caso a Marco.
-Si, en parte es una mierda, porque se veía muy enamorado.
-Lo sé. -Miro por la ventana. -¿Nos paramos en algún sitio? Me gustaría comer algo.
-Si era la idea, pero se me ocurre algo mejor.
Achique los ojos. -¿Como qué?
-Ya verás. Es una sorpresa.
-Las sorpresas no me agradan. -Refuto.
-Te tocará confiar. Ya estamos llegando al lugar.
Y si, la idea de Benjamín era mucho mejor que comer en un restaurante de comida rápida. El lugar en donde nos encontramos ahora es un hermoso parque en una meseta llamado Al-Azhar.
-La vista es increíble. -A lo lejos se podría ver toda la ciudad. Pequeñas montañas y área verde de todo tipo. Nos hemos sentados en unos banquillos de piedra. En el centro del parque hay una edificación que parece alguna especie de iglesia antigua, en el centro, decorado con un camino de piedra a su alrededor, una fuente cuadrada de azulejos. En el otro extremo del parque, hay un lago artificial. Hay caminos con arbustos, flores, arboles de toda clase. Parece casi irreal.
-Me encanta venir aquí. Solo a disfrutar de la vista. -Se encoje de hombros. -No es mucho, pero pensé en prepararte algo, no se... ¿Un picnic? Aunque no hay sol, y no puedo comer mucha comida humana... realmente es algo ligero, ya que prometí a mi madre que estaría con ellos en la comida. Y que te llevaría. -Su expresión cambia a una preocupada. -¿Estoy hablando mucho? Es eso, ¿verdad?
Niego con la cabeza, y le doy un beso rápido en los labios. -Esto es perfecto. Gracias por traerme aquí. -No puedo evitar sonreír.
El me corresponde el gesto con otro igual. -Genial. De una cesta, saca unos sándwiches envueltos en papel aluminio, algo de jugo, te, galletas y fruta. Acomoda todo entre el espacio en el que estamos sentados.
-Wow, ¿Hiciste todo esto? ¿Por mí? -pregunto emocionada. Suena tonto, pero el gesto es lo que cuenta.
-Si
-¿Sin ayuda de tus poderes? -elevo la ceja.
El hace esa expresión, como cuando está pensando algo. Y no me responde.
-Benjamín -me quejo.
-Sin poderes, lo juro. Yo y estas hermosas manos. -Presume de ellas levantándolas.
-Gracias, esto es un gesto lindo. Lo valoro mucho. -Beso su mejilla y empiezo a comer. El apenas come una galleta, y da un sorbo al jugo. El, tolera un poco la comida humana, pero no demasiado.
-Todo para mi princesa.
Durante el desayuno en el parque, seguimos hablando de varias cosas, quizá no con mucha importancia, pero después de todo, ha sido una buena mañana. Dimos unas vueltas por el parque disfrutando de la vista, a pesar de que el día estaba nublado y al menos, habían muy pocos humanos en la zona.
Tres horas después más o menos, regresamos para reunirnos con sus padres (Kebi y Amún), ya que se comprometió a que todos tengamos una reunión, o más bien ellos tendrán su reunión de siempre, solo que me quieren ahí con ellos.
-Estoy un poco nerviosa por lo que vamos a hacer. ¿Y si no le caigo bien a tus padres? -Pregunto mientras nos dirigimos al comedor principal de la casa por el pasillo.
-Tranquila, todo estará bien. Ya verás. Les caerás de maravilla. -Se coloca frente a mí y ahora coloca sus manos sobre mis hombros. -Respira Lexi. Tú puedes con todo.
Hago lo que me pide y doy una bocanada de aire grande. -Gracias.
-Por nada, vamos. -Me guía hasta una hermosa puerta con detalles en madera, bastante grande. La abre para mí, a lo que respondo con un asentamiento de cabeza y entro a la estancia.
Aún permanece vacía lo que significa que sus padres aun no llegan.
Nos sentamos ambos en el mismo lado en una hermosa mesa de cristal en el centro de la habitación, el techo, como en otras partes de la casa, es bastante alto. Y cuenta con pictogramas. En el centro, una hermosa lampara de cristal. Toda la decoración es casi de color arena.
-Deben de estar por llegar. -Me dice él. Le tomo de la mano y le miro. El me da un guiño en apoyo y acaricia mi mano para que me calme.
Unos segundos después las puertas son abiertas, y entran dos personas más al comedor: Kebi y Amún.
Ella siempre tan estilizada, pero elegante para su edad. Con su larga melena de color negro. Lo que más me llama la atención de ella aparte de sus ojos oscuros son esos hermosos collares que siempre lleva. Por su parte Amún, es robusto, pero se ve probablemente más joven de lo que aparenta. Siempre con una mirada rígida, que podría llegar a intimidar a cualquiera.
Trago algo de saliva.
Benjamín se pone de pie y yo imito su reacción. -Padre, Madre. Quiero presentarles formalmente a mi novia. Ella es Alexia Stanley.
Hago una pequeña reverencia sin bajar mucho el cuerpo, en señal de respeto. -Sr. y Sra. Mubarak, es un placer conocerlos formalmente. -Les doy una de mis mejores sonrisas.
-Alexia -Kebi se acerca a mí y me toma de las manos. -Es un placer conocerte finalmente. -Benjamín nos ha hablado mucho sobre ti. Eres más hermosa que en la fotografía.
Le miro a él. Y luego a ella. -Wow, muchas gracias.
Me da un beso en la mejilla a modo de saludo.
-Es un placer tenerte aquí. Espero que puedas sentirte como en tu casa. -Me dice Amún. -Pueden sentarse.
Ambos nos sentamos nuevamente en las sillas y Amún y Kebi se sientan cada uno en cada extremo de la mesa.
-¿Y? ¿Qué tal tu estadía? ¿Te gusta El Cairo? -pregunta Kebi con amabilidad.
-Es un lugar hermoso. Todo lo que he visto, me parece interesante.
-Concuerdo contigo, y que bueno que te ha gustado. -Responde la vampira.
-¿Como se conocieron? -Pregunta Amún fijando sus ojos en mí.
Antes de responder, al parecer una criada humana se acerca con unas copas. Abre la puerta y luego espera la señal de alguno de los padres de Ben para pasar a la estancia, cuando la tiene se acerca a nosotros y en cada puesto, deja cuatro copas de sangre servidas.
Sangre humana.
Benjamín toma mi mano debajo de la mesa. En sus ojos hay una pregunta.
Trago saliva por segunda vez. -Nos conocimos por medio a Renesmee. Yo, cuando era humana estudiaba con Renesmee en la escuela preparatoria. Desde entonces, hemos sido amigas.
-Ya veo. -Toma un trago de su copa. -¿No van a probar sus copas?
Kebi mira a su marido expectante. -Quizás no se sienten cómodos con la sangre humana.
-¡Tonterías! -responde el. -¿Cierto, chicos?
Nos miramos entre nosotros. Estoy apretando la mano de mi novio con fuerza. -No hay problema. - Respondo yo.
Después del descontrol con Alec, digamos que recurrir a la sangre animal fue bastante complicado y también hale a Benjamín a ello. Aunque la toma de las dos.
-No Lexi. -Responde de repente. -Si no quieres tomártela, no pasa nada. ¿Verdad, papa?
Esta vez Ben mira con desafío a su padre.
-Se relaciona con los Cullen, ellos se sienten más cómodos con la sangre animal. Seguro que Norma podría cambiar la copa por sangre animal. -Interviene Kebi.
-Bien. -Responde Amún.
Y así fue, la criada vino nuevamente y cambio la copa, me ha traído sangre de liebre, creo. Esta vez me tome el sorbo. Y Benjamín siguió bebiendo de su copa.
-¿Y quién te convirtió? -pregunta el padre de mi novio.
-Ella no tiene que hablar de eso si no quiere compartirlo -dice Kebi en mi defensa.
-No se preocupe. Puedo compartir esto; Me convierto Alec Vulturi y la razón de mi muerte como humana fue un asesinato con un arma. Alec me ayudo.
-Ya veo -su cara no parece tan feliz al saber esto. -¿Te agrada ser vampiro? ¿Extrañas tu vida como humana? ¿A tu familia?
-Que puedo decir, al principio fue difícil, pero me estoy acostumbrando. Si extraño a mi familia, principalmente a mi madre, ha sufrido mucho por mi culpa. Solo me conformo ahora con verla de lejos.
-Bueno supongo que verla de lejos ayuda un poco. Me gustaría saber realmente cuáles son tus intenciones con mi hijo. ¿Lo amas? ¿O te funciona más el beneficio material?
-¡Papa! -se queja Benjamín
Dios mío, sí que es directo ese señor.
-¡Amún! -Se queja Kebi.
-De acuerdo. Solo quiero saber cuáles son sus intenciones. -Le responde a su esposa.
-Nos amamos -aseguro.
-Estamos muy enamorados. -Aclara Ben.
-Eso es fantástico. Creo que, como príncipe Benjamín, debe tener a alguien ideal a su lado cuando llegue el momento de que gobierne la ciudad. -Me explica el.
Un momento. ¿Gobernar?
-Como una princesa... -Digo
-Si. A Benjamín, lo quieren todos aquí. Es su príncipe. Esperan que algún día se case. Esa persona se volverá la nueva princesa.
Estaba tomando un trago en el momento que el pronuncio estas palabras. Casi lo escupo. Trago el líquido con dificultad. Y toso levemente.
-¿Estas bien? -Me pregunta mi novio.
-Si, eso creo. Bebi de la copa demasiado rápido, disculpen.
-Sería estupendo, poder preparar una boda para legalizar su noviazgo. -Comenta Kebi entusiasmada.
Oh por Dios. ¿Boda? ¿Te amo? ¿Acostarnos? Esto es demasiado rápido.
Siento que me está faltando el aire.
-Creo mama, que una boda llegara en su oportuno momento. -Comenta Benjamín. -Está en nuestros planes, pero no exactamente ahora mismo. -Responde con el debido respeto.
-Bien, no hay problema. -Dice la señora de la casa.
-Aun así, esperamos con ansias ese momento. -Amún toma otro sorbo. -Si sucede, y ustedes se casan, en el momento indicado; ¿Estarías dispuesta a gobernar con él?
Eso es una buena pregunta.
¿Sería capaz?
No sé qué responder a eso.
Ahora mismo, apenas puedo llevar mis pensamientos con calma.
Un pensamiento a la vez.
...
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