A JungKook le encantaba dormir junto a su novio, tanto así que le era imposible dormir sin él. Cuando no estaba entre sus brazos, solía pasar noches en insomnio pensando en cuánto lo necesitaba.
JungKook no era un romántico, nunca lo había sido. Pero el pelinegro le hacía descubrir nuevas facetas suyas. Por JiMin podía ser hasta un Romeo si se lo propusiera, exceptuando la parte de la muerte.
—¡Jeon JungKookie! —canturreó su pequeño novio “despertándolo” –porque al no sentir su presencia entre sus brazos y darse cuenta que en realidad estaba abrazando una almohada, despertó de mal humor– para luego abalanzarse sobre JungKook.
—Buenos días JiMinnie —bostezó JungKook ya feliz teniendo a su pelinegro en brazos, a pesar de que aún estaba cansado.
—¿Dormiste bien? —JiMin se sentó en su regazo y comenzó a acariciar su cabello, sabía que a JungKook le gustaba mucho ser mimado por él, así que aprovechaba cada momento para darle cariño.
—Mh... —bufó el castaño. Abrió finalmente los ojos y miró a Park con una sonrisa de lo siento en su rostro.— dormía bien hasta que me di cuenta que no estaba abrazando a mi Mochi, sino a una fea almohada.
JiMin río y besó la frente de JungKook.
—Bajemos JungKookie —JiMin se bajó del regazo de JungKook y tomó su mano para bajar por las escaleras e ie a la cocina.
La mayoría de las parejas se mimaban entre ellos en público, quién sabe porqué, pero a JungKook y a JiMin no les importaba estar en público o en privado para demostrar lo mucho que se amaban.
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