Días más tarde había salido del trabajo para ir a comprar directamente al supermercado, ya que mi madre me lo había pedido. Últimamente estaba de una forma extraña y no es que me preocupara, pero se notaba distinta, como esperando algo.
Mire de arriba hacia abajo la lista, una y otra vez, quería asegurarme de que todo estuviera sin que se me pasara algo sin comprar.
—Salsa de tomate picante para tacos —leí la etiqueta del producto, mientras me imagina un taco picante.
Que rico.
El sonido del teléfono móvil hizo que moviera en seguida para tomarlo, dejando la salsa de tomate en carrito de supermercado.
—¿Alo? —contesto.
—Hola mi amor — Me dice Justin y en seguida sonrió.
—¿Cómo estas cariño? —le pregunto mientras camina con el carrito de supermercado en dirección al pasillo de carnes.
—Bien ¿y tú? ¿Aún falta para que te vaya a buscar? —me pregunta.
Sonrió de nuevo como idiota ante ello.
—Ya te estoy te estoy extrañando y odiando el trabajo porque no te puedo ver todos los días —me dice.
—Eres mi vecino, eso es una excusa —le digo mientras lo escuchaba.
—Ya pero en mi defensa, llego a dormir —me dice mientras yo veía las carnes. Elegí la que mi mamá había pedido.
—Tranquilo que no diré nada, pero fin de semana eres mío cariño —le digo.
—¿Tú crees que no mi naranjita? —rodeo los ojos ante ese apodo.
Ciertamente antes estaba como un cangrejo de color ahora estoy de un color naranjo más claro, como una naranja.
—Tengo unas ganas de ponerte en cuatro —Expresa seductoramente mi novio—. De ver tu trasero abi...
—¡Justin! —le chillo.
Justin da una carcajada a través del teléfono mientras yo seguía caminado por los pasillos.
—Me encantas naranjita —me dice—. Eres tan tímida pero en otras situaciones eres toda una gatita en celos.
Siento mis mejillas calientes en seguida.
—Después te llamo, que estoy haciendo las compras —le digo.
—No te vayas a molestar —me dice rápidamente.
—Para nada —le digo—. Pero esta gatita está ocupada. Así que te veré cuando llegue.
—Está bien, pasare por tu casa mi amor —me dice.
—Ya mi amor.
—Adiós mi naranjita caliente —Me dice cuando le corto llamada.
Por lo menos no era una naranja caliente y con una placa en los dientes. Gracias a los cielos que ya no tenía eso en mi dentadura, tras los días pudo sacármela el dentista, pero tendré que ir a una revisión constante para ver cómo están mis dientes, ya que después de aquel golpe que me dio Justin sin querer con la puerta de su auto, quedaron algo resentidos.
Me dijeron que tenía que comer por algunas semanas cosas que no hicieran masticar mucho a mi mandíbula.
Pague el encargo de alimentos para después tomar un taxi e irme a la casa. La verdad que es que le hubiera pedido a Justin que me viniera a buscar pero no quería, eso era todo.
Me alegre cuando llegue a mi casa, ya que comería tacos y bueno, es una delicia. Baje las bolsas y le pague al taxista, para después entrar a mi hogar. Me quite los zapatos en seguida, ya que cuando uno trabaja los tacones duelen cuando eres recién principiante en esto.
Escuche risas de la cocina y sonríe ante, de seguro seria Justin con mi madre. Deje las bolsas en la mesa de sala y al hacerlo, me doy cuenta que no era la risa de Justin.
En seguida veo a mi madre salir de la cocina con el Dr. Kast.
Mis nervios en seguida salieron a flote.
—Llegaste cariño —me madre me un abrazo y un beso—. Veo que has traído lo que te había pedido.
—Si mamá —le digo.
El Dr. Kast en seguida me sonríe.
—Un gusto de verte de nuevo _____ —me dice por mi nombre.
—Digo lo mismo —cuando él me da un beso en la mejilla como saludo.
—Deberías ponerte zapatos cariño —dice mi madre al verme pies descalzos.
—Ahh...si, lo había olvidado —digo rápidamente—. Iré a mi habitación.
Mi madre sonríe al igual que el Dr. Kast. En seguida subo a mi habitación para ducharme y cambiarme de ropa.
¿Por qué él está en mi casa? ¿Por qué mierda mi madre lo habrá invitado? ¿De verdad mi madre se habrá fijado en alguien como él? No es que el Dr Kasta sea malo, pero tras todo lo que el vivió no le veo un estado emocional todavía estable.
Ojala no cene con nosotras.
Pero para mi mala suerte si iba a cenar con nosotras. Tras haberme duchado y cambiado, había bajado y lo primero que me había topado era con el Dr. Kast tomando una copa de vino en la cocina con mi madre, mientras ella preparaba la cena; tacos.
—Qué bueno que has bajado cariño —me dice ella mientras picaba las verduras—. Podrías ayudarme a colocar la mesa.
—No, comamos acá, ella viene del trabajo y seguro está muy cansada —le dice.
—Pero como vamos a comer acá —objeta ella contra de él.
—No te preocupes —veo como Owen la toma de los hombros.
Mis ojos se salen orbita ante eso.
—Relájate, eso solo una comida —le dice él a ella.
En seguida levanto una ceja ¿Qué está pasando aquí? Bajo mi ceja en seguida cuando él se voltea a mirarme.
—¿Me ayudas? Que yo no sé dónde están las cosas —miro a mi madre en silencio quien me sonríe y luego le asiento a él.
Ayudo a Owen poner la mesa de la cocina para comer en este lugar mientras mi madre preparaba la comida. El doctor no me dijo nada, de hecho comento cosas con mi madre, quien le sonreía muy dulce para mi gusto.
—¿Por qué tan callada pequeña? —me pregunta el doctor cuando nos sentamos.
Mi madre sirve la comida y algo de vino para todos. Si había comida, además de los tacos.
—Trabajo —le digo con una sonrisa.
—¿Mucho? —me vuelve a preguntar y le asiento.
Veo como mi madre le da una mirada.
—El cansancio —dice ella.
—Si la entiendo, después de un día duro de trabajo, lo único que quieres es comida y tu casa —dice con una risilla entre sus labios.
—Agradezco ya no ser enferma —le dice ella con toda la confianza del mundo.
Me sirvo un taco mientras sigo ocultando mis ganas de tirarle el taco en cara al doctor, pero es un taco, así que no.
—Pero nos divertíamos cuando trabajamos juntos —dice el girando a mi madre con una sonrisa estúpida.
—¿Tiene algo entre ustedes dos? —le pregunto y siento que sus miradas van hacia mí.
Siento que los saco de onda prácticamente y sentí mis mejillas teñirse rojas.
—¿Qué? —expresa mi madre mirándome.
Oh no, la he cagado.
El Dr. Kast se ríe para tomar la copa de vino.
—Sigue siendo una gran amiga para mi _____, tu madre es una gran amiga y colega —me dice pronto mirándome —. Pero creo que no es tu incumbencia si es que ella tuviera algo con alguien.
Reprimí mis ganas de tirarle la copa de vino.
Sé que era ex jefe mi madre pero me hace raro que sea "amiguito de ella", siendo que cuando se fue prácticamente no le dijo que estaba despedida.
—Disculpe si le molesto, pero es mi madre y la protejo, créame —Owen hace una sonrisa.
—Me encanta tu hija, ojala hubiera sido así Lewis —le dice a mi madre.
—¿Y cómo esta él? —Veo como la pregunta le incomoda a él, como a mí.
—Bien, no he sabido mucho de él hace un año, ya que hemos tenido nuestros encuentros, pero está haciendo negocios, es lo que se dedica él —nos dice.
—Pensé que había estudiado medicina — Le dice mi madre y Owen levanta los hombros.
—No era para eso —dice simplemente.
—Mmm..ya veo —dice ella.
—Gin supo manipular la situación —Owen toma otra copa de vino—. Siempre supo cómo manipularlo, pero a estas alturas me pregunto si habré sido un buen padre para él o lo suficiente para él.
Veo a mi madre mirarlo seria.
—Puedo decirte que fuiste un padre para él y que él te adora, pero Gin sigue siendo su madre.
—Algo que me hubiera gustado cambiar —dice él—. Perdón si les cuento esto, no quiero incomodarlas a ustedes.
—No, no se preocupe —le digo por mi parte.
Veo como mi madre le acaricia el brazo de forma compasiva.
—Si estás aquí es por algo, así que tranquilo —le dice ella.
Ante que preguntara por aquello, suena el timbre y me doy cuenta que debía ser Justin.
—Voy —le digo.
Corro hacia la entrada de la puerta y cuando la abro, siento los brazos de Justin, quien me toma para darme algunas vueltas.
—¡Justin! —chillo emocionada por ello.
—He mi naranjita —me baja para darme besos dulces en mi rostro.
Me rio suavemente ante aquello.
—Pa...para —le digo entre risas.
Justin se ríe al igual que yo, mientras él me seguida dando besos.
—Te extrañe —me dice.
—Pero si me viste hace dos días —le digo.
—No importa mi naranjita —me dice y me abraza—. Oh que te extrañe.
Siento su perfume en su cuello, mientras los abrazaba. La verdad es que también lo extrañaba, ya que su olor de hombre con su perfume me encantaba. Podría decir que ya era más que adicta a él.
—¿Vamos a cenar? —me pregunta.
—De hecho, ya estamos cenando —Le digo—. Esta el ex jefe mi madre con nosotros.
—Oh...ya veo —me dice—. Si quieres puedes venir a comer.
—No quiero incomodar, pero te quiero a ti, así que creo que tendré que raptarte.
—Mañana trabajo —le digo—. Además estoy cenando con ellos, no pue...
En seguida Justin me toma entre sus brazos para abrir más la puerta.
—¡Suegra me la llevo un ratito! —grita para que ella la escuche.
Sin decir nada más Justin me saca en pijama a la calle para llevarme a su casa.
—No soy un saco de papas —le digo.
—No lo eres, pero eres una naranjita que me quiero comer ahora —me dice.
—También tu naranjita se pondrá acida para tu gusto —le digo.
—Me encanta lo acido también —me dice y yo le piñizco su trasero—. No hagas eso.
—Entonces bájame por favor —le digo.
—Si, en seguida si ya llegamos.
Veo desde abajo como Justin me hace entrar a su casa para cerrar la puerta y recién bajarme. Mi cabello queda en mi rostro y me lo saco, mientras tenía una estúpida sonrisa en su cara.
—Que divertido —le digo de forma sarcástica al verlo. Justin sube los hombros y luego los bajas, dándome a entender que no era relevante.
—Será divertido cuando te empieces a bajar ese short —me dice para tocarme.
—¿No está tu madre y tu hermana? —le pregunto y él me niega—. ¿Dónde fueron?
—Quizás a comer o quizás le pague a las dos para que fueran al cine —me dice.
—Solo para tener sexo lo hiciste —me dice y siento como Justin empieza abajar mis shorts.
—Si mi amor, no sabes cuantas ganas tengo de comerte —me dice.
Yo me hago hacia atrás, en seguida Justin empuja mi cuerpo con delicadeza al sofá, para sacarme mi parte de abajo.
—Que rica es tu naranjita —me dice y siento mis mejillas calientes.
—Pervertido.
Justin me sonríe.
—Tu pervertido.