Adoptada

By StephanieMufinn

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Jade... Al nacer, su madre la dio en adopción... ¿El padre? Abandonó a su madre al saber sobre su embaraz... More

😜 Prólogo 😜
😪 El Primer Día 😪
😍 El hijo del director 😍
😦 ¿Bisexual? 😦
⚡ La Tormenta ⚡
☔ La Práctica ☔
💊 ¿Esteroides? 💊

🕍 Esta es mi casa 🕍

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By StephanieMufinn

El molesto sonido de la alarma me despertó. La apagué luego de poder quitarme a Theo de encima.

-Vamos. – Me puse de pie.

Caminé hasta el baño y contemplé el frizz que tenía en el pelo. Cosas que pasan cuando no me seco el pelo luego de bañarme, bien yo.

-Uy... No se ve bien. – Me miró desde el marco de la puerta del baño.

Lo miré a través del espejo y cerré la puerta.

-¡Que malos modales!

Esto no va a arreglarse con nada.

Me quité la ropa y entré a la ducha luego de poner música, claro.

La ducha era rápida, así que solo pasaron casi dos canciones y salí rápidamente.

Envuelta en una toalla, salí del baño y cerré la puerta principal del cuarto, que Theo había dejado abierta al salir.

Tomé ropa del armario. Uno Jeans negros y un buzo mostaza de lana abrigado. El día seguía horrible. Me puse mis zapatos y le hice un doblado al dobladillo del jean, dejándolo por encima de mis tobillos.

Me paré frente al espejo encima de la cómoda, conecté el secador y tomé el cepillo para peinarme mientras me secaba el cabello.

-Cinco minutos... - Pasó Theo por la puerta dejando el mensaje.

Alcancé a secarme la mayor parte. Pasé de esa tarea, tomé los cuadernos correspondientes al día y los metí dentro de la mochila. Entre ellos también el que me prestó Amy.

Me miré por última vez en el espejo y me di cuenta de que no me había puesto maquillaje.

-¡Me voy! – Gritó Theo desde abajo.

Gruñí, tomé la máscara de pestañas y el delineador negro de encima de la cómoda.

Theo es capaz de irse sin mí y más después de lo que pasó ayer.

Rápidamente tomé mi mochila y un abrigo negro de detrás de la puerta. Guardé el teléfono en el bolsillo trasero de mi jean y bajé con velocidad las escaleras.

-Vamos. – Pasé de él y salí de la casa.

Theo salió detrás de mí y abrió las puertas del auto con el botón de las llaves.

Me senté en el asiento del acompañante y bajé el parasol para poder verme en el espejo pequeño que tenía.

Theo me vio fuera del auto y sonrió amargamente.

Una vez dentro encendió el coche y se puso en marcha.

-¿Tienes que maquillarte? ¿De verdad es necesario?

-Sí, sino quiero parecer una rata... A demás, voy a presentarme a las pruebas de porristas. – Le explicaba mientras me aplicaba la máscara en el ojo derecho. Theo frenó de golpe haciendo que todo mi parpado quedara negro.

-Ups... - Sonrió. Suspiré.

-¿Sabes? No importa. – Tomé una toallita húmeda de las que siempre llevo conmigo y desmaquillé mi ojo.

Lo apliqué de nuevo y esta vez sin ningún problema, al igual que con el ojo izquierdo. Guardé la máscara y delineé un poco la parte baja de mis ojos.

Dejé el parasol como estaba y guardé el delineador.

Theo me dejó una calle antes de llegar.

Tomé mi teléfono y conecté mis auriculares. Puse una canción aleatoria y di marcha. Segundos después dejé de escuchar y sentí un leve impacto al pecharme con alguien. Era un chico de un cabello color café y ojos color miel claros.

-Oh, lo siento. – Se puso de cuclillas y tomó mi teléfono, el cual había caído. Sólo sonreí. – Ten. – Me sonrió amigable. – Está intacto.

-Genial... - Logré decir. La verdad es que no sabía que más decir.

-Bien, hum... Nos vemos. – Se marchó y vi como trotó hacia una porrista rubia, la cual no me miraba muy contenta.

Me coloqué los auriculares una vez más y volví a retomar el camino que el chico me había interrumpido.

Se me hacía conocido de algún lado, solo que no podía darme cuenta de dónde.

Al llegar me reuní con Matt y Amy.

***

Las clases pasaron normales hasta la hora del almuerzo.

-¿Nerviosa? – Preguntó Amy.

-¿Por qué? – Fruncí el ceño.

-Tienes la prueba de porristas después de clases... ¿Cómo te sientes?

-Bien... Supongo.

No estaba nerviosa.

-Te haré compañía. – Sonrió.

-¿Segura?

-Si... Eso me recuerda... - La mire. – Dejé mis llaves en casa y mamá no vuelve hasta tarde. ¿Aceptas mi hermosa presencia en tu casa?

Me atoré con el jugo que estaba bebiendo.

-Hum... ¿Y Matt? – Suspiró.

-Su madre lo obligó a cuidar a los hijos de sus vecinos hoy por la tarde. ¿No quieres que vaya? – Frunció el ceño.

-No, no es eso... Es que... Mi casa es un lío y...

-Vamos, somos amigas... No me molesta un poco de desorden... A demás, no tengo donde quedarme hasta tarde...

No iba a dejar tirada a Amy. Y no quería decirle que no, somos amigas y no estaría bien. Mi único problema es Theo y agreguemos también a la hermana de Matt.

No creo que haya forma de que no se crucen.

¿Tendré que contarle a Amy? Sé que puedo confiar en ella, pero aun así prefiero dejar todo como está.

Soy realista y sé que tanto ella, como Matt y todos los demás, lo sabrán en algún momento.

-Bien, después de clases vamos a casa. – Sonrió. – Hablando de Matt... - Lo busqué con la mirada.

-Fue a dejar algunas cosas en su casillero. – Asentí con la cabeza y lo vi entrar al comedor detrás de Amy.

Se deslizó en el asiento hasta llegar a mi lado.

-Este no va a ser tu día... - Me dijo.

-¿De qué hablas? – Fruncí el ceño confundida.

Amy escuchaba atenta.

-Escuché a Emily hablar de ti. Pasé a darle las llaves de casa a mi hermana porque hoy sale temprano y...

-Ve al punto Matt. – Lo apuró Amy.

-Oh, si... ¿Qué pasó hoy con Bryan? – Me miró.

-¿Bryan? Apenas sabe nuestros nombres... - La miré. – Es verdad. – Alcé los hombros y asentí.

-Emily dijo que hoy hablaron...

-Matt... ¡No sé quién es Bryan!

Matt alzó la vista en su busca.

-Ve... - Lo señaló con la cabeza detrás de nosotros.

Me di la vuelta y vi una mesa llena de personas. Todos en ella estaban riendo y pasándola bien.

-Hay diez personas ahí, Matt.

-¿Ves los gemelos? – Amy intentó ubicarme. – El de la derecha.

Achiné los ojos y logré verlos. ¿Enserio?

-¿Enserio? Nos tropezamos hoy, apenas hablamos.

-Sea lo que sea, a Emily no le agradó.

-¿Y por qué debería preocuparme? – Me apoyé en la mesa.

-Puede influir en la prueba de hoy. – Matt robó una papa del plato de Amy.

-Una sola persona no puede decidir si quedo fuera.

-No, pero tendrás que sorprenderlas si de verdad quieres quedar.

-Es lo que planeaba hacer desde un principio.

***

No podía concéntrame en clase. Tenía que hablar con Theo, tenía que irse para cuando saliera de clase.

Alcé la mano para llamar la atención del profesor.

-¿Si?

-Tengo que ir al baño. – Suspiró.

-¿Es urgente? – Asentí. - ¿Qué tanto? – Fruncí el ceño. – Supongo que no necesito la información... Rápido Jade. – Sonreí y caminé con rapidez hacia la salida.

Una vez en el baño, me encerré en un cubículo, tomé mi teléfono y marqué el número de Theo.

Lo llamé una, dos, tres veces y no tuve respuesta. Sé que debe estar teniendo asuntos importantes en este momento, pero no puedo esperar.

Volví a llamarlo y para mi sorpresa, atendió.

-¡¿Qué?! – Se lo escuchaba agitado. No pude evitar dejar salir una pequeña risa.

-¿Interrumpo? – Sonreí.

-¿Qué quieres? – Se escuchaba un poco molesto.

-Solo es tu hermosa hermana llamándote...

-Voy a cortar ahora... - Se escuchaba un pequeño eco de fondo.

-¡No! Espera... Te queda una hora, cuando salga de clases, Amy irá conmigo a casa.

-¿Qué?

-No tiene donde quedarse y quiere acompañarme a la prueba hoy.

-Sueñas que no voy a estar en la casa, no tengo a donde ir.

-Ya hablé con mamá y me dijo que si, no puedes quedarte. – Mentí.

-¿También le dijiste que quieres echarme de la casa? Tranquila, lo hago yo.

-Theo, vamos... ¿No tienes amigos todavía? Tomas las cosas para la práctica y te vas a la casa de alguno de ellos.

-Bien, nos vemos en la práctica. – Bufó.

-...¿Y? – Reí. - ¿Cómo va eso?

-Cierra la boca.

-¿Por qué no apagaste el teléfono?

-Me olvide, ¿Si?

-Ya sabes que hacer la próxima... Ve, sal del baño y sigue haciendo... Eso... Una hora, Theo... - Le recordé.

-¿Cómo sabes que... - Corté la llamada antes de que pudiera decir otra cosa.

Escuché como se abría la puerta del baño.

-Ya no sé qué hacer con ella, Ryan... Me vuelve loco... - Escuché una voz masculina.

<<<¿Qué?>>>

-Créeme... Lo sé... No solo a ti.

Díganme que no soy tan inútil como para meterme al baño de hombres...

-Pero tú no estás con ella... La amo, pero es estresante.

-Sabías en qué te metías al estar con Emily, no entiendo cuál es el problema. – Se escucharon sus braguetas bajándose.

<<<Emily...>>>

¿Es la misma Emily?

-Que ahora tengo dos Ryan en mi vida y no es tan fácil como parece.

-Yo tengo dos Bryan en mi vida y no me estoy quejando.

Supongo que sí.

-No puedes comparar. No es lo mismo. – Subieron sus braguetas.

-Tú no compares, ella no es como yo... Bueno... Tal vez un poco, pero no está bien que lo hagas. – Se escuchó un suspiro. – ¿Y a qué viene todo esto?

-La chica con la que me tropecé hoy. La estuvo mirando mal todo el día y solo nos tropezamos, no tiene sentido.

Oí el lavamanos abrirse.

-¿Era bonita?

-¿Por qué...

-Responde.

-Pues sí, pero ¿Qué tiene que ver?

-Bryan, Bryan, Bryan... ¿No has aprendido nada? Ahí tienes la respuesta.

-¿Qué tiene que sea bonita?

-Es Emily... ¿Crees que se hubiera molestado si te hubieras tropezado con Nina?

-Hum...

-Exacto. Piénsalo al revés. ¿Qué tal si ella se hubiera tropezado con un chico guapo?

¿Cómo reaccionarías? ¿No querrías arrancarle las extremidades?

-Hum... No y no tendría reacción, solo tropezaron.

-Oh, ese sería yo... Olvídalo, vamos.

Oí la puerta abrir y cerrarse.

Suspiré por toda la estupidez que acabo de oír.

Me puse de pie y caminé hacia la puerta, pero esta se abrió antes.

-Hum... Hola. – Saludé.

El chico pálido de lentes, brackets y afro solo me sonrió tímido y alzó la mano en un saludo. Hice una mueca y lo aparté para ir a clase.

Al entrar me senté en mi lugar y tocó el timbre de salida.

Veía como todos salían de la clase quedando yo de última. Guardé mis cosas, me colgué la mochila en la espalda y caminé hacia la salida. Creo que estuve un buen rato en el baño.

-Sí era urgente el asunto del baño... - Dijo el profesor revisando tus carpetas. – No volveré a cuestionarle una salida al baño, Wells.

Frené de golpe y me di la vuelta.

-Hum... Sr. Díaz... ¿Puede llamarme por mi nombre? – Tomé las tiras de la mochila entre mis manos. Apartó la vista de sus carpetas.

-Claro, Jade... - Sonreí. –Y... Dime Javier. – Me devolvió la sonrisa.

Reí y salí de clase.

Mientras salía de clase, me llamó la atención la ausencia de Chris.

Tomé mi teléfono y le escribí un mensaje mientras caminaba a la salida.

No fue una buena idea, no veía por donde iba y peché con alguien.

-Oh, lo sien... Hey. – Me sonrió simpática.

-Hola... Perdón, no veía por donde iba. – Le sonreí.

-Tranquila, pasa todo el tiempo... ¿Lista para la prueba de hoy?

-Claro, ahí me verán... - La observé esperando una respuesta.

-Oh, claro, Melanie... Puedes decirme Mel, todos lo hacen. – Sonrió.

-Lindo nombre. – Ya no sabía que decir.

-Gracias, yo...

-¡Mel! ¡Tenemos que irnos! – La llamaron desde la salida.

-Tengo que irme. – Trotó unos pasos. - ¿Necesitas que te lleven? – Se volteó.

-No, estoy bien.

-Bien.

La miré hasta que la perdí de vista.

Minutos después, ya estaba en la salida con Amy y Matt.

-¿Matt? ¿No tenías que cuidar niños?

-Lo obligue a que se quedara conmigo hasta que salieras. Puedes irte.

-Soy libre... La veo luego, niñas. – Comenzó a trotar hasta que ya no lo vi más.

-Bien, vamos. – Sonrió como una niña pequeña.

Aunque Theo me dijo que se iría, seguía nerviosa. Así que intenté caminar lo más lento para darle tiempo.

-No vi a Chris hoy... - Comentó.

-Ni yo. Le mandé un mensaje.

-¿Hablan? – Se sorprendió.

-Hum, sí...

-¿Y respondió?

-Hum... - Revisé mi teléfono. – No, aún no.

***

Después de caminar y caminar, llegamos a la entrada.

-Hola Fred. – Le sonreí.

-Es un barrio privado... - Balbuceó Amy.

-Srta. Jede... – Me miró sonriente. - ¿Qué tal el día? ¿Adaptándose?

-Bien, lo estoy intentado...

-Mi amiga vive en un barrio privado...

-¿Una amiga? – Preguntó.

-Sí. – Suspiré.

-Se acostumbrará, ya verá. – Asentí.

-Hum... Fred...

-¿Si? – Lo aparté lejos de Amy.

-¿Theo ya se fue? – Asintió con la cabeza y me guiñó el ojo. Suspiré – Gracias.

Fred es el portero del barrio. Antes de salir o entrar, pasamos por él.

En la mudanza tuvimos un lazo amistoso. Es un hombre de unos cincuenta años. Su pelo es canoso y sus ojos azules combinan con su uniforme.

Entró en su cabina y nos abrió las puertas.

-Adiós, Alfred...

-Fred... - La corregí.

-Lo siento. – Se disculpó. - ¿Por qué no me dijiste?

-¿Era importante? – Fruncí el ceño.

-Podrías haberlo comentado, sí... - Reí.

En el camino, Amy comentaba cada casa que veía. Me contaba que haría si viviera en cualquiera de ellas... Tiene buena imaginación, solo eso voy a decirles.

Nos encontrábamos frente la casa.

-Así que... ¿Esta es tu casa?

-Así es... - Suspiré y crucé la larga entrada. – Mis padres no están en casa así que... – Me voltee y Amy seguía donde la había dejado.

-Amy...

-¿Qué? Ah, sí. – Trotó hasta llegar a mi lado. - ¿En qué trabajan tus padres?

-Mi padre dirige su empresa y mi madre la de ella, entre otras cosas. Básicamente toda mi familia está metida en estas cosas así sea por contactos, amigos, trabajos, herencias, concursos...

-Genial... - Sonrió.

-Si... - Suspiré.

Llegamos a la entrada y Amy daba pequeños saltitos de alegría.

-Amy...

-Perdón, pero estoy impresionada...

Abrí la puerta y dejé que Amy pasara primero.

-Ningún comentario Amy...

Amy abrió la boca para decir algo, pero rápidamente la cerró y no dijo nada.

-Voy a mostrarte lo que debes saber. Sígueme.

Enseguida de la entrada, venía la sala. Allí estaba la tele, el sofá, los muebles principales, ya saben...

Las gamas de colores eran oscuros como negro, marrón, blanco, decoraciones en rojo, gris, etc.

-La sala. - Dejé que la viera unos segundos. Miró el gran sofá. – Bien, pruébalo.

-¡Sí! – Se lanzó a él y reí. – Adóptame. – Suspiró.

-Vamos. – Reí y se puso de pie.

A la derecha estaba la cocina que era separada de la sala por una larga barra.

-De repente me dio hambre... - Balbuceó impresionada.

-¿Qué quieres de comer?

-Es broma... Wow... ¿Cuánta comida entra ahí? – Miró el refrigerador.

-La que queramos...

Se sentó en la mesa de en medio.

-¿Qué haces?

-Solo quería ver que se siente comer aquí día a día...

-No solemos comer aquí, pero está bien.

-¿Y dónde comen? – Frunció el ceño. Señalé detrás de ella.

La cocina también conectaba con el comedor a través de un marco de puerta doble.

-¿Aquí solo comen?

-Así es... Subamos. – Asintió la cabeza.

Cada mínimo detalle le impresionaba. Si me pongo en su lugar, tal vez también estaría así.

-¿Vamos a tu habitación? – Preguntó mientras subíamos las escaleras de madera y cristal.

-Sí.

-¿Cuántos pisos tiene?

-Cuatro, creo.

-Te amo. – Reí.

Estábamos frente a la puerta.

-¿Quieres hacer los honores? – Reí.

-¿Qué hice para merecer esto? – Abrió la puerta. – La vista...

-Sí... En la noche se ve mucho más lindo, créeme. – Me tumbé en la cama en un suspiro y tomé mi teléfono.

Chris me había respondido.

-"¿Estas bien? ¿Por qué no viniste?" – Le había preguntado.

-"No me sentí bien... Así que... ¿Notaste mi ausencia?" – Sonreí.

-¿Qué es esto? – Miraba una lámpara común fijamente.

-"Hum... No lo creo. Amy logró que lo notara."

-Es solo una lámpara, Amy.

-¿Y qué hace?

-Ilumina...

-Sensacional... - Fruncí el ceño. – ¿No te molesta la luz en la mañana? Digo, donde debería ir una pared, solo hay vidrio...

Busqué el interruptor en la cabecera de la cama y lo presioné.

Las gruesas cortinas blancas comenzaron a cerrarse lentamente.

-Quiero diez...

Sonó mi teléfono.

-"Tal vez debería salir con Amy mañana..." – Sonreí.

-"Tal vez..."

-¡Amo tu baño! – Gritó desde dentro. – Es del tamaño de mi habitación. – Salió despeinada.

-¿Qué hiciste?

-No lo sé... Presioné un botón.

-El secador de pared... No lo recomendaría.

-¿Por qué? – Frunció el ceño.

Me puse de pie y la puse enfrente al espejo de mi cómoda.

-Oh... Entendí... - Asentí. - ¡¿Qué es eso?! – Me hizo a un lado.

-Es el...

-¡Closet! No respiro...

-Lo mismo dije cuando lo vi...

-¡Mi casa cabe en tu closet! – Exageró.

Admito que el closet es lo que más me gusta de mi habitación. Es muy amplio.

-Son dos pisos... ¿Lo sabes, no?

-Sí... Está todo dividido por estación. Arriba otoño e invierno y abajo es primavera y verano.

-Quiero probarme todo.

-Podemos hacerlo si algún día te quedas...

Tomó su teléfono.

-¿Qué haces?

-Llamo a mamá...

-Dame eso. – Le quité el teléfono y lo lancé a la cama. – Arreglamos para el fin de semana.

-¡Sí! Y podemos invitar a Matt.

-Y podemos invitar a Matt...

-Espera a que le cuente todo...

-Sí... ¿Qué? – La miré. – No, nada de esto a nadie. Pueden venir, pero esa es mi única condición. Qué lo vea por sí mismo.

-Bien, te entiendo... Entonces, espera...¿Por qué nos conocemos? – Fruncí el ceño. – Sí, ¿Por qué no vas a un colegio privado? – Me alcé de hombros.

-El ambiente no es muy bueno allí. – Suspiré y me senté en la ventana. Amy tomó asiento frente a mí. – Muchos ricos sin sentimientos, egoístas, prejuiciosos y egocéntricos. – Asintió.

-Y no quieres que piensen así de ti aquí. ¿Por eso no quieres que nadie sepa?

-Ya hay muchos que lo saben, pero no es por eso. Las personas esperan mucho de mi familia, siempre buscan sobornos o quieren ser mis amigos por otras cuestiones. – Observé mi habitación.

-Entiendo, no diré nada. Lo prometo. – Me sonrió e hice lo mismo. – No puedo esperar a dormir aquí. – Miro la habitación. Fruncí el ceño.

-Oh, no. No dormiremos aquí. – Sonreí y frunció el ceño. – Sígueme.

-Me va a dar algo.

Nos pusimos de pie y bajé las escaleras. Sin darme cuenta estuve hablando sola. Me di la vuelta y había perdido a Amy de vista.

Volví a subir las escaleras y la encontré frente a la puerta de Theo.

-¡Amy! – Dio un salto de susto y se dio la vuelta.

-Perdón, ¿Qué hay dentro?

-Es la habitación para visitas, está con llave. Vamos, no te pierdas.

Salimos a la parte de atrás de la casa y nos encontramos con la gran piscina y la casa de las películas. O al menos así le decimos Theo y yo.

-¿Qué es eso? – La señaló.

-Ahí es donde dormiremos. ¿Quieres entrar?

-¿Necesitas que te responda? – Sonrió.

Todas las paredes eran de cristal. Había una chimenea, refrigerador y barra. Una gran pantalla blanca que ocupaba toda una sección de cristal donde se proyectaban las películas. Dos grandes sofás y dos pufs que ocupaban dos personas.

Fuera de la casa, si queríamos azar algunos malvaviscos o charlar en la noche bajo las estrellas, había sillones alrededor de una mesa con fogata.

-Recuérdame traer traje de baño...

-Lo haré... - Suspiré.

-Hey, dejemos todo esto por el momento... ¿Yo dije eso? – Reímos. - Tienes que alistarte para la prueba.

-Tienes razón... Volvamos.

Hace mucho que no subía nada, perdón.
Quiero escribir porque me gusta y no quiero que se vuelva una obligación, sino va a dejar de gustarme. Entiendan.
Les dejo algunas imágenes del capítulo para que me entiendan un poco al leer. 

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