Al fin, dan las nueve en punto. Los policías del juzgado cierran las puertas y se quedan delante de ellas. Jayden me aprieta la mano cuando el juez entra y se sienta con cara de pocos amigos. Mira a ambos abogados y mira a los policías que hay a su derecha, junto a una puerta.
- Que entre la acusada.
Los policías abren la puerta y la mantienen abierta. Nerviosa, le suelto la mano a Jayden y me inclino un poco hacia delante para agarrar el respaldo del banco de Malec con ambas manos. Inconscientemente, aguanto la respiración. Me tenso al escuchar el sonido de unos tacones. Agarro con más fuerza el respaldo del asiento delante de mí.
Sharon aparece delante de todo el mundo, con ambas manos esposadas y con Zihara flanqueándola. Aprieto los labios para intentar no llorar. Su cara tiene un tono amarillento, y zonas en las que parece que ha tenido un moratón ya que aun están un poco moradas. Tiene grandes ojeras bajo los ojos y la mirada muy seria y cansada. Le cuesta caminar, no tiene la energía habitual, sino que parece que cada paso le costara un sacrificio. Apenas mira a nadie, simplemente mira hacia delante. Con poco tacto, Zihara la sienta en la silla que hay en el medio.
Un poco más detrás, a la izquierda, esta Martin, y a la derecha, está el abogado contrario. Es un hombre viejo, con canas, lo que me lleva a pensar que probablemente tenga experiencia en la abogacía. Miro a Martin, él está mirando a Sharon y al juez. Joder, no sabe qué hacer.
- Señora policía, presente el caso y exponga los cargos por los que se acusa a la señorita Sanz, si es tan amable.
¿Sanz? No sabía que se apellidara así... Sharon Sanz. Zihara asiente y da un paso al frente.
- La señorita Sanz está acusada de ayudar a los terroristas que recientemente atentaron contra el instituto, además de asesinato, posesión y distribución de drogas, alteración del orden público, robo, resistencia a la autoridad y mantener una vivienda completamente ilegal.
Noto la mirada de Jayden en mi cuando Zihara empieza a decir los cargos. Yo no le miro, tengo algo mucho más grave que atender. Dios, si saben todo eso... ¿Cómo va a librarse de esta? Sin poder evitarlo, una lagrima baja por mi mejilla al posar la vista en su espalda. Tiene los hombros caídos, como si no pudiera más, como si se hubiera rendido. Por el rabillo del ojo veo la cara sorprendida de Andy, estará alucinando por los cargos que tiene. Malec se gira y me mira un solo segundo, tiene la misma mirada asustada que probablemente tengo yo.
- Gracias, puede retirarse. - Le dice el juez. ¿Y ya está? ¿No va a decir nada del video? Zihara camina hasta la puerta de la que ha salido Sharon y se pone delante. - Teniendo en cuenta la gravedad de los cargos, daré paso al abogado acusador primero.
Trago saliva cuando el hombre viejo se levanta. Se mete una mano en el bolsillo y la otra la levanta a la altura de sus costillas.
- Señoría, teniendo en cuenta los antecedentes de la señorita Sanz respecto a la posesión de estupefacientes, no creo que quepa duda de que sus cargos son ciertos. Al igual que el robo, es algo habitual para mi acusada. - Dice girándose y mirándola a los ojos. - De todas maneras, son cargos graves, pero aun así pequeños, si los comparamos con la ayuda que proporciono a los terroristas. Tengo un testigo que afirma haberla visto hablando con los sujetos responsables del terrorismo antes del atentado y sobretodo, mientras este ocurría. El abogado defensor puede interrogarlo si lo desea, pero ya adelanto que la señorita Sanz es capaz de matar, ya que mi testigo también presencio como, tras una pequeña disputa, ella asesinaba al que sería su compañero.
Sharon no parece inmutarse de lo que el abogado acusador ha dicho, no como yo. Estoy paralizada, pero si no lo estuviera sé que me faltaría muy poco para levantarme y decir que está mintiendo. Pero incluso si lo hiciera, lejos de escucharme, lo más probable es que me echaran de la sala. Así que mantengo la boca cerrada.
- ¿Tiene algo más que añadir sobre los cargos de alteración del orden público, resistencia a la autoridad y la vivienda ilegal? - Le pregunta el juez con su voz seria. El abogado aparta la vista de Sharon para mirar al juez de nuevo.
- No será necesario, tiene un documento con todas las evidencias señoría. - Dice el abogado, con aire de suficiencia. ¿Evidencias? Apoyo la frente en el respaldo del asiento y me aparto las lágrimas. Ya está. Ni Martin, ni Malec van a poder contrarrestar esto.
- ¿Estas bien? - Me dice Jayden. - ¿Necesitas el inhalador? - Yo niego con la cabeza.
- Me temo que no tengo dichos papeles, abogado. - Le dice el juez. Levanto la cabeza al escucharlo. El juez mira fijamente y con su cara de pocos amigos al abogado. Él, se acerca a su mesa y mira los papeles que tiene sobre ella.
- No lo entiendo, debería tenerlos. - Dice el abogado, sin saber qué hacer. ¡Si! La suerte está de nuestra parte. Sin evidencias no hay acusación. Miro a Sharon, con algo más de esperanza. Tiene la cabeza un poco inclinada hacia delante, para que el pelo le tape la cara, pero aun así puedo ver su sonrisa. La misma que esbozo cuando tiro a Malec de la silla. No ha sido cosa de suerte, ese documento no se ha perdido. ¿Cómo lo ha hecho? Ella rápidamente borra la sonrisa y vuelve a levantar la cabeza.
- Sin evidencias, son simples especulaciones, abogado. Tiene la palabra el abogado defensor.
Martin se levanta tan rápido que Sharon se sobresalta. Respiro hondo.
- En primer lugar, señoría, me gustaría remarcar que yo también tengo un testigo que afirma haber visto a la señorita Sanz junto a los terroristas. Pero no conversando, ni discutiendo, sino acabando con uno de ellos cuando este trataba de matar a una de sus compañeras.
- ¿Afirma entonces que su defendida mato a aquel hombre? - Le pregunta el juez. Mierda, Martin. ¿Qué haces? El parece tener un plan, pero como ese plan falle será Sharon quien ira directa a la cárcel.
- Así es señoría, defenderé este acto tras comprobar la respuesta del testigo contrario, si me lo permite. - Dice Martin. El juez asiente y se aleja del respaldo de su silla para poner ambas manos sobre la mesa.
- Se acepta. Continúe, abogado.
- Gracias. Como iba diciendo, las acusaciones del abogado acusador no tienen fundamento, primero porque no hay evidencia de ello. Mi clienta jamás ha estado en posesión de drogas, señoría. Esos antiguos antecedentes que ha mencionado, no son justos ya que cuando la señorita Sanz tenia trece años fue secuestrada y obligada a distribuir estas sustancias. La ley no ve este tipo de casos como posesión y distribución de drogas. - Dice Martin girándose para mirar a Zihara unos segundos. - Ya que son papeles clasificados, los he traído para que pueda verlos. Señoría, permiso para acercarme.
- Se acepta. - Dice el juez y se coloca las gafas para recibir el papel de Martin. Le echa un vistazo y asiente. - Continúe.
- No me tomare el robo como una acusación ya que no hay pruebas que afirmen dicha acusación. Respecto a la vivienda de mi clienta, es cierto que vive en una vivienda no aceptada por la ley, pero esto se debe a que su tutor murió hace un año y no tiene a nadie quien se haga cargo de ella, me temo. - Sharon gira la cabeza hacia Martin cuando lo dice. Yo me tapo la boca. Dios, está muerto. Sharon baja la cabeza y veo como sus hombros bajan aún más. Cuanto desearía poder abrazarla ahora mismo... Sé cuánto cariño le tenía a su tutor, aunque la abandonara.
- ¿Tiene el certificado de defunción? - Le pregunta el juez mientras mira a Sharon, extrañado por su sorpresa.
- Aquí mismo, señoría. - Dice Martin entregándole otro papel, este grapado. - Para finalizar, me gustaría hablar de cierto video que en los últimos días ha circulado por las redes sociales. Un equipo objetivo de informáticos lo ha revisado y a certificado que el video es veraz. No ha sido manipulado de ninguna manera. Lo que me lleva a preguntarme si realmente la señorita Sanz ha presentado resistencia a la autoridad como un crimen, o por los abusos de la policía. Permiso para poner el video, señoría.
- Se acepta. - El juez parece más animado ahora. Yo miro a Zihara. Tiene los ojos bien abiertos, como si fuera la primera noticia que tiene sobre el video. Bien, voy a disfrutar viendo su cara. Martin le da al play y en la pantalla aparece el video que grave, se muestra a Zihara limándose las uñas y a Tomas golpeándola. La cara de Zihara es de pura sorpresa y terror. Mira al juez justo cuando él la mira a ella.
- Guardias. - Llama firmemente el juez. - Que la señorita sea firmemente vigilada hasta que se dicte el veredicto.
Los guardias de la sala no tardan en situarse junto a Zihara. Ella encuentra mi mirada en ese mismo momento, y aunque desearía que no me hubiera visto, no aparto la mirada de ella hasta que el juez habla de nuevo.
- ¿Desea añadir algo más, abogado?
- Es todo, señoría.
- Bien, en ese caso pasamos al abogado acusador. ¿Va a interrogar a alguien? - Le pregunta.
- Si, señoría. Llamo a declarar al testigo contrario. - Dice.
Martin se gira hacia Malec y le indica donde sentarse. Le dice algo más y el asiente.
- ¿Jura decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad, ante este tribunal? - Le pregunta el juez directamente.
- L-lo juro. - Dice Malec, claramente nervioso. El juez asiente y mira al abogado. Malec mira a Sharon una única vez y después a mí. Ella hace el amago de girar la cabeza, pasa saber hacia dónde está mirando Malec, pero un policía se lo impide. Joder.
- ¿Podría decirme su nombre? - Le pregunta.
- Malec.
- Bien Malec, sabes porque estas aquí así que te lo preguntare directamente. ¿Viste a Sharon matar a sangre fría a aquel hombre?
- S-si...
- Perdona, no te he oído. ¿Podrías repetirlo, por favor?
Malec se aclara la garganta.
- Si. La vi hacerlo para salvarnos.
- Pero ella en ningún momento dijo que fuera para salvaros. ¿Oh sí? - Dice quedando frente a él.
- Bueno... No. Pero se vio cuando ella...
- ¿La vio gritar después de eso? ¿Llorar? ¿Hizo algún acto que demostrara lo arrepentida que estaba por haber matado a un hombre? - Le pregunta sin dejarle acabar de hablar.
- N-no... ¡Había una bomba! Yo tampoco me hubiera parado a pensarlo en ese momento.
- Estoy confundido. ¿Cómo fueron los hechos entonces? - El abogado no parece estar confundido, tiene aspecto de saber exactamente qué es lo que hace. - ¿La bomba estaba allí y ella lo mato, o, ella lo mato y después descubrió la bomba?
- ... Lo mato primero.
- De manera que tomo la decisión de matarlo libremente. ¿No pudo tomar esa decisión, quizás, porque se había peleado con él? Se pelearon, lo mato y después descubrió la bomba. ¿Fue así como sucedió? - El abogado frunce el ceño.
- No hubo pelea.
- De manera que, sin ningún tipo de pelea o enfado anterior, lo mato y después descubrió la bomba. Gracias Malec, no hay más preguntas.
Malec abre la boca y la cierra dos veces, asimilando lo que acaba de ocurrir. Mi mente intenta procesarlo también, pero solo puedo pensar en lo despreciable que es el abogado. Esta transgiversando los hechos.
- Me gustaría llamas a declarar a la acusada, la señorita Sanz.
Sharon se levanta y camina hasta el asiento, hace el mismo juramento que Malec y se queda mirando fijamente al abogado. Su cara es muy seria y sigue estando amarilla. Dios, tiene un aspecto horrible.
- Señorita Sanz, ¿mato usted a ese hombre? - Le pregunta directamente.
- Si, lo hice. - Me estremezco al escuchar su voz. Suena un poco ronca y cansada, pero aun así hace que recuerde las veces que me ha llamado por mi nombre.
- ¿Podría aclararnos porque lo hizo?
- Al principio, no iba a enfrentarme a ellos, solamente iba a huir. - Dice mirando a Andy, pasa la vista a Malec y entonces me ve. Levanta la cabeza un poco y se le abren los ojos. Deja de hablar y me mira fijamente. Se muerde un poco el labio inferior y continúa hablando, sin dejar de mirarme. - Pero entonces me di cuenta de que no podía hacerlo. Había visto el arma, querían que la profesora matara a sus alumnos uno a uno, o sino la matarían a ella. No podía dejar que eso ocurriera. Había gente a la que quería en esa aula, no podía simplemente irme. Además, ya me habían visto y me estaban siguiendo.
Las lágrimas bañan mi rostro.
- Te quiero. - Le digo moviendo los labios sin emitir ningún sonido.
- Así que volvió y lo mato. - Dice el abogado.
- Yo no he dicho eso. - Dice Sharon rompiendo el contacto visual conmigo. - He dicho que pensé en actuar. Después empezaron a dispararme. Me estaban pisando los talones y tenían armas. Estaba asustada. Lo hice sin pensarlo siquiera.
- Yo creo, señorita Sanz, que usted conocía a esos hombres. Que la vieran y usted pudiera huir estaba planeado, de esa manera quedaría impune de sus actos. Pero ellos no querían cabos sueltos y decidieron ir a por usted. De manera que los mato. ¿Cómo sabia sino en que momento justo entrar en el aula? Si no me equivoco, las clases habían empezado hacía varias horas y según el informe policial, no tiene cuartada para esa mañana. Es todo, señoría.
Sharon me mira los diez segundos que puede antes de que la sienten en la silla y no la dejen mirarme de nuevo. Martin saca a declarar a Andy, y hacen el mismo proceso que con Sharon y Malec.
- Andy, ¿verdad? Me gustaría ir directo al grano así que se lo preguntare directamente. ¿Vio a Sharon matar a uno de los terroristas?
- Si.
- ¿Y cómo la vio? ¿Le pareció que estaba temblando, que parecía fuera de sí?
- Completamente. Estaba descontrolada. - Dice Andy sin parpadear y con una pequeña sonrisa. Se me encoge el estómago, pero Martin parece saber lo que hace y antes le ha salido bien. Confió en ti, Martin.
- Gracias, Andy. - Dice Martin alejándose de él y caminando hacia el centro de nuevo. - Señoría, ambos testigos concuerdan en que Sharon parecía estar fuera de sí. Y esto se debe a que estando en una situación de vida o muerte, la ansiedad y el fuerte estrés nublaron la mente de mi defendida. Ella simplemente trato de sobrevivir y salvar a sus compañeros. Alego pues, que mi clienta estaba bajo los efectos de la locura transitoria.
- ¿Que? - Dice el abogado acusador.
- Silencio abogado, espere su turno. - Le reprende el juez.
- También me gustaría aclarar una inconcluencia en la historia, basada en fundamentos, del abogado acusador. Si mi clienta hubiera sabido lo que iba a ocurrir, ¿no hubiera buscado una cuartada para que su declaración no tambaleara? ¿No tendría acaso una cuartada perfecta? No la tiene, de manera que la balanza se inclina a su favor. Ya he aclarado el resto de los cargos, pero aun así me gustaría que mi clienta hiciera un par de declaraciones, si me lo permite señoría.
- Se acepta. - Dice el juez y Sharon sube al estrado de nuevo.
- ¿Ha visto el video, señorita Sanz?
- Si.
- ¿Declara usted que es veraz y que eso ocurrió de verdad?
Sharon se agarra el estómago y asiente.
- Si, es verdad. - Martin se fija en su gesto y se acerca al juez para decirle algo. El juez asiente y ordena a Sharon que se acerque también.
Los tres hablan durante cinco minutos que se me hacen eternos. Toda la sala esta en silencio, tratando de escuchar lo que dicen. Veo como Sharon se sube la camiseta discretamente. El juez asiente y mira a Zihara. Después le pregunta algo a Sharon y ella pasa la vista por la sala. Señala con la cabeza a alguien en la otra esquina. Miro hacia la misma zona para descubrir a Tomas, que está mirando a Zihara, asustado. Esta blanco como el papel. Después Sharon vuelve a su asiento, esta vez flanqueada por los guardias del juzgado y no policías. Martin vuelve a su asiento también.
- Teniendo en cuenta las declaraciones, documentos y hechos que han expuesto ambas partes, declaro a Sharon Sanz inocente de los cargos de asesinato y terrorismo. Se anulan los cargos de robo y posesión y distribución de drogas por falta de pruebas. Y respecto a los cargos de resistencia a la autoridad y alteración del orden público, queda absuelta debido a la evidencia audiovisual del abuso. Ambos policías, quedan arrestados y a la espera de mi sentencia. Se levanta la sesión.
Lágrimas de felicidad empiezan a bajar por mis mejillas. Todo el mundo se levanta, y antes que todos ellos yo salto de mi asiento y corro hasta ella, sin poder esperar más. La abrazo con fuerza y al mismo tiempo empiezo a llorar desconsoladamente.
- Te quiero, te quiero. - Le susurro al oído antes de que los guardias del juzgado me separen de ella. Sharon está llorando. Sus ojos esmeraldas brillan más de lo normal por el agua de las lágrimas. Me sonríe y ambas mejillas se empiezan a llenar de lágrimas. Una tras otra, no dejan de caer desde sus preciosos ojos.
No tardan en separarnos y en llevársela. Cuando salimos, todo el mundo hace preguntas, sobre todo, pero yo me alejo de ellos y me quedo en la puerta.
- ¿No vienes? - Me dice Jayden.
- Quiero esperarla. Quiero estar aquí cuando salga. - Jayden asiente y me da un beso en la frente.
- Estoy muy feliz por ti, hermanita. Ahora ya sé que no va a pasarte nada. - Dice y siento que sus palabras quieren decir algo más de lo que realmente dicen. Con una sonrisa de oreja a oreja, se aleja con Malec que me mira extrañado. Le sonrió y le despido con la mano.
Diez minutos después, las puertas se abren y aparece Sharon acariciándose la muñeca, ya no tiene las esposas, pero tiene la zona muy roja. Nada más verme, corre hasta mí y me levanta con ganas mientras damos una vuelta. Cuando me baja, me abraza con tanta fuerza que temo que vaya a romperme.
- Estaba tan preocupada... Cuando supe que te tenían me asusté tanto. - Le digo. Noto el agua en mis ojos de nuevo.
- Lo sé, lo sé. Lo siento. - Dice besándome al fin. - Lo siento. - Repite y me da otro beso.
Creo que hay algún guardia del juzgado detrás de ella, pero no me importa ni lo más mínimo. Solo me importa ella. Esta aquí, está bien. Sharon enreda su lengua con la mía como siempre hace y yo, como siempre, me derrito al sentirlo.
No es un beso de esos lentos, sino que es un beso impaciente, ansioso y deseado, muy deseado. Hace que me estremezca de la cabeza a los pies. Le acaricio el cuello con la mano y enredo los dedos en el nacimiento del pelo para acercarla más. Sharon encaja su cadera con la mía como si supiera exactamente cómo hacerlo, como si lo hubiera hecho un millón de veces antes. Cuando se separa, habla con una voz tan ronca y sensual que me nubla la mente.
- Tu y yo tenemos amaneceres pendientes, ¿no te parece? – Susurra.