Tu sonrisa de regaliz

By virgifedeli

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Hinata conoció a Naruto en la primaria, y fue ahí cuando su sonrisa e impetuosidad dibujaron una filosofía de... More

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By virgifedeli


Recapitulemos. Cuando estaba en primaria recuerdo haber sido muy tímida y al mismo tiempo cerrada. No me importaba pasar desapercibida y no hacia ningún esfuerzo por que me notaran. Estaba bien en mi pequeña burbuja.

Mi vida era así. No me esforzaba realmente, si algo sucedía, sucedía y si no, no. Iba a la escuela porque tenía que hacerlo, estudiaba porque así lo quería papá, pero sólo lo justo y necesario.

No había una motivación en mi vida...

Hasta que él apareció.

Su rostro infantil me es más visible ahora. Claro que lo recuerdo, él es la razón de lo que yo soy ahora. ¡Le debo todo mi mundo a ese chico!

Si no fuese por él jamás me hubiese dado cuenta que la vida era más de las obligaciones que tenía que cumplir como ser humano, y que era capaz de lograr cualquier cosa que me propusiese. Que podía cambiar la injusticia y que podía sacarle una sonrisa a un rostro triste.

Naruto era la razón de mi ideología, lo que tanto había olvidado, pero agradecía encarecidamente.

Nunca olvidaré lo que él hizo por mí.

—¡Tierra llamando a Hinata! ¿Hay alguien ahí dentro? —sentí los nudillos de Shion golpear mi frente como si de una puerta se tratara, sacándome de manera brusca de mis –últimamente comunes- divagues mentales.

—¡Auch! ¡Shion, sabes que odio que hagas eso!

—¡concéntrate en la práctica! ¿Dónde tienes tu cabeza ahora? ¿Será que por fin Hinata Hyuga se enamoró?

Me abochorné ante su insinuante comentario, y pude sentir como mis mejillas se calentaban por la realidad irónica de que sí estaba pensando en un chico, pero no de la forma en que ella cree.

—Que tontería...—farfullé dándome vuelta para terminar ahí la conversación.

No es que fuera de esas chicas que no creen en el amor ni están interesadas en buscar pareja. Qué tontería. Sólo que imaginar ese motivo y unirlo con Naruto, se me hacía muy raro, además de apresurado, apenas podía procesar todo lo que pasaba por mi mente con respecto a él. ¡Y apenas lo conocía hace una semana!

Como era de esperarse, a Naruto y Suigetsu los suspendieron por unos días, casi toda la siguiente semana. Cuando Kiba me lo contó sentí una especie de deja vu –otra vez- y recordé a cantidad de veces que Naruto se ausentaba en la primaria por estar castigado.

La vez que me defendió sólo estuvo fuera por unos dos o tres días. Ahora que recuerdo, me reprocho no haberle hecho algún presente en forma de agradecimiento, más que sólo palabras.

Pero ahora que la vida me había dado la oportunidad de volvérmelo a encontrar podía reivindicar eso, podría darle el agradecimiento que se merece...

Pero, ¿qué le daba?

No lo conocía nada como para saber que podría gustarle recibir... ¿quizás alguna comida? A los hombres les gusta comer, y a mí no se me da mal cocinar...supongo que es lo más seguro.

Me dirigía fuera del colegio enfundada de nuevo en mi uniforme después de la práctica aún con ese pensamiento, ahora la duda estaba en que podía cocinarle...

—¡Hina!

Voltee atolondrada hacia la persona que gritó mi nombre y veo la sonriente mirada perruna de Kiba dirigiéndose hacia mí. Me terminé de girar y le sonreí en respuesta antes de contestar.

—Hola Kiba. ¿Qué haces aquí?

—Acabo de salir de mi practica con el equipo de futbol.

Ahora que lo recuerdo, Kiba me había dicho que el lunes comenzaron los entrenamientos. Es curioso que después de cuatro días, y saliendo al mismo horario, recién nos encontráramos por primera vez hoy.

—¿Vas a tu casa?

—No, iré a lo de Ino para ser su conejillo de indias con unos peinados que quiere probar en mi pobre cabello—acaricié sutilmente mis hebras azabaches y Kiba se rio.

—Sólo no dejes que te lo corte, lo tienes muy largo.

Y era cierto, cuando conocí a Ino y Kiba en primero de secundaria aún tenía mi cabello corto por encima de mi nuca. Y gracias a un comentario halagador y motivador de la rubia sobre mi belleza, decidí dejármelo crecer.

Con el tiempo me fue gustando, y hasta mi padre decía que me hacía ver igual a mi madre, lo cual me alegró mucho y me motivó aún más. Ahora lo tengo por la cintura y en serio me encanta.

—Dudo que se atreva a hacer eso...pero me defenderé ante cualquier circunstancia.

Kiba rio de nuevo y se alejó despidiéndose de mí con una mano alzada.

Hoy Hanabi también iba a ir a la casa de una amiga, así que no tengo que pasar por ella.

Me fui por el camino de la puerta principal y, justo cuando volteé en la última esquina del pasillo que quedaba para llegar a ella, me encontré con Naruto hablando con ese chico de la otra vez en la cafetería: Rock Lee. Ambos en medio de la puerta.

Se veía que estaban en una conversación muy amena, era bueno saber que Naruto y él pudieron formar una buena relación luego de lo sucedido la semana pasada. Naruto era nuevo así que no le vendría mal tener nuevos amigos.

Cuando me di cuenta, de nuevo su intensa mirada azul estaba sobre mí, y volví a enrojecer de la vergüenza. ¿Por qué con él siempre me siento tan torpe?

Me sonrió, y al ver esa expresión en su rostro el chico Lee también se giró hacia mí.

—Hinata. Hola —habló suave y acentuando su sonrisa que hacía remarcar esas rayas en sus mejillas.

Me acerqué vacilante más por cortesía que por otra cosa, si de mí dependiera hubiese salido de allí corriendo. Ni siquiera tenía un motivo, pero era eso lo que mi mente demandaba. Que cobarde eres Hinata.

—Hola —me obligué a no tartamudear, y afortunadamente salió bien. Aunque sentía que era lo único valiente que podría hacer mi voz por mí en ese momento—. Mucho gusto, soy Hinata —me dirigí cortésmente al muchacho junto a él, que en realidad no conocía, sólo por palabras de Kiba y Shikamaru.

—¡Hola Hinata! ¡Encantado de conocerte, soy Rock Lee! —este chico era muy efusivo. tomó mi mano sin darme cuenta y la agitó con ambas suyas. Casi siento que me sacaba el brazo.

—E-encantada —apenas pude articular y vi de reojo como la sonrisa de Naruto cambiaba a una divertida. Genial—. No sabía que ya habías regresado Naruto-kun. Me alegro —comenté cuando finalmente me soltó, dirigiendo mi mirada al rubio con cara inocente.

—Así es, hoy. Aunque el otro sujeto no tuvo tanta suerte y no regresará hasta el lunes.

—Pues se lo tiene bien merecido. ¿Cómo se atreve a actuar de esa forma? Es un completo idiota.

Fruncí el ceño totalmente indignada, y es que ya me había embalado. En verdad no soporto esos actos tan injustos, y yo no soy de las que se quejan por todo, pero tengo mis límites ante tales situaciones.

Elevé de nuevo mi vista a Naruto y vi que me miraba con una ceja enarcada y la comisura izquierda de sus labios levemente alzada. Y entonces caí en mi comportamiento, ¡de nuevo se estaba riendo de mí!

«Pero es que tú Hinata, ¿cuándo vas a aprender a moderarte frente a desconocidos? ¡Eres una dama, compórtate!»

—Entiendo tu indignación, Hinata-san. Pero la violencia nunca resolverá nuestros problemas, al final de todo se hará justicia —Lee hablaba como todo un motivador profesional y yo sólo podía asentir con las mejillas teñidas de carmín —. Eso fue lo que le estaba diciendo a Naruto-kun, pero de todas formas agradezco su ayuda y lo aprecio —el de cejas pobladas miró a Naruto con admiración y este le devolvió la misma mirada determinada.

—Ni hablar, cejotas, no podía quedarme sin hacer nada.

Cuando sonrió de forma tan abierta al afirmar esas palabras de nuevo la imagen del Naruto de nueve años volvía a mí. Tan radiante, tan resuelto, era el estandarte de todo lo que yo creía.

Lee se despidió de nosotros y no sé de qué manera terminé caminando junto a Naruto-kun algunas calles. Íbamos en silencio, el cual para mí era bastante incómodo, pero a él parecía no molestarle.

Un par de veces dirigí sutilmente mi mirada hacía su perfil, buscando la manera en la que podría iniciar la conversación que tanto quería tener con él.

Él... ¿se acordaría de mí?

—¿No quieres uno?

—¿eh?

—Un churro, si quieres uno.

Sólo en ese momento me di cuenta de que él señalaba un carro de churros a mitad de cuadra, y que podía sentirse hasta aquí el delicioso olor a frito.

Mi estómago rugió descaradamente y me lo sostuve con ambas manos en un vago intento por calmarlo.

Lo miré apenada, pero él pareció no haberse percatado de aquello.

—No tengo dinero —y era cierto, porque lo estaba guardando para, con Hanabi, comprarle el regalo de cumpleaños a mamá. Sabía que esa decisión me iba a limitar en casos como estos, pero quería tomarla, era por mamá.

—No te preocupes por eso, yo te pago —se giró y se encaminó al carro de churros no dándole importancia a mi pobreza. Sinceramente mi estómago se lo agradeció, porque de verdad quería una de esas dulzuras.

Naruto compró media docena y nos comimos tres cada uno. Eran de los mejores churros que había probado en mi vida. Tomé nota mental del lugar para volver alguna vez.

Las calles siguientes que nos quedaban ya no estaba ese incómodo silencio. Hablamos de un sin fin de cosas sin importancia, pero que en ese momento la tenían toda. Descubrí que su comida favorita era el ramen y que no recordaba la última vez que había probado un churro. Tenía que admitir que yo hace tiempo tampoco comía uno.

Me hizo reír muchas veces, y me puso feliz saber que aún conservaba esa característica efusividad que tenía de niño.

Tan absorta estaba que no me percaté del momento en que llegamos a la esquina que dividía nuestros caminos.

Cuando él se detuvo, se colocó frente a mí y me extendió su mano. Yo lo miré un segundo y sonreí cuando lo comprendí.

Se la estreche y una sonrisa entre ambos bastó para ese momento.

—Nos veremos mañana, Hinata.

—Adiós, Naruto-kun.

Cuando se marchó me quedé mirándolo mientras caminaba en reversa un par de metros con sus manos elevadas aun despidiéndose de mí.

Seguí su caminar unos minutos más, perdiendo en mis pupilas su silueta por el horizonte.

Hasta que me percaté de algo...

—¡Olvidé preguntarle si me recordaba!

Hinata...

Eres tan torpe...


.

.

.




¡Buenas noches/ mañanas / tardes!

Aquí con un nuevo capítulo que decidí comenzar a escribir hoy y la inspiración me ayudó para poder terminarlo xD

Lamento si ven algún error, no tuve tiempo (ni ganas) de revisarlo jeje

Espero que les haya gustado. 

Díganme que les va pareciendo la historia y que esperan que suceda...

Sin más que agregar me despido.

¡bye, bye!

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