Mi Señor de los Dragones

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Los Señores de los Dragones, como Bakugou, son seres longevos que amaestran dragones y dedican sus días a luc... More

Canción
Presentación
I: 500 años
II: Hacia Mangaio
III: Es una palabra antigua
IV: Sanguia en las mejilias
V: La Misión del Caballero
VI: Posada llena
VII: Loco do merda
VIII: Mapas
IX: Vida familiar
X: ¿Qué significa eso?
XI: Historias del pasado
XII: Diferencias
XIII: ¿Qué hay en el cielo, Deku?
XIV: No lo digas
XV: Los dragones no son malos
XVI: Chizochan
XVII: Bakuro
XVIII: ¿Por qué eres un guerrero?
XIX: Perdóname
XX: Volcán
XXI: Qué terrible es la destrucción
XXIII: Rasaquan
XXIV: Festival de los Diez Días
(Extra 1) A menos que quieras seguir
(Extra 2) Deadvlei, Leitrim y Anathema
XXV: Esposa
XXVI: Momochan
XXVII: El Señor de los Dragones del Centro
(Extra 3) Mashinna
XXVIII: Hermanos
XXIX: La bonita, o la otra
XXX: Viento negro
XXXI: Llámame, y yo vendré
XXXII: Serendipia
XXXIII: Sangre Vieja
XXXIV: Señores poderosos
XXXV: Mensajes
XXXVI: Maestra
XXXVII: Guardián de los Secretos
XXXVIII: Tatuaje
XXXIX: Criaturas similares
XL: Los secretos de las Sombras
XLI: Tiempos menos simples
XLII: Destinados a luchar
XLIII: Le están derrotando
XLIV: Ocaso
XLV: El Señor de los Dragones de Farinha
XLVI: Seichan
XLVII: La Vida del Bosque
XLVIII: El Monte de los Dragones
XLIX: Lágrimas
L: Los que quedan
LI: El guerrero y el protector
LII: Salvadores del Reino
LIII: Decisiones y decepciones
LIV: Serenidad y furia
LV: Una oportunidad
LVI: Búsqueda
LVII: Una trampa
LVIII: Malas Nuevas
LIX: No viene a luchar
LX: Por todas mis sombras
LXI: Caballero y guerrero
LXII: Enemigo del Reino
LXIV: Adamat

XXII: Morir

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Extracto de cuaderno de notas anónimo
Página 33, línea 3
"... pareciera ser que, mientras menos Señores de los Dragones hay, más fuertes son los que quedan. Me pregunto por qué...".


———


Morir.

La respiración se ralentiza. Los colores desaparecen. La luz se vuelve demasiado fuerte. El aire se vuelve liviano y ya no puedes respirarlo.

Morir.

Es suave y pacífico, si bien no placentero. Duele un poco, aquí y allá. Arde. Y luego calma. Alborota. Y luego tranquiliza.

Morir.

Despacio.

Las voces... ¿de quiénes son esas voces? ¿Y qué dicen? ¿Qué repiten? ¿Qué gritan?

No se ve nada. Sólo blanco. Pero las voces se precipitan encima de él, remolinos sobre su piel, prácticamente puede tocarlas.

Voces que se sienten.

Luces que se escuchan.

Tristezas que se saborean.

Todo está revuelto.

Hay caricias suaves sobre su piel que no vienen de las voces. Hay algo más... algo más ahí. Hay un aroma, un aroma muy fuerte, un olor a las montañas, a la tierra y a las oscuridades.

Es lo mismo a lo que olió su montaña por tanto tiempo.

Pero un poco diferente.

Un poco más vivo.

Con un poco más de personalidad.

—Dar, calmează-te, dragon —oye a una voz aterciopelada decir. Se desliza suave entre sus oídos y a través de sus neuronas. Le toca fibras desconocidas. Voz serena, voz oscura, voz lejana.

Y cercana. Voz que huele a montaña.

Cuando Mirio abre los ojos, no sabe nada. No sabe absolutamente nada.

¿Cuánto tiempo ha pasado? ¿En dónde está? ¿Y por qué? ¿Acaso ya es libre? ¿A dónde se fue todo lo demás, las voces y los aromas y el olor a montaña?

No, no, no. Lo último sigue aquí. La montaña tranquila sigue junto a él. Mirio, que alcanza a ver el techo de piedra iluminado vagamente por luz natural, mueve suavemente el rostro para mirar hacia un lado.

Qué hay. En dónde está. Por qué.

Un lengüetazo repentino le saca de todo. Se voltea hacia el otro lado y sonríe cuando ve a Sol ahí.

—¡Hey! —dice. Sol mueve la enorme cola, aunque Mirio no lo ve. Le vuelve a lamer. Mirio sonríe y ríe. Es una risa menos vacía que la que tuviera antes, encerrado en la Montaña de la Mañana. Se sienta sobre la piedra. Nota que tiene el torso desnudo, envuelto en trapos, en hojas, en ungüentos de perfumes extraños. Pero lo que más nota es ese olor sobre su piel. Ese olor a montaña que no es su montaña.

Detecta movimiento. Voltea a ver. Y un par de ojos oscuros y alargados le devuelven la mirada.

Es esa. Es esa la otra montaña. Mirio vuelve a sonreír.

—Hola, Montaña —saluda. El otro ladea la cabeza.

—Sí, hola... ¿cum te simtes?

Ahora es Mirio quien ladea la cabeza.

—Bien.

Hace el amago de ponerse de pie. La otra montaña le observa. Lleva puesta una capa de viaje negra que le cubre hasta la cabeza. Y está agachado junto a un pequeño fuego, sobre el que se cocina un artefacto de metal.

Todo es muy interesante, piensa Mirio, a pesar de que no entiende nada.

—¿Quién eres, Montaña? ¿Qué Montaña eres?

El otro eleva una ceja.

—No soy un montaña... soy un Sombra...

El chico parpadea. Pero no deja de sonreír. Eso confunde un poco al otro, que nunca en su vida ha encontrado suficientes razones como para sonreír por tanto tiempo seguido. Y que mucho menos esperaría que el otro las tuviera, dada la vida miserable y solitaria que ha tenido...

Pero Mirio sonríe. Sonríe y, de pronto, a la Sombra no le sorprende que a este Señor se le haya dado la Montaña de la Mañana ni al gran dragón Lemillion. Es luz. Él es luz y nada podría haber encajado mejor con él.

El Señor empieza a aproximarse. A paso suave. Algunas de sus heridas todavía deben dolerle. Y sonríe. Sonríe a pesar de ello.

Y se acerca. La Sombra le vigila.

—¿Tienes hambre, Mirio?

El Señor se detiene. La sonrisa se desvanece, siendo reemplazada por una expresión de sorpresa.

—Sabes mi nombre, Sombra.

El otro sonríe un poco. De lado. Muy apenas.

—Da, sé tu nombre.

—Hablas raro.

La Sombra desvía la mirada.

—No soy foarte bueno... con Lengua Común... más bueno con Lengua de Sombras.

—Oh.

Mirio vuelve a sonreír.

—¿Y por qué sabes mi nombre?

Mirio se acerca a él. Se agacha a su lado. La Sombra le mira. Los ojos oscuros de la Sombra se encuentran con los rojos del Señor.

—Uh... —pero la Sombra ve como una de las manos de Mirio se eleva y le toma del antebrazo.

Es un agarre suave, sutil, al menos desde el punto de vista del Señor.

Pero, desde el punto de vista de cualquier otra criatura, el agarre de un Señor siempre se siente como si fueran dedos de piedra los que acabasen de endurecerse alrededor de uno. Es un agarre del cual es imposible escapar. Mirio inclina la cabeza hacia el frente y, pareciendo no requerir realmente de ninguna clase de respuesta, se pone a olfatear. Huele cerca del cuello de la Sombra, metiéndose por debajo de la capa. Su mejilla. Su cabello. El otro suelta un gemido suave de incomodidad, pero no hace nada por detenerle.

El aroma es familiar. Sí. Es aquello que estuvo acompañándolo mientras estaba perdido. Mientras estaba siendo atosigado por las voces y las luces cegadoras.

Es esto lo que estaba con él. Mirio lo sabe. Lo identifica tan fácil como identificaría el aroma de su propia mano, la textura de las escamas de Sol o el ritmo de los latidos de su corazón.

Esto es suyo. No sabe desde cuándo le pertenece, pero le pertenece, y eso es lo importante.

La Sombra abre grandes los ojos cuando Mirio le empuja hacia atrás, colocándose él encima, creando de pronto una imagen terriblemente comprometedora. La Sombra debajo del Señor, incapaz de moverse, a la merced de lo que sea que el otro pretenda hacer. Y éste encima, observándola.

Mirio sonríe. Sonríe tan tranquilizadora y sinceramente que uno no podría pensar que planea absolutamente nada malo.

No hay mucho que la víctima pueda hacer para resistirse cuando las poderosas manos del Señor empiezan a arrancarle la ropa a grandes tajos. El rostro de Mirio se hunde en su cuello y no pasa mucho antes de que la espalda del salvador esté siendo empujada dolorosamente contra la piedra por el cuerpo desnudo del Señor.



Notas: ¡Ja! Ustedes pensaban que yo estaba llena de maldad y había matado a Mirio :D y no es que no lo esté (?), pero no lo maté. Todo lo contrario. Mírenlo ponerse en modo conejo (?) okya. Con este capi termina (por el momento) la minisaga de Mirio.

Les dejo con algunas notitas :D



Notas y curiosidades del capítulo:

Decidí que el idioma de las Sombras sería el rumano. ¿Sabían que el rumano también es una lengua romance que deriva del latín? Eso quiere decir que comparte muchas similitudes con el español, el francés, italiano, etcétera. El rumano no me parece un idioma "rápido" y "fuerte" como se supone que es el de las Sombras, pero igual quería usarlo. Asumamos que hablan rumano con un acento rápido y fuerte xD el rumano es un poco más parecido al latín que las otras lenguas romance, por eso quería usarlo, eso le da un airecillo a más antigüedad, según yo.

Por cierto, según Google Translate, parece ser que en rumano no existe una palabra para decir "mejor" sino que simplemente uno dice "más bueno" cuando quiere decir "mejor". Por eso la Sombra dice que es "más buena".

Y... yo supongo que ya deberían saber quién es esa Sombra xD

Nos leemos!



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