Zabivaka

By OscarVF2233

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Un patriótico y huérfano lobito nacido en la Rusia comunista tiene como propósito ganar la copa mundial de Fu... More

ZABIVAKA CAPÍTULO 1
Capítulo 2 EL PRIMER BALÓN
Capítulo 3 EL COLAPSO DE LA UNIÓN SOVIÉTICA
Capítulo 4 EL PEQUEÑO GOLEADOR
Capítulo 5 EL VIAJE CONTINÚA
Capítulo 6 HUNTER
Capítulo 7 EL NAUFRAGIO
Capítulo 8 CONFÍA EN TUS INSTINTOS
Capítulo 9 BERLIN ALEMANIA
Capítulo 10 ENERGÍA POTENCIAL
Capítulo 11 ADIOS ARNOLD
Capítulo 12 EN UN LUGAR LEJANO
Capítulo 13 UNA NUEVA VIDA
Capítulo 14 EL PRIMER EQUIPO
Capítulo 15 UNA VISITA INESPERADA
Capítulo 16 EL PLAN DE LEONARD
Capítulo 18 LA DECISIÓN DE ELIOT
Capítulo 19 LA PRIMERA TEMPORADA
Capítulo 20 HAMBURGO CONTRA BERLÍN
Capítulo 21 PASIÓN EN EL CORAZÓN
Capítulo 22 UNIVERSIDAD HUMBOLDT DE BERLÍN
Capítulo 23 COPA INTERNACIONAL DE LA UNIÓN EUROPEA
Capítulo 24 DE VUELTA EN VARSOVIA
Capítulo 25 TAN CERCA...
Capítulo 26 EN LA FRONTERA CON RUSIA
Capítulo 27 UNA OFERTA CONSIDERABLE
Capítulo 28 VERDADERA FAMILIA
Capítulo 29 EL RECUERDO DE TU SONRISA
Capítulo 30 ADIÓS ALEMANIA
Capítulo 31 UN LUGAR PARA RECORDAR
Capítulo 32 EL ÉXITO DEL MAÑANA
Capítulo 33 EL MUNDIAL DE FÚTBOL
Capítulo 34 LA MASCOTA DEL MUNDIAL
Capítulo 35 RUSIA 2018
Capítulo 36 RUSIA CONTRA ARABIA SAUDITA
Capítulo 37 SEMIFINALES
Capítulo 38 MÁS FUERTE QUE AYER
Epílogo
Notas finales
Agradecimientos
MUCHAS GRACIAS
Descripción gráfica de personajes principales
Descripción gráfica personajes principales 2
Descripción gráfica de personajes secundarios
Descripción gráfica personajes incidentales

Capítulo 17 UN GIRO COMPLETO

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By OscarVF2233

En la oficina de migración esperaba Zabivaka una decisión por parte del personal migratorio, le fue otorgado un cuarto para que durmiera durante el tiempo que llevaba en aquel lugar. Los entrenamientos para el primer partido de la temporada correspondiente a la liga menor se habían acabado, puesto que el quince de Marzo estaba más cerca, el pequeño lobo jugueteaba una tarde helada con sus patas traseras cuando alguien llamó a su puerta. Al abrirla Zabivaka dio un grito de terror, ya que se trataba del tío Herman quien se encontraba frente al lobo.

-Así que tú eres Zabivaka- lo miró de arriba abajo- acompáñame, hemos tomado una decisión.

El pequeño lobo tenía una rabia tan grande contra aquél individuo que aparte de negarle ayuda, se comportaba de una manera tan mala con su mejor amigo Rudy. Luego de cruzar dos pasillos llegaron a una oficina muy espaciosa, donde el oficial aduanal- como era de esperarse otro pastor alemán- esperaba con las patas juntas para dar a conocer el resultado.

-Siéntate por favor, Zabivaka- leyó el nombre que batalló para pronunciar- Alemania, como ya lo sabes ha tomado una decisión con respecto a tu caso, y aunque estamos dispuestos a ayudar a tus compatriotas, debes estar consciente que has entrado de manera ilegal al país- Zabivaka asintió- como eres mejor de edad no se te pondrá ninguna multa o castigo, pero hemos decidido que no puedes quedarte en Berlín- sacó dos boletos de avión- regresarás a San Petersburgo, tu ciudad de origen.

Zabivaka tomó los boletos pero quiso arreglar o al menos decir algo, por lo que se puso de pie inmediatamente.

-Señor... si me envían a Rusia me matarán, se lo suplico, soy huérfano y no tengo con quien...

El Tío Herman lo interrumpió poniendo uno de regordetes dedos en el hocico de Zabivaka, seguido de la pata completa.

-No se trata de dar lástima, cachorrito. Más que nada es lo justo y lo acordado entre Rusia y Alemania- quitó su enorme pata- por lo cual no aceptaremos represalias ni revisaremos tu caso nuevamente- el suelo crujía bajo sus patas, era un perro realmente pesado- El avión sale en media hora, así que te acompañaremos al aeropuerto, sin más preámbulos nos retiramos, señor- se dirigió a su superior, quien se encontraba detrás del escritorio.

Caminaban por el pasillo, frente a la sala de interrogación se formaba una larga fila de indocumentados como fue el caso de Zabivaka, una idea pasó por su mente al estar al lado del Tío de Rudy.

-Señor Herman, ¿puedo preguntarle algo?- el pastor lo miró sin contestar y se detuvieron.

-Dime muchacho.

Zabivaka tomó aire para responder y formular una pregunta que tanto anhelaba.

-¿Puedo ver a Rudy antes de irme?, quiero despedirme de él- bajó sus orejas.

-Me temo que no- respondió en tono seco- ya le diré que le envías saludos desde San Petersburgo, no tenemos tiempo que perder.

Siguieron caminando hasta la puerta por la que Zabivaka había entrado hacía unos días acompañado por el Husky y el pastor alemán que lo interceptaron en su casa, caminaron hasta una camioneta donde había doce rusos con destino directo a San Petersburgo, el motor se puso en marcha y Zabivaka por la ventana admiraba la ciudad que le recibió después de un viaje muy turbulento desde San Petersburgo- ciudad en la cual estaría dentro de unas horas- Al alejarse del centro siguieron por una carretera muy larga por diez minutos.

El aeropuerto se encontraba casi frente a ellos, no tuvieron la necesidad de pasar a las salas de recepción ya que la camioneta entró directamente a la pista para detenerse al lado de un jet correspondiente al gobierno alemán.

-Abajo todos con boletos en la pata-indicó el tío Herman- Rápido, el vuelo saldrá en cinco minutos.

Zabivaka con su balón en la pata izquierda y el boleto en la derecha bajó desolado y triste de la camioneta. Las lágrimas comenzaron a inundarle los ojos, los demás rusos estaban abordando el avión rápido. Zabivaka estaba al final de la fila, antes de entrar en el avión dio una vuelta mirando por última vez Berlín:

-¡ADIOS ALEMANIA! Gracias por todo- comenzó a llorar a lágrima viva.

-Entra, Zabivaka, ya es hora de irnos- indicó tío Herman.

Zabivaka secó sus lágrimas y se sentó junto a un ruso que sollozaba en silencio junto a la ventanilla- admirando por última vez el país que les dio la bienvenida y ahora los despedía.

-Todo en orden, señor- Zabivaka lloraba en silenció pero esa voz hizo que sus orejas se alzaran de inmediato- Revisaré la puerta de emergencia si me lo permite...

Zabivaka saltó de su asiento corriendo por el pasillo hasta encontrarse con el dueño de aquella voz.

-¡HUNTER! ¡HUNTER! Soy Zabivaka- Hunter dio la vuelta sorprendido.

La cara de aquel canino cambió completamente al ver acercarse al lobo que había encontrado en el barco hacía casi tres meses, ignoró por completo al oficial de migración y abrazó tan fuerte a Zabivaka. Todos los rusos contemplaban la escena.

-¿Cómo llegaste a Berlín?- Preguntó Hunter- la última vez que te vi fue en el bote salvavidas, pero solo....

Zabivaka lloraba más fuerte, toda la atención estaba centrada en el par de amigos que se reencontraban.

-Es una larga historia... volveré a San Petersburgo- secó sus lágrimas- solo quería saludarte, me dio mucho gusto verte Hunter.

Hunter puso su pata izquierda en el hombro de Zabivaka, miró hacia distintos lados del avión, luego centró su mirada en el oficial de migración.

-Él no se va, yo cuidaré de él, le doy mi palabra que estará legalmente en el país, además es muy pequeño- el oficial negó- por favor oficial.

-Lo intentará pero en la embajada de San Petersburgo- indicó el oficial- no se puede aplicar dentro de Alemania.

Hunter se lo pensó dos veces antes de voltear o responder algo.

-Es solo un cachorro, no puede regresar solo, yo hablaré por él, además ya tengo la ciudadanía, le prometo haré todo para que sea legal... Es más, iré directamente a migración ahora mismo, quiero la custodia de Zabivaka- pidió Hunter.

El oficial se lo pensó dos veces, al igual que Hunter quien lo miraba fijamente.

-Vamos, salgan rápido directo a migración pues probablemente si tú lo ayudas puedas cambiar las cosas si un ciudadano alemán logra hacerse con la custodia del cachorro.

Hunter y Zabivaka bajaron por la misma puerta que dio acceso al lobo hacía unos minutos, se alejaron sin decir una palabra por la pista directo a las oficinas del aeropuerto. Al entrar Zabivaka presenció el despegue del avión- que llevaba al resto de desafortunados a un castigo seguro en Rusia.

Después de firmar la salida de turno, Hunter condujo a Zabivaka a su auto que se encontraba en el estacionamiento subterráneo del aeropuerto internacional de Berlín.

-Vamos, Zabivaka te prometo arreglaremos esto.

Dentro de sí mismo, el pequeño lobo sentía como si todo volviese a la normalidad-lo cual aparentaba a ser cierto- Su sentimiento era similar a cuando la presión sanguínea baja al instante produciendo relajación. La larga carretera parecía no tener fin, a lo lejos la majestuosa capital alemana esperaba nuevamente a Zabivaka. Luego de no prestar atención a su alrededor pronto se encontraban de regreso en el mismo estacionamiento de la oficina de migración alemana, al entrar por la misma puerta por la que había salido hacía casi una hora pudo percatarse que muy probablemente todos los rusos que esperaban en la sala estaban camino al aeropuerto internacional.

Por buena suerte de Zabivaka resultó que muchos presentes en aquella oficina conocían a Hunter, saludaban al toparse con él por los pasillos. Al dar la vuelta por la izquierda se detuvieron frente a un gran despacho.

-Bien, Zabivaka tendrás que esperar aquí afuera- pidió Hunter- yo regresaré pero tomará un tiempo ya que el papeleo no es algo tan fácil que digamos.

-Te lo agradezco mucho- Zabivaka abrazó a Hunter, quien correspondió

Hunter se retiró sin decir una palabra, aproximándose a la puerta. Las ventanillas de atención estaban vacías, casi por completo. Decidió dirigirse a la primera donde pudo imprimir un formato de refugio político en el país, la entrevista previa fue sencilla sin la necesidad de la presencia del lobo- Zabivaka esperaba con las patas cruzadas fuera de la oficina.

-Para el asunto de residencia permanente a cargo del menor, debe tomar los comprobantes que anexó aquí mismo. Esperará para la entrevista con el oficial consular, además de eso esperará la decisión de estadía mientras el parlamento aprueba la residencia del cachorro. Sería un plazo de una semana como máximo.

Hunter aclaró ciertas dudas con la entrevistadora previa, llamó a Zabivaka para esperar la entrevista oficial.

Luego de tres horas, su turno se hizo válido para conversar con el oficial consular.

-Solo tienes que decir la verdad a todo lo que te pregunte. Indicó Hunter mientras caminaban- yo te ayudaré en caso de que no comprendas.

Zabivaka temblaba de patas a cabeza, sin embargo Hunter le brindaba cierto sentimiento de confianza.

Frente a ellos se encontraba como oficial consular el mismo pastor alemán que había firmado la deportación inmediata del cachorro. Al verlo puso cara de asombro e indicó que se sentaran frente al escritorio.

-Si es correcto que Zabivaka desea aplicar para la residencia permanente- Hunter asintió- Excelente, bueno, si me permiten tomar la palabra es necesario poner en claro ciertos acontecimientos que son vitales aclarar en este proceso- aclaró su garganta- es evidente que el cachorro al ser menor de edad debe presentarse con alguien que lo custodie... Por lo que veo- Miró a Hunter- es algo complicado el no tener aún la custodia oficial, sin embargo Zabivaka entró al país de forma conscientemente ilegal.

Hunter frunció las cejas e interrumpió al oficial.

-Por favor señor, yo me haré cargo de él en todo lo que la ley mande. Es un simple cachorro ¿acaso va a dejarlo solo? No sé si usted esté enterado pero por lo que Zabivaka me ha contado es huérfano de padre y madre.

El oficial abrió por completo los ojos mirando por cierto tiempo al lobito.

-Dime ¿cómo conseguiste pasar los controles de migración alemana?- preguntó el oficial consular.

Zabivaka lo miró fijamente y contó su historia desde el principio en que el ejército socialista atacó su instituto hasta el punto de detalle del hundimiento del barco en medio del océano, por parte del oficial escuchaba e interpretaba la historia de manera directa.

-Y es así como el difunto padre de mi amigo pudo ayudarme a venir a Alemania, sin embargo el señor Herman quien usted conoce, me negó ayuda y es así como he tratado de sobrevivir por mi cuenta.

No mencionó nada de su trabajo, pues temía que multaran a su entrenador, optó por hacerse pasar por un cachorro de la calle que por casualidad encontró la casa donde lo encontraron.

-Lamentable caso, mira Zabivaka eres un cachorro, pero bueno, el tener alguien que esté interesado por tu custodia -observó a Hunter- cambia las cosas, es por eso que decidimos tomar la decisión de deportarte. Te comento que éstos trámites son hechos desde tu país, pero haremos una cosa- entregó a Hunter un enorme formulario- si llenan esta forma, la cual presentarás en la delegación de registro, Hunter. Podrán aplicar para una residencia temporal para Zabivaka, pero enviaré tu caso al parlamento para indicar la petición de la residencia permanente, Hunter asegúrate de enviar la custodia y acta migratoria del cachorro para que se procese la solicitud- indicó el oficial- Bueno, esto te permitirá residir temporalmente en el país, Zabivaka, lo cual se hará válido cuando Hunter tome tu custodia- entregó una tarjeta roja con amarillo.

Después de aclarar ciertos puntos de la situación, Hunter y Zabivaka se encontraron de nuevo en el auto en dirección a la oficina de registro.

-Es complicado, pero déjamelo todo a mí, pequeño- miró hacia al frente al conducir- Hunter se encargará de todo, no te preocupes.

Para su suerte la oficina de registro fue mucho más accesible que la de migración, la custodia fue aceptaba, registrada y enviada al parlamento alemán para su aprobación en tan solo una hora y media. Zabivaka comenzaba a tener un dolor de cabeza casi insoportable al subir de nuevo al auto en dirección a la casa de Hunter.

La noche caía acompañada de una llovizna, Hunter parecía muy alegre sin importar la semi montaña de papeles que cargaba en el asiento anterior de su auto a consecuencia de apoyar a Zabivaka. El lobito no tenía mucho que decir, pues el estado de shock aún no terminaba su efecto, pero al menos estaría a salvo en Alemania unos días más, probablemente la semana entera hasta que se tomara una decisión general a consideración de su caso.

El coche se dirigió a la zona alta de la ciudad que Zabivaka desconocía por completo. En cambio Hunter tarareaba algo en inglés mientras entraban por una amplia calle a una distinguida zona residencial.

-Hunter... ¿tú vives aquí?- Hunter volteó sonriente- Es demasiado sofisticado para mí.

-Jajajajaja no tienes por qué tener cuidado de eso ni darle importancia, de ahora en adelante mi casa será tu casa. ¿La ves?- señaló con su pata derecha soltando el volante- Es aquella de en medio.

El coche entró en una calle igual de amplia que la anterior, la casa de Hunter era un completo paraíso para Zabivaka. Pintada de color crema con fachadas de mármol, seguido de un gran jardín muy bien cuidado con una fuente en medio.

Al entrar en el garaje, dos autos deportivos lo decoraban seguido de una Harley Davidson de los años ochenta. Bajaron del auto al cerrarse el barandal eléctrico.

-Bueno ¿Qué quieres de cenar, Zabivaka?- preguntó Hunter cargando los papeles con una sola pata- Me parece que esto debe ir al estudio, acompáñame.

Cruzaron por una puerta pequeña que daba a un enorme pasillo, caminaron hasta encontrarse con una doble escalera que subieron hasta el segundo piso.

-Es aquí- indicó Hunter- Pasa, siéntate mientras busco un lugar para acomodar ésta papelería que por cierto llenaré después de cenar.

El estudio era como una pequeña biblioteca muy bien cuidada, las paredes con un acabado verde daban un tono rústico al compás de los libreros hechos de madera de encino, cientos de libros con pastas gruesas se encontraban en cada uno de aquellos libreros. Al fondo seguido de tres mesas con una lámpara cada una, se encontraba un escritorio con una sofisticada computadora, Hunter se dirigió hacia el escritorio donde colocó la papelería.

-Hunter... Esto parece una biblioteca- Zabivaka se asombraba cada vez- No sé cómo adaptarme a ésta casa tan sofisticada.

-Oh Zabivaka- Hunter rio- no es nada del otro mundo- alzó sus patas para indicar los lados de la biblioteca- mira esto, como me dijiste que te encantaba el futbol esto te va a gustar.

Caminaron hacia una gran estantería de madera con puertas de cristal, en la cual se encontraban decenas de trofeos, fotografías, medallas y reconocimientos.

-¿Puedes adivinar quién era ese cachorro?- Hunter señaló a una foto del centro.

Zabivaka abrió el hocico muy sorprendido al ver a Hunter levantando un trofeo junto a su balón de futbol.

-¡Eres tú, Hunter!- exclamó.

-¡Sí!, recuerdo mi primera temporada casi a tu edad. Tuve la oportunidad de anotar el gol que decidió al campeón, pues en esa época estábamos ambos equipos a la par.

Zabivaka recorrió la mirada centrándose en un símbolo que le resultó muy familiar, dio un brinco de emoción al ver una copa con el símbolo grabado del Spartak Moscú.

-Tu, perteneciste al Spartak- se llevó sus patas al hocico muy sorprendido- ¡Hunter!

El amigo de Zabivaka sonrió y se agachó para quedar a la altura del pequeño lobo.

-Sí, y he de decir que ha sido la mejor etapa de mi vida. Luego de eso trabajé en el equipo mucho tiempo, hasta bueno ya sabes que se complicaron las cosas en la antigua Unión Soviética.

-Hunter, al llegar a Alemania tuve la oportunidad de conocer a un entrenador llamado Duke. Luego de eso me ofreció pertenecer al equipo de la liga menor de Berlín- Hunter miraba sorprendido a Zabivaka- Nuestro primer partido es en dos días y no he entrenado lo suficiente, ¿Puedo regresar a la liga?

Hunter volvió a su posición original, luego de sonreír.

-Pero por supuesto que sí, conozco a Duke desde hace tiempo, claro que puedes volver, yo te llevaré a la hora en que necesites ir y si lo que necesitas es práctica extra puedes usar esto, acompáñame- salieron en dirección al patio trasero.

Podría ser un patio trasero o un mini club de campo, pues la gran alberca junto con las canchas de futbol y basquetbol rodeadas de arbustos y jardines enormes hacían que diera esa ilusión. Zabivaka quedó impactado al verlo, Hunter añadió nuevamente que no era la gran cosa.

-Bueno, Zabivaka puedes usarlas cuando quieras, oh y puedes llevar tu balón a una de las cinco habitaciones del segundo piso, la mía es la que tiene un símbolo con una ¨R¨ en la puerta, pero si quieres puede ser cuando terminemos de cenar.

Al dejar el patio trasero caminaron juntos hasta el salón principal, el cual tenía cuatro enormes sillones junto a las ventanas, una sala de piel en medio rodeada de pequeños sillones individuales acomodados en orden, la chimenea era cuadrada, encima de la misma se encontraba un enorme televisor. Hunter levantó el teléfono que se encontraba junto a la sala de piel.

-¿Qué quisieras cenar, Zabivaka?

Nunca nadie le había hecho aquella pregunta, Rudy pagaba lo que Zabivaka ordenara, Arnold y Angie pedían en los restaurantes lo que necesitaran en general. Pero la pregunta de Hunter hizo que Zabivaka sonriera y se sonrojara.

-¿Qué te pasa cachorro? Siéntate- Zabivaka tomó asiento junto a Hunter, quien colgó el teléfono.

-Nunca nadie me había preguntado eso, Hunter- sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas- Puede ser lo que sea- Zabivaka comenzó a llorar.

Hunter sonrió al tiempo que le tendía una pata para después abrazarlo, el cachorro lloraba con un sentimiento que realmente se transmitía.

-Ahora estás conmigo y tendrás todo el cariño que la vida te ha negado durante tanto tiempo- Hunter lo miró a los ojos acariciándole su carita- no volverás a sufrir ni nada te faltará de ahora en adelante, mi cachorro- volvió a abrazarlo- Sabes desde que te vi por primera vez, sentí que eras especial y ahora lo he comprobado, le darás vida a esta casa- miró en todas direcciones junto con el lobo- además tendré a un lobo que me proteja- lo dijo con un gruñido simulando garras con sus patas.

Ambos comenzaron a reír, al terminar, el lobo decidió tomar la palabra.

-En serio, no tengo palabras para agradecerte lo que estás haciendo por mí- secó una lágrima.

-No es nada, puedes ser como un hermano menor para mí si no te molesta. No me gustaría que me llames papá, no soy tan viejo, aún con veintinueve años puedo ser tu hermano mayor- Hunter sonrió.

-Claro que sí, ¿pero puedo llamarte por tu nombre?

-Como tú lo desees, pero teniendo conciencia que ahora seremos familia... Nada nos separará, hermanito- Zabivaka abrazó inmediatamente Hunter, quien correspondió.

Zabivaka se sentía ahora protegido, a pesar de que la solicitud de residencia permanente estuviese en proceso de chequeo.

-Bueno, ahora sin llorar ni si pena ¿Qué quieres de cenar?

Zabivaka sonrió y pensó un momento.

-Pizza, sé que es lo clásico pero siempre la veo en los anuncios panorámicos- volvió a sonrojarse- El peperoni se ve muy apetitoso.

-Pizza será, hermanito- Hunter marcó el teléfono de la pizzería- Necesito por favor cuatro cajas de pizza de peperoni extra grande con dos refrescos, uno de manzana y otro normal.

Zabivaka y Hunter esperaron en la sala platicando acerca de que había pasado después del hundimiento del barco, aunque Hunter hacía todo de modo dramático, Zabivaka se asombró al enterarse que pasó dos días en el mar sin ser auxiliado por nadie. El timbre de la casa sonó, Zabivaka tuvo ante sí una pizza enorme.

-Tómala completa, tenemos demasiada- Dijo Hunter mientras servía los refrescos- buen provecho, Zabivaka.

El cachorro saboreó como nunca había hecho en su vida el queso derretido al compás de los ingredientes restantes de la pizza, era tanto su apetito por la misma que pudo comérsela entera junto con dos pedazos extra de otra caja.

-Vaya, sí que tenías hambre-observó Hunter- te encantará la comida mexicana, espera a probarla.

Luego de que Hunter terminara subieron después de recoger la cocina, Zabivaka optó por tomar el cuarto junto a Hunter.

-¡WOW! Tiene una increíble vista a la ciudad y la cancha que tienes allá abajo.

-Que tenemos- corrigió Hunter- todo es tuyo ahora que vives conmigo, el baño está por aquí.

El cuarto de Zabivaka era muy grande para un solo ocupante, guardó su balón en el gran closet de pared que tenía frente a la cama. La cama era del tamaño comercial más grande King Size cubierta por una colcha roja con cuatro almohadas muy cómodas. El cuarto contaba con una tele un poco más pequeña que la de la sala, aire acondicionado con un sofisticado control remoto, un sillón con una mesa de centro pequeña en la que se encontraba el control de la televisión, junto a la cama de Zabivaka se encontraban dos mesitas de noche con lámparas medianas. Y por último un escritorio con una laptop blanca con una silla giratoria.

-Bueno, considerando la hora- Hunter miró el reloj de pared junto a la televisión- debemos dormirnos ya. Vamos Zabivaka, mañana iremos a comprar ropa para ti- miró sus patas traseras- WOW en serio creces demasiado rápido hermanito, mira que definidos tienes los muslos.

-Sí, creo que el estar limitado de comida junto con el ejercicio que realizaba tanto en el instituto como en el campo de la liga me han servido, soy talla mediana, si me ves éste pantalón ya me queda apretado.

Hunter lo examinó un poco sentándose en la cama.

-Puedo prestarte uno de los míos.

-No, está bien, mañana iremos allá, Hunter muchas gracias.

El ahora hermano de Zabivaka se acercó para abrazarlo de nuevo, recorrió el gran cuarto hasta la puerta.

-Buenas noches, hermanito, estaré al lado si me necesitas.

-Buenas noches- Zabivaka se metió en la cama.

Sin duda alguna uno de los días más extraños y a la vez significativos en la vida del cachorro, se llevó las patas a la cabeza mientras se cubría con las mantas para dormir. Todas las camas que había usado eran cómodas, pero aquella en realidad era mucho más especial que ninguna, ahora era suya por lo que esperaba nunca separarse de ella. El lobo cerró sus ojos quedando completamente dormido.

La vida de Zabivaka cambió en un instante, no habría más problemas económicos ni falta de comida mientras Hunter estuviese dispuesto a ayudarlo, finalmente aunque no fuese de su sangre el giro fue tan significativo, de tal modo que ahora sentía que era tener una familia. 

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