Our Promise

By SeiyaKou337

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Nuestro pasado fué caótico, nuestro futuro parece ser incierto, ¿Cómo curar cicatrices sin crear otras nuevas... More

El Pasado Que Nos Destruyó
El Pasado Que Nos Destruyó Parte II
Un Sacrificio Por Amor
Y Todo Comenzó
¡Nuevas Noticias!

Una Princesa Sin Opciones

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By SeiyaKou337

-La joven de cabellos dorados, caminaba por el pasillo del palacio siendo seguida por la Sailor regente de Venus. Se sentía confundida por la anterior platica con su madre, sintió que había algo más detrás de esas palabras, algo malo o de malas intenciones hacía su persona. Además, aquella mujer no le inspiraba confianza en absoluto, no era como la Reina de Kinmoku, esa presencia femenina emanaba malas intenciones y estaba dispuesta a revelar la verdadera razón de su visita. Por el momento, solamente quería pasar tiempo con la única persona que calmaba todas sus dudas y con quién podía abrirse sentimentalmente sin reproches ni contradicciones. Serenity siempre había poseído ese sentimiento hacía la joven estrella fugaz, desde el primer momento en que la vio aparecer frente a ella como el sol que deja fluir la calidez de su luz a través de las nubes, después de siglos de oscuridad. Se golpeó mentalmente, no podía tener esa clase de sentimientos, no debía. Isabella era una mujer como ella, además, su deber como princesa le prohibía sentir amor por un servidor leal, pero la joven azabache era tan diferente, tenía algo que la hacía especial aunque no estaba segura de qué era. Deseó, por un momento, ser una humana mortal para poder amarla como debía ser, como había prometido. Soltó un suspiro, que fué escuchado por la Sailor detrás de ella. -

Sailor Venus: Princesa, ¿Se encuentra usted bien? -"Pues claro que no está bien, Tonta. De lo contrario, no tendría un semblante tan desgarrador." Se insultó a sí misma en sus pensamientos. La Princesa se volteó a verla, para luego negar levemente con la cabeza- Sabe que si algo le atormenta, puede decírmelo, primero que será confidencial.

Serenity: No te preocupes, Venus. Realmente estoy bien, solo pensaba en qué ponerme ésta noche para la cena con la Reina terrestre. ¿Me ayudarías a escoger un lindo atuendo? He escuchado que tienes un muy buen gusto con los vestidos. -Preguntó amablemente intentado disimular su malestar-

Sailor Venus: -Los ojos de la rubia brillaron con intensidad ante la petición de la princesa. Dió unos pequeños brincos para luego tomar las manos de la joven frente a ella y arrastrarla por todo el palacio hasta la habitación de la princesa - ¡Por supuesto que sí, Alteza! ¡No tiene que pedírmelo, estaré más que encantada de ayudarla con sus bellísimos vestidos de ceda!

Serenity: M-Muchas gracias, Venus... Pero me arrancarás un brazo si no te tranquilizas -Decía en un lamento mientras era arrastrada. Venus se detuvo bruscamente, disculpándose por su escandalosa actitud-

-Del otro lado del palacio, una joven de cabellos negros fijaba su zafira mirada en el cielo casi nocturno que apenas dejaba ver algunas estrellas asomándose. Jugaba con un pequeño colgante entre sus manos, el cuál poseía un dije en forma de corazón. También tenía un grabado en un idioma poco conocido, el idioma de las estrellas, el cuál llevaba siglos extinto y muy pocas personas conocían. La azabache apretó aquel colgante contra su pecho, a la vez que bajaba su vista al suelo como si estuviera recordando algo trágico, pues una lagrima rodó por su mejilla. -

Sailor Star Healer: ¡Fighter! ¿Que haces aquí? Te estuve buscando por todo el palacio, Maker me obligó a pedirte disculpas por mi actitud antes, aunque tengo razón, te pediré las disculpas. -Se cruzó de brazos a la vez que caminaba junto a su hermana. Esperó una respuesta, pero al no recibirla, comenzó a irritarse hasta el punto que comenzó a gritar- ¡Ey! ¡¿Estás escuchándome, Fighter?! ¡Te estoy pidiendo disculpas por una vez en la vida y tú no te estás burlando de eso! ¡¿Que ocurre contigo?!

Sailor Star Fighter: ¿Huh? Oh, Healer. Discúlpame, no te escuché llegar, ¿Dijiste algo? -Preguntó secando rápidamente aquella lágrima para luego voltear hacia la peliplata-

Sailor Star Healer: -Le dedicó una mirada de odio durante algunos segundos hasta que notó los hinchados ojos de la azabache. Se preocupó un poco, pero no quería lucir así- Ejem... Olvídalo. ¿Porque no me escuchaste? Soy bastante escandalosa según tú, ¿Te ocurre algo, Tonta? ¿Estás pensando en la Princesa otra vez? -Preguntó con un tono burlón-

Sailor Star Fighter: -Volteó la vista hacía el otro lado con cierto pesar. Healer se sintió aún más culpable por ello, así que decidió sentarse junto a la joven de ojos zafiros. La observó un buen rato antes de volver a hablar.-

Sailor Star Healer: ¿No vas a decirme nada? Puedes confiar en mi y sí, sé que es extraño que lo diga pero...¿Y eso? -Se detuvo a divisar el objeto que la azabache tenía entre sus manos- ¿Puedo verlo?

Sailor Star Fighter: -Miró a la peliplata para luego quitarse el collar y dárselo con sumo cuidado- Fué un obsequio de mis padres por mis siete años... -Susurró volviendo a bajar la mirada hacia el suelo-

Sailor Star Healer: Es muy hermoso, creo que ya lo había visto antes...-Intentó recordar recorriendo con la mirada cada mínimo detalle del dije- Es cierto, solías quedarte viendo este collar durante las noches, sobre todo en tú cumpleaños... Aún los extrañas, ¿Verdad? -Preguntó con cierta tristeza-

(El collar es así)

Sailor Star Fighter: Cada noche, no hay momento en que no piense en ellos. A veces me pregunto si ellos también me extrañan a mi o siquiera si me recuerdan -Cubrió sus ojos con ambas manos, comenzando a sollozar. Healer se sintió terriblemente mal, no solo por el hecho de ver a la más fuerte de las tres completamente destrozada, sino por no haber tenido un poco de consideración por ella aún sabiendo que extrañaba a sus padres. No es que ella no lo hiciera, también extrañaba a su madre quién sun continuaba siendo guardiana en Kinmoku, pero al menos siempre recibía cartas de ella deseándole suerte o expresándole su cariño mientras que Fighter ni siquiera sabía si ellos aún vivían o siquiera si se acordaban de ella. Involuntariamente abrazó a su hermana, intentando hacer que deje de llorar tanto a lo que Fighter se sorprendió-

Sailor Star Healer: Estoy segura de que ellos piensan en ti cada noche así qué... Por favor, deja de llorar, no les gustaría verte así mucho menos sabiendo lo fuerte que eres. Además, no estás sola... No compartimos la sangre pero compartimos miles de cosas más que nos unen, por ello, soy tú hermana al igual que Maker... Somos tú familia ahora y ninguna quiere verte así, Isabella... -Fighter se sorprendió muchísimo más al escuchar las palabras de su hermana, quién tenía toda la razón. La abrazó con tanta fuerza como pudo, agradeciéndole estar siempre a su lado en las buenas y en las malas, incluso agradeció tenerla para discutir cada día. Sabía perfectamente que ellas dos habían sido su único soporte cuando abandonó su hogar y que no podría hacer nada sin sus queridas hermanas

Por otra parte, Venus obligaba a Serenity a probarse todos los vestidos que tenía. Uno era más hermoso que el otro y lucían de manera distinta en la princesa. Eligió uno de colores rosados con pequeños detalles en plateado, le gustaba mucho aquel atuendo, por lo qué dió un par de vueltas en él ante los maravillados ojos de Venus. —

(Así era el vestido)


Sailor Venus: ¡Estás preciosa, Princesa! —Gritó con emoción acercándose a la joven—

Serenity: ¡Muchísimas Gracias, Venus! ¡Eres la mejor! —Abrazó a la guardiana, quién se quedó paralizada pues jamás había recibido un abrazo por parte de la realeza— No te preocupes, somos amigas ahora —Susurró sonriente a la vez que Venus la abrazaba con fuerza sintiéndose querida por una vez. Minutos más tarde, Serenity se encontraba en el comedor principal, fué ayudada a sentarse por uno de los mayordomos mientras esperaba la llegada de su madre y la Reina Gea. Jugó un poco con su largo cabello dorado, imaginando la cara que pondría Fighter al verla lucir tan lindo vestido, seguramente se desmayaría o incluso babearía, tal vez algo por el estilo. Comenzó a reírse ella sola pero fué interrumpida por una voz familiar—

Reina Selene: Hija ¿Que es tan gracioso? —Preguntó algo confundida temiendo que la chica hubiera enloquecido—

Serenity: ¿Eh? ¡Hola, Madre! Discúlpame, es que me acordé de algo gracioso que pasó hoy, nada importante. —Intentó disimular sus indebidos pensamientos—

Reina Selene: Como digas, Cariño. La reina de la tierra llegará en unos momentos, debió comunicarse de urgencia con su hijo, el príncipe Endymion.  —Serenity se paralizó al escuchar ese nombre otra vez, no le agradaba y no entendía la razón—

Serenity: Si, me comentaste sobre él en la mañana... —Murmuró bebiendo un sorbo de su jugo de limón, pues odiaba beber alcohol además de saber lo fuerte que podía pegarle el mismo—

Reina Selene: Es un chico muy atractivo ¿Sabes? Yo esperaba que tú pudieras llevarte bien con él y ¿Quién sabe? Incluso podrían enam- —Pero la reina fué interrumpida cuando la princesa golpeó con su copa la mesa, levantándose inmediatamente con los ojos llenos de lágrimas—

Serenity: No sigas, por favor... No sigas... —Susurró entre un pesado llanto, apretando sus manos en puños—

Reina Selene: Serenity, hija... Entiendo que es difícil para ti conocer gente nueva cuándo no sales nunca, pero estoy segura de que Endymion te agradará, yo lo he conocido y estoy más que segura de que estará encantado de recibir tú mano en matrimonio.

Serenity: —Sintió su mundo tambalearse por un segundo. ¿Matrimonio? ¿Acaso su madre pretendía casarla con un hombre al que no conocía? A eso se debía la inesperada visita de la reina de aquel azul planeta— ¡No! —Gritó finalmente ante la sorpresa de su madre— ¡No quiero casarme con alguien a quién no conozco! ¡Yo amo a otra persona! —¿Porque? ¿Porque lo dijo? —

Reina Selene: ¿Cómo dices? No puedes negarte a ésto hija, jamás haría algo que fuera malo para ti. Además ¿De qué otro joven podrías estar enamorada? —Preguntó incrédula mirando fijamente a la princesa, pero ante el incómodo silencio de la misma, comprendió inmediatamente a quién se refería— Dime que los rumores no son ciertos... Es esa muchacha, ¿No es así Serenity?

Serenity: Madre, yo...

Reina Selene: ¡¿No es así?! Es imposible e inaudito, Serenity. Ella es una mujer como tú además de que no posee título alguno, es una guerrera. Tú romance con esa niña debe terminar, es algo prohibido y humillante. Dejarás de verla inmediatamente y lo lamento muchísimo hija, pero ésto no está nada bien. —Sentenció la reina, bebiendo un sorbo de su champagne—

Serenity: ¡¿Que?! ¡No! ¡No la alejes de mi! ¡Me has quitado toda mi libertad y me he resignado a guardar silencio como una niña obediente! ¡Pero esto jamás te lo perdonaré! ¡Yo la amo, LA AMO! ¡Y ni tú ni nadie puede impedirme hacerlo! —Acto seguido, salió del lugar dando un portazo—

Reina Selene: ¡Serenity!... Perdóname mi amor, no tengo elección... —Se lamentó la reina, sosteniendo su cabeza con ambas manos mientras dejaba escapar unas pequeñas lágrimas. —

Serenity: —Corría con los ojos repletos de lágrimas, podría jurar que se le acababa el aire. La lluvia no ayudaba y tampoco quería quedarse dentro del palacio, por lo qué continuo su camino hasta pisar su propio vestido todo empapado y lleno de lodo. Se preparó para recibir el fuerte impacto contra el suelo, más unos firmes brazos la sujetaron antes de caer. Levantó lentamente la cabeza solo para ver al amor de su vida frente a ella con el rostro mojado por la incesante lluvia. Se veía muy hermosa incluso en la peor situación, pero no pudo evitar abrazarla y dejar salir todo el dolor de su herido corazón—

Sailor Star Fighter: Bombón, ¿Que te ocurre? ¿Que haces aquí afuera con esta lluvia? Está helando y tú ni siquiera llevas un abrigo aunque, luces preciosa con ese vestido... —Susurró acariciando la cabeza despeinada de la rubia, abrazándole con más fuerza. Se le desgarró el corazón al escucharla llorar como si alguien preciado para ella hubiera muerto y eso la preocupó aún más—

Serenity: No puedo... No puedo más... ¡Me rindo! —Gritaba entre los brazos de su querida estrella—

Sailor Star Fighter: No comprendo de qué estás hablando ¿Que te ocurre? —Intentó apartarla un poco para poder apreciar su hinchado rostro de tanto llorar —

Serenity: Mi madre quiere casarme con un hombre mayor al que no conozco, el tal príncipe de la tierra ¡Y yo no quiero! —Gritó sin poder ver a los ojos a la joven frente a ella, le dolería demasiado ver su decepcionada expresión—

Sailor Star Fighter: ¿Q-Que...qué?... —Se quedó muda, su corazón de paralizó y el aire no llegaba a sus pulmones. La cabeza comenzó a dolerle y un fuerte ardor en la garganta se hizo presente seguido de una presión insoportable en el pecho. No podía creer lo que escuchaba, si era qué aún lo hacía, pues todo se volvía borroso. Se sujeto de la joven con fuerza, la cuál la vió aterrada, no podía creer que estaba por perder al amor de su vida— T-Tú no... No puedes... No... —Se sintió desvanecer, no se había sentido tan mal desde la última vez que vio a sus padres ni tanto miedo qué cuando se sintió sola por primera vez en su vida—

Serenity: Yo no quiero hacerlo, te lo juro... Yo te amo a ti, Bella... ¡Te amo solo a ti y estoy dispuesta a enfrentarlo todo, incluso a mi madre solo para poder estar contigo! ¡No dejare que te alejen de mi, Jamás! ¡Me moriría sin ti a lado! —Gritó llena de desesperación, bajando la cabeza. Se le había confesado por primera vez a Fighter y temía profundamente que ella no correspondiera eso y se sintiera confundida. Al escucharla pronunciar su nombre en un tartamudeo, supo que no sería correspondida en su sentir, más no pudo predecir jamás que Fighter uniría sus labios con los de ella—

Sailor Star Fighter: —Ni siquiera lo pensó un segundo. La mujer que amaba le estaba diciendo que sentía lo mismo, incluso que sería capaz de dejar todo lo que es para estar a su lado. Fué entonces cuándo supo que ella misma era capaz de morir por su amada princesa. Escucharla decir que la amaba, fué como aire puro para sus agobiados pulmones, un soplo de esperanza y alegría mezcladas con confusión y amor. Quiso profesarle todo su amor a Serenity, tantas cosas que no creyó poseer las palabras suficientes para describirlo, por lo qué prefirió darle un beso con el sabor a todos esos sentimientos, qué fué correspondido inmediatamente por la joven de cabellos dorados. Allí estaban, bajo la lluvia, bajo la tenue luz de algunas lámparas del palacio, profesado su amor en un eterno beso, las gotas que caían sobre sus mejillas eran testigos de aquel inmenso afecto. —

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