Seokjin volvió al día siguiente y el que vino después, acompañando al solitario Lobo. Namjoon cumplió su promesa, dejándole una bolsita de gomitas gratis al día en compensación al susto y como pago a su compañía. Cuando comenzaba a comerse a las pequeñas figuritas, el Alfa le hacía distintas voces chillonas, unas suplicando por piedad, otras implorando por su vida y luego gritando de forma agónica al ignorarlas y comerlas, o imitando los sonidos convalecientes de alguien sufriendo.
-Ya basta ese sonido es asqueroso- Se quejó en medio de una risa mal disimulada, la Oveja casi se atraganto después de escuchar lo que trataba de imitar, a una persona ahogándose con su propia sangre.
-Pero lo explotaste por dentro, que sádico- La adorable figurita tenía un huequito donde Jin, planeaba sacarle todo el relleno, pero ahora medio atorado, sintiendo el dulce raspar su garganta por la repentina tos que lo ataco, sus planes habían cambiado.
-Tu estas muy tonto- Dijo con tal vez, más cariño del que planeó, delatándose, porque en el fondo seguía yendo y comiendo frente al Alfa por esa razón, alegraba el día de ambos.
-Oh mira esas están juntas, son pareja- Namjoon parecía de repente muy emocionado por esa coincidencia, dos azucaradas ovejas pegadas por sus naricitas de gomita.
-¿Ah sí?- La sonrisa de Jin se ensanchó. Puso la bolsita en el mostrador, para luego tomar a las ovejitas y separarlas lentamente, ante la mirada de pavor del Lobo.
-Separaste a Nam y Nubecita, despiadado, después de que ellos lucharan por su amor, sin importar todo el proceso de fabricación y la incertidumbre de no quedar en el mismo paquete- El Omega se sonrojo, mirando las gomitas separadas. Ese Lobo decía a veces cosas muy raras, prefería que lo hicieran reír a que lo avergonzaran, pues no entendía la segunda respuesta.
-Tal vez no debieron hacerlo, su relación estaba destinada al fracaso, tarde o temprano una fuerza absoluta los separaría para siempre, el destino caprichoso- Declaro impoluto.
-Pero cuando te los comas, estarán en el mismo estómago, pasando juntos el proceso de digestión- La sonrisa fanfarrona del Alfa era clara, pensaba que había ganado.
-Te equivocas, no voy a comerme a Nubecita- Tomo en su boca a la ovejita Nam, mientras dejaba tirada en la caja a su pareja.
El Lobo no iba a permitirlo, entre sus dedos sostuvo la gomita a la par que su otra mano se cerraba alrededor de la mandíbula del Omega, quien sorprendido trato de alejarse sin éxito.
-¿Qué haches?- Lo regaño, levantando y llevando las manos propias al agarre ajeno.
-Debes comerlos juntos- Decidió demasiado convencido, asustando a Jin, que en respuesta apretó los dientes, luchando con la presión que trataba de abrirle la boca –No me hagas lastimarte pequeño, no desobedezcas al temible depredador- Canturreo con prepotencia, recibiendo una dura mirada, totalmente indignado, ¿Cómo se atrevía ese Lobo a sobrepasar su confianza?
Nam tomo a Nubecita en su boca, llevando su otra mano al labio superior de la Oveja, ejerciendo la fuerza necesario logro forzar la boca ajena, para acercar la propia, sobresaliendo el azucarado dulce en disputa. Seokjin estaba conmocionado, cerró los ojos con fuerza, percibiendo su cara arder y doler, estado que atribuyo al bruto ataque del estúpido Can.
La lengua del Omega, seguía siendo una barrera, impidiendo que Nubecita ingresara a su húmeda cavidad. El Alfa no esperaba que la Oveja presentara tanta pelea, después de todo como omega y presa la sumisión debería ser su respuesta ante cualquier Alfa dominante.
La imagen era graciosa y a la vez tenía cierto toque ¿Atrayente? Jin estaba sonrojado, con su carita desfigurada en raras formas, con sus labios estirados, los cachetes ahuecados por dedos ajenos y lengua golpeando de adentro hacia afuera, luchando contra la amenaza. Quiso reír, grabar ese momento para la posteridad pero sobretodo, quiso probar. Se relamió sus resecos labios, guardando la figurita de azúcar en su cachete, acercándose aún más a su objetivo, permitiendo que ambos belfos hicieran contacto, en una bizarra manera de beso, donde el Omega salto ante el contacto, percibiendo la húmeda y electrizante caricia, obligándolo a enfrentar la mirada hambrienta del Lobo.
Seokjin trato de gritar, pero la lengua de Namjoon entro atrevida donde no se le dio permiso, reclamando la boca de la Oveja con rudeza, salvaje y duro, tan característico de un carnívoro, probando y devorando a su antojo. El Omega temblaba, abrumado, enterrando sus dedos en las gruesas muñecas de su atacante. Fue apretado contra una superficie lisa e inestable, su único apoyo era el cuerpo del Lobo, lo obligaba a sostenerse, pegarse al pecho ajeno o caer sobre una estantería.
Las manos que lo habían estado forzando, ahora se deshacían en caricias, profundas por la naturaleza fuerte del besador. Debería sentirse atacado, temeroso, un Lobo estaba robándole un beso, asaltando su boca de forma desconsiderada y ruda, ninguna de sus antiguas parejas lo habían besado con esa intensidad, abrazando todos sus sentidos, obligándolo a sostenerse o caer porque sus rodillas temblaban, amenazando con ceder a su propio peso.
Estaba tan aturdido, que sin importar haberse separado, él seguía sintiendo en su rostro, todas las huellas del Lobo, ardiendo poderosas –Tu...tu- Tartamudeo, sintiéndose flaquear, pues la rabia de aquel acto competía con el ritmo acelerado de su alocado corazón, que parecía calentar en alocados bombeos todo su cuerpo.
El Lobo empezó a mascar, mirándolo con una sonrisa pícara, poniéndolo nervioso con mucha facilidad, tanto que tuvo que bajar la mirada, aquello había sido increíble –Yo he luchado por su amor- Confeso feliz, luego de tragar las dos gomitas.
-No hay amor, tu eres un Lobo, tú no puedes besarme, solo me confundes porque debería odiarte, tenerte miedo, no empatía o cariño, toda tu especie es una asesina, cuando menos me lo esperes me arrancaras la piel- La Oveja luchaba por liberarse, esta vez con más decisión, repuesto por completo. Tumbaron el escaparate de revistas, que se dispersaron lisas por todo el suelo, estropeándose al ser pisadas por el par en disputa.
-En mi Manada siempre ha habido parejas de distintas especies, jamás pensaría comerte, te veo como un igual, no te he hecho daño en ningún momento, es injusto que me temas por antiguos prejuicios- Gruño molesto, sabía que las ovejas eras seres temerosos pero creyó que se había ganado la confianza del ovino.
-Los Lobos han lastimado lo suficiente a mi familia y a mí, para saber por mi propia cuenta cual es el alcance de sus retorcidas mentes, pensé que podía darte una oportunidad, solo eres un dependiente en esta tienda, pero no, eres igual, tomando sin preguntar, forzando sin miramientos, creyendo que caería en tus redes, no voy a ser esa tonta Oveja que creyó en el Lobo y termino de cena- Le bramó histérico, hablando con una velocidad que lo dejo descolocado, a la par que gruesos cuernos empezaba a enroscarse detrás de las orejas humanas.
Namjoon trato de alejar pero ya era demasiado tarde, recibió el poderoso placaje de quien ahora sabía era un Carnero, por mucho que pudiera engendrar vida era lo bastante fuerte para defenderse, usando sus cuernos para quitarlo de su camino con relativa facilidad, porque el lobo tampoco quería empezar una verdadera pelea.
-Lo siento Namjoon pero vete, no vuelvas a este trabajo, renuncia o voy a denunciarte y no podrás acercarte a un rebaño en tu vida- Aunque la voz temblaba, delatando ojos llorosos y labios rojos, sabía que le estaba hablando enserio.
-Acaso ¿esto era una clase de plan?- Jin endureció sus facciones, asintiendo para la decepción del Lobo –De acuerdo, dile a tu rebaño que felicidades, caí en la trampa y me iré, si quieres pon la denuncia, seguro aquello alegrara aún más a tus superiores- El sabor amargo de la traición opaco el dulzor de las gomitas y el beso, vio como el Omega se iba, sin tratar de justificarse o disculparse. Porque no había razón, aquel Carnero estaría aliviado de por fin acabar aquella farsa, que al final salió como todo un éxito, el rebaño por fin se había liberado de la presencia del lobo.
CONTINUARÁ