Las Mellizas Prince [Harry Po...

By LiontariTodd

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El 31 de Octubre de 1981 fue, sin duda, el peor día de Severus Snape. No sólo murió su amada Lily, sino que a... More

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Maratón Camino Al Baile
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By LiontariTodd

In your head, in your head
Zombie, zombie, zombie-ie-ie
What's in your head, in your head
Zombie, zombie, zombie-ie-ie, oh

—¿Podemos bajarle un poco a la radio?

—¡Lo siento, Shaira!

—¡No entendemos lo que dices!

—Gran Olokun(*) dame fuerza —suspiró Shaira antes de sonar el claxon del automóvil en el que viajaban.

Vega y Lyra no tenían mucho en común, pero ambas tenían el mismo gusto por artistas muggle extravagantes. Normalmente a Shaira. eso la pondría contenta, pero no si estaban atoradas en el tráfico a mitad de Londres mientras caía una tormenta.

—A este paso llegaremos tarde a la estación —dijo Lyra una vez terminó la canción.

—Aún falta hora y media —dijo Vega rodando los ojos—, y la estación está a un par de cuadras.

—No sé por qué tuvimos que venir en auto —se quejó Lyra cruzando los brazos—. Hubiera sido más fácil viajar por la red flu hasta la oficina del tío Sev en Hogwarts.

—Pero luego no podríamos explicar cómo llegamos al castillo si nadie nos ve en el tren —explicó Vega mirando las gotas que caían contra la ventana del auto—. Recuerda que tío Sevie no quiere que se sepa que somos sus sobrinas.

—El señor Snape tendrá sus razones para hacer lo que hace —intervino Shaira viendo la expresión triste que Lyra había puesto ante las palabras de su hermana—. Tal vez sea peligroso para ustedes que la gente sepa.

Lyra asintió medio convencida, pero Vega rodó los ojos. Ella sabía que había una razón para la paranoia de Severus, pero eso no evitaba que les molestara. Incluso en Francia, todos creían que Shaira las había criado sola con la mensualidad que Gringotts imponuso para los huérfanos que dejó la guerra.

—Mejor vuelve a poner la canción.

Cuando al fin llegaron a la estación, la lluvia había bajado un poco de intensidad. Caminaron hasta el portal entre los andenes 9 y 10 y se encontraron con el gran tren rojo que las llevaría a su nuevo colegio.

—¡Vega!

—¡Draco! —exclamó Lyra al reconocer la voz de su amor platónico.

—Oh, gran Olokun, si de verdad existes, mátame —exclamó Vega al reconocer tratando de esconderse tras de Shaira.

—Madame Pogba —saludó Draco haciendo una reverencia. Los magos africanos eran de los más respetados en el mundo mágico, en especial porque provenían de las líneas más antiguas y poderosas de magos del mundo.

—Joven Malfoy —saludó Shaira un poco incómoda. Nunca le había gustado la forma en la que el rubio miraba a Vega, ni cómo ignoraba a Lyra.

Antes de que Vega pudiera impedirlo, un par de mastodontes tomaron su baúl y el de Lyra y se los llevaron a la parte delantera del tren.

—Las dejaré para que se despidan —dijo el rubio mirando a Vega—. Esperaré en el pasillo para que sepan dónde nos sentaremos.

—Niñas, tengan esto –dijo Shaira colocándoles un par de extraños brazaletes de cuencas de colores en la muñeca a cada una—. Estos son los mazos de Ibeji, Ibeji son deidades yorubas, patronos de los gemelos. Iba a dárselos cuando se fueron a Francia, pero allá no las hubieran dejado conservarlos.

La mujer buscó en su túnica y sacó un par de collares de cuencas azules, y se los puso en el cuello a cada una.

—Estos son collares de Olokun. Están bañados en Felix Felisis y tienen un par de encantamientos yoruba. Quiero que ambas se cuiden y, como dijo el señor Snape, no dejen que las rivalidades entre casas las separen. Tal vez no queden en laisma casa, pero eso no hará que dejen de ser hermanas, ¿entendido?

Ambas asintieron y abrazaron a su nana antes de subir al tren. Lyra tuvo que arrastrar a Vega hacia donde Draco les había indicado. Entraron al compartimento y casi de inmediato Malfoy empezó a hablar de cómo su padre había planeado enviarlo a Durmstrang en lugar de Hogwarts.

—De nuevo usando ropas muggle —se quejó Draco unas horas después, al fijarse en los atuendos de las mellizas.





—¿Tienes algún problema con eso, Malfoy?

—Claro que no —se apresuró a aclarar al ver la expresión de Vega—. Es solo que pronto tendrán que dejar esas malas costumbres. No es apropiado que una señorita sangre pura se vista como una sangre sucia.

—No te atrevas a usar esas expresiones enfrente de mí, Malfoy —siseó Vega mirándolo con desprecio.

—Lo que Vega quiere decir, es que nosotras no compartimos esos pensamientos —aclaró Lyra—. En Beauxbatons no se trata diferente a los hijos de muggles...

—Ah, sí —dijo Draco sin mirarla—. Ese lugar está lleno de media sangres. Mitad veela, mitad nomo, mitad sirena. Ese chiquero es más un zoológico que una escuela. Me siento sumamente aliviado de que ustedes hayan recapacitado y hayan abandonado ese agujero a tiempo. ¿A dónde vas, Vega?

—Al baño a vomitar —respondió la pelirroja antes de azotar la puerta al salir.

Vega caminó un buen rato hasta llegar al baño. La "conversación" con Malfoy la había mareado, pero le bastó con salpicarse un poco de agua en la cara para que se le pasara.

Vega caminaba por el pasillo buscando algún lugar vacío para no tener que regresar con Malfoy, cuando vio al rubio y a uno de sus mastodontes caminar en la dirección contraria. La pelirroja aprovechó que ninguno de los dos la había visto para meterse en el compartimento más cercano y encerrarse ahí.

—Lo siento —se disculpó sonrojada al ver a las personas dentro del compartimento—. No me quedaré, solo quiero esconderme de un idiota insoportable.

—¿Idiota insoportable? —preguntó el chico pelirrojo junto a la ventana— ¿A quién me suena eso?

—Descuida —dijo la castaña ignorando al pelirrojo—. ¿Puedo preguntar de quién te escondes?

—Draco Malfoy —respondió Vega frunciendo el ceño—. Alto, albino, con un rostro perfecto para darle una bofetada.

—Sí es así, puedes quedarte el tiempo que quieras.

Vega miró al tercer y último chico en el lugar. Tenía el cabello horriblemente desordenado y vestía ropa como tres veces su talla. Era lindo, pero lo que más llamó su atención fueron los grandes ojos verdes escondidos tras un par de horrorosas gafas redondas.

Harry miró hipnotizado a la chica frente a él. Tenía una larga y perfecta melena recogida en un moño, su color rojo sangre contrastaba con su piel pálida. Su rostro tenía rasgos finos, pómulos altos, mejillas sonrojadas y labios rojos. Tenía unos grandes ojos plateados que por alguna razón se le hicieron familiares.

—No recuerdo haberte visto antes —dijo la castaña, llamando la atención de Vega—. ¿Eres nueva?

—Sí, mi hermana y yo empezaremos cuarto año.

—¡Nosotros también! Soy Hermione Granger, él es Ron Weasley y...

—Harry Potter —respondió el chico de lentes cuando Hermione se quedó callada.

—Yo soy Vega Prince —respondió la pelirroja con una pequeña sonrisa. No estaba acostumbrada a las platicas por cortesía.

—¿Eres Vega Prince? —preguntó Hermione asombrada, mientras Ron la veía con la boca abierta.

Harry miró a sus amigos confundido. Jamás había oído hablar de ninguna Vega Prince, y estaba seguro de que recordaría haber visto antes a una chica como ella.

—¿Vega Prince? —preguntó Ron sin creerlo— ¿Como en Apollo y Ursa Prince?

—Mis padres —respondió Vega cada vez más incómoda.

—¡Los héroes de guerra! —le dijo Ron a Harry— Apollo Prince fue el mejor auror de su época, incluso mejor que Moody. Él sólo acabó con una cuadrilla completa de mortífagos. Su esposa Ursa fue jefa de sanadores en San Mungo. Ella atendía a los aurores heridos, ¡salvó la vida de cientos de ellos.

—Ron —advirtió Hermione al notar la incomodidad de Vega, pero el pelirrojo siguió hablando.

—Ambos eran una pareja mortal en duelos. ¡Tú-sabes-quién tuvo que matarlos él mismo!

—En realidad Voldemort sólo mató a mi padre —aclaró Vega, rodando los ojos cuando Ron y Hermione temblaron al oír el nombre del "señor tenebroso"—. A mí madre la mató Bellatrix Lestrange unos segundos después. La atacó por la espalda. Con primas así, ¿para qué quieres enemigos?

—¿Primas?

—El apellido de soltera de mi madre y el de Bellatrix es Black —dijo, alertando a los tres chicos frente a ella—. Eran primas. Sus padres eran hermanos.

—Y tu madre, ¿no tendrá algo que ver con Sirius Black, o sí? —preguntó Harry intercambiando miradas con Ron y Hermione.

—¿Sirius Black, el famoso mortífago y asesino en masa, que se convirtió en el primer hombre en escapar de Azkaban? —preguntó la pelirroja alzando una ceja—. Mi madre era su hermana. Eran mellizos, de hecho. Sirius es unos minutos mayor.

—¿Y tú... Tú no crees que él pueda ser, ya sabes... inocente?

—Hay testigos que afirman que fue el quien mató a esas trece personas, ¿no? —dijo Vega con tranquilidad— Puede que no haya sido mortífago, pero mató a más de diez personas.

—Y lo dices con una calma... —murmuró Ron, ganándose un codazo de Hermione.

–Es la verdad. Yo no soy quién para juzgarlo o decir que se merece morir en Azkaban. Hay cientos de mortífagos que se merecen diez cadenas perpetuas ahí, pero que jamás pondrán un pie en prisión gracias a sus generosas "donaciones" al ministerio.

Todos quedaron en silencio un momento, analizando las palabras de la chica. Harry no pasó por alto el hecho de que Vega no temía decir el nombre de Voldemort, y que estaba abierta a la posibilidad de que Sirius fuera inocente.

—Me gusta tu collar —dijo Hermione tratando de cambiar la conversación.

—Es un collar yoruba. Mi nana me lo dio antes de subir al tren. Dijo que representa al dios Olokun.

—¿Tú practicas la religión yoruba? —preguntó la castaña con genuino interés.

—No —respondió Vega mirando su collar—, pero mi nana sí. Nos ha enseñado todo lo que hay que saber sobre las prácticas africanas.

—Por cierto, ¿dónde está tu hermana?

Vega resopló irritada. Por un bello momento se había olvidado por completo de la existencia de Malfoy y de la obsesión de su hermana por él.

—Está...

La puerta del compartimento se abrió de golpe, dejando ver a Malfoy, sus mastodontes, y Lyra.

—¿Vega? —preguntó el rubio confundido— ¿Qué haces aquí? ¿No se supone que estabas en el baño?

—Creo que no sabes captar una indirecta —respondió Vega cruzando los brazos. Ron rió por su comentario, y Harry la miró con una sonrisa tonta.

—¿Qué haces con estos perdedores? Anda, ven antes de que te llenes de la mugre de Granger.

Ron y Harry se pusieron de pie con sus varitas en mano, mirando furiosos a Malfoy.

—Pero si Hermione esta muy limpia —dijo Vega mirando el uniforme de la castaña—. Es de tu estupidez de la que no quiero contagiarme.

La cara de Draco se puso roja de la furia. Varias veces Vega le había dicho cosas como aquella, y el rubio lo había dejado pasar, pero esa vez tenían público, y no eran nadie más que Harry Potter, la comadreja y la sangre sucia.

—Vega no quiso decir...

—¡Goyle! —uno de los gorilas de Malfoy tomó a Lyra del brazo y se la llevó al otro compartimento.

—¡Suelta a mi hermana, maldito Neanderthal! —gritó Vega corriendo tras ellos.

—Ten cuidado a dónde miras, Potter —siseó Draco con odio—. Te puede costar muy caro desear las pertenencias ajenas.

Draco azotó la puerta del compartimento y entró al suyo.

—Esperen afuera. No entren hasta que yo les diga.

Crabbe y Goyle salieron, arrastrando a Lyra con ellos. La rubia trató de hablar con Draco, pero lo único que logró fue que le cerraran la puerta en la cara.

—Ahora escúchame bien, Prince —dijo tomando la muñeca de Vega con fuerza—. Ya me harté de este estúpido jueguito.

—¿De qué juego hablas? —preguntó Vega tratando de zafarse del agarre.

—Del que te has valido para rechazarme tanto tiempo. Tú eres mía, ¿entiendes? Tú eres para mí, eres el premio que me merezco.

—Yo no soy un objeto —respondió la pelirroja con frialdad—. Yo no le pertenezco a nadie, y menos a un albino egomaniaco con delirios de grandeza como tú.

Draco la tomó de ambas muñecas y la estrelló con un poco de fuerza contra la puerta.

—Tú, niña estúpida, me perteneces. Mi padre se encargará de que en unas semanas estemos comprometidos, así que como tu futuro esposo y lord, te prohíbo que vuelvas a juntarte con Potty y sus amiguitos sangre sucia, ¿está claro?

Vega alzó su rodilla, golpeando con fuerza las partes nobles de Malfoy, quien dejó salir un grito agudo antes de caer retorciéndose junto a ella.

—Tú no eres nadie para prohibirme nada, Malfoy —dijo Vega poniéndose de pie—. Primero muerta, antes de ser tu esposa.

La pelirroja tomó su varita e hizo levitar su baúl, llevándoselo con ella fuera del lugar.

—Lyra, trae tus cosas —dijo al salir—. Cambiamos de compartimento.

—¡¿Qué has hecho?! —exclamó Lyra al ver al rubio retorciéndose en el suelo.

—Le he dado su merecido. Ven.

—¡No! ¿Cómo pudiste lastimar a Draco? ¿Draco, estás bien?

Vega suspiró antes de darse la vuelta. Los mastodontes le bloquearon la pasada, por lo que Vega sacó su varita y les lanzó un expulso a ambos, haciendo que se golpearan las cabezas contra la pared de la tren.

Vega caminó hasta los baños, en donde se puso el uniforme y esperó a que el tren llegara a la estación.

—Draco me contó lo que pasó —dijo Lyra cuando llegaron al castillo junto a los de primer año—. Me explicó que fue un accidente. ¿Me perdonas por gritarte?

En ese momento Vega quiso abofetear a su hermana por ser tan tonta, pero se contuvo al ver sus ojos de cachorro. Lyra podía ser una boba, cursi y bastante ciega, pero era su hermana al fin y al cabo.

Las hermanas acabaron haciendo las paces, aunque eso tal vez cambiaría, tomando en cuenta a qué casa las envió el sombrero a cada una.

—¡Prince, Lyra! —llamó la profesora una vez que acabó con los de primer año.

Lyra caminó hacia la tarima y dejó que le pusiera el sombrero, el cual de inmediato gritó el resultado.

—¡HUFFLEPUFF!

La mesa de los tejones aplaudió. Lyra miró de reojo a la mesa de los profesores y encontró a su tío Severus observándola con disimulo. Su vista pasó a la mesa de Slytherin, donde Draco miraba fijamente a donde estaba Vega.

Lyra no era ninguna tonta. Sabía que Draco estaba interesado en Vega, pero también sabía que Vega era laejlr hermana del mundo, y que jamás le haría caso a Draco sabiendo lo que la rubia sentía por él. Tarde o temprano Draco se daría por vencido y la notaría. Todo era cuestión de tiempo.

—¡Prince, Vega!

El Sombrero y Vega discutieron por un momento. Vega estaba segura de que sería una excelente Ravenclaw, pero el sombrero tenía en mente otra casa.

—¡SLYTHERIN!

Vega quería llorar. Había acabado en la misma casa que Malfoy, y ahora lo vería siempre. No habría ni una clase en la que el albino no estuviera, y compartirían sala común.

Vega se sentó en la parte más lejana al asiento de Malfoy y miró a Severus, quien la observaba con cautela. Luego a Lyra, quien le sonreía contenta. Draco la miraba fijamente y sin disimular.

Los ojos de Vega vagarosamente por las demás mesas, encontrándose con un par de hipnóticos ojos verdes que tampoco disimulaba mucho, haciendo que la pelirroja se sonrojara. El dueño de los ojos verdes sonrió al notar su sonrojo, haciéndola enojar. ¿Quién se creía ese Potter?

(*) Olokun es una de las Deidades de la religión yoruba. Es el Orisha del océano, representa el mar en su estado más aterrador. Es el dueño de las profundidades del mar. Es andrógino, lo mismo hombre que mujer.

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