El año de la felicidad parte...

Από Randuril

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Un fic al día durante un año. Romance, drama, terror, tragedia, lemon, acción y aventura. Todos los personaje... Περισσότερα

Yojimbo (parte 5)
Yojimbo (parte 6)
Yojimbo (parte 7)
Yojimbo (parte 8)
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Yojimbo (parte 39)
Yojimbo (parte 40)
Yojimbo (parte 41)
Yojimbo (parte 42)
Yojimbo (parte 43)
Yojimbo (parte 44)
Yojimbo (final)
Tibieza
Una receta sencilla
La vigesimotercera es la vencida
Tan solo por amor
Perfecto (primera parte)
Perfecto (final)
Amor carnal
La Cita
La cita (final)
La ley amazona
Hazlo feliz
El entierro del amor
La fantasía sin fin
La melodía de Dios
Amor ciego
Dr. Tendo
Dr. Tendo (segunda parte)
Dr. Tendo (tercera parte)
Dr. Tendo (cuarta parte)
Dr. Tendo (quinta parte)
Dr. Tendo (final)
El juego
En las estrellas
En cien palabras
Yatagarasu
Yatagarasu (parte 2)
Yatagarasu (parte 3)
Yatagarasu (parte 4)
Yatagarasu (parte 5)
Yatagarasu (parte 6)
Yatagarasu (parte 7)
Yatagarasu (parte 8)
Yatagarasu (parte 9)
Yatagarasu (parte 10)
Yatagarasu (parte 11)
Yatagarasu (parte 12)
Yatagarasu (parte 13)
Yatagarasu (final)
Uno, dos, ¡tres!
El azote de los Tendo
Solo un juego
El soñador y el sueño
Tarde
El primero
El único
Adiós
Laberinto
La reina de hielo
Carta de amor en un okonomiyaki
La culpa es de Ranma
Declaración
Distinto
Los recuerdos se van
Ambrosía
El silencio entre los dos
Noche de terror
Doppelgänger
Doppelgänger (final)
El 300
Agridulce
Agridulce (parte 2)
Agridulce (parte 3)
Agridulce (final)
La despedida es solo el comienza
Pasión ciega
Un año sin ti
El último juego
Un día sin mí
La vida sin mí
Deseos ocultos de un corazón ardiente
La culpa es del tiempo
Magical Megami Puri contra las Fuerzas del Mal
Nieve en el corazón
El último deseo
Pasión eterna
Prueba de amor
El ingrediente secreto de Kasumi
Las 48 técnicas ganadoras
Tadaima
Omoide
Suspiros en Navidad
Desayuno tardío
Inolvidable
A través de la niebla
El premio
Una pura y honesta Navidad
Una pura y honesta Navidad (final)
Nosotros después de esto
Agua
Rencor
Rencor (parte 2)
Rencor (parte 3)
Rencor (parte 4)
Rencor (parte 5)
Rencor (parte 6)
Rencor (parte 7)
Rencor (parte 8)
Rencor (parte 9)
Rencor (parte 10)
Rencor (parte 11)
Rencor (parte 12)
Rencor (parte 13)
Rencor (final)
El salvaje este (parte 2)
El salvaje este (parte 3)
El salvaje este (parte 4)
El salvaje este (parte 5)
El salvaje este (parte 6)
El salvaje este (parte 7)
El salvaje este (parte 8)
El salvaje este (parte 9)
El salvaje este (parte 10)
El salvaje este (parte 11)
El salvaje este (parte 12)
El salvaje este (parte 13)
El salvaje este (parte 14)
El salvaje este (parte 15)
½ de Ranma
¾ de Ranma
Ranma completo
Glorioso
Rebelde
Nosotros y ellos

El salvaje este (final)

250 35 3
Από Randuril

Ranma ½ no me pertenece.

Mas en momentos de desasosiego quisiera ser como Rumiko y portarme mal con los fans.

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Fantasy Fiction Estudios presenta

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El año de la felicidad

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El salvaje este

(final)

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—Es... ­—murmuró Kasumi, pero no pudo terminar la frase, no estaba segura de la respuesta.

Nabiki se adelantó para sacar con las dos manos los montones de papeles pulcramente doblados que había dentro de la caja. Los contó con rapidez, eran alrededor de veinte. Desdobló el primero, pasando los ojos por lo que había escrito allí.

—¿Qué es? ¿Cuál es el legado que papá nos dejó? —preguntó Akane preocupada.

—«Pistola Arashi de calibre .31, modelo 1869...» —murmuró Nabiki leyendo el papel con detenimiento—. «Arma de uso civil. Patente de uso a nombre de... Soun Tendo y herederos.»

Nabiki levantó los ojos para mirar a sus hermanas. Les pasó otros de los papeles y cada una los fue abriendo y leyendo.

—Son las patentes —dijo Kasumi sorprendida.

—Las patentes de todas las armas —indicó Nabiki—. Todas las armas que alguna vez nuestro padre creó.

—Incluso el rifle triple S —dijo Akane mostrando uno de los papeles que estaba casi al fondo de la caja.

—Quiere decir que, si las fabricáramos podríamos ganar mucho dinero vendiendo cada una —comentó Kasumi—. Sin embargo... no tenemos dinero para eso.

—Sí tenemos —la corrigió Nabiki. Se asomó sobre la caja y sacó una bolsa de cuero que abrió de inmediato, como lo suponía eran billetes de yenes. Pasó la mano entre ellos sopesando la cantidad—. Creo que deben ser unos diez mil yenes, una pequeña gran fortuna. Con esto podríamos sobrevivir algunos años sin problema, o también...

—¡Montar una fábrica propia para producir las armas Tendōru! —exclamó alegre Akane.

—Oh, hermanas. ¿Comprenden lo que eso significa? —dijo Kasumi con los ojos brillantes de emoción, pasándole un brazo por los hombros a cada una de sus hermanas y estrechándolas en un abrazo.

—¿Qué nos mudaremos a la capital? —sugirió Nabiki alzando una ceja.

Kasumi soltó una risita.

—Yo iba a decir que podremos continuar con el negocio de las armas, que era lo que papá más amaba —corrigió con dulzura—. Pero creo que tienes razón, Nabiki, la capital es el lugar más adecuado para poder abrir nuestra fábrica, Nerima es demasiado pequeño.

Ranko y el panda se miraron, luego la pelirroja observó la felicidad de las hermanas Tendo y sonrió.

—Al final lo que el señor Tendo les legó sí era un gran tesoro, aunque no todos podrían haberlo apreciado —comentó.

—Cuánta razón tienes, Ranko —le sonrió Kasumi en respuesta.

—Al principio será muy duro —comentó Akane—, nos costará que nos tomen en serio siendo mujeres, aunque sea la marca Tendōru.

—¿Hm? —Nabiki se quedó pensativa mirando el techo y acariciándose la barbilla. Luego clavó sus astutos ojos en Ranko—. Creo que... tengo una idea que nos podría beneficiar.

Ranko tragó saliva, y casi sin darse cuenta se acercó más a Akane, atemorizada.

—Eso me dio miedo —le comentó en un susurro.

—Haces bien —fue la respuesta preocupada de la menor de las Tendo.

Luego de hablar con el empleado siguió un largo papeleo para retirar los bienes de Soun Tendo. Nabiki, además, comenzó a consultar de inmediato los requisitos para acceder a un préstamo para colocar una pequeña armería y dejó agendada una cita para la semana siguiente para la solicitud.

—¿No estás acelerando demasiado el proceso? —preguntó Akane.

—Esto es lo que siempre quise, hermana, poder salir de Nerima y hacerme rica —respondió Nabiki—. Y las dos cosas pueden hacerse realidad, ¿crees que voy a esperar?

—Supongo que tendremos que hacer el equipaje al volver a casa —comentó Kasumi alegre.

—Pero primero necesitamos un lugar donde vivir en la capital, ¿y qué vamos a hacer con nuestro rancho? —inquirió Akane.

Las cuatro mujeres y el panda salieron del banco charlando y haciendo planes.

—Es fácil —respondió Nabiki a la pregunta que había hecho su hermana menor—, la alquilaremos a algún interesado en trabajar la tierra y tener a los animales. Con el tiempo, claro, podríamos venderla, pero mientras tanto ese dinero nos servirá para vivir en un lugar modesto en la capital porque el dinero que papá nos dejó deberemos invertirlo por completo en nuestra empresa.

—Es como si ya hubieras pensado en todo esto desde antes, Nabiki —comentó Kasumi sorprendida.

—Desde que tengo uso de razón he elaborado más de ciento cincuenta planes distintos para hacerme rica y poder irme de Nerima —respondió Nabiki encogiéndose de hombros—. Ahora, vayamos a comer algo mientras continuamos haciendo planes.

—¿Comer? Pero... no tenemos dinero —dijo Akane—. Apenas podemos costearnos los pasajes de regreso a casa.

Nabiki puso los ojos en blanco.

—Claro que tenemos, traje nuestros ahorros —replicó.

—Que hiciste ¿qué? —preguntó Kasumi alarmada—. Pero, Nabiki...

—Es obvio, veníamos a la capital a cobrar una herencia, un supuesto tesoro millonario, ¿para qué necesitábamos nuestros ahorros? Además, pensé que después tendríamos que irnos a festejar nuestra buena suerte ¿y con qué otro dinero lo haríamos sino? Pensé en todas las alternativas y al final concluí que había que tomar ciertos riesgos —indicó Nabiki.

—Da miedo, realmente da miedo —murmuró Ranko cerca de Akane.

—Debemos programar un cronograma de actividades —continuó Nabiki—, lo mejor sería que la armería estuviera montada y funcionando este mismo año.

—Con el ímpetu que le pones, seguramente así será —comentó Kasumi con una sonrisa divertida.

—Creo que ya es tiempo de que... me vaya —comentó Ranko deteniéndose en medio de la calle.

Las hermanas Tendo también se detuvieron y la observaron con sorpresa. El panda agachó la cabeza tristemente.

—Oh, pero... Ranko... —murmuró Akane, sin embargo, no sabía qué decir para retenerla.

—Debo ir a buscar un lugar donde hacer mis espectáculos —explicó al pelirroja mirando hacia otro lado—, luego seguiré viajando.

—¿Nunca pensaste en establecerte y poner tu propio teatro? —preguntó Nabiki súbitamente.

—¿Quieres decir uno como La rosa negra? —preguntó Ranko pestañeando.

—No —Nabiki hizo una mueca­—, me refiero a uno mejor, donde haya espectáculos de verdad y no torturen a la gente.

—Es cierto, estoy segura de que tu teatro sería un éxito —dijo Akane con entusiasmo—, podrías ponerlo aquí en la capital y...

—No —la interrumpió Ranko bajando los ojos—, es imposible, no tengo dinero para eso, nunca podría invertir lo que se necesita para algo así.

Nabiki avanzó hacia ella y le tomó las manos entre las suyas. Ranko alzó la cabeza sorprendida. El panda también se las quedó viendo. Nabiki buscó sus ojos y la miró con intensidad, tanta que Ranko empezó a ponerse nerviosa.

—Ranko... —murmuró Nabiki en un tono sedoso.

—¿S-Sí? —dijo Ranko, cada vez más nerviosa y sorprendida.

Akane las observaba con el ceño fruncido mientras torcía los labios en una mueca.

—Ranko... —Nabiki le oprimió las manos con más fuerza—, ¿y si yo te ayudara?

—¿Q-Qué? ¿Ayu... ayudarme? —balbuceó al pelirroja.

—¿Qué quieres decir con eso, Nabiki? —intervino Akane poniéndose entre las dos.

Un destello brilló en el ojo derecho de Nabiki.

—Te contrataré para que promociones nuestra armería —le dijo.

—¿A mí? —inquirió Ranko inclinando la cabeza a un lado.

—¿A ella? —preguntó Akane.

—En realidad, no, quiero contratar a tu otro yo —respondió Nabiki haciendo un gesto para que la comprendieran—. Quiero que Ranma sea nuestro rostro publicitario.

—¿Rostro publicitario? ¿Qué es eso? —inquirió Kasumi.

—Imaginen el enorme cartel en la fachada de nuestra fábrica —explicó Nabiki levantando un brazo y moviéndolo como si estuviera leyendo la frase:— «Armas Tendōru, las elegidas por el caballo salvaje». Y eso acompañado por una fotografía tuya, o sea de él, de tamaño completo portando una de nuestras armas. ¡Sería un éxito!

—¿Un éxito? —murmuró Ranko pensativa.

—Nabiki, eres realmente muy inteligente, nunca se me habría ocurrido algo así —comentó Kasumi encantada.

—El rostro publicitario —repitió Akane.

—Podrías ganar mucho dinero —resumió Nabiki—. Eso dependería de nuestra popularidad, claro, quizá al principio no sea tanto, pero todo el mundo adora al caballo salvaje y estarían dispuestos a comprar las mismas armas que él usa.

—Bueno... yo...

El panda le dio suaves cabezazos en el brazo para que aceptara.

—Pero... yo...

—Oh, vamos, Ranko —Nabiki se cruzó de brazos con cansancio—. Esta es la excusa perfecta para que te quedes con nosotras, ¿crees que quiero aguantar las lágrimas y el mal humor de Akane cuando te vayas?

—¡Yo no...! —Akane cerró la boca y apretó los labios, enrojeciendo por completo.

—Nabiki, no... eso no va a ocurrir —replicó Ranko nerviosa y mirando hacia otro lado.

—Como le explicaba a Akane, no hay ningún problema ya que también eres hombre, ¿no? –continuó Nabiki—. Podrían tener una vida de lo más normal si...

—No —interrumpió Akane mientras la pelirroja se ponía cada vez más roja y más nerviosa—. ¡Deja de decir eso, Nabiki! Ranko es una chica, no importa en qué se convierta. Así la aceptaremos y así debemos quererla. ¿Acaso nadie puede entenderlo?

—Al menos tú lo entiendes muy bien —comentó Nabiki crípticamente con una sonrisa.

Akane se quedó sorprendida mirando a su hermana. Su corazón latía acelerado.

—Yo...

—¡Las Tendo! ¡Allí están! —exclamó una voz.

Al volverse pudieron ver que Tatewaki Kuno avanzaba hacia ellas, cojeaba y se apoyaba en una larga y gruesa rama, sus ropas estaban cubiertas de lodo, polvo y sangre seca, sus cabellos estaban revueltos y su rostro también lleno de mugre y mostrando el oscuro color de los golpes. Detrás de él iba Gosunkugi, en iguales circunstancias y mucho más magullado.

—¿Es posible que siga vivo? —inquirió Nabiki harta.

—Parece que no tenemos tanta suerte —murmuró Ranko entre dientes, y de inmediato se movió, cruzándose delante de Akane, protegiéndola.

—¡Las hermosas Tendo! Las flores más bellas de cualquier jardín, las mujeres más encantadoras del salvaje este —habló Kuno mientras trastabillaba hacia ellas—. Las veo sanas y salvas, y mi corazón salta de alegría en este pecho magullado.

—Sanas y salvas, pero no gracias a ti —dijo Akane.

—¿Por qué quisiste asaltar el tren, Kuno? ¿Qué era lo que buscabas? —preguntó Nabiki con acidez.

—¿Asaltar? —Kuno se mostró ingenuamente sorprendido—. Cuidar, querrás decir, bella flor de primavera. Yo, gallardamente, corrí veloz como el viento para proteger a tan dulces damiselas de las garras de esos malévolos rufianes que querían despojarlas de todo su oro... es decir, sus pertenencias.

Kasumi se cubrió los labios con los dedos para ocultar la sonrisa.

—Sí, claro —replicó Nabiki con ironía—. Entonces, ¿no tuviste nada que ver con el asalto al tren?

—¡Absolutamente! —respondió Kuno ofendido—. Esa lamentable situación fue obra solamente de ese hombre terrible llamado Sato y sus secuaces en el crimen. Sin embargo, todo lo ocurrido sirvió para que comprendiera lo solas y despojadas que viven tan dulces damiselas como ustedes, por eso, valientemente aceptaré el tremendo honor de protegerlas.

—¿Acaso necesitamos tu protección? —preguntó Akane.

—Claro que sí —afirmó Kuno—. Dulces muchachas como ustedes nunca podrían ver el peligro al que se exponen, pero yo, Tatewaki Kuno, me ofrezco a protegerlas, y de la manera más tierna y amorosa, así como la más comprometida.

—¿Y eso sería...? —indagó Nabiki.

—A través del matrimonio —sentenció Kuno alzando el mentón.

Las Tendo se miraron entre sí y se echaron a reír.

—Así que al casarte con alguna de nosotras nos protegerías —comentó Nabiki.

—Así es, como el hombre de la familia me encargaría de la seguridad de las tres en todo momento.

—Y, además, como el esposo de una de nosotras podrías acceder a todo el dinero que poseamos —sentenció Nabiki con dureza.

Kuno se quedó en silencio un instante.

—Eso solo vendría por añadidura —respondió con hidalguía—, y yo haría honores a tan agradable capital invirtiéndolo de la mejor manera posible.

—Estamos seguras —murmuró Akane con ironía.

—Entonces, habiendo aclarado la proposición —Kuno sonrió de oreja a oreja—, ¿quién de ustedes será la afortunada que se una en matrimonio con el majestuoso Tatewaki Kuno para toda la vida?

Las hermanas se miraron nuevamente. Ranko suspiró con cansancio y el panda y se rascó su enorme panza preguntándose cuándo irían a comer tal y como Nabiki había propuesto.

—¡Oh, majestuoso señor Kuno! —exclamó Nabiki dramáticamente—. Cómo sufren nuestros corazones al tener que rechazarlo. Mi hermana Kasumi ya se encuentra comprometida con el doctor Tofú Ono.

Kasumi dio un respingo y se sonrojó intensamente, pero no dijo nada. Los ojos de Kuno reflejaron decepción.

—Yo —continuó Nabiki poniéndose el dorso de la mano en la frente—, le prometí a mi difunto padre hace mucho tiempo que jamás tomaría esposo y me mantendría siempre pura y casta, y esta promesa es inquebrantable. Mi hermana Akane... —Nabiki se detuvo, mirándola, buscando qué decir.

Akane dio un paso al frente.

—Señor Kuno, ¡qué más quisiera yo que darle el sí! —dijo Akane con emoción.

—¿Sí? —los ojos de Kuno se abrieron de par en par y una sonrisa adornó su rostro.

—Sin embargo, mi corazón nunca podría ser suyo —continuó Akane dramáticamente—, ni de ningún hombre, porque yo... ya estoy enamorada —sentenció.

Y tras una dramática pausa tomó a Ranko por la cintura y la obligó a echarse hacia atrás, plantándole un suave y breve beso en los labios.

Cuando la soltó, Ranko se tambaleó, perturbada, sus labios quemaban. Kuno abrió la mandíbula hasta le piso y se dejó caer de rodillas. Gosunkugi contuvo la respiración.

—No... no es posible —lloró Kuno a lágrima viva.

—Adiós, Kuno —se despidió Akane—. Nuestro amor nunca podrá ser.

Tomando a la nerviosa Ranko de la mano se alejó. Sus hermanas y el panda las siguieron, saludando a Kuno con la mano.

Ranko se mantuvo en silencio. Akane no le soltaba la mano.

—No lo hagas —pidió con los labios temblorosos—. No juegues de esa forma... Yo...

—No estoy jugando —dijo Akane con firmeza, y aunque estaba también sonrojada y nerviosa, continuó caminando con el rostro alzado.

Ranko la observó abriendo sus grandes ojos azules de par en par.

—Pero... pero, nosotras... la gente...

—Estamos prácticamente en el siglo XX —intervino Nabiki apareciendo en medio de las dos, pasándoles un brazo por los hombros a cada una—, estos son tiempos modernos. Y, en todo caso, escuché que hay lugares donde son mucho más liberales. Ahora, ¿podríamos hablar de tu contrato para ser el rostro de nuestra armería? Te pagaremos una suma fija, y luego, si el negocio crece, podríamos darte el uno por ciento de las ganancias, no quisiera que te fueras con la competencia. Además, me gustaría que hiciéramos más anuncios y podríamos ponerlos en las tiendas de todo pueblo, para que toda persona que vaya a comprar recuerde que debe adquirir un arma Tendōru. ¿Qué les parece que diseñemos una edición especial? Podríamos hacer una pistola llamada Ranma, que fuera sencilla de disparar y muy poderosa. Las ganancias por esa arma tendríamos que negociarla aparte, claro está...

Mientras Nabiki continuaba hablando Akane se atrevió a mirar tímidamente a Ranko y descubrió que la pelirroja también la observaba y le daba una curiosa sonrisa. Akane también sonrió.

—¿Esto significa que Akane y Ranko van a comprometerse? —preguntó Kasumi pensativa, haciendo sonrojar a las aludidas, que se mantuvieron en silencio, pero sin soltarse la mano.

—Luego hablaremos de ti y el doctor Tofú —replicó Nabiki—. Tengo un plan de acción y me gustaría contártelo, pero sea como sea, ese hombre necesita un enorme empujón o te morirás virgen —sentenció.

—Oh —ahora fue el turno de Kasumi de sonrojarse, pero se recuperó en seguida y sonrió—. Se me ocurrió una idea, para festejar todos estos grandes acontecimientos cuando volvamos a Nerima podríamos cocinar a P-chan. ¿Qué les parece?

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FIN

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Nota de autora: Espero que les guste el final de esta saga. Gracias a todos los que cada día me leen y dejan sus comentarios.

Nos vemos mañana.

Romina


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