Mi Señor de los Dragones

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Los Señores de los Dragones, como Bakugou, son seres longevos que amaestran dragones y dedican sus días a luc... More

Canción
Presentación
I: 500 años
II: Hacia Mangaio
III: Es una palabra antigua
IV: Sanguia en las mejilias
V: La Misión del Caballero
VI: Posada llena
VII: Loco do merda
VIII: Mapas
IX: Vida familiar
X: ¿Qué significa eso?
XI: Historias del pasado
XII: Diferencias
XIV: No lo digas
XV: Los dragones no son malos
XVI: Chizochan
XVII: Bakuro
XVIII: ¿Por qué eres un guerrero?
XIX: Perdóname
XX: Volcán
XXI: Qué terrible es la destrucción
XXII: Morir
XXIII: Rasaquan
XXIV: Festival de los Diez Días
(Extra 1) A menos que quieras seguir
(Extra 2) Deadvlei, Leitrim y Anathema
XXV: Esposa
XXVI: Momochan
XXVII: El Señor de los Dragones del Centro
(Extra 3) Mashinna
XXVIII: Hermanos
XXIX: La bonita, o la otra
XXX: Viento negro
XXXI: Llámame, y yo vendré
XXXII: Serendipia
XXXIII: Sangre Vieja
XXXIV: Señores poderosos
XXXV: Mensajes
XXXVI: Maestra
XXXVII: Guardián de los Secretos
XXXVIII: Tatuaje
XXXIX: Criaturas similares
XL: Los secretos de las Sombras
XLI: Tiempos menos simples
XLII: Destinados a luchar
XLIII: Le están derrotando
XLIV: Ocaso
XLV: El Señor de los Dragones de Farinha
XLVI: Seichan
XLVII: La Vida del Bosque
XLVIII: El Monte de los Dragones
XLIX: Lágrimas
L: Los que quedan
LI: El guerrero y el protector
LII: Salvadores del Reino
LIII: Decisiones y decepciones
LIV: Serenidad y furia
LV: Una oportunidad
LVI: Búsqueda
LVII: Una trampa
LVIII: Malas Nuevas
LIX: No viene a luchar
LX: Por todas mis sombras
LXI: Caballero y guerrero
LXII: Enemigo del Reino
LXIV: Adamat

XIII: ¿Qué hay en el cielo, Deku?

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Extracto del "Libro de las Razas" de Darwae. 
Página 99, párrafos 1 y 2
"Como se sabe, los miembros de dos razas diferentes no pueden generar descendencia. Se han dado casos de matrimonios entre razas diferentes, por ejemplo, Sombras de las Montañas que se casan con Caminantes de la Tierra, o Criaturas del Agua que deciden unir sus vidas a la Gente del Bosque. Pero de estas uniones no surge ningún hijo. En el mundo no existen seres que sean mitad de una raza y mitad de otra, jamás ha sido así.

Los únicos seres que parecen ser capaces de reproducirse con cualquier especie son los Señores de los Dragones. Esto genera muchas preguntas interesantes. ¿Por qué ellos? ¿Qué significa aquello? Dado que aquí hacemos un estudio biológico y descriptivo, no ahondaremos en esos temas. Pero, sin embargo, son preguntas que incluso los hombres de ciencia de todas las épocas se han venido haciendo y aún no son capaces de responder".


———


Izuku, sentado sobre la tierra, bajo la sombra de un frondoso y enorme sauce llorón, va envolviendo una baya en unas hojitas verdes de bordes dentados. Junto a él hay un montoncito de tallos cortados con las puntas llenas de espigas. Toma uno, le remueve las espigas y lo parte a la mitad, usando una de las partes resultantes para amarrar su bultito de baya, y luego la otra también, atravesándola de forma perpendicular. Entonces toma el bultito y lo deja de su otro lado, donde ya hay varios paquetitos armados.

Kacchan se ha encargado de traer un poquito de leña, para hacer fuego y cocinar lo que Izuku prepara, según éste le ha indicado. Ahora, el rubio observa con atención lo que Izuku hace. Sin embargo, tras un rato de hacer aquello, parece aburrirse. Se pone de pie y entonces se dirige quién sabe a dónde, sin decir nada. Izuku le lanza apenas una mirada pero luego prosigue con su tarea. Al final ha creado más de treinta bultitos, suficiente para llenarse. Está acomodando la madera de la fogata cuando Kacchan regresa. Izuku detecta un aroma extraño y voltea a verlo de inmediato.

...

Kacchan trae en cada mano al menos tres aves muertas. La sangre de algunas de ellas suelta gotitas por el suelo. Izuku hace una mueca.

—No gustas de la muerte —declara Kacchan, al tiempo que arroja a las aves a un costado, lejos de Izuku. Él observa los cadáveres y luego vuelve a mirar al rubio.

—No. Pero está bien si tú eres diferente a mí, Kacchan. No me enoja. Ni tampoco tengo intenciones de cambiarte.

Izuku entonces toma dos piedritas que recogió antes cuando fue en búsqueda de las bayas. Están detenidos en una sección junto al camino de los pueblos que es rodeada por un bosque pequeño, del que han extraído todas las cosas que tienen intenciones de comer. Izuku se acerca a la fogata y empieza a golpear las piedras con la intención de hacer fuego. Kacchan se agacha junto a él, observando sus manos.

—¿Qué haces? —pregunta.

—Intento hacer fuego —responde Izuku, mirándole. Kacchan le responde la mirada.

—Esa forma es lenta —dice. Entonces levanta una mano, la acerca a una de las maderas, la toca con el dedo y, en un instante, una pequeña llama surge de ahí donde toca. Izuku observa la acción asombrado. En instantes, la fogata ya crepita de manera saludable, uniéndose al calor del sol que les ilumina por encima.

—¡Vaya, Kacchan! ¡No sabía que podías hacer magia! —exclama el chico del bosque, mientras va a recoger sus bultitos para insertarlos en unas varas y luego poner estas al fuego. Ka no comenta nada. Se pone de pie y se dirige a sus aves para empezar a prepararlas para poder comérselas.

Cuando Kacchan regresa a la fogata, sus aves también están insertadas en varas, desplumadas de forma descuidada y sin la mayoría de sus órganos internos. Ka las coloca alrededor de la fogata, acompañando a las bayas de Izuku. Él ya ha retirado algunas de las brochetas de las llamas, acomodándolas con cuidado sobre unas hojas grandes, y ha puesto las siguientes. Los bultitos desprenden un aroma dulzón y vegetal. Están tostados y sueltan un poco de jugo. Ka los mira interesado y, notándolo, Izuku le ofrece una de las brochetas.

—También hice para ti, Kacchan. Come todas las que quieras.

Kacchan le mira.

—¿Y tú comerás mis aves?

Izuku sonríe apenado.

—No, Kacchan, te lo agradezco, pero yo no podría comer aves.

—¿Por qué no?

—Me enfermaría —explica el chico mientras toma una de sus brochetas y se mete el primer bultito a la boca, retirándolo de la rama y masticándolo. Murmura un "mmm" que insta a Kacchan a probar también el suyo.

—¿Por qué te enfermarías?

—Porque nunca he comido carne. Mi cuerpo no puede manejarla.

—Hmmm.

—¿Te ha gustado la brocheta?

Ka asiente.

—Pero mejor con carne —dice, y entonces toma una de sus propias ramas y se la lleva a la boca, arrancando un pedazo de ave que aún ni siquiera terminaba de cocinarse. Después toma otra baya. Y luego más carne. Va alternando el proceso, luciendo bastante satisfecho con la combinación. Izuku le observa tranquilamente, feliz de que Kacchan reciba con tanto gusto lo que él le da. Sabe que hay personas que se burlan de lo que la Gente del Bosque come por el hecho de que no contiene nada de carne. "Conejos del bosque", les llaman de vez en cuando, de forma despectiva, no sólo por su alimentación sino también porque son considerados la raza más débil, más vulnerable y más sumisa de todas.

Kacchan es brusco. Pero trata a Izuku igual que al resto. No lo trata como si fuera menos ni rechaza nada con respecto a él. Kacchan, diría Izuku, es muy honesto. Bueno, no tanto, pero un poco. Si bien le oculta muchas cosas, si se deja eso de lado, el resto del tiempo parece actuar en total concordancia con sus pensamientos y emociones. Es decir, si Kacchan está tranquilo y si está intranquilo, lo demuestra. No intenta disimular nada de lo que pasa por su cabeza.

A Izuku eso le gusta, pero le gustaría más que Kacchan fuese más abierto en relación con quién es y qué es lo que busca.

Bueno, lo segundo lo ha dejado más o menos claro, pero lo primero no...

¿Ka? Izuku se pregunta de dónde viene ese Ka. Bakugou no tiene ningún 'ka'. ¿Será un apodo? ¿La forma en que alguien más le llamaba?

Ambas cosas parecen un poco improbables.

Es solo.

Lo que Izuku ha empezado a entender sobre Kacchan es que probablemente ha pasado gran parte de su vida completamente solo. Y por eso no sabe tratar a la gente. Por eso le cuesta tanto comunicarse. Por eso le sorprenden cosas como que alguien se sonroje o que alguien se ría. Porque no sabe cómo se supone que la gente deba ser o funcionar.

Y eso es... horrible.

Si Ka realmente es Bakugou, entonces eso significa que no ha estado solo por diez o cincuenta años.

Ha estado solo por quinientos.

—Kacchan.

El rubio le mira. Va por la cuarta ave.

—¿Te gustaría ser mi amigo?

Ka frunce el ceño. Ladea un poco la cabeza, con las fauces sumergidas en la carne. Entonces suelta lo que iba a morder, clava los ojos en Izuku y le señala con un dedo.

—Tú eres mío —dice. Izuku mira al dedo y después a Kacchan. Intenta entender qué se supone que es lo que quiere decir.

—Eh... ¿es decir... que soy tu amigo?

—Mío —repite Kacchan, sin dejarlo de señalar. Después baja la mano, se voltea y regresa a comer. Izuku parpadea.

—¿Por eso me regalaste este collar, Kacchan? —pregunta Izuku, aún no muy seguro de a qué se refiere el otro exactamente. Ka le mira de reojo y, tras un momento, asiente. Izuku sonríe—. Ya veo. Entonces yo también debo hacerte un regalo.

Ka le ve un momento, se encoge de hombros y luego sigue comiendo.

Pasan algunos minutos más y entonces ya no queda rastro ni de las aves ni de las bayas. Kacchan se ha comido hasta los huesos, los cuales crujían ruidosamente entre su mandíbula. Izuku, tras terminar de comer, se estira y busca un espacio en el suelo en el que la tierra luzca más limpia. Tras retirar algunas piedritas y ramitas, se echa sobre ella y, pellizcando con los dedos de los pies desnudos la tierra, se dispone a relajarse un rato mientras observa las nubes.

Kacchan le mira. Estudia cada parte de su diminuto ser. El cabello oscuro y espeso como las copas de los árboles que ahora se aplasta sobre la tierra. La piel pálida, las pequitas que se hacen sitio por todas partes. El cuerpo delgado y menudo, los pequeños pies blancos que se sumergen muy a gusto en la tierra. Izuku tiene una expresión tranquila. Kacchan mira hacia arriba. ¿Qué tiene de interesante el cielo?

Tras no encontrar arriba nada que le interese especialmente, el rubio se pone de pie y camina hacia Izuku, rodeándolo. Se detiene a su lado y después se agacha junto a él.

Izuku ve al rostro de Kacchan aparecerse repentinamente en su campo de visión.

—¿Qué haces? —Izuku le mira. Va a responder pero entonces Kacchan se mueve. Pasa un brazo por encima de él y apoya esa mano sobre la tierra a un lado de su cabeza. Su otra mano aterriza en el otro lado. Y el rostro de Kacchan queda directamente encima de él. La luz de arriba se filtra alrededor de Kacchan. Sus ojos rojizos le estudian. Sus collares se balancean entre ellos y parte de la capa de Kacchan ha quedado encima de Izuku.

Izuku le contempla unos segundos antes de elevar tímidamente una mano, sin estar completamente seguro de por qué. Su mano asciende hasta que sus dedos tocan la mejilla de Kacchan, reposando sobre ella y quedándose rápidamente impregnados de las altas temperaturas que emanan de ahí. Ka frunce lo más levemente el ceño. Entonces levanta una mano y la pone también sobre la mejilla de Izuku. Pasa sus dedos sobre ella y después los aleja y pone solo el dedo índice en el centro del pómulo. Empieza a dibujar circulitos sobre la epidermis. Izuku sonríe. Kacchan se detiene en el momento en el que Izuku sonríe. Le observa.

Cuando Izuku sonríe, se aparecen unos huequitos a ambos lados de sus labios. Cuando sonríe, su rostro entero se contagia de aquello que pasa en su boca. El color verde de sus ojos es inaudito, luminoso y extraordinario. Como el plumaje de ciertas aves que Kacchan ha visto. Como el musgo que se pega a las cortezas de los árboles. Como las hojas que se balancean en silencio cuando les cae la lluvia. Como ciertas piedras preciosas.

Los puntitos en su cara le confunden. ¿Qué significan? ¿Izuku está enfermo? ¿Nació con ellos? No lo sabe, pero le gustan. Son únicos. Está seguro de que nadie más los tiene. Ka mueve la mano hacia adelante y entonces la sumerge en su cabello oscuro. Es suave, esponjoso y abundante. Izuku suelta una risita cuando Kacchan hace eso y él le ve de inmediato. Ese sonido que Izuku hace a veces –reírse, lo ha llamado él–, le revuelve las entrañas de una forma agradable. Le rompe y le deshace y después vuelve a armarlo. No sabe por qué o cómo.

Kacchan baja la mano, pasándola por todo su rostro. Su frente, su mejilla, el costado de su barbilla. La baja hasta su cuello. Izuku se mueve un poco cuando la mano de Kacchan desciende hasta su clavícula y éste nota que la epidermis se le ha erizado. Pero Kacchan no está satisfecho. De pronto se le ha ocurrido que queda mucha piel de Izuku por descubrir. Muchas reacciones con las que no ha experimentado. Baja la mirada y hala de la tela blanca que rodea su cuello, pero ésta no cede mucho. Frunciendo el ceño, baja aún más la mirada y llega al borde inferior de la camisa. Hace a su mano descender y explora dicho borde. Lo levanta. Escucha y siente a Izuku dar un respingo. Pero, no pudiendo resistirse a ello, pone la mano sobre la piel recién expuesta y entonces la desliza por ella, subiendo por el torso de Izuku.

—K-Ka... Ka —tiembla Izuku, metiendo los dedos de las manos en la tierra y moviendo nerviosamente las piernas. Pero Kacchan no se siente satisfecho y mete la otra mano también bajo la camisa, subiéndola hasta llegar al pecho. Siente al cuerpo de Izuku estremecerse bajo sus manos. Siente a su corazón acelerarse—. Kacch... —por algún motivo, Izuku no logra formular palabras completas. Ka finalmente eleva la mirada para verle al rostro. Izuku le mira desconcertado, confundido, con las mejillas y la punta de la nariz rojas. Kacchan se relame los labios. Siente algo extraño dentro de él. Es un poco parecido a lo que siente cuando piensa en su futura esposa o cuando piensa en un manjar especialmente suculento.

Deseo. Anhelo.

No sabe qué hacer con eso. Izuku es su sirviente y, ¿qué se hace con los sirvientes a los que se desea? Bakugou ni siquiera sabe por qué es que tocar de esa forma a Deku le ha hecho sentir aquello. Como está confundido, decide que lo mejor será detenerse. Necesita analizar esto y determinar qué es lo que debe hacer, así que saca las manos de la ropa de Deku y, tras un momento, decide simplemente echarse junto a él. Se recuesta a su lado y eleva la mirada para ver el cielo. Izuku voltea el rostro, viéndolo, completamente confundido y azorado.

—¿Qué hay en el cielo, Deku? —inquiere Kacchan.

Deku sospecha que el pecho le va a explotar.


———


Notas de la Autora: Creo que este es uno de mis momentos favoritos entre Kacchan y Deku de MiSeDra :D ¡Gracias a todos los que siguen leyendo, comentando y votando!

¡Nos leemos!


———

Notas y curiosidades sobre el capítulo:

Cuando Deku dice que no puede comer carne porque le hace mal, me he basado en una de mis mejores amigas que es vegetariana desde su nacimiento debido a la religión de sus papás (igual que Deku, no consume huevo pero sí consume lácteos). En una ocasión, mi amiga, sin saberlo, comió algo que tenía un poco de huevo y enseguida le vinieron vómitos :( los estómagos de las personas que nunca han comido carne no tienen la capacidad de procesarla adecuadamente y por ello comerla les puede hacer muy mal. También la gente que se vuelve vegetariana por mucho tiempo suele tener dificultades si más adelante quiere volver a comer carne.

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