Pensaba que mi anterior escuela era como un infierno, pero no se acerca a lo que he vivido aquí. Tal vez fue mala idea transferirme de preparatoria.
Tal vez era mala idea seguir respirando.
Desde el primer día sentí sus miradas de odio. También me dejaron en claro que no serían amables conmigo. Pensé que ya había vivido de todo pero me equivoqué.
Las cosas iban empeorando. Mi habitación fue mi única salvación, por un momento estar en silencio y en paz, sin que nadie me molestara ni me criticara. Me di cuenta que me gustaba estar solo. Mi habitación fue mi único escape.
Los profesores también me odiaban por alguna razón extraña. Todo el mundo me odiaba por alguna extraña razón que yo no entendía. Tal vez yo no nací para tener amigos y ser feliz. Tal vez yo nací para que las demás personas me pisotearan y se sintieran superiores.
La preparatoria contaba con un salón de música, la mayoría del tiempo me escapaba a ese lugar, las clases me dejaron de importar. De los tantos instrumentos uno me llamaba la atención; una guitarra, yo había aprendido a tocar éste instrumento hace un tiempo atrás junto con mi papá. La tomé y fue como revivir recuerdos de aquel tiempo, tratando de recordar las melodías que había aprendido aquel entonces.
Después de mucho tiempo, pude sentir un poco de paz.
Con el tiempo, aquellas melodías que se transmitían y resonaban entre las paredes fueron mi única distracción para dejar de pensar en mis problemas.
—La Vie.