Dulce Debilidad © Libro 1 [✓]

By johanavmillan

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« ¿Qué pasaría si el abominable hombre de las nieves resulta ser, en realidad, un chico lindo y adorable? » ... More

Antes de leer...
Dedicatoria + BookTrailer
Libro 1
Personajes
Sinopsis
Prefacio | Inevitable
❅ | 01 | ❅
❅ | 02 | ❅
❅ | 03 | ❅
❅ | 04 | ❅
❅ | 05 | ❅
❅ | 06 | ❅
❅ | 07 | ❅
❅ | 08 | ❅
❅ | 09 | ❅
❅ | 10 | ❅
❅ | 11 | ❅
❅ | 12 | ❅
❅ | 13 | ❅
❅ | 14 | ❅
❅ | 15 | ❅
❅ | 16 | ❅
❅ | 17 | ❅
❅ | 18 | ❅
❅ | 19 | ❅
❅ | 20 | ❅
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❅ | 29 | ❅
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❅ | 31 | ❅
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❅ | 48 | ❅
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❅ | 50 | ❅
❅ | 51 | ❅
❅ | 52 | ❅
❅ | 53 | ❅
❅ | 55 | ❅
❅ | 56 |❅
❅ | 57 | ❅
❅ | 58 | ❅
❅ | 59 | ❅
❅ 60 | Final ❅
❅ Epílogo ❅
EXTRA I | Stefan
Secuela: Perversa Oscuridad
¿Serie o película?

❅ | 54 | ❅

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By johanavmillan

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" La mejor manera de liberarse de la tentación es caer en ella " - Oscar Wilde.

Stefan

Apenas ver a mi hermano salir de la cocina, junto a Giselle, aprieto los puños debajo de la mesa y desvío la mirada a la pelirroja sentada a mi lado.

— ¿Giselle se quedará a dormir con Chase? — sé que la respuesta es muy obvia, tal vez demasiado, pero aún así no puedo evitar preguntar, y espero que en mi tono de voz no se haga evidente el desagrado que eso me produce.

— Eso parece — Mateo es el que responde, dejando salir luego un bostezo. Se lleva la mano a la boca y cierra los ojos. Cuando se repone, nos mira y luego dice —: Iré a acostarme un rato. Más vale que me empiece a acostumbrar al cambio de horario.

Y no espera escuchar nada por nuestra parte cuando se coloca de pie y se despide de nosotros con una seña de manos. Una vez que estamos solos, siento como la mano de Wendy cae en mi antebrazo y aprieta un poco, solo lo suficiente como para llamar mi atención.

— ¿Estás bien?

La miro, con una ceja arriba.

— De maravilla, ¿no me ves? — suelto sarcástico y con más brusquedad de la que debería, y me arrepiento de inmediato.

La veo apretar los labios, como si se estuviera conteniendo, y sin decir nada la veo echar la silla hacia atrás antes de colocarse de pie. Justo entonces, cuando me doy cuenta que su intención es irse, la agarro por la muñeca. La chica tira de su mano y se libra de mi agarre en un movimiento bastante brusco que me sorprende. Me lanza una mirada de ceño fruncido y yo respiro profundo.

— Wendy, por favor, no te vayas — casi le estoy suplicando, pero ella no parece tener intenciones de quedarse. Se cruza de brazos y niega con la cabeza.

— Yo no tengo la culpa, ¿okay? No tienes por qué tratarme mal cuando lo único que hago es preocuparme por ti. Puede que todo el mundo se aguante tu mierda y malos tratos, pero yo no lo voy a hacer. No me lo merezco.

— Wendy…

— Te callas y me escuchas — exige. De pronto me siento como un niño regañado — Yo sé lo que te pasa.

— ¿De qué hablas?

— Giselle — y esto último lo dice bajito, tan bajito que a penas la escucho.

— Wendy, yo…

— ¡Te dije que te quedaras callado!

Aprieto los labios.

— Yo no te estoy juzgado por eso. Y tú no debes sentirte… culpable…

— ¿Cómo no voy a sentirme culpable? — Sé que me ha dicho que me mantenga en silencio, pero no puedo evitarlo. Esta vez, ella no parece estar molesta por la interrupción — Es la novia de mi hermano, Wendy.

— Lo sé, Stefan, ¿pero te vas a condenar por lo que sientes?

— ¿Condenar? Ya estoy condenado, Wendy.

— Yo sé lo que sientes.

— No. No lo sabes.

— Lo hago — parece segura — Yo también estoy… enamorada de alguien que no me corresponde.

Su revelación me sorprende. ¿Wendy enamorada? Quiero preguntarle de quién se trata, pero ella no me da tiempo de decir nada cuando sigue hablando:

— Pero tú no me ves por ahí odiando a la humanidad ni mucho menos tratandolo mal. Sé que es difícil, Stefan. Pero se puede vivir con eso. Y no es tu culpa de ninguna manera. El corazón quiere lo que quiere, es terco, necio y a veces se equivoca, pero al final la decisión es de uno mismo. Y creo que deberías meterte la lengua en el culo, y empezar a respetarla, porque tu trato con ella no es normal. La tratas peor que al resto… y Chase lo nota.

Ante eso, aprieto los puños. Claro que lo nota. También sé que es muy obvio.

— Chase es un poco… inocente, eso tú y yo, ¡y todo el mundo!, lo sabe… pero que sea inocente no significa que sea ciego. Es inteligente, tal vez más de lo que creemos, y se va a dar cuenta, Stefan. Te lo aseguro.

Ante esas palabras, el corazón se me acelera de manera increíble. El miedo que me genera esa posibilidad es increíble. Y me pone peor ver qué… Wendy me lo está asegurando. No es una posibilidad. Es una afirmación.

— Wendy…

— Tienes que empezar a controlar tu genio. Sé que en el fondo no quieres… insultarla, sé que lo haces como forma de crear un muro entre ustedes. Pero no es la manera correcta. Esa nunca fue la manera.

No digo nada luego de eso. Hay una larga pausa entre nosotros, hasta que ella me pregunta:

— ¿A qué le temes, Stefan?

— No quiero perder a Chase. Si él se da cuenta de lo que realmente pasa… yo… no voy a soportar perderlo.

— Entonces empieza a usar esta cabeza — me señala la sien — y deja de pensar con esta cabeza — y luego me señala la entrepierna — Porque ella es una mujer prohibida, lo sabes. Empieza a controlar también tu genio, porque Chase ya se controlado mucho contigo y no sé si siga soportando que trates mal a su novia.

— ¿Entonces qué hago? No sé cómo tratarla… porque cuando la veo, cuando la tengo cerca, lo único que quiero es agarrarla para poder besarla.

— Te estás haciendo mucho daño, Stefan. Y me duele verte así.

Y no espera que diga nada más cuando se da media vuelta y se marcha. Esta vez, no intento frenarla.

Vuelvo a tomar asiento y me paso las manos por la cara, un poco furioso y frustrado por la conversación. Ella tiene razón. Pero,joder, que difícil es todo. Tal vez lo bueno sería poner distancia entre la tentación y yo. Sí. Alejarme de Giselle y de Chase. Tal vez llegó la hora de irme. Lejos. Mudarme de casa. De Estado y, si es posible, de país. Sé que es un poco extremo, pero creo que es lo mejor. Se siente radical y correcto. Porque no sé si pueda seguir soportando más toda esta situación. No sé si pueda seguir viéndola sin caer en la tentación de acercarme y besarla.

Joder. Cómo quiero besarla.

Mi cabeza me lleva a la tortura inmediata, recordando que en estos precisos segundos, mientras yo estoy aquí, deseando un simple beso, Chase está allí arriba con ella. Jodida suerte la mía. ¿Es que no puede alejarse de ella ni siquiera ahora? Ojalá nunca hubiera aparecido en nuestras vidas. Ahora mismo siento que la odio. Sí. La odio de la misma forma en la que siento que la necesito.

Yo también quiero poder estar con ella. Yo también quiero tomarla de la mano, abrazarla, besarla y hacerla reír. Yo también quiero cuidarla, y escucharla hablar sobre cualquier cosa. Yo también quiero que me mire con adoración, como mira a mi hermano. ¿Por qué él y yo no? Es la pregunta que siempre me hago cuando los veo juntos. ¿Por qué ella y no otra? También suelo preguntarme eso muy seguido. De todas las chicas en el maldito mundo, ¿por qué me tuve que fijar en la misma chica que mi hermano?

Y ahora Chase la tiene allá arriba, y ella podrá abrazarlo y consolarlo en este momento tan difícil para… los él. Para lo dos. La única diferencia, es que él la tiene a ella.

Él tiene suerte, y yo lo odio.

Aprieto los labios y me vuelvo a pasar las manos por la cara.

— Deja de pensar de esa forma, Stefan — hablo conmigo mismo, echándome el cabello hacia atrás — No es sano pensar así.

Pero, mientras más me lo digo, más pienso de esa forma.

Sintiéndome enojado de pronto, conmigo mismo y con toda la situación en general, me levanto de la silla y me abro paso hacia las escaleras. Una vez que me encuentro en el pasillo de la segunda planta, comiendo mi camino hacia mi habitación. Para mi desgracia, tengo que pasar por la puerta que da hacia la habitación de Chase para dirigirme a la mía, y antes de darme cuenta ya estoy de pie frente a la puerta cerrada. Todo aquí afuera está en silencio, y me pregunto si Chase y Giselle ya estarán dormidos. No escucho ruidos, así que con cuidado me atrevo a abrir la puerta.

Las luces en el interior están apagadas, pero gracias a la luz que hay en el pasillo, y que ilumina de manera pobre el interior de la habitación, puedo ver a las dos personas sobre la cama. Sí, parece que duermen. Y la forma en la que duermen hace que el pecho se me estruje. Están acurrucados, y Chase duerme abrazado a ella mientras Giselle aferra a mi hermano como si fuera un koala. La cabeza de él descansa en el pecho de ella y… ella parece que tiene una pierna encima de Chase.

Aprieto los labios y, con cuidado, vuelvo a cerrar la puerta.

Maldita sea.

Una vez que estoy dentro de la habitación, azoto la puerta, sin importarme un carajo que pueda despertar a alguien, y camino hacia uno de mis cajones. Entre la ropa hay una botella. La saco y con rabia la abro para darle un trago. El ardor pasa por mi garganta y me hace contraer el rostro. Aún así, le doy otro. Sí, esto se siente bien. Mi mirada cae en una de las fotografías colocadas sobre el mueble de madera en mi habitación y le doy otro trago a la botella. Me chorro un poco y con el antebrazo me limpio. Luego, camino hacia la fotografía y la agarro para verla mejor.

Recuerdo el día muy bien.

Fue hace unos meses, justo antes de empezar las clases, justo antes de que Seam apareciera en nuestras vidas y justo antes de que Giselle llegara al pueblo.

Todo parecía tan simple en ese instante.

En la fotografía hay cuatro personas. Yo, Chase, Nadia y Emily.

¿No hay una forma en la que se pueda retroceder el tiempo?

Le doy un nuevo trago a la bebida y vuelvo a enfocar la imagen.

Chase está a mi lado, del lado derecho, tiene un brazo sobre mis hombros y una enorme sonrisa en la cara.

Le doy otro trago.

Luego miro a Nadia. La diferencia de tamaño entre ella y el resto de las personas en la foto me hace sonreír.

Le doy otro trago y miro a Emily.

La chica está en medio de Chase y Nadia, y está sacando la lengua a la cama. Emily siempre fue una chica ruda. Y me hace sonreír aún más verla con esa mueca burlona en la cara.

Otro trago más y la vista se me pone borrosa. Siento un nudo en la garganta y ya sé que en cualquier momento me voy a echar a llorar. Y no quiero. No quiero llorar. Nunca me ha gustado llorar. Llorar no soluciona nada, absolutamente nada. 

Dejo la imagen en su lugar y le doy un nuevo trago a la botella antes de empezar mi camino hacia la cama. Tomo asiento en la esquina y, perdido en mis tortuosos recuerdos, sigo bebiendo de la botella.

Para cuando me quiero dar cuenta, ya está vacía.

¿Qué hora será?

Miro el reloj ubicado en mi mesita de noche y frunzo los labios. Son la una de la mañana. Genial. Dejo salir un bostezo y me dejo caer en la cama. Para cuando cierro los ojos, y me siento empezar a caer en la bruma del sueño, el molesto sonido de mi teléfono me hace despertar de un respingo. Sintiéndome molesto de pronto, y busco el aparato con la mirada. Palmeo la cama y reviso debajo de mi almohada. No sé dónde carajo está. Cuando me levanto de la cama, siento que un mareo intenso me asalta.

Mierda.

Cierro los ojos un segundo y, al abrirlos, ya me siento mejor.

El sonido parece que viene del pantalón que tengo tirado afuera del cesto de ropa sucia. Me acerco y, cuando veo el número, no lo reconozco. ¿Pero quién diablos debe ser a esta hora?

— ¿Sí? — Digo al responder, caminando de nuevo a la cama para acostarme. Mientras me muevo, siento que también me tambaleo.

— Stefan, corazón…

Y apenas oír su voz, hago una mueca de desagrado.

— Celeste — murmuro — ¿Qué mierda quieres?

— Hablar contigo, claro — dice, en un tono de voz bajito.

Ruedo los ojos y me paso una mano por el cabello.

— Ahora mismo no tengo ganas de hablar con nadie, mucho menos contigo.

— Solo quiero saber cómo estás. Me enteré de lo ocurrido con Nadia y Emily. Stefan, lo siento muchísimo. Sé lo importante que eran ellas para ti.

— Tú no sabes una mierda — escupo — Tú estás sola. ¿Qué vas a saber lo que se siente?

Ella no se inmuta cuando dice:

— ¿Estás ebrio?

— No.

— Estás ebrio.

— ¿Por qué crees que estoy ebrio?

— Porque te conozco, Stefan. Te conozco más de lo que crees.

Ruedo los ojos. Esta conversación ya me está cansando.

— No tengo ganas de hablar con nadie. Mucho menos contigo — se lo repito una vez más.

Me siento valiente al no tenerla cara a cara. Sé que, graciosamente, eso me hace un cobarde, pero si la tuviera de frente, estoy seguro que lograría manipularme a su antojo.

— ¿Estás mal por la muerte de las mujeres Manson, o por tu dulce tortura?

Ante su pregunta, frunzo el ceño.

— ¿De qué hablas?

— Ese humor que te cargas, Stefan, ¿por qué es?

— Acabo de perder a dos mujeres de las mujeres más importantes en mi vida, ¿crees que me siento feliz ahora mismo?

— Y, como la cereza del pastel, ahora mismo tu amada está en brazos de tu hermano.

No digo nada ante eso.

— Yo lo sé todo, Stefan. Mucho más de lo que tú crees. Para mí, no hay nada oculto.

— Es tarde, voy a cortar.

— Yo puedo ayudarte, ¿sabes?

— ¿Ayudarme a qué?

— A tenerla.

Y ante eso, quedo mudo.

— Te he dejado sin palabras, ¿no? — Se ríe — Sería tan fácil hacerlo, cariño. Es como… quitarle un dulce a un bebé.

Y, entonces, la puerta de mi habitación se abre con cuidado.

Al inicio, no distingo quién es. Pero cuando se adentra a la habitación, me sorprendo al ver que se trata de ella. De Giselle.

Corto la comunicación con Celeste y me levanto de la cama.

— ¿Te perdiste? — Le pregunto, extrañado.

Ella niega con la cabeza. Va vistiendo su pijama, y está un poco despeinada.

— Vine a hablar contigo.

— ¿Conmigo? — Pregunto, sin dejar de soñar extrañado, mientras me señalo con el dedo.

Ella asiente.

— ¿Podrías bajar la guardia y dejar que hable contigo?

No digo nada, solo me encojo de hombros y espero a que diga algo.

— Yo… siento muchísimo lo que pasó con Nadia y Emily. De verdad, lo siento.

— ¿Y entonces?

— Fuiste muy grosero esta mañana en el aeropuerto. Yo solo estaba tratando de ser amable contigo y…

— ¿Viniste hasta aquí para decirme eso, Giselle?

Ella aprieta los labios y niega con la cabeza.

— No. Vine para esto.

Y, antes de siguiera procesar lo que ocurre, ya la tengo de pie frente a mí, con sus manos detrás de mi nuca y su boca pegada a la mía.

Por un segundo, tardo en reaccionar y entender lo que está pasando, pero cuando comprendo que Giselle me está besando, no dudo y le correspondo el beso de inmediato.

Clavo mis manos en su cadera y la presionó contra mi cuerpo mientras devoro sus labios.

Esto se siente bien. Joder que se siente genial.

Para cuando me doy cuenta, ya estoy sentado en la cama, con ella sobre mi regazo. Al sentirla, me pongo duro.

Empuño su cabello y le hago la cabeza hacia atrás para poder besarle el cuello.

— No tienes idea de cuánto te deseo — gruño una vez que llego a su oído.

Giselle gime como respuesta, y me toma de la mano antes de llevar hacia su seno, dónde la acaricio por encima de la ropa.

Le busco los ojos, y me encuentro con su mirada nublada por el deseo.

— No te contegas, Stefan — acerca sus labios a mi oído y luego susurra —: Hazme tuya.

Y eso es todo lo que necesito.

La cojo del trasero y con ella acuestas giro sobre la cama. Ahora estoy sobre Giselle, entre sus piernas abiertas, y mientras empiezo a besarla me muevo contra ella. La fricción hace que ambos gimamos.

— Stefan…

Ya tengo las manos metidas sobre su camisa. No tiene sujetador, y sentir sus senos,de pezones erectos, hace que me ponga peor.

Joder. Cuanto la deseo. Siento que voy a explotar y ni siquiera he empezado.

Entonces la siento meter las manos entre nuestros cuerpos para llegar al elástico del pantalón de mi pijama. Se muerde el labio y luego la veo meter las manos dentro de mi boxer para tomar mi erección. Al sentirla, cierro los ojos y pego mi frente a la suya.

Joder…

Joder…

Joder…

Ella aprieta un poco y yo tengo que apretar los dientes.

Está moviendo las manos.

De arriba hacia abajo.

Despacio. Se toma su tiempo en acariciarme y…

El sonido de mi teléfono hace que abra los ojos de golpe. Justo entonces… me doy cuenta que estoy solo en mi habitación.

Estoy empalmado y la cabeza me duele.

¿Qué carajos?

Me levanto de la cama y cojo el teléfono que se ha caído en el piso para ver de quién es el mensaje que me ha llegado. El número es desconocido y, cuando abro el mensaje, me siento furioso.

DESCONOCIDO: Como quitarle el dulce a un bebé.

Y no necesito más para saber que todo lo anterior fue obra de la bruja Celeste.

Joder. Ha jugado con mi mente. Me ha torturado de la peor manera posible.

— Maldita loca.

Bloqueo la pantalla del teléfono y vuelvo a cerrar los ojos. Me duele mucho la cabeza. ¿Qué hora serán? Vuelvo a abrir los ojos y miro la hora. Son las dos de la madrugada. Mierda.

Mi cabeza otra vez es presa de los recuerdos y gruño frustrado. Esto es lo que me faltaba.

Se sintió tan bien tenerla.

Se sintió muy bien.

Ella es una completa tentación.

La más dulce de todas.

El teléfono vuelve a sonar y, cuando miro que es del mismo número desconocido de las veces pasadas, decido apagar el teléfono.

No voy a atenderle. No cuando sé para qué me está llamando.

Celeste me está tentando. Y tengo que ser honesto conmigo mismo. Deseo a Giselle a un punto soportable.

Y sé que voy a caer si me siguen tentando.

Porque, si el infierno es estar entre sus brazos, estoy dispuesto a quemarme en él.

¿Pero a qué precio? ¿Perder a Chase? No. Eso no.

Eso nunca.

No a él.

Me puedo perder a mí mismo.

Pero a mi hermano jamás.

❅ ❅ ❅


Chase

Abro los ojos y lo primero que veo es a ella.

Está dormida, con una de sus piernas sobre mi cuerpo mientras me abraza.

Me gusta esto.

Me gusta que me abrace.

Me gusta despertar a su lado.

Justo entonces mi teléfono vibra. El sonido que emite contra la madera de la mesita de noche junto a mí, hace que vuelva mi rostro a esa dirección. Con cuidado de no despertar a Giselle, estiro mi mano y veo de quién se trata.

Cesar La Rue, leo en la pantalla. Es un abogado importante, amigo de la familia y socio de mi padre en el pasado.

Me extraño al ver que ha escrito.

Abro el mensaje. Lo primero que veo es un saludo formal. Nos está citando, a mí y a mi hermano, a las ocho de la mañana, en su oficina, para solucionar algunos trámites pendientes.

Miro la hora. Es temprano. Son las seis y media de la mañana. Con cuidado me libero del agarre de Giselle y le respondo rápidamente a César con un «ahí estaremos».

Cuando vuelvo a dejar el teléfono de lado y miro a Giselle, me doy cuenta que ha ha despertado, y me está mirando con una pequeña sonrisa perezosa.

— ¿Qué pasa?

— Era el abogado de Nadia. Mi hermano y yo tenemos que ir a su despacho.

— ¿Sabes para qué?

— No me lo dijo en su mensaje. Pero asumo que es para poner en orden algunos papeles.

Ella no pregunta nada más, solo asiente y me libera de su agarre para sentarse sobre la cama. Se flota un ojo con la mano y luego suelta un bostezo.

— ¿Irás a la escuela hoy?

Ella asiente.

— Te llevo entonces. Voy a ir a decirle a Stefan que debemos ir a ver a Cesar.

Giselle vuelva a asentir, sin decir nada más, y luego me levanto de la cama para ir por mi hermano.

Lo primero que siento a penas abrir la puerta, es el asqueroso olor a alcohol y mi mirada cae en el chico tirado sobre la cama. Está boca abajo, con medio cuerpo afuera de la cama. Hay una botella vacía en el piso, y la cama está sin sábanas. ¿Pero qué mierda…?

— Stefan — lo llamo, adentrándome a la había. Escucho que mi hermano deja salir un quejido y yo le doy unas palmaditas en la espalda — Arriba. Vamos.

— Déjame — su voz sale ahogada.

No le hago caso cuando agarro la botella del suelo y la pongo en la mesita de noche junto a la cama.

— Stefan, arriba. Vamos — vuelvo a repetir. Abro las cortinas y Stefan se vuelve a quejar.

— ¡Cierra esa mierda, hombre!

Vuelvo a ignorarlo y camino hacia su armario para buscarle ropa. Me siento como el adulto aquí. Esto es increíble. Sé que cada uno canaliza el dolor de manera diferente, pero definitivamente esta no debería ser una de esas maneras.

— Cesar La Rue me escribió. Tenemos que ir a su oficina.

Stefan no dice nada, solo suelta un quejido y se arrastra por la cama para hundir la cara en las almohadas.

Ruedo los ojos al verlo y me abro paso hacia su armario para buscarle la ropa que usará hoy. Al abrirlo,me encuentro con un desastre de camisas mal colgadas y dobladas. Esto es increíble. Pero por lo menos tiene ropa limpia. Le agarro unos jeans y una de las miles camisas negras que tiene y se la coloco en la cama antes de darle unas nalgadas.

— Arriba, Stefan.

— ¡Joder, Chase! ¡Déjame en paz! — Ante ese grito, se gira sobre la cama y se sienta, llevando una mano a la cabeza antes de hacer una mueca — ¡Me duele la cabeza, hombre!

— ¿Y cómo no te va a doler, si te metiste toda esa porquería anoche?

— No eres mi padre, no me regañes, hago con mi vida lo que a mí se me dé la gana.

— Tienes razón, Stefan, no soy tu padre, pero alguien va a tener que comportarse como el adulto aquí. Así que levanta tu culo, te metes a bañar, y vístete que tenemos que ir a ver a Cesar. Yo voy a bajar a hacerte un café bien cargado.

Justo cuando me doy la vuelta, lo escucho decir:

— Púdrete.

Me vuelvo para mirarlo, sorprendido.

— ¿Qué carajos te pasa? — Pregunto, apretando los puños. Stefan sigue sentado en la cama, viéndome molesto — Yo también estoy mal, Stefan. Yo también perdí a Nadia y a Emily, pero no me ves ahogando mis penas en alcohol. Eso hace daño. Eso te hace daño.

Stefan aprieta los labios y luego se coloca de pie. Cuando lo tengo frente a mí, veo que una sonrisa burlona se desliza por sus labios.

— Tienes razón, Chase. Tú no ahogas tus penas en alcohol. Tú ahogas tus penas en tu maldita puta…

Y apenas oírlo decir eso, reacciono, y lo siguiente que se escucha es el sonido que hace mi puño al contacto con su cara.

Stefan no se lo ha esperado, y da varios pasos hacia atrás debido al golpe. Cae sobre la cama y, cuando me mira, furioso, me doy cuenta que le he roto la boca.

Mi pecho sube y baja, mi respiración se ha vuelto errática, y a pesar del arrepentimiento que me da haberlo golpeado, la ira puede más.

— ¡Te lo advertí! — No me importa si tiene resaca o no, ahora mismo no puedo dejar de gritar — ¡No vuelvas a insultarla! ¡Ya no más, Stefan!

Mi hermano hace una mueca y luego escupe sangre.

— Lárgate de mi habitación.

— Prepárate, porque quieras o no tenemos que ir a ver a Cesar.

Y, luego de esas palabras, salgo de la habitación de Stefan y me dirijo a la mía.

Al entrar, escucho que el agua cae y luego el chorro se cierra. Tomo asiento en la cama y miro la ropa acomodada a mi lado. Es sencilla. Unos jeans oscuros y una camisa blanca con un arcoiris en medio. Sonrío sin un motivo y luego escucho que la puerta se abre. Giselle sale del baño, con una toalla alrededor de su cuerpo y otra secando su cabello. Al verme, me sonríe.

— ¿Todo bien?

A pesar de que nada está bien, asiento y me acerco a ella. Justo entonces se quita la toalla. Su cuerpo esta desnudo frente a mí, y yo no me inmuto cuando me acerco a ella.

— ¿Qué quieres desayunar?

Ella se encoje de hombros.

— Sorpréndeme.

Sonrío ante sus palabras y le doy un beso en la frente.

— Eso haré.

Y luego de eso salgo de la habitación.

❅ ❅ ❅

Giselle

Quedé con Chase en reunirnos después de clases en su casa, por lo que, una vez que salgo de la escuela, tomo un taxi. Y para cuando me llega un mensaje de él, avisando que la reunión con el abogado se alargó un poco más, ya estoy afuera de su casa y el taxi se ha ido.

YO: Justo acabo de llegar :( ¿Ahora qué hago?

CHASE: Cerca de la puerta hay una piedra. Es falsa. Debajo de ella hay escondida una llave. Entra y espérame en mi habitación. Hay helado de vainilla en la nevera por si quieres. Llego en aproximadamente veinte minutos.

Le respondo con un «okay» y sigo sus instrucciones. En efecto, cerca de la puerta hay una piedra falsa con la llave de la puerta debajo. Una vez que por fin estoy adentro de la casa, que está vacía, me quito el abrigo y el bolso y lo dejo en uno de los muebles que hay de paso. Cuando estoy en la cocina, abro el refrigerador y busco el helado de vainilla. Decido ver una película mientras espero a que Chase llegue. Así que, con el helado y una cuchara en mano, salgo de la cocina y me abro paso hacia las escaleras.

Justo entonces, cuando subo el primer tramo, un siseo a mis espaldas me detiene.

Frunzo el ceño, porque pensé que la casa estaba sola, y pensando que posiblemente me voy a encontrar una cara familiar, me giro sobre los talones para ver de quién se trata.

En efecto, me he encontrado con una cara familiar. Sin embargo, está lejos de ser agradable. Porque ante mi está nada más ni nada menos, que el responsable de la muerte de Nadia y Emily.

Seam está a pocos pasos, viéndome con una sonrisa en la cara que advierte peligro. Me mira como diversión, y su presencia solo hace que el pulso se me acelere.

Lo veo dar un paso en mi dirección y, sin perder la sonrisa, dice:

— Hola, Giselle. ¿Quieres jugar?


~~~

*Capítulo de infarto*

Volviií! HOLAAAAA! ¿Cómo me les vas?

Les cuento que ayer fui al estreno de ANIMALES FANTÁSTICOS, los secretos de Dumbledore y OMG, ME ENCANTÓ. 😍😍😍 bendita película espectacular.

¿Ustedes ya la vieron? ¿Qué opinan?

¿La van a ver?

Yo quedé con ganas de más. Tengo entendido que son cinco películas, todo depende de cómo sea el recibimiento de esta tercera entrega y… pues de verdad espero que el recibimiento sea bueno, amén. Porque esta que está aquí quiere ver más películas AHHHHH

¿Qué les ha parecido el capítulo?

¿Les gusta?

La corté en la mejor parte eh.

Vienen los CAPÍTULOS FINALES Y ESTO SE PONE AHHHHH

Comenta un 💙 si amamos a Chase

Comenta un ❤️ si queremos más capítulos

Comenta un 🖤 si tenemos miedo de cómo salga todo en los capítulos finales

Comenta un 💜 si me aman tanto como yo las amo a ustedes

Sin más qué decir,
Nos leemos 💋

-6

Meme para reírnos un poco


Jajajajaja Sorry, tenía que hacerlo.

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